(N.A: Esto es medio viejo, pero en el momento al terminar el capítulo estaba desbordando feelings por todas partes, así nació esto. No es la primera vez que escribo un fic, pero si es la primera vez que lo subo; por si acaso: mis disculpas (?)
Disclaimer: Boku no Hero Academia pertenece a Horikoshi, yo solo uso su obra como conducto emocional.
Advertencias: Posible OOC y subjetividad en cuanto a interpretación de personajes. Deku es un llorón y todavía no me ha probado lo contrario.
Está de pie victorioso; y él, a punto de quedarse sordo.
"¡All Might!", un puño al aire y coros de victoria. Tratando de aparentar ser impávido, le arde el esófago y fracasa; es un niño rebasado por historias heroicas. Ambiente aglomerado, repleto de respiraciones ardientes, extasiadas del alivio enloquecedor por el rescate. Corazones vibrantes, con la fe ciega en la salvación laten con fuerza hasta palpitar al mismo ritmo: el ritmo de admiración. "Todo estará bien, porque yo estoy aquí."
Midoriya siente lo mismo. La garganta lacerada de tanto gritar, implorando por uno de esos desenlaces con los que aún hoy fantaseaba. Los ojos vidriosos de pantano le impiden ver con claridad la pantalla gigante en esa plaza, aun temblando. Resuenan voces, narrando los recientes hechos en tono soñador, hazaña de libros legendarios. Se enjuaga la cara con las manos, recogiendo como puede los trozos de su infantil espíritu. Kirishima alza la voz, intentando hacerse escuchar entre la multitud "Como sea, vámonos. Debemos decirle a los héroes sobre Bakugou." Asiente a media voz y camina.
Mira de reojo la gran pantalla. Se encuentra con un mensaje.
"Ahora…"
El universo estalla en silencio, primero; aguantando las respiraciones y puede que sus parpados. Se detienen sus pasos, se aflige.
"Ahora es tu turno."
Con un dedo señalando el aire, que siente justo entre las costillas. Acusadores. Le pican las cicatrices de las manos. Se tambalea su existencia, solo un instante, en que espera ser lanzado al vacío. Después, el silencio se fractura en alaridos nuevamente, en júbilo protector, en gritos de guerra ya ganada. Queda estático, los surcos de cascada vuelven a abrirse. El símbolo de la paz, enorme, pilar de la esperanza, se difuminaba hasta reducirse cenizas de las cuales no renacería; y nadie parece darse cuenta de ello; su fuente de inspiración ahora estaba confiando en Deku, en él, su propio puño, ese que ni siquiera puede usar con libertad y que podría perder en cualquier momento de imprudencia. La ansiedad estaba tragándoselo como avalancha. Apenas alcanzaba el metro sesenta; no estaba a la altura. No estaba listo. No estaba listo ¿Era Deku, el llorón de piezas maltrechas quien iba a poder salvarlos de la inminente destrucción un día, cuando todo parezca tan distorsionado como la figura de All Might ahora? ¿Sostener entre sus brazos a la sociedad sin que los huesos se le vuelvan picadillo? Todos vitorean y la incógnita le aprieta el pecho.
Ahora, era su turno. Se limpia los lamentos como puede, y se asegura que todo estará bien.
¿Pero era cierto? No hay certeza que le impida desmoronarse.
Él ya no estaría aquí.
