Planeta Kinmoku
La princesa Kakyuu sentía un dolor punzante en su pecho. No podía contener las lagrimas contenidas en sus ojos. Habían pasado ya tres meses desde su regreso a Kinmoku. Desde el primer día, ella supo que los sentimientos no iban a desaparecer como por arte de magia, pero de algún modo todavía tenía la esperanza de que su amada senshi pudiese olvidar …
En cielo de Kinmoku era una verdadera paleta de los más variados colores pasteles. Las tonalidades se mezclaban en el horizonte, hasta casi difuminarse por completo en la línea donde el cielo tocaba la tierra.
Los parques del palacio estaban cubiertos de rosas rojas, blancas y amarillas. Kakyuu se detuvo un momento, contemplando con inmensa nostalgia a las rosas rojas que estaban en flor. "Fighter", fue apenas un susurro que soplaba con el viento, pero decía mucho más que eso.
Era una tarde soleada, los cálidos rayos de luz se escurrían por la pálida tez de la bella senshi. Reposaba su figura, suspirando de a ratos, bajo la sombra de un árbol de cerezos. Su traje de cuero negro parecía combinar a la perfección con su cabellera de ébano; pero, lo realmente maravilloso era la tenue chispa de luz que brillaba en los zafiros de sus ojos.
Kakyuu se acercó a la senshi postrada en el claro. No podía contener las ganas de rozar su piel, saborear sus labios carmesí, perderse en lo profundo de sus ojos. Pero sabía mejor. La princesa se deslizó habilidosamente, colocándose junto a la resplandeciente estrella. Pasaron los minutos en silencio, cada una sumida en sus pensamientos. El aire parecía aplastar el corazón de Kakyuu, no podía soportar verla tan melancólica, necesitaba de su senshi, anhelaba a Fighter. La antigua Fighter, esa guardiana protectora que no tenía lugar en su mente ni en su corazón para nadie más su princesa.
Fighter sucumbió al sueño, Kakyuu comenzó a recorrer las facciones de la joven con sus dedos; apenas repasando las líneas de su rostro. Sus caricias no eran más que una sutil brisa contra la piel de la guerrera. Pero Kakyuu quería más. Dejándose llevar por sus deseos se inclinó hasta que su cara estaba a la altura de su senshi y capturó sus labios con los suyos. El beso duró tan sólo un instante. Fighter despertó de golpe, abrumada por el calor de unos labios en los suyos; unos labios que no eran aquellos con los que tantas noches había soñado. Se separaron de pronto. Kakyuu estaba sumida en la más profunda vergüenza.
"¿Hime (princesa) ?", la voz de Fighter era la melodía más dulce de la galaxia.
" Gomen Nasai Sailor Fighter (perdóname Sailor Fighter)", Kakyuu ya no podía sostener las lagrimas, que comenzaron a brotar como ríos por sobre su mejillas sonrojadas. Se levantó rápidamente tratando de ocultar su rostro de la tierna imagen su senshi.
"Daijobu (no es nada)", Kakyuu entendía perfectamente las palabras de Fighter. Ella no correspondía su amor, sólo la veía como su princesa, a quien debía proteger con su vida, y en cierta forma la amaba pero no como amaba a la princesa de la luna.
Kakyuu corrió con todas sus energías, ni siquiera se detuvo ante las consternadas miradas de Healer y Maker.
"¡Oi! (he) , ¿qué fue todo eso?¿Qué le hiciste a la princesa?", el tono de Healer asemejaba más a una amenaza que a una pregunta. La senshi de cabellos plateados parecía posar para las cámaras mientras apuntaba a Fighter con su pequeño dedo, como juzgándola de ante mano. Maker permanecía en el silencio de sus cadenas de deducciones. No le sorprendía la actitud que la princesa tenía para con Fighter. Maker había presenciado como el rostro de su amada princesa siempre se iluminaba cuando Fighter estaba ante su presencia. Su aroma a pétalos de cerezos parecía hasta teñirse de un tinte diferente, una fragancia nueva y más cálida surgía cada vez que su mirada se posaba en la líder de las tres sailors.
"Iku (vete)", Fighter no quería tener que darle explicaciones a nadie, no se sentía con ánimos para enfrentarse a las constante reprimendas de sus dos compañeras de armas.
"¿Es ella?¿no?", Healer exhalaba las palabras con increíble furia ,"¡Ya han pasado tres meses, debes olvidarte de ella de una maldita vez!".
"¡Iie! (no), no te metas con mi Odango. Ella no te incumbe y yo tampoco", Fighter se levantó con la velocidad de un rayo agarrando a Healer por las muñecas.
"Sorewo teishi shinasai (paren con esto)", el grito de Maker fue como una cachetada hacia la realidad. Fighter y Healer peleaban cada vez más seguido. Las discusiones parecían llevar siempre al mismo final. La tensión se podía cortar con un cuchillo.
" Sō desu ne (ya veo)", Fighter se retiró de la escena caminando como en moción lenta. Nada le importaba, era como sí Odango fuera lo único con lo que soñaba su corazón y todo lo demás carecía de sentido. Healer y Maker permanecieron en el más absoluto silencio. Luego de unos momentos fue Healer quien rompió la atmósfera de desolación.
"Esto se tiene que acabar. ¡Quiero a Fighter devuelta!. Nuestra Fighter", sus palabras resonaban en los oídos de Maker, pero tan fácil como retumbaban se esfumaban dejando paso sólo a la desesperanza.
"No creo que esa Fighter siga con vida. Murió cuando dejamos la Tierra", Maker suspiró profundamente como si hubiera comprendido la verdad de las cosas. Dió media vuelta con la intención de seguir el camino de Fighter.
"¡Chotto Matte! (espera un segundo)", Healer gritó de pronto, tomando a Maker por los hombros con fuerza. Sus ojos verde esmeralda se posaron en los dos luceros violetas de la senshi de la creación.
"¿Doshite? (¿por qué?)", Maker sostenía una expresión de sincero desconcierto por la pregunta. Por un instante su mente trató de descifrar el mensaje detrás de la pregunta de Healer. Comprendió luego que esa pregunta sólo hallaría su respuesta en su alma.
"¡No tu también!", Healer prosiguió, sus ojos fijos en las facciones de Maker. " Tenemos un deber para con nuestra princesa. ¿Acaso lo has olvidado?", en ese momento Maker decidió romper las barreras que contenían sus emociones. Ya no podía ocultarlo mas.
"¡Iie! (no). Pero yo también tengo a alguien que ocupa un lugar muy especial dentro de mi corazón", Maker deslizó sus manos por sobre las de Healer. Había que reconocer que era una hermosa criatura. Su piel se sentía como una caricia. Y sus ojos parecían esfumarse con el verde agua de las praderas de Kinmoku. Por un instante Maker se imagino ver en su compañera a otros ojos. Unos azul agua y tan tenues y delicados como el mar.
"Oyanasuminasai (buenas noches)", Maker separó sus manos de las de Healer. Sus pasos se sentían pesados y distantes. Healer se quedo sola, disgustada por toda la situación.
"Alguien importante … una persona especial", las imágenes de la Diosa de la Belleza y el Amor se colaban por las rendijas de su corazón. Healer comenzaba a perder su paciencia. "No ella de nuevo. Estos estúpidos sentimientos", la senshi de la curación se retiró hacia el palacio. Tal vez unas horas de sueño alejarían los recuerdos.
La Tierra- casa de Usagi Tsukino
"Ya han pasado tres meses y aún no puedo olvidar sus palabras", la adolescente de ojos grandes y cabellos dorados pensaba en silencio.
Querido Seiya,
Afuera esta lloviendo con furia y no tengo ganas de salir. Últimamente no tengo ganas de hacer nada. En este momento te debes estar riendo a carcajadas. Yo nunca hago nada, ¿no?. No hice nada para evitar que te fueras. Ese día en la terraza del colegio cuando me preguntaste si podías remplazar a Mamo-chan, mi corazón saltaba de alegría. Me moría de ganas de confesar todas las cosas que venía sintiendo por ti. ¿Me extrañas Seiya?. ¿Acaso recuerdas los momentos que pasamos juntos?¿ Por qué no me secuestraste después de el ultimo show de los Three lights? Se que estabas bromeando, pero me hubiese encantado. La ventana de mi cuarto esta empañada por la lluvia. Sólo se ven algunos destellos de luz. Son los autos que pasan. A veces trato de imaginarme que estas afuera esperándome, como aquella noche en la que te apareciste por mi casa. ¿Lo recuerdas? No se por qué sigo escribiendo estas cartas. Creo que es porque de alguna manera me conforta saber que te estoy devolviendo algo de tu amor. Aunque nunca te entregue estas cartas, no puedo dejar de escribirlas. Quisiera decirte que desde que te fuiste mi corazón se ha sentido vació. No creí que doliera tanto. Hace un tiempo creía que Mamo-chan era todo para mi, pero entonces una estrella se metió en mi vida y en mi alma. No se si te amo. Ya no se nada. ¿Por qué se siente así? Mi destino ya no parece tan importante. Sólo el pensamiento de Chibi-Usa me mantiene con las fuerzas para seguir. ¿Aún me amas? Una vez dijiste que no te importaba tener un amor no correspondido. Pero estabas equivocado. Tu amor siempre fue correspondido.
Usagi se levantó del escritorio, cerró la carta y la guardo con las otras. Pronto Macho-chan pediría su mano a sus padres y su destino se cumpliría. El frío inundó la habitación de la joven princesa de la Luna. Las lagrimas se escurrían por su rostro, algo que pasaba con regularidad desde la partida de Seiya.
"Usagi-chan tienes que prepararte para tu cita. Mamoru-san estará en la puerta en unos minutos", la gatita acarició la mano de Usagi como queriéndole expresar toda su aflicción. Ella también podía percibir que algo no estaba bien con la princesa de la Luna.
"¡Shimatta! (maldición). Lo había olvidado por completo", Usagi dijo entre los pequeños sollozos que aún se podían escuchar.
Una dedición importante/ ¿La partida de las sailors?
En el palacio de Kinmoku
Kakyuu se sentó en su cama. Las lagrimas no cesaban, parecían fluir más vividamente. Aunque ella había comprendido los verdaderos sentimientos de su senshi no podía dejar de pensar en ella, y el dolor se hacía cada vez más insoportable. Sus cabellos brillaban en la inmensidad de la habitación; su color rojo fuego se fundiá con el resto de su cuerpo. Se sentía arder por la angustia que la consumía. Era como si todo su cuerpo ansiara el roce de Fighter, y el no poder obtenerlo la estaba volviendo loca.
Fighter decidió hablar con su princesa. Era cierto que no la amaba como amaba a su Odango y la culpa la consumía por dentro. Ella era una senshi, su deber era proteger a su pricensa, algo que no estaba cumpliendo del todo, además, su princesa debía ser la única en su mente, pero la figura de su Odango estaba tatuada en todo su ser. De todas formas quería hablar con su princesa.
Fighter golpeó la puerta una vez. Kakyuu no salió a recibirla. Volvió a tocar a la puerta, pero aún no había ninguna respuesta de la princesa. Fighter estaba a punto de golpear por tercera vez cuando escucho la voz de Kakyuu.
" Chotto Matte Kudasai (un segundo por favor)", Kakyuu secó sus lagrimas lo mejor que pudo con un pañuelo de satén, y rápidamente acomodó su vestido de tal forma que los pliegues no fueran muy notorios.
"¿Kakyuu-hime esta bien?", Fighter preguntó con una mirada sincera plasmada en su rostro. Kakyuu no podía dejar de admirar la contextura de la joven senshi. Era absolutamente hermosa. Su brillo parecía emanar de todo su cuerpo. Su largas piernas encajaban perfectamente con su uniforme de senshi. Las botas de cuero negro pasaban la línea de la rodilla y le daban un aspecto estilizado a su figura. Su ombligo, claramente visible, era un pequeño botón redondito. Su copioso cabello estaba prolijamente atado en una colita que caía libre por su espalda. Su pechos estaban volcados en el ajustado bikini, del mismo cuero negro que el de sus botas. En el centro del bikini estaba el símbolo que compartían todas las sailor stars. La dorada estrella resplandeciente era literalmente el calco de la persona que la usaba. Pero lo que más adoraba Kakyuu eran sus ojos. Eran de un azul tan profundo que, a veces, uno temía perderse en ellos y no poder nadar de vuelta. Sin embargo, en ese momento la princesa contemplaba los labios de Fighter con una curiosidad pecaminosa. Sabían tan bien, tan dulce. ¿Cómo se sentirían recorriendo sus mejillas, su cuello, su … ? Kakyuu despertó de su mundo de ensueño y dijo de repente.
"Debemos hablar a solas. Pasa, por favor", la princesa hizo un sutil gesto con su mano, señalando el camino. Fighter asintió con su cabeza y entró en la habitación de estilo barroco.
La princesa notó lo tenso de la situación y cuando la senshi se hubo sentado en su cama trató de levantarle el animo.
"¿Alguna vez te dije el por qué de sus uniformes?", preguntó Kakyuu.
"Iie (no)", respondió Fighter. La pregunta llamó su atención hacia su princesa y sus ojos se encontraron con la calidez de los rojizos faroles de Kakyuu.
"Desde la primera vez que te vi me pregunté como te verías con un bikini. El uniforme fue la mejor excusa que encontré", las mejillas de Kakyuu estaban levemente sonrojadas. Luego, la risa de Fighter llenó el cuarto.
"¿Honto? (enserio)", la senshi preguntó entre risas. Mientras sus manos permanecían a ambos lados de su cintura. Casi sin quererlo, sonrió de una manera maliciosa ante el comentario. Todavía había algo de Seiya en Fighter.
"¿Nani ga machigatte iru, Fighter? (¿Qué sucede, Fighter?)", Kakyuu preguntó al ver lo ruborizada que se encontraba su senshi. La princesa sabía muy bien cual era el problema de Fighter. Su senshi no quería mostrarse como verdaderamente era en frente de ella. De alguna manera su senshi trataba de encerrar sus emociones muy dentro suyo, como sí sólo la princesa de la luna fuera merecedora de contemplar su verdadera esencia. Kakyuu se acomodo al lado de Fighter, acurrucándose junto a senshi y procedió a acariciar las mejillas de la guerrera. Tratando de hacerle saber a Fighter cuanto entendía su acciones, Kakyuu movía suavemente su mano por sobre la sonrojada mejilla de la senshi, tranquilizándola de inmediato.
"Anata no shinsetsu sa wo hontō ni arigatō gozaimasu, Kakyuu-hime (Muchas gracias por su amabilidad, Kakyuu-princesa)", Fighter tomó la mano de la princesa entre las suyas con toda la intensión de colocarlas lejos de su rostro, pero Kakyuu fue más rápida y atrapó los labios de Fighter con los suyos cuando la senshi hubo bajado la guardia. La Luna de Kinmoku brillaba con un matiz especial esa noche. Fighter recorrió la figura de su princesa y permaneció atónita por un momento. Su cabello, que siempre ostentaba dos odangos, lucía casi dorado por la luz del disco de plata que resplandecía en el cielo del lejano planeta. La senshi cerró sus ojos azul profundo y se dejó llevar por el cálido aroma de la "princesa de las flores doradas". Kakyuu se dió cuenta rápidamente de la sumisión de Fighter, y aunque sabía muy bien que no era ella la persona que llenaba la mente de la senshi, deseaba con todas sus fuerzas borrar los recuerdos que atormentaban el corazón de su amada guerrera.
Kakyuu liberó su pequeña mano del aprisionamiento de las manos de Fighter ,y delicadamente, la colocó detrás de la cabeza de la joven senshi. La piel de su cuello era tan suave como los pétalos del cerezo Con todo el coraje que pudo juntar, y dejando de lado la vergüenza que brotaba de sus poros, sujetó a Fighter manteniendo sus labios pegados a los suyos. Luego, recorrió las comisuras de la deliciosa boca de la senshi con su lengua hasta que esta partió sus labios. La lengua de la princesa se sentía tan dulce y calida, que Fighter no pudo contener todas las emociones que había reprimido por tanto tiempo. La senshi sólo deseaba a la princesa de la luna, pero la sensación que la albergaba era demasiado punzante, y se dejo llevar por su cuerpo. Después de unos pocos minutos, ambas mujeres se encontraban sumidas en el más tierno abrazo. Fighter yacía encima de la princesa, sus manos exploraban cada curva con increíble suavidad. Las manos de la princesa no eran menos curiosas, tanteando el voluptuoso cuerpo de la guerrera. Ambas rompieron el beso para tomar aire. Los ojos de Fighter aún permanecían cerrados cuando Kakyuu colocó sus labios en su cuello, recorriendo con besos la tersa piel de la senshi. La princesa deslizaba sus manos habilidosamente por sobre la espalda de la guerrera, jugando con el largo y sedoso cabello de la Fighter que se escurría entre sus dedos. En ese momento, Kakyuu estuchó las únicas palabras que podían destrozar su mundo de fantasías.
"Odango, aishiteru (Odango, te amo)", fue tan sólo un replicar inconsciente, pero bastó para que el corazón de Kakyuu llorara mares de lagrimas. La princesa se levantó de repente, empujando a Fighter en su camino hacia la puerta. Sus manos cubrían sus ojos a modo de escudo, incluso en ese momento no quería que su senshi viera su dolor. El cual se destilaba entre sus manos acompañado por los continuos sollozos que quebraban el silencio del palacio. Fighter apenas llegó a registrar toda la acción, se levantó rápidamente persiguiendo a Kakyuu, pero ya era demasiado tarde. La princesa se había ocultado entre los robustos árboles que coloreaban los jardines del palacio.
La Tierra / cita de Mamoru y Usagi
Una pareja de desconocidos caminaba por la ciudad. Por lo menos eso sentía Usagi. Mamoru no había cambiado desde aquel día en que decidió aceptar la beca para irse a estudiar a Hardvar. Cuando Usagi recordaba todas las cosas que había vivido con él se sentía culpable. ¿Era posible dejar de amar a alguien? Mamoru siempre había estado a su lado; sin embargo, últimamente sus besos no tenían en el mismo sabor y sus abrazos molestaban a Usagi de una manera que ni ella misma podía describir. Caminan juntos por las calles, pero la mente de la sailor divagaba en el espacio. De tanto en tanto, Mamoru la miraba, la preocupación y el desconcierto plasmados en su rostro. Él la amaba cada día un poco más. Usagi había madurado; ya no era aquella niña que lloraba por todo, sino una mujer, con una luz especial que resplandecía más fuerte con el paso del tiempo. Usagi se encontraba particularmente callada esa noche. No era habitual ver a la rubia sumida en cadenas de pensamientos. Mamoru invitó a Usagi a tomar el té es su departamento. La diferencia de edad no les permitía un horario demasiado fluido. Los padres de Usagi le habían puesto un tiempo límite a sus citas con Mamoru; así que luego de darles unos cuantos sorbos al té de menta, Usagi se despidió de Mamoru con un tibio peso en la mejilla y se dirigió hacía su casa. Mamoru se ofreció a acompañarla, pero Usagi alegó que era temprano y que pasaría primero por la casa de su amiga Ami, dado que tenía un examen de lengua española y la profesora era un monstruo.
Mamoru se sentó en el sofá del living y se dispuso a leer unos artículos de medicina que había dejado pendientes desde la mañana de ese mismo día. Horas más tarde, cuando se estaba preparando para irse a dormir, vió la cartera de Usagi tirada en una esquina de la mesada de la cocina.
" Kami-sama (Dios) esta niña nunca aprende", refunfuño Mamoru, quien le había dicho miles de veces que no dejara las cosas tiradas por cualquier lado.
Al ver la pequeña cartera no pudo resistir la curiosidad de abrirla. Probablemente Usagi no llevaba nada de suma importancia en ella, pero de todas formas como su prometido quería saber que cosas andaban dando vueltas adentro del diminuto objeto. Pronto la mesada estaba cubierta de lápices de colores, labiales, esmaltes de uña, pañuelos descartables, el celular de Usagi, toallitas femeninas, caramelos y toda clase de otras porquerías. "Una total perdida de tiempo", pensó Mamoru, hasta que sus ojos se clavaron en un pequeño diario. No era más grande que una libreta o un cuaderno, su tapa era rosada y en los bordes tenía dibujados conejitos de color blanco y estrellas azules. Mamoru tomó al diario entre sus manos. Usagi era su prometida, él no debía dudar de ella, pero los últimos días lo habían tenido al borde de la locura y deseaba con toda su alma saber el por qué de la tristeza de Usagi. Desató el delicado moño que adornaba al artilugio y lo teñía con cierto aire a secreto. Cuando volteo la primera página un sobre calló al piso. Mamoru se agachó a recogerlo y de nuevo la curiosidad se apoderó de él. Abrió el sobre con mucha delicadeza y sacó de él lo que pareció ser una carta o un poema, que por lo visto estaba dedicado a Usagi.
"Dentro de este universo, todos los seres vivientes,
guardan dentro de sí el resplandor de una estrella,
uno para cada uno.
Y he encontrado a un ser
con un resplandor asombroso, en este planeta al que vine.
Odango...
Llamándote así, me da la impresión de que otros te han llamado de esa forma...
Pero eso a mi no me importa.
Yo te llamo así porque quiero hacerlo.
Además, respóndeme ¿hay alguien más a parte de mí,... Odango?
Invitándote a citas... siendo voluntariamente tu guardaespaldas...enseñándote Softball...
Taiki está impresionado, dice que me importas demasiado...
Yo, en cambio sé que soy muy impulsivo y me dejo llevar por mis emociones, así que no lo tomé muy en serio.
Pero tal vez Taiki tenga razón... y me he enamorado de ti...
¿Recuerdas la primera vez que nos vimos?¿Cuando nos conocimos en el aeropuerto?
Bien, desde ese momento no dejo de pensar en ti.
Pero me pregunto ¿será que como una guerrera quedé impactada con semejante resplandor?¿o será que teniendo el corazón de un chico me enamoré profundamente de tu belleza?
Bueno, lo único que sé y me importa es que amo esa luz que llevas dentro, ¿lo entiendes?
Eres la chica más felizmente afortunada y apreciada por el gran Seiya.
Dime, Odango ¿hiciste tu tarea?...
Ya nada podemos hacer porque se haya perdido tu borrador...
¿Que quieres ir a ver mi audición?
Nada de eso, allí sólo entran las personas relacionadas con el grupo, sólo gente importante y... no es cierto!!! Claro que puedes ir...
Pero ¡hey! es sólo porque eres especial para mí...
Oye, Odango, definitivamente se avecina una gran batalla, mucho más fuerte y dolorosa que todas aquellas que hayamos soportado antes, pero no te preocupes, yo moriré por cuidar de ti y tu resplandor...
Estaré a tu lado para protegerte"
Mamoru se quedó petrificado. Usagi nunca había mencionado a Seiya como nada más que un amigo. Él sabía que el joven sentía algo por ella, pero era habitual que las personas se preocupasen por su Usago y el hecho de que el muchacho la mirara con cierto aire a "enamorado celoso" no le había llamado demasiado la atención. Lo que siguió fue aún peor. Dentro del pequeño diario se encontraban decenas de cartas de Usagi. Por lo general narraban los sucesos del día anterior o alguna situación graciosa que se había vivido en el aula, pero al llegar a las últimas cartas el tono de las misma se volvió nostálgico, hasta que las palabras golpearon a Mamouru como una bofetada.
"Seiya piensas en mí?¿Sueñas conmigo? Hoy recorriendo las calles pasé por el parque y ¿sabes que pensé? Sí, tu siempre supiste lo que estaba pensando. Recuerdas nuestra cita en el parque, casi me pongo a llorar cundo creí que te habían herido. Haruka-chan me había advertido acerca de los hombres ese día. Creo que no quería que saliésemos juntos. Por suerte, eso nunca te detuvo. ¿Qué sueñas Seiya? Tu princesa debe hacerte muy feliz, ese pensamiento me mantiene alegre por las noches …"
Mamoru volteo la página con un súbito movimiento de su muñeca.
"Las estrellas están chispeantes hoy, Mina dice que es porque mañana es San Valentín. Yo le dije que era una romántica incurable. Las chicas están preocupadas por mí, dicen que nunca estoy de ánimos para salir al cine o para ir al café, pero la verdad es que todo me recuerda a ti. Se que mañana no tendré una tarjeta del gran Seiya-Kou, aunque me conformaría con que estuvieses esperándome a la salida del colegio. ¿Festejan San Valentín en Kinmoku? La princesa debe recibir cientos de tarjetas, por un segundo me olvide de que Healer también vive allí. Dile que no se ponga celosa, ella sabe que es la más bonita de la galaxia …"
Las cartas se hacían más profundas y Mamoru temblaba de sólo pensar que Usagi pudiese amar a alguien más, hasta que leyó el párrafo más triste de su vida.
" … de alguna manera me conforta saber que te estoy devolviendo algo de tu amor. Aunque nunca te entregue estas cartas, no puedo dejar de escribirlas. Quisiera decirte que desde que te fuiste mi corazón se ha sentido vació. No creí que doliera tanto. Hace un tiempo creía que Mamo-chan era todo para mi, pero entonces una estrella se metió en mi vida y en mi alma. No se si te amo. Ya no se nada. ¿Por qué se siente así? Mi destino ya no parece tan importante. Sólo el pensamiento de Chibi-Usa me mantiene con las fuerzas para seguir. ¿Aún me amas? Una vez dijiste que no te importaba tener un amor no correspondido. Pero estabas equivocado. Tu amor siempre fue correspondido."
En los jardines de Kinmoku
La princesa Kakyuu sentía un gran vacío por dentro. Era como si el universo estuviera girando y ella no pudiera moverse del suelo. Sus piernas templaban descontroladamente, sus manos estaban empapadas por las lágrimas y sus ojos cansados de llorar lucían una tonalidad rojo punzó. En ese momento su corazón se quebró, y por un instante pensó que la vida ya no tenía sentido. Luego recordó a su gente, a su pueblo, a las otras star light. No quería que otras personas sufrieran sólo porque ella no era feliz. Kakyuu recobró la estabilidad y se levantó del suelo, dispuesta a seguir adelante con su deber como soberana de Kinmoku. Entonces dos imágenes se divisaron a lo lejos. Sus figuras iluminadas en la inmensidad del horizonte.
"¡Bakame! (¡Imposible!)", las palabras resonaron por los jardines de palacio, luego las dos extrañas se acercaron a la princesa.
La Tierra/ en el secundario
Usagi se sentó cerca de la ventana del salón. Últimamente pasaba las horas de clase contemplando el cielo de Tokyo. Minako, Makoto, Rei y Ami hacían todo lo posible por levantarle el ánimo, pero nada parecía funcionar. Las clases de lengua española tampoco ayudan mucho, puesto que la profesora parecía disfrutar de la torpeza de Usagi y remarcaba con increíble saña las notas de sus parciales.
"¡Tsukino!, puede irse a dormir afuera o preferiría poner su atención en la conjugación de los verbos de irregularidad vocálica de diptongación", Vasquez era peor que "la ascendencia del camino escarpado" que tanto había remarcado por horas la profesora de filosofía.
"Iie. Gomen ne, demo, watashi wa hijouni tsukare te iru (Sí, lo siento. Pero estoy muy cansada)", Usagi respondió casi sin pensarlo.
"No quiero saber como se va a presentar al final", refunfuño Vasquez, su mirada clavada en la rubia frente de ella.
En ese momento la directora de departamento entró en el aula. Inés Castelli era una palm caminante. Tal era el caso, que avisaba de sus posibles ausencias con tres meses de anticipación, y sus clases estaban planeadas tan meticulosamente que Usagi tenía la teoría de que era un robot camuflado de persona. Inés se acercó a Vasquez y le pidió muy gentilmente unos minutos de su clase para dar un anuncio importante.
"Alumnos como ya saben su profesora de inglés estará de licencia por los próximos dos meses. He venido a presentarles a su nuevo profesor de inglés", toda el aula permaneció en silencio. No era porque el anuncio fuera de gran interés, sino porque cualquier oportunidad de perder unos minutos de la clase de Vasquez era sagrada e inigualable.
"El profesor Chiba es especialista en interpretación del lenguaje inglés. Pero mejor que él mismo se presente. Profesor Chiba son todos suyos". Usagi aún tenía los ojos perdidos en el cielo y las figuras de las nubes a lo lejos.
"Dōmō Arigatō Gozaimasu (gracias) por la presentación, directora Castelli".
"Dō itashimashite (de nada) profesor Chiba".
"Mi nombre es Mamoru Chiba, estaré con ustedes los próximos dos meses, espero que podamos llevarnos bien", los suspiros de las chicas se hicieron evidentes junto con la cara de completa estupefacción de Usagi. No sabía si había escuchado bien, no podía creer lo que estaba pasando. ¿Mamo-chan su profesor de inglés? Esto era demasiado raro, un verdadero predicamento.
Planeta Kinmoku/ visitantes inesperadas
Las dos sailors se acercaron a Kakyuu. La sailor del tiempo portaba su largo báculo, mientras que la sailor más poderosa de la Vía Láctea tenia la espada sagrada en su mano. La sailor del tiempo se movió hacia la princesa. Sus cabellos color esmeralda flotaban en el aire.
"El futuro ha cambiado Kakyuu-hime", las palabras estaban llenas de tristeza, era un sentimiento que Kakyuu no esperaba volver a sentir en mucho tiempo. La desesperación de la guardiana de las puertas del tiempo era notable en su voz y en su rostro. Sus ojos exhalaban cada palabra con un profundo dolor. Entonces, la sailor más fuerte de la Vía Láctea se aproximo a Kakyuu. Su larga melena era un verdadero crisol de matices distintos, iban desde un amarillo casi platinado en la parte superior hasta un rojo cobrizo en las puntas. Su armadura resplandecía con vigor a pesar de ser de noche. La senshi emanaba un resplandor poderoso, pero a la vez sus facciones delicadas y amigables tranquilizaron a Kakyuu.
"El Chaos ha vuelto. Dentro de unos años asumirá un nuevo cuerpo, y toda la Vía Láctea será destruida", Kakyuu estaba estupefacta. ¿Cuanto más deberían luchar las sailors? La sailor del tiempo interrumpió el silencio que se había apoderado del lugar.
"Cuando Sailor Moon derrotó al Chaos este no desapareció. Sólo se dividió en pequeños fragmentos de energía negativa que se instalaron en los cuerpos de cientos de terrícolas. En la actualidad se encuentran en un estado de incubación, pero en el futuro despertaran, transformando a los portadores en monstruos. Un ejercito del mal se formará y todos los planetas perecerán", Plutón narraba los hechos entre sollozos. Era extremadamente extraño que la senshi perdiera el control. Kakyuu empezó a comprender la verdadera desesperación que inundaba a la guerrera del tiempo.
"Kakyuu-hime, necesitamos de tu ayuda para localizar a las semillas del mal y exterminarlas antes de que entren en estado latente", sailor Galaxia dijo con completa determinación.
"Sō desu ne (ya veo), pero que puedo hacer yo", Kakyuu preguntó con verdadera sinceridad y preocupación en sus ojos claros.
"Las Sailor Stars deben regresar a la Tierra. Sus fuerzan no serán suficientes si pelean por separado. Las senshi de la Tierra y de Kinmoku deberán unir fuerzas", sailor Galaxia se sujeto la mano de Kakyuu. "Yo aún estoy muy débil para afrontar la batalla. Le cedo la luz de la esperanza princesa y mi espada sagrada. Usted es la única que podrá utilizarla con sabiduría. Princesa de las flores doradas, soberana de Kinmoku, es hora de entrar a la batalla. ¿Esta lista para esta misión?", Sailor Galaxia preguntó, aunque su corazón ya sabía la respuesta de antemano.
" ¡Hai! (¡sí!), ya es hora de que me proteja a mis sailors para variar", Kakyuu tomó la espada sagrada de las manos de Galaxia y la luz de la esperanza se recuperó su forma humana.
"Nuevas sailors las ayudaran en su misión. Vendrán del futuro, por lo que es de suma importancia que sus identidades permanezcan secretas. Las reconocerás por su resplandor", la senshi del tiempo dirigió una mirada intensa a la princesa luego exclamó. "Kakyuu cuida de ellas, son parte esencial del futuro de nuestro planeta", Sailor Plutón dijo antes de emprender su camino de regreso a las puertas del tiempo.
"Ganbatte (suerte)", las dos sailor murmuraron antes de desaparecer entre la oscuridad.
En la Tierra/ secreto revelado
La clase de inglés duró bastante poco. Después de pasar lista Mamoru preguntó a los alumnos por donde se habían quedado con la otra profesora. Las chicas del curso se mataban por contestar cada una de sus preguntas, pero Usagi no parecía realmente interesada en nada de lo que estaba pasando. Mamoru estaba particularmente frío con ella, pero Usagi atribuía esto ultimo al hecho de que, exceptuando a sus amigas, ninguno de sus compañeros de clase sabía que ella y Mamoru eran novios. Así que, simplemente dedujo que no era conveniente para ninguno de los dos que el colegio supiera acerca de Mamoru saliendo con una de sus alumnas, aunque su relación era previa a la actual posición como profesor de su prometido. Sin embargo, el desden de Mamoru llamó la atención de Usagi, no parecía para nada fingido. Cuando sonó el timbre que marcaba el final de la clase, todos los chicos comenzaron a guardar sus cosas en las mochilas. Usagi se lamentó de tener que quedarse después de hora para limpiar el aula, pero hoy le tocaba a ella. Mamoru permaneció sentado, corrigiendo una pila de hoja con ejercicios que le había dado a los chicos ese mismo día. Cuando el último alumno dejó el aula, Mamoru se aproximó a Usagi.
"¿Nani ga machigatte iru, Mamo-chan?(¿Qué sucede, Mamo-chan?)", la rubia preguntó antes de que Mamoru tuviera la oportunidad de hablar. Mamoru le entregó a Usagi una bolsa negra. Ella la observó un segundo.
" ¿Nani kore? (¿Qué es esto?)", cuando Usagi la abrió vio un objeto resplandeciendo dentro de ella, el cual le resultaba sumamente familiar.
"Anoche olvidaste tu cartera en casa", Mamoru dijo mientras observaba como Usagi revolvía enérgicamente el contenido del pequeño objeto como buscando algo importante.
"¡Watashi no … ! ¿Doko ni? (¡Mi … ! ¿Dónde esta?)".
"Creo que estas buscando esto, ¿no es así?", Mamoru sacó el diminuto diario de el bolsillo de su saco y se lo alcanzó a Usagi, que lo tomó entre sus manos, sujetándolo con fuerza.
"Kami-sama (Dios) por un segundo pensé que … ", Usagi recordó donde estaba y se detuvo antes de decir algo que la delatara frente a Mamoru, pero lo que siguió la dejó boquiabierta.
"¿Pensaste que la carta de Seiya se había perdido?", el tono de Mamoru no tenía ningún tinte en especial, las palabras salían de su boca , pero estaban vacías de sentimientos. Su expresión tampoco le decía mucho a Usagi. "o ¿te preocupaba que alguien lo haya leído?.
"¿Lo leíste?", era evidente que Mamoru había leído el diario, pero Usagi quería escuchar la verdad salir su boca.
"Hai (sí)".
"¿Doshite? (¿Por qué?)".
"No has sido tu misma últimamente, y sólo quería descubrir que era lo que te tenía tan triste", la voz de Mamoru se quebró un poco, parecía afligido por lo que iba a venir. "Aunque, debo admitir que nunca me imaginé que no era un "que" sino un "quien".
"Mamo-chan, gomen ne (lo siento)", Usagi ya no pudo contener las lagrimas. En verdad había amado a Mamoru, pero ese amor se había diluido con el tiempo y ahora sólo lo veía como a un amigo.
"Daijobu (esta bien)", Mammoru se acercó a Usagi y colocó sus manos sobre las hombros de la rubia. Sus ojos se posaron en la figura de la muchacha, aún entre sollozos era la mujer más hermosa que había visto en su vida. Su cara era tan blanca como la porcelana y sus labios estaban coloreados con un rosa pastel, asemejando a los pétalos de los cerezos. Su cabello, siempre recogido en dos odangos, brillaba intensamente acompañado por la cálida luz de la media tarde.
"¿Sabes que no va a volver?", las palabras de Mamoru golpearon duró al corazón de la joven. Ella conocía muy bien la situación de Seiya, o mejor dicho de Fighter. Pero, en el fondo, nunca había pensado en la posibilidad de no volverlo a ver .
"¡Iie! (no), ¡iie!, ¡iie!.Cuando su planeta este bien, él va a volver. Yo se que lo hará", la rubia dijo con una mezcla de convicción y esperanza en su voz.
"¿Y piensas arriesgar el futuro y a Chibi-Usa sólo por algo de lo que no estas segura?".
"Estoy segura de lo que siento".
"¿Y de lo que el siente?"
"¿Qué quieres decir".
"Cuando se fue parecía bastante contento de estar con su princesa", la mirada determinada de Usagi se vació de chispa con ese último comentario. Mamoru aprovechó el momento de duda para agregar más leña al fuego. "Además, honestamente no creo que Seiya siga con vida. Ahora es sólo Fighter".
"Mamo-chan, ¿cómo puedes decirme esto?".
"Lo digo porque te amo y no quiero verte sufrir".
" Gomen ne, demo, watashi wa hijouni tsukare te iru (lo siento, pero estoy muy cansada", Usagi removió suavemente las manos de Mamoru de sus hombros, luego se secó las lagrimas, recogió sus cosas y dejo a Mamoru sumido en el desconcierto.
En Kinmoku/el regreso de las sailor Stars
"¡Fighter!¿Dónde te habías metido? Te he buscado por todas partes", la sailor de cabellos plateados dijo entre gruñidos, mientras se acercaba a su hermana moviendo sus voluptuosas caderas.
"Ore ga koko ni iru (estoy aquí ahora)", contestó la sailor viendo la expresión de furia plasmada en la cara de Healer. Luego tomó su lugar al lado de Maker y se dispuso a escuchar lo que sus hermanas le tenían que decir.
"¿Ima nani? (¿Y ahora qué?)", Maker y Healer dirigieron sus miradas a Fighter.
"¿Qué, acaso no lo sabes?", exclamó Maker, después de unos segundos de dubitación.
"¿Qué debería saber?", respondió Fighter, claramente no estando en su mejor momento para lidiar con adivinanzas.
"Que la princesa nos mando a llamar porque planea dejar Kinmoku y regresar a la Tierra", Healer no se encontraba muy de acuerdo con toda la situación, pero no quería que Maker tuviese que explicar las cosas. Su hermana siempre daba muchas vueltas a las cosas y hubiera tardado años en llegar al punto del asunto.
"¡Masaka! (¡no es posible!).¿Doshite? (¿Por qué?)", el desconcierto, claramente notable en los ojos de Fighter. La guerrera sabía muy bien que la princesa estaba demasiado ocupada reconstruyendo Kinmoku y, dado a los acontecimientos de las ultimas horas, la posibilidad de volver a la Tierra le parecía lejana. La voz de la princesa rompió el silencio de la sala.
"He recibido un mensaje del futuro", las miradas de las tres sailor se posaron en Kakyuu. "El Chaos se ha desparramado por la Tierra y ha entrado en los cuerpos de sus habitantes en la forma de semillas malignas", ahora las miradas de las guerreras emanaban un destello de preocupación. "Debemos regresar para eliminar de una vez a este mal o de lo contrario quizás no haya un futuro para la Vía Láctea".
"¡Wakari mashita! (¡Entiendo!)", Fighter fue la primera en reaccionar del shock inicial de la noticia. La sailor se levantó de la mesa. "¿Cuándo partimos?".
"Mañana. No debemos perder ni un minuto", Kakyuu respondió sin dirigir su mirada hacia la figura de la estrella fugaz.
"Las sailor stars vuelven a la Tierra … espérame Odango", y con ese ultimo pensamiento en su mente, Fighter se retiró a su habitación, dejando a unas muy desconcertadas y sorprendidas Healer y Maker.
