1.-PROLOGO

-Lo siento pero, yo te lo dije desde un principio –Bufó Akane molesta- Sabías que me iría, que el trabajo de mi padre me impide quedarme en un lugar definitivo.

-Y veo que tú estás bastante contenta. Estás incluso molesta porque yo no quiero que te vayas- Ahora era él el que sonaba molesto.

-No hagas las cosas más difíciles de lo que ya son –Dijo bajando la cabeza- Lo siento Ranma, pero debo irme a China, trasladaron a mi papá nuevamente y...

-No quiero que te vayas –Confesó interrumpiéndola, colocando dos dedos bajo el mentón de la joven haciendo una leve presión para que ella subiera la cabeza, obligándola a mirarlo a los ojos- Lo siento, pero nos conocemos desde que tenemos doce años, cuatro años hemos estado juntos. ¿Recuerdas cuándo recién llegaste aquí?- Sonrió y Akane le sonrió de vuelta al recordar.

Flash Back.

Una niña de doce años de edad y corto cabello azulado, se encontraba sentada sobre una banca del lugar. Se trataba de un pequeño parque.

Una lágrima rodó por su mejilla, mientras se preguntaba internamente porque tenía que ser todo tan complicado. Gracias al trabajo de su padre, ella y su familia se veía obligada a mudarse de lugar tras lugar, los amigos que hacía luego los dejaba, por lo cuál nunca tuvo algún amigo cuya amistad durase más de ocho meses, luego se separaba de ellos para nunca más volver a verlos.

Sintió la calidez de una mano sobre su hombro, desde atrás. Giró el rostro, para enfocar su mirada en un par de ojos azules que la contemplaban curiosos.

-¿Quién eres? -Preguntó la chica frunciendo el ceño y poniéndose de pie, separándose del muchacho.

-Ranma Saotome –Respondió tras la banca.

Akane dedujo que tenía su misma edad, sólo que era un poco más alto. Trenza azabache, ojos azules, tez blanca y ropajes chinos. Esto último fue lo que más le llamó la atención a la chica.

-¿Eres de China?

-Si lo dices por mi ropa. Tengo un tío en China que siempre me envía regalos de allá pero, soy de aquí –Respondió- Eres nueva aquí, ¿verdad? He vivido mis doce años de vida aquí y nunca te he visto. ¿Quién eres?

Akane sonrió por la manera de expresarse que utilizaba el chico, tan graciosa.

-Akane Tendo.

-¿Por qué llorabas? –Se atrevió a preguntar.

-Porque extraño a mis amigos. Mi familia siempre se está mudando de un lugar a otro y de seguro aquí va a ser igual. Ya verás cuándo en poco tiempo esté haciendo otra ves las maletas para irme a algún otro lugar.

-¿Por qué se mudan tanto?

-Por el trabajo de mi padre.

-Entiendo, y ¿Cuándo llegaste?

-Hoy mismo. No conozco a nadie aquí, todo es desconocido. Jamás he estado aquí en Nerima –Dijo expresando cierta angustia en sus palabras.

-Descuida. Ahora me conoces a mí, te voy a presentar a todos mis amigos y así ya no te sentirás tan perdida –Le sonrió.

-Gracias…

Fin del flash Back.

-¿Cómo olvidarlo? Fuiste mi primer amigo aquí –Sonrió sincera.

-Exacto. Recuerdas cuándo Kuno te pidió que fueses su novia, tú te negaste y luego te perseguía de un lado para otro. ¿Quién fue el que un día lo golpeó tan fuerte que luego no le quedaron ganas de seguirte molestando?

-Tú –Sonrió melancólica-Te voy a extrañar mucho, Ranma.

- Y yo a ti –Sonrió tristemente.

Se abrazaron, Ranma la estrechó con fuerza entre sus brazos y le susurró al oído: Me voy a convertir en un gran artista marcial, ya lo verás…

-No lo dudo –Le contestó la chica, separándose.

-¡Vamos Akane! ¡Que se nos va a ir el avión!-Oyó gritar a Nabiki desde el interior del automóvil, estacionado frente a su casa tan sólo esperándola a ella. A lo lejos.

-Lo siento debo irme –Dijo la chica, cuándo se iba sintió la fuerte mano del joven sostener su muñeca y jalar de ella suavemente.

-Espera.

-¿Qué sucede? –Preguntó la chica mirándolo con desconcierto.

-Antes me gustaría hacer algo. Es probable que ya no te vuelva a ver, ¿cierto?

-Cierto –Contestó la chica mirando de reojo el automóvil, que se encontraba a una prudente distancia de los dos.

Cuándo sintió los labios del chico sobre los suyos y se sorprendió en un comienzo, pero poco a poco fue aceptando el beso otorgado. De pronto la ruidosa bocina del automóvil los separa de forma abrupta.

-Nunca te voy a olvidar, Ranma

-Ni yo –Sonrió. Complacido de que ella haya aceptado el beso.

Y vio a la joven alejarse, la vio subir al automóvil y éste partió, llevándosela consigo.

-Te voy a esperar, Akane. Juro que te voy a esperar.