Bueno, estaba viendo imágenes PruHun en tumblr, y vi unas bastante monas y tristes que me recordaron a Hotarubi No Mori E (si habéis visto la película, sabréis que tienen que ver Gilbo y Gin, aparte del color de pelo, claro xD) Bueno, y me entraron ganas de escribir, cosa que nunca hago porque luego me da pereza terminar el fic, cosa que intentaré NO hacer en este, y espero terminarlo en menos de unas semanas owo
No hace falta que veáis la película para comprender el fic. Aunque si queréis podéis verla, la recomiendo bastante, y tiene música muuuy bonita. Os dejo la OST: watch?v=o-2MAYNtRK4
No es mi primer fic, pero sí es mi primer fic serio. Estarían bien algunos reviews, para mejorar y eso, aunque intentad no ser muy duros, que me deprimo -se va a una esquina-
¡Hey! ¡Enana!
Llevaba prisa.
-¡Allá vamos!
Elizabetha quería descansar de la rutina de llevar un país.
Ya era verano, y estaba preparada para irse a Baden-Wurttemberg, en Alemania.
Iba a pasar el verano en Schwarzwald, o mejor conocido, la Selva Negra. Era perfecto. Pero a Elizabetha no le interesaba eso demasiado.
Estaba él.
Se aseguró que estaba todo preparado, y que no se había olvidado nada. Quería que todo fuera perfecto. Salió a la calle, cerró la casa, y se puso su sombrero. Los julios en Hungría eran muy calurosos, y no quería morir de una insolación.
Hizo un camino hasta la parada del autobús. En silencio. Absorta en sus propios pensamientos. Comenzó a pensar en como empezó todo.
La primera vez que le vi, solo tenía seis años.
Un día de verano, me perdí en el bosque de Schwarzwald, en el que se supone que habitan los espíritus.
Después de dar vueltas y vueltas, intentando encontrar la salida, terminé tan cansada que mi cuerpo ya no podía moverse. Cuando empecé a llorar debido al miedo y la soledad, fue cuando le vi.
-¡Hey! ¡Enana!
Me sorprendí. Retiré las empapadas manos de mi ojos, y busqué con la mirada a quien me llamaba. No había nadie.
-¿eh?- susurré
Entonces, un chico apareció justo detrás de un árbol. Tenía el pelo blanco, y unos ojos muy extraños.
-¿Se puede saber por qué lloras?
Vale, en ese momento no pensaba demasiado. Estaba feliz de no estar sola.
-¡UNA PERSONA! ¡ESTOY SALVADAAAA!
Corrí hacia él con todas mis fuerzas. Quería que ese chico me estrechara entre sus brazos, y me dijera que ya estaba a salvo. Aunque solo fuera un simple desconocido.
Entonces se apartó.
Y me caí.
Silencio.
Sacudí me cabeza, llena de hierba, hojas, y a saber qué más.
-¿Se puede saber qué haces, idiota?- le reproché. Genial. ¿Se reía de mí porque era pequeña? ¿Era eso?
-Lo siento. ¡No puedes tocar a ore-sama!
Le miré con cara de duda.
-Desapareceré si lo haces- vaciló un instante. Como si decirlo hiriera su orgullo. ¿Y por qué se supone que iba a desaparecer?
-Eres un país, ¿no?
-Claro, ¡Soy la mismísima Hungría!. ¿Y tú que eres?
-Alguien muy awesome que vive en este bosque
Hizo una pose rídicula para hacerse el guay. Este tío me empezaba a caer mal. Ojalá hubiera llevado mi sartén encima…
-¿Y qué quieres decir con desaparecer?
Silencio otra vez.
Gateé, alcé mi mano hacia él, e intente tocarle.
Se escabulló.
Otra vez. Nada.
-¡Idiota! ¡Déjame tocarte!
-¡EH! ¡DEJA EN PAZ A ORE-SAMA!
Le perseguí, y el huía. Era divertido ver correr a ese idiota de pelo blanco.
¡Eres rídicul- no me dio tiempo mis palabras de agradecimiento por ese espectáculo que me estaba ofreciendo, porque me golpeó con una rama.
-Aaaaaahhhhh.. uuuh uuuhhh-me retorcía en el suelo.-¡Nadie golpearía a una niña así!
-Escucha a ore-sama. Desaparecer significa dejar de existir. Fue el hechizo que se me impuso. Si me toca un país, acabará todo. Nada de tocarme.
-Lo siento…-ahora me sentía realmente mal.
-Oye, enana.-me acercó la rama. –Coge de ese extremo. ¿Estás perdida, verdad? Te ayudaré a salir.
Empezamos a caminar por el bosque. Todo era precioso. Y muy verde. Se oía el susurro del río Rin, y el viento acariciando las hojas de los árboles. Era perfecto.
Y encima iba con un chico muy guapo. Aunque un poco idiota.
-N-no… ¿no tienes miedo?
Era la primera vez que lo oía tartamudear. Con lo seguro que parecía cuando hablábamos…
-¿De qué debería estar asustada?
-Da igual…
Seguimos hablando y riendo, disfrutando de las vistas y los sonidos. Ya empezaba a anochecer.
-Si sigues recto, encontrarás el camino hacia el pueblo. Adiós.
-¿Estás siempre aquí? Si regreso… ¿podré volver a verte?
-Este es el bosque de los espíritus. Si vuelves, te perderás. Es lo que dicen, ¿no?
-Soy Elizabetha Héderváry. ¿Y tú?- no venía a cuento, pero quería saber su nombre.
No habló. Y yo no hablé. Acompañados únicamente por el sonido de las hojas como banda sonora, y la luz anaranjada del atardecer pintándonos la piel. Nos miramos a los ojos.
Tenía unos ojos rojos realmente raros. Y bonitos. Tanto que empezaron a intimidar, y me puse colorada.
Retrocedí. Ya no me importaba escuchar su respuesta.
-¡Da igual! ¡Mañana volveré con un regalo para ti! ¡Adiós!
Salí pitando. No quería que me viera la cara.
-Soy Gil. Gilbert Beilshmidt.
Paré. Me di la vuelta, pero no había nadie. Ya no estaba, así que seguí el camino todo recto, como él me había indicado.
Llegué a casa, tomé la cena, y fui a dormir.
En silencio. Únicamente pensando en Gilbert. No podía dormir.
Este es el bosque donde viven los espíritus. Ten cuidado, podrías perderte para siempre.
Sus palabras sonaban en mi mente, como si salieran de su boca.
Entonces, fui cerrando los ojos, lentamente, y me dormí con el suave tic-tac del reloj, esperando volverle a ver.
Bueno, espero que haya ido bien el primero capítulo xD No le he puesto la máscara a Gilbo, porque no me parecía necesario, y he cambiado bastante las personalidades. Más que nada, porque a Gilbert no le pega nada ser como Gin, y Eliza no podría ser así de amable con Gilbert, como lo hace Hotaru con Gin ni de coña xDDDDDDD
Ha sido cortito, pero porque es solo una introducción, lo continuaré dentro de muy poquito owo
