Disclaimer:Kuroshitsuji (Black Butler/Mayordomo Negro) no nos pertenece, pertenece a Yana Toboso, a quien hay que hacer un altar urgentemente. Esta historia y su OC si son nuestros (aunque la historia esté basada en Kuroshitsuji II).
Advertencias para advertir: Posible OoC (Out of Character) de algún personaje (aunque trataré de ajustar los personajes a como son en realidad).
Prólogo: Esa Shinigami, trabaja.
—Esto es terriblemente aburrido.
Tera se encontraba recolectando las almas de las personas que habían ardido en el incendio del almacén. Eran realmente muchas, y se comenzaba a aburrir. Grell tenía razón, ser un Shinigami no era tan divertido como parecía. Sobre todo, cuándo no estaba él para hacerla sonreír. Ronald Knox había estado allí hacía un rato, pero ya había terminado y se había ido, dejándola sola.
Estaba sentada sobre el tejado del edificio de al lado, mientras el humo ascendía hacia el cielo. El nuevo "Registro de Muerte" que le habían dado, que por cierto, era el que le iban a dar a Anne antes de que muriera, era azul oscuro y estaba a sus pies. Por suerte, de momento su trabajo no era mucho.
—Si al menos alguna de estas personas hubiera visto a Ciel… Me interesaría un poco más por sus vidas, pero parece imposible verlo. Dentro de poco, en vez de un Phantomhive va a parecer un topo —suspiró, derrotada.
Le echó un vistazo al registro cinemático que había enfrente de ella. Suspiró de nuevo y, pesadamente, se obligó a mirar la última alma que le quedaba.
—Robert Williams, de 54 años. Regente del almacén y... Vaya, no ha sido quemado vivo… Muerto por asesinato —lanzó un bufido y sonrió con superioridad—. Estos humanos mueren muy rápido.
Obviamente, Anne había vuelto a controlar el cuerpo de Tera para opinar sobre el tema, como en absolutamente todas las recolecciones que tenía que hacer. Ella la mandó callar con un bufido y recuperó su cuerpo. Al menos, no estaba sola.
Con las piernas cruzadas, apoyó su cabeza sobre su mano izquierda mientras la ladeaba y suspiró. Tras recoger todas las almas, se levantó, se estiró y miró el cielo, cada vez más oscuro. Sonrió y recogió su registro, que estaba al lado de su guadaña.
—A ver... ¿Dónde están…?
Buscó las páginas y, tras encontrarlas, las marcó con el sello que definía a las almas como "Recolectadas", es decir, que había terminado. Se estiró de nuevo, se colgó la guadaña de la espalda, como siempre, y saltó hacia la oscuridad.
·
Grell, sentado sobre una farola, observaba cómo una pareja de ancianos regentaban una zapatería, atendiendo amablemente a sus clientes. Realmente les tenía mucha envidia, pues ellos no tenían que hacer su aburrido trabajo.
—Ah~… Esto de recolectar almas es demasiado aburrido…. Tener que observarlas, y observarlas, y observarlas, y observarlas, y observarlas… Hasta que mueren. Realmente aburrido —suspiró, pero luego pareció acordarse de algo y se levantó de inmediato—. ¡Ah~! ¡Lo que daría yo por estar con mi Sebas-chan~!
Dio un giro en la farola, sujetándose a ella con la mano izquierda, mientras se imaginaba al mayordomo de los Phantomhive besándolo, o algún fetiche de esos que le gustaban a Grell. Se emocionó aún más por algo más que acababa de imaginar y, justo antes de gritar de felicidad, escuchó un sonido de algo pesado cayendo y luego el grito de una mujer.
Se detuvo en medio de su fantasía y gruñó.
—Ah… Estos humanos… Son terriblemente molestos —observó cómo, dentro de la tienda, el hombre mayor yacía tumbado en el suelo y cómo su esposa intentaba ayudarlo a que se levantara, sin éxito—. Bueno, por fin algo de acción.
Alzó su motosierra y saltó sobre la farola. Menos mal que no solía pasar nadie por la calle, porque si no, lo habrían visto haciendo cosas rarísimas. Los Registros Cinemáticos lo atacaron. Él consiguió atraparlos a todos, después, claro está, de revisar su vida.
—Registro completado —Puso el sello correspondiente—. Bueno, ahora debo volver. Seguro que Anne me está esperando.
Y saltó hacia los tejados.
·
Ella ya lo había visto, así que no tenía escapatoria, a pesar de que había intentado evadirla desde el momento en que la vio.
—¡Hola, señor Grell! —exclamó Tera, desde el otro lado de la sala, agitando la mano.
—Ah~… Hola, Anne —Se acercó a ella—. Te he dicho que me llames Grell a secas, Anne.
—Entonces llámame Tera, no Anne —bufó ella como respuesta. Él suspiró habían tenido esa conversación miles de veces, a pesar de que sólo había pasado una semana desde que la chica había llegado allí.
—Como sea. ¿Te han dado algún encargo más, aparte del de ayer? —preguntó el Shinigami, mirándola con curiosidad. Ella negó con la cabeza y él suspiró—. Espero que tengamos algo más divertido, porque realmente me estoy aburriendo…
—Bueno… A mí me han encomendado uno para mañana. Es en una casa, bastante alejada de todos lados y en medio del campo.
—Vaya… Qué suerte la mía, entonces. Bueno, me voy a buscar a Will~… Nos vemos —Grell se despidió agitando la mano y mostrando sus dientes de tiburón, formando una sonrisa.
—Adiós, señ-… Digo, ¡adiós, Grell! —se despidió la chica, para luego salir corriendo—. Ciel… ¡Siento que nos volveremos a ver! Juju~
·
Corría por las vías del tren, intentando alcanzarlo. Así, se subiría a él y no tendría que caminar. Suspiró. Aquel trabajo estaba demasiado alejado de su "zona de confort" para su gusto. Pero tenía que hacerlo. Suspiró de nuevo.
Cuando por fin lo alcanzó, se subió al techo y se sentó allí durante unos minutos a descansar. La chica volvió a colocar la guadaña en su espalda de la manera correcta, pues de tanto moverse acabó en un lugar que le hacía daño.
—Demonios… Aún no me habitúo a correr tanto… —Se mordió el labio por la frustración—. Como sea. Terminaré el trabajo y me iré.
Se levantó y caminó tranquilamente por el techo del tren. De vez en cuando se asomaba a las ventanas cabeza abajo para ver si había algún compartimento vacío. No lo había. Chasqueó la lengua.
Estaba a punto de tumbarse en ese mismo sitio, hasta que oyó una voz conocida. A pesar de lo notoria que era su voz, se escuchaba muy débil.
—¿Dónde decías que vive ese tipo?
A Tera se le encogió el corazón. Caminó hacia el compartimento desde el que provenía la voz y se asomó. Boca abajo, obviamente.
—En una casa —respondió Sebastian, serio como siempre—, aunque no sé exactamente en cuál, tendremos que preguntar a los lugareños.
—Ah~… Sebastian, deberías cambiar la expresión de vez en cuando… —replicó Tera desde el otro lado de la ventana, sonriendo.
—¿Quién…? —preguntó Ciel, mirando a ambos lados. Al mirar a la derecha vio a su hermana boca abajo, saludándolo felizmente. El cabello le había crecido—. ¡Tera!
—¡Hola! ¿Me dejáis pasar? Esto no es muy cómodo y tal…
Abrieron la ventana (quién sabe cómo) y la chica entró. Llevaba una enorme guadaña de distintos tonos de rojo y negro colgada de la espalda. Se sentó junto a su hermano. Ahora, ambos tenían los mismos ojos y el mismo cabello, aunque no la misma sonrisa.
La de Ciel no existía y la de la chica siempre estaba en sus labios, como si no supiera hacer otra cosa aparte de sonreír.
—V-Vaya, Tera, ¿y tú por aquí? —preguntó Sebastian, pues Ciel estaba demasiado pasmado como para decir nada.
—Nada, trabajando. Demonio —respondió ella y su sonrisa decayó, convirtiéndose en una mirada de odio. Pero luego volvió casi al instante.
—Oh, qué hostilidad —dijo Sebastian, aparentando sorpresa, para luego sonreír—. Shinigami.
—Bueno… ¡Ciel! ¿Qué haces?
—Pues… Ahora mismo, viajar en tren —respondió su hermano. Ella lo abrazó, mientras apoyaba su barbilla sobre la cabeza de Ciel.
—No, tonto, me refiero que a dónde vas y a qué —replicó ella, sonriendo ampliamente. Parecía que le encantaba sonreír.
—Bueno, son unos… Asuntos que tenemos que solucionar. Relacionados con la familia —respondió. Se separaron. La chica había crecido y ahora era algo más alta que él.
—¡Oh! ¿Tienes que matar a alguien? —preguntó ella y sacó su Registro de Muerte y lo abrió, mientras buscaba algo—. Sí, aquí hay un registro sobre eso —Lo cerró—. No preguntaré más.
Y así, el resto del viaje pasó en silencio.
·
Tras llegar al pueblecito, subieron en el carruaje que ya estaba preparado y emprendieron la marcha. Todos estaban en silencio, incluso Tera, quien miraba distraídamente su libro. Se había empeñado en ir sentada en el techo, pues no le gustaban mucho los carruajes. Le daban mala espina.
Sebastian se detuvo un poco después de salir del pueblo, para preguntar dónde vivía aquel al que buscaban. Tera se disculpó con Ciel y se adelantó, pues tenía que llegar antes de que ocurriera la muerte.
No tardó mucho en llegar.
—Y… Aquí estoy.
Se detuvo en una casa bastante grande, hecha de madera, donde había un hombre cortando leña. Esperó sentada sobre el tejado. Al poco tiempo llegaron Sebastian y su hermano y el hombre los miró aterrado.
·
—Ah~… Tardan mucho… —pensaba la chica, mirando su libro.
Pasó un par de páginas hacia atrás y leyó la información de las personas que habían muerto el día anterior. Al poco tiempo, le llegó una voz.
—Eso es, Lord Alois me ordenó… —comenzó el hombre, por fin—. Incendiar la hacienda Phantomhive y vender al niño. Habría vendido también a la niña, pero no la encontré.
—Tch… —Tera bufó, molesta. Sabía que todo eso era mentira. Gracias a los archivos de los Shinigamis, ella ya sabía quién le había hecho todo a su familia. Pero no se lo diría a Ciel. Tenía que descubrirlo él—. Ese maldito Demonio…
—Por favor, por favor… apiádese de mí-…
—Has atentado contra mi dignidad —respondió la voz de su hermano—. ¡Paga tu pecado con la vida!
Después de eso, se escuchó un disparo, y fue entonces cuando Tera sabía que se había terminado. Bajó del tejado y el Registro Cinematográfico de aquel hombre apareció frente a ella.
Ciel y Sebastian salieron de la casa y la vieron sentada en la rama de su árbol mientras miraba la cinta. El Demonio y la Shinigami se miraron a los ojos, retándose con las miradas. Ella sonrió y, mediante la mirada, le habló.
—Tranquilo, Sebastian Michaels. No le mostraré el Registro Cinematográfico de este hombre para desmentir tu mentira.
—¿Es algo que no entra en el código de los Shinigami?
—No nos podemos involucrar en la vida de los humanos, simplemente eso.
Dejaron de mirarse y ambos se giraron hacia Ciel, quien ya caminaba de regreso a la mansión. El chico se detuvo durante un momento y miró a su mayordomo, quien lo siguió. Cuando por fin desaparecieron, la chica habló.
—Ah~… Así que… Los Demonios nunca mienten, ¿verdad, Sebastian? —la chica rio y completó su trabajo. Se estiró y caminó hacia el lado contrario de su hermano.
El hombre muerto se movió un poco más a la derecha. Quizá por efecto de la gravedad, o quizá por los efectos del viento. Quién sabe.
Ryhen: Woah… Bueno, como prólogo no está nada mal. Pensé en hacerlo más corto, pero lo alargué para vosotros. Para los que no sepáis, la parte final de este prólogo trata de cuando Ciel va a matar al hombre que "supuestamente" quemó su mansión. Por cierto, esta... ¿2º temporada? va a ser más corta que el otro Fic. Lo sientoo~.
Vaishyuu: Algo me dice que muchos de estos capítulos se van a basar en el Mundo Shinigami y en los "trabajos" de los Shinigami.
Ryhen: ¡Pos no! ¡Tranquilos que va a ver acción! Jeje… Um... Lo sé, lo sé, tenemos un Fic pausado y otro a punto de terminar y... ¿Subimos este? ¡Pos sí! ... ¡Ah, por cierto! ¡Espero que os guste la imagen de portada! Y… una cosita… ¿Os gustaría ver a Tera con o sin gafas?
Vaishyuu: Bueno, como sea… Informaciones y demás (no, no hay adelantos):
·Información no-importante:
-¡Los Review no matan! Jajaja. Y son de gran ayuda :).
-No, esto no es una lista.
-Tera es mía, bitches! (xDD) Ok, no, pero es un OC de mi propiedad. (Si quieren usarlo, sólo pídanlo…)
-¡Los Follow/Favourite tampoco matan!
-¡Si dudáis en algo, preguntad!
Yes, My Lord.
