Capítulo 1. Los cambios que trae la noche.

John P.D.V


Había sido un día duro, había hecho una dura guardia en el hospital donde trabajo y mi compañero de piso me había hecho correr por todo Londres en busca de un asesino. Y a pesar del cansancio, no podía pegar ojo.

Volví a moverme en mi fría cama. Eran las 3 de la mañana y no podía dormir. Exasperado suspire mientras mi mente volvía irremediablemente a mi compañero de piso. Ese hombre me volvía loco en todos los sentidos. Pero para ser sinceros no concebía otra vida sin él.

No, John Watson no volvería a perder a Sherlock Holmes.

Habían pasado ya cinco meses desde que Sherlock Holmes había vuelto a la vida, y con él había traído también la vida que no había tenido durante esos tres años. Pero aun pasado todo ese tiempo y aun sabiendo la gran mentira que organizo, por la cual casi lo mato de verdad, al cerrar los ojos seguía viendo ese mar muerto rodeado de sangre que eran sus ojos después de la caída. Porque los ojos sin vida de Sherlock era el peor de los recuerdos.

Así pues las pesadillas de la guerra que tuve hace años habían sido sustituidas por las de aquel hombre cayendo. Y estaba completamente seguro de que durante la pesadilla que había tenido esta noche había vuelto ha gritar, ya que siempre lo hacía, Sherlock ya estaba acostumbrado a ello, lo que me aterra es la idea de haber vuelto a gritar su nombre.

Los recuerdos de aquella primera noche cuando él había regresado me avergüenzan hasta el punto de querer que se me trague la tierra. La mirada que me dio Sherlock esa noche siempre consigue estremecerme.


Me desperté como de costumbre bañado en lágrimas y agitado, pero esa noche había alguien más en mi habitación. Sherlock estaba en el borde de mi cama mirándome con una extraña expresión.

-John, John…-susurro acercándose a mí.

El detective llego hasta mí y puso su mano en mi mejilla. Un escalofrió me recorrió por todo el cuerpo ante su tacto.

-Gritabas mi nombre John – decía mientras limpiaba mis lagrimas- estoy… estoy aquí John. Y no me voy a volver a ir.


Esa fue la primera y última vez que él vino a consolar mis lágrimas. Sin embargo hace algo mucho mejor, algo que se me antoja terriblemente adorable, tocaba su violín.

Dulcemente toca mis piezas favoritas desde que comienzo a gritar hasta que seguramente sabe que duermo. Como lo está haciendo ahora.

Por supuesto nunca lo ha aceptado, el orgullo de Sherlock Holmes aun no está preparado para dicha confesión. También es verdad que yo nunca le he comentado nada al respeto, ni le comentare, quizás por vergüenza o quizás por temor a que me niegue que lo hace por mí.

Mis pensamientos y la dulce melodía se vieron interrumpidos por el timbre.

Fruncí el ceño.

No solían llamar a esas altas horas de la noche, pensé sintiéndome inquieto.

-John llaman a la puerta.

Gruñí.

-Se que estas despierto John.

Me levante pesadamente de la cama y me dirigí a la puerta, baje las escaleras hasta llegar a la sala donde él muy canalla estaba sentado en su sillón devolviéndome la mirada.

-Podrías ir tú por una vez- le gruñí.

-Podría…-me dijo mientras se le formaba esa sonrisa burlona que solo él era capaz de sacar.

Pero tan pronto como apareció, la sonrisa desapareció dejando paso a esa mirada que tan nervioso me hacía sentir y a la que tan acostumbrado estaba ya. Sus ojos volvieron a analizarme como hacían cada mañana.

-¿Estás bien? –me pregunto serio.

Asentí dudoso, sabiendo que el sabia que le estaba mintiendo. Para compensar, le sonreí para tranquilizarle, pero solo conseguí el efecto contrario. Sherlock levanto una ceja en señal de desconfianza pero no emitió ningún sonido más.

El timbre volvió a sonar rompiendo nuestra conexión.

Me di la vuelta para abrir la puerta mientras que por el rabillo del ojo veía como mi compañero, vestido con su habitual bata azul, se levantaba del sofá y se dirigía a la ventana.

Cuando llegue a la puerta mire por la mirilla para ver quién era. Como buen soldado debía prevenir cualquier tipo de desastre. Al no ver nada tras la puerta me desconcerté.

-Me parece que nuestra visitante se ha marchado. Pero seguro que nos ha dejado algún tipo de presente en la puerta –dijo Sherlock mientras bajaba por las escaleras sonriendo.

Suspire al verlo tan feliz, seguro que ya estaba oliendo el nuevo caso que se ocultaba tras la puerta.

Sherlock se coloco justo detrás de mí justo cuando abrir la puerta.

Lo último que sentí al ver lo que nos estaba aguardando fue el dulce aliento de mi compañero en mi nuca y al frio golpeándome con fuerza.

-Sherlock…- se escapo de mis labios.


Bueno, ¡espero que os haya gustado!

El próximo será más largo y se desvelara que es lo que les espera a estos dos tras la puerta.

Capitulo actualizado el 5 de octubre.