N/A: Últimamente me ha dado mucho por el Dramione, y ahora traigo una de las tantas ideas que he traído en mente.

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Summary: Por sus errores del pasado y ante la insistencia de Daphne, Draco teme perder a su hijo Scorpius. Junto a su amigo Blaise incurre en una alocada idea, casarse con una mujer que sobrepase las conexiones que tiene Daphne. Scorpius tiene seis años y lo que más desea en el mundo es una madre, y con su tía Pansy como aliada podría ver cumplido su deseo. Pero padre e hijo no tardaran en descubrir que sus grandes mentes piensan igual. Sobre todo al tener los dos, a la misma hija de muggles en mente: Hermione Granger.

Pero la elegida tiene muchas cosas en su ajetreada cabeza. Recién termina su relación de diez años de noviazgo con Ronald Weasley, y es la hermana de éste quien la alienta a vivir su nueva soltería. Al ser inteligente, bonita, poseedora de un buen puesto en el Ministerio de Magia, tener una decente cuenta en Gringotts, ser una de las brujas más poderosas del mundo mágico, heroína de guerra y ser una de las dos personas de más confianza del mismísimo Ministro Kingsley, la hacen ante los ojos de los solteros de Londres mágico, más que tentadora. Y lo que menos imaginaba Hermione Granger es convertirse en la primera —y única— opción de un rubio niño que la quiere como su nueva madre. Y menos que ése niño fuera el hijo de Draco Malfoy.

¿Qué Hermione Granger termine enamorada de Draco Malfoy? ¿Y Draco Malfoy locamente enamorado de Hermione Granger? ¡Bah! Juego de niños… ¿O tal vez no?

Porque el amor no aparece de la noche a la mañana, especialmente en dos personas que por años se consideraron enemigos.

Aclaraciones: La historia se ubica diez años después del final de la guerra. Sólo no hay que tomar en cuenta el epilogo del último libro :)

Disclaimer: Harry Potter no me pertenece, sino a la creadora del increíble mundo Potterico, J.K. Rowling.

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.:: Preludio ::.

Sus ojos grises observaban con detenimiento el rostro femenino que se encontraba en la chimenea, a la vez que se llevaba su vaso con whisky de fuego a la boca.

—Vamos, Draco. Sabes que tengo los suficientes contactos para hacerlo.

—Ja… —se burló Malfoy—. Yo también tengo los míos, Daphne.

—Es mi sobrino. El único hijo de mi adorada hermana Astoria y quiero que esté conmigo.

—Puedes verlo, pero aquí en mi casa, como debe de ser.

—Agrr… ¡Malfoy! ¡Yo nunca pondré un pie en tu maldita mansión!

Él rodó lo ojos y la miró con una sonrisa en sus labios.

—Por amor a Merlín, ¿Aún estas enojada por haberte rechazado?

—¡Por supuesto! No puedes negarlo, tú y yo nos parecemos mucho en eso. No toleramos el rechazo —Draco se llevó un nuevo trago a los labios—. Primero te casaste con mi hermana y aún después de su muerte te atreviste a rechazarme.

Malfoy rodó nuevamente los ojos. Cada vez que hablaba con esa mujer era lo mismo de siempre. Bebió nuevamente de su vaso de whisky de fuego, ocasión que aprovechó para observar de reojo su reloj de muñeca, un obsequio de su amigo Blaise. Mientras hacía una cuenta mental retrocedió un par de pasos. Ya esperaba impaciente a su pequeño cómplice mientras hacía oídos sordos a las palabras de Daphne Greengrass.

El fuerte ruido de la puerta abriéndose lo alerto, seguido por unos diminutos pasos que se dirigían hacía él. Scorpius Malfoy, con varita de juguete en mano, lanzó un pequeño saltito al frente y apuntó con su varita a la gigante cabeza de su tía.

¡Bonpalda! —Scorpius esperó unos segundos antes de continuar con su exposición de hechizos—. ¡Bonpalda! ¡Bonpalda! ¡Bonpalda! —en su mente sólo podía ver la cabeza de la rubia explotar.

Draco Malfoy sonrió de lado al ver los ojos de su cuñada entrecerrarse en señal de fastidió.

—Draco… —comenzó hablando lo más calmada que podía—. Deberías dejar a Scorpius con algún elfo o al menos enséñale a no interrumpir las conversaciones de los adultos.

Él oji-gris mayor escuchó el ¡Poff! y su cuñada desapareció de la chimenea. El pequeño Malfoy dejó caer su brazo antes de comenzar a lisar su ropa que se había arrugado un poco al correr hacía la sala. Volteó y levantó su cabeza para observar a su progenitor.

—¿Lo he hecho bien, padre?

—Por supuesto que sí, Scorpius. Ahora ve y arregla tus cosas que hoy iremos a ver a los tíos Pansy y Blaise.

Los ojos del niño parecieron brillar.

—¡Sí! La tía Pansy me llevará hoy al callejón Diagon. Dijo que me compraría un obsequio —su padre entreabrió sus labios pero no tuvo oportunidad de responderle a su hijo ya que éste había salido corriendo apresurado.

—Esa Pansy —murmuró Draco por lo bajo.

Draco terminó su bebida antes de colocar el vaso vacío sobre la mesa de cristal. Pasó la mano por su nuca, estaba seguro que pronto le daría dolor de cabeza. Se encaminó a paso lento hacía su despacho en busca de algunos papeles. Tendría que hablar con Blaise sobre los problemas que le estaba dando Daphne ¡Por la barba de Merlin! ¡La mujer le quería quitar a su hijo! Sí, puede ser que después de diez largos años la fortuna de los Malfoy haya sido recuperada e incluso haya aumentado un poco gracias a sus negocios. Ser viudo y con un pasado oscuro, según ella, lo hacía un mal ejemplo para Scorpius. Sí Daphne Greengrass quería jugar… entonces él jugaría y usaría todas y cada una de sus piezas.