Prólogo.
Al abrir los ojos, lo primero que vio fue un cielo teñido de tonos rosáceos y morados, típicos de un hermoso atardecer. Adornando sus alrededores como si fueran el marco de un cuadro, se encontraban unos enormes y robustos árboles que jamás había visto. Eren disfrutó de esa pacífica y paradisíaca vista durante unas milésimas de segundo hasta que el dolor y extraños recuerdos golpearon su cabeza.
La imagen de Levi en un barco, diciéndole que no hiciera tanto ruido, con esa mirada fría, molesta y distante con ese atisbo de cariño que solo Eren podía notar y que solo se veía en sus hermosos y pequeños ojos grises cuando lo miraba a él…
Su Levi...
Eren, confuso, intentó incorporarse, pero lo único que consiguió fue darse cuenta de que el dolor se expandía a más partes de su cuerpo, bajando por su espina dorsal bajando hasta sus pies y pasando por…
Sus piernas, que en algún momento habían sido amputadas y ahora estaban regenerándose. Vomitó por el asco que sintió al ver sus piernas así, lo odiaba, le hacía recordar que era un monstruo…
Un monstruo, que a pesar de todo, era amado por un humano.
Eren intentó encontrar consuelo en esas palabras, hasta que se percató de un pequeño e importante detalle: Levi era humano.
Su mente se llenó con imágenes de Levi en los peores casos posibles: Levi herido, tal vez sin su equipo y él, al contrario que Eren, no podía regenerarse si algo le sucedía…
En ese momento, perdió los estribos. No pudo más. No quería saber, ni si quiera pensar, en como estaría Levi. Si él estaba así…
No.
Levi era fuerte.
Era el soldado más fuerte de la humanidad, un título que se había ganado a pulso cada día de su vida. Y no se dejaría derrotar tan fácilmente, por muy humano que fuera.
La preocupación le estaba volviendo paranoico. Eren desechó esas ideas e intentó incorporarse de nuevo, sus piernas ya se habían regenerado del todo. Con la ayuda de un árbol cercano terminó de levantarse, sus nuevas piernas aún no se acostumbraban al peso de su cuerpo, se sentía como un niño que intentaba con todas sus fuerzas caminar hacia los brazos de un ser querido y caía en el intento.
Miró a su alrededor, intentando buscar algo, alguna pista que le llevara al paradero de Levi. Pero no había nada más que una inmensa vegetación rodeándolo, que terminaba en una lejana playa al fondo, escondida entre unos matorrales. Para cuando por fin pudo caminar, la determinación, mezclada con preocupación, ya se había apoderado de su cuerpo.
Necesitaba encontrar a Levi pronto. Lo encontraría pronto. Tenía que encontrarlo pronto.
Solo necesitaba saber que estaba bien…
Y entonces lo escuchó. La inconfundible voz que escuchaba cada mañana al despertarse. Pero ésta vez había algo raro en esa voz, se había distorsionado en un grito lleno de…
"He escuchado ese grito antes. Lo he oído en el bosque en el que crecí. Es como el grito de un animal acorralado, dispuesto a sacrificarse a sí mismo."- las palabras de Sasha retumbaron en su cabeza.
Y antes de que pudiera entender lo que ocurría, su mundo se volvió oscuro.
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Hola! (Alguien leerá esto?) Soy nueva en fanfiction y este es el primer fanfic que escribo, así que alguien tiene alguna queja/consejo/lo que sea que me escriba n_n Gracias por leer!
