Hola.

Este fic pertenece al Rally The game is on del foro I am Sherlocked; eh vuelto a pedir numero y pum¡ casi no supe como retratar lo que me toco; Pereza.

Para el equipo El Sabueso de Baskerville.

Nota/Advertencia/Aclaración: Nada de esto me pertenece salvo la trama. Disfrútalo.

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Había pasado una semana agotadora, por fin, sus deseos de encontrarse con la fuente de sus más profundos pensamientos se habían materializado.

Mike Stamford era la clave.

Después de la presentación en uno de los laboratorios del hospital-escuela y de dispararle a un taxista chiflado, ahora se encontraba sobre su espalda mirando el cielo raso de su habitación, embriagándose de la esencia de su compañero de piso y autoproclamado detective consultor, había sido un estúpido al insinuar tan rápido una parte de sus pensamientos, su lobo interno aun aullaba de vergüenza al repasar la escena.

No soy gay.

A quién demonios quería engañar, por supuesto que no lo era, ahora no esta tan seguro. En el pasado solo se había sentido atraído hacia la especie contraria, sus aromas dulces y penetrantes hormonas lo volvían loco durante largas temporadas y aun que no se acercara a la mayoría de ellas, no significaba que no le gustaran, al contrario, hasta un apodo cargaba sobre sus hombros.

Por lo que ahora, este hombre, estaba poniendo cada partícula de su ser en un altar, cada pensamiento y educación que en el pasado habría de tomar, estaba hermosamente acomodado de forma que Sherlock pudiera escalar hasta la razón y quemarla a base de pólvora y químicos, pisoteando todo aquello que no le sirviera como la negación hacia su propia dudosa sexualidad o la estupidez con la que a veces amanece, sonriendo de manera maniaca tomaría su corazón y lo guardaría en el bolsillo de su saco para posterior juego.

Tal vez un experimento novedoso en la agenda, un asesino detrás de damas de tal o cual edad, droga combinada con azúcar en el té de la mañana, labios con sabor a café, suéteres de lana con aromas extraños, un departamento sin limpiar. La luna me permite un descanso que hace años que no lo tomaba, un permiso para ser lo que yo quiera con el tiempo que me fue concedido, una noche tranquila de sueños hacia el futuro, donde unos brazos de color mármol enfundados en camisas caras de tonalidades uva, me tomen y conviertan el tiempo en liquido dorado que moja nuestras cabezas y canta entre nuestros cuerpos.

La alarma suena en el fondo del closet, sin querer perdido dentro de mí, el día se ha pasado en idas y venidas de mi propia personalidad, hace una hora era una pluma perdida a merced del viento y ahora sobre la misma superficie de mis sabanas perfectamente dobladas soy simplemente un humano completamente enamorado. Un lobo a merced del cazador asexual, detective consultor y compañero de piso.

—Doctor Watson ¿Se encuentra usted bien?

Mi cabeza gira hacia la puerta de mi habitación, la casera sostiene una bandeja con comida y té recién preparado, asiento al tiempo que recorro mi cuerpo para sentarme.

—Todo está bien Señora Hudson—digo tomando un sorbo delicioso de color dorado— ¿Esta Sherlock en casa?

—No querido, lleva el mismo tiempo afuera que tú aquí encerrado—dice dirigiéndose a la salida—le hace daño estar tanto tiempo sin hacer nada.

Sonrió antes de tomar bocado del delicioso omelet, dándome cuenta que ya es de noche, demasiado tarde para buscar algún tipo de trabajo adecuado a mis capacidades. Dejo la bandeja en el suelo y vuelvo a recostarme sin quitarme la ropa de salida, mañana, me asalta el pensamiento, será otro día.