No, no, no, y no ¡No podía estar pasando!
Negaba y rogaba Marinette internamente ¡Por favor! Se decía observando los ojos de Adrien con puro desconcierto mientras lo único que salía de sus labios eran disculpas. Una tras otra, pronunciándolas atropelladamente.
La primera vez que pidió perdón, se quedó mirando sus manos y lo que había hecho. Sin poder creerlo, boquiabierta y con sus ojos que se encontraban más que dilatados pareciendo que se iban a salir de sus cuencas.
La segunda vez, retiro las manos temblorosas sin poder mirarlo.
La tercera vez lo observo y aunque parecía una pervertida escudriñándolo con la mirada, no pudo evitarlo, sonrojada a más no poder.
La cuarta vez cerró los ojos, cubriéndose el rostro con sus palmas.
La quinta deseaba que la tierra la tragara.
La sexta...
— N-no te preocupes, n-no fue tu intención —Le dijo Adrien con las mejillas teñidas de rojo como el cuello y las orejas que parecía que ardían en brasas calientes mientras se subía los pantalones que ELLA había bajado.
— F-fue accidente, ¡Lo siento tanto! y-yo...
Mirando entre las aberturas de sus dedos.
— Lo sé, ya no te disculpes Marinette —Repuso esbozando una sonrisa, quien por la situación le había salido una mueca un poco extraña. Ofreciéndole a los segundos la mano para que se levante del suelo.
Ella alzo la mirada retirando las manos de su cara, comenzando a creer que oía los cantos de los ángeles y Adrien tenía alas en su espalda como una aureola ¿Cómo podía ser tan bueno? ¡Debía odiarla! Pero nooo le ofrecía la mano para que se levantara y hasta le preguntaba si estaba bien.
Y ¿Qué era lo que hacia ella?
Lo observaba como una pervertida luego de bajarle los pantalones. Tomo la mano tímidamente preguntándose en su mente: ¿Por qué no había caído de bruces al suelo?
Si, eso lo hizo, pero ¡¿Por qué debió llevar los pantalones de Adrien también al suelo?!
Torpe, torpe, torpe.
Y ella sabía que lo era, además de que siempre cometía los actos más que bochornosos pero nunca creyó que tanto o al menos no involucraba a terceros.
Hasta el día de hoy.
Aunque ciertamente no fue su culpa ¡Fue culpa de Chloé! porque si no le hubiera hecho una zancadilla ella no hubiera tropezado y por reflejo se hubiera agarrado a los pantalones de Adrien.
¡Agh!
Cerró los ojos mientras se levantaba. Tratando de ignorar que este suceso sucedió en la entrada de la puerta de la escuela, que todo el mundo lo había grabado, que todo el mundo lo estaban observando y-y-y...
¡Que no se pudiera olvidar de la mente la imagen del bóxer de Adrien!
Y no es que fuera pervertida (Completamente) pero mientras lo observaba caminar delante suyo no podía evitar recordar que su ropa interior era roja con lunares negros. Al solo venir en su mente ese recuerdo, cayo de bruces al suelo de nuevo, quien estaba roja de pies a cabeza y saliendo de nuevo humo de la cabeza, ya sin conocimiento.
Al menos esta vez no se había llevado los pantalones de Adrien al suelo.
