Parece increíble, pero estoy viva.
Si alguno de vosotros ha visitado mi perfil recientemente, encontrará la razón de mi ausencia y de que no haya podido actualizar mis historias. Es una razón de peso y no un "me quiero tocar las narices". Una de ellas, fueron los estudios y otros asuntos personales y familiares. Otros de ellos, esta historia que he decidido publicar para no sentirme tan mal conmigo misma y demostraros que algo sí he hecho.
Es un regalo de cumpleaños (más atrasado de lo que me gustaría) para una buena amiga mía. Por lo que sé, no tiene cuenta en FanFiction, así que la nombraré como Eris y ella misma sabrá que me refiero a ella. Feliz cumpleaños, una vez más y por atrasado, y espero que te guste.
Al resto, os digo lo mismo. Soy consciente de que no tiene la calidad que debería esperarse, pero tampoco me avergüenzo mucho de él. Lo he escrito en muy poco tiempo y no es especialmente largo, pero espero que al menos compense y haga la espera más amena hasta que pueda terminar todos los capítulos que tengo pendientes de mis historias.
Advertencias: Universo Alterno y P.O.V de Riku.
Disclaimers: Kingdom Hearts y sus personajes no me pertenecen, son propiedad de Square-Enix, Disney y de Tetsuya Nomura.
1
Prólogo
Si alguien me hubiera preguntado en aquel entonces cuál era mi color favorito, probablemente no habría sabido responder.
Mi nombre es Riku, y soy alguien especial. Nunca he sabido muy bien qué es lo que significa, pero es algo que mi amo me ha repetido siempre durante años, prácticamente desde que tengo memoria. Al principio, pensaba que se trataba de algo muy bueno y de lo que sentirme afortunado, pero, con el paso de los años, me di cuenta de que no lo era en absoluto.
Muchas veces pienso que debe tratarse de algo realmente malo.
Cuando le preguntaba a mi amo por qué no podía salir de ese enorme castillo, él me respondía que era porque soy especial.
Cuando preguntaba por qué no recordaba nada acerca de mi familia o de mi vida antes de que me encontrara, él volvía a responder diciendo que era porque soy especial.
Cuando preguntaba por qué me había recogido de la calle, me respondía –una vez más– que era porque soy especial.
A pesar de haberle preguntado innumerables veces qué significaba eso de ser especial, nunca me daba una respuesta que yo pudiera comprender. Siempre decía una y otra vez que tenía potencial, pero eso lo entendía aún menos.
Todo lo que sé, es que soy muy inteligente. O eso dice mi profesora particular, Maléfica. Ella también mencionaba eso del potencial.
Mi amo se llama Ansem, y llevo viviendo con él desde que tengo cinco años. No recordaba nada acerca de mi vida antes de esos cinco años; todo lo que sé es que mis padres me abandonaron y Ansem cuidó de mí desde entonces. Me llevó a su casa, este castillo tan oscuro y grande del que jamás he salido. Es a lo que llamo hogar y, en realidad, lo único que he visto en toda mi vida.
Pero no estoy encerrado. No es eso. Ansem se preocupa por mí, y sólo quiere protegerme.
¿Protegerme de qué? Yo tampoco estoy muy seguro. Al principio, cuando Ansem mencionaba que el mundo exterior podría hacerme daño, llegué a pensar que estaba enfermo. Tal vez la luz me dañaba de alguna manera, pero no era posible, porque ésta entraba cada mañana por las ventanas de mi enorme habitación. Me llevó un tiempo llegar a la conclusión de que mi amo se refería a las personas y a todo lo que podía sucederme fuera de esas paredes. Le creí, y rara vez me atreví a cuestionarlo.
Sólo me quedaba dentro del castillo, o salía a los amplios jardines de éste alguna vez, siempre acompañado.
Nunca he salido de aquí, y las únicas personas que conozco son mi amo Ansem y mi profesora, Maléfica. Ella se encarga de enseñarme todo tipo de cosas: historia, matemáticas, ciencias e incluso magia. Dice que debo ser inteligente, además de fuerte. Creo que espera grandes cosas de mí, y no quiero decepcionarla; es como una madre para mí.
Me gusta leer. Tenemos una enorme biblioteca en el ala este, y paso la mayor parte de mi tiempo libre en ella. Puede que no haya salido de estas cuatro paredes, pero lo sé todo sobre el mundo exterior; todo sobre su historia, sus paisajes, sus diferentes costumbres e incluso algunas personas que, al parecer, fueron realmente importantes hace siglos. Llegué a preguntarme si Ansem se refería a eso cuando decía que yo era especial y que tenía potencial.
¿Hablarían sobre mí los libros en un futuro?
Tengo todo lo que quiero. Sólo tengo que pedírselo a Ansem y lo traen a mi habitación, sin que tenga que moverme. Puedo comer todo lo que quiera, jugar a lo que quiera y hacer todo lo que quiera… menos salir del castillo. Y, aunque cuando era más pequeño no era algo que me importara, confieso que últimamente me gustaría poder ver con mis propios ojos todas esas cosas de las que hablan mis libros favoritos.
También confieso que, a veces, me siento un poco solo. Y es durante esos momentos de soledad, en mi habitación, tan amplia y oscura, cuando me pregunto si realmente pasaré el resto de años de mi vida aquí solo, leyendo libros y esperando a descubrir cuál es ese potencial del que habla el amo.
Es en esos momentos cuando pienso que, lo que realmente me gustaría, es viajar por el mundo, ver todo aquello con mis propios ojos. Cuando dejo de llamar a este castillo "hogar" para llamarlo "prisión", y cuando me hago una pregunta que, desde hace años, ronda por mi cabeza, torturándome:
¿De qué me sirve tenerlo absolutamente todo, si no puedo compartirlo con nadie?
