Título: Caracolas
Fandom: Percy Jackson and the Olympians/The Heroes of Olympus
Pairing: Levi Jackson/Faith di Angelo
Summary: Una caracola porque te amo, dos porque me voy.
Nota: El universo de Percy Jackson no me pertenece. Todo es creación de Rick Riordan. Yo únicamente he querido incluir a los hijos de los héroes en éste mundo.
CARACOLAS
Levi no esperaba que ese día llegara.
Al menos, no tan pronto. Verla ahí, sentada en la orilla, vistiendo un suéter que antes le pertenecía a él, pero que ahora portaba el aroma a canela, miel y girasoles de ella, sus brillantes y azules ojos cerrados mientras la brisa salada del mar sacudía sus largos y ondulados cabellos negros.
Verla ahí, tan pacífica, tan tranquila causaba una sensación abrumadora dentro de su ser.
Porque él no podía creer que se iban a separar.
No podía creer que las citas nocturnas en Montauk iban a culminar. De ver su rostro sonriente gritándole que no se atreviera a lanzarla al mar, pero él, tan terco como su padre, terminaba arrastrándola hacia él, literalmente.
Y ella al final le terminaba amenazando con lanzarle al Tártaro por mojar sus prendas, pero ella nunca cumplía. Oh no, ella nunca lo hacía.
Él siempre salía del agua de último, sintiendo las ondas marinas, los pequeños pececitos acariciando los dedos de sus pies, la sensación de sentirse vivo nunca le abandonaba cuando era uno con el mar.
Pero únicamente estar abrazado a ella le hacía sentir completo.
Salió poco a poco del agua, permitiéndose a sí mismo disfrutar de la sensación de estar empapado.
Porque con ella no tenía que ser el adorado nieto de Poseidón.
Porque con ella no tenía que mostrarse como un líder.
Porque con ella no tenía que ser el hijo del gran Percy Jackson.
Porque con ella podía ser Levi Jackson, un chico de dieciocho años que iría a la Universidad en Londres.
Se sentó junto a ella, y ella por fin le vio. Ojos azules cielo conectándose con los verde mar de él. Cada vez que la veía, se sentía aliviado, sanado. Como si su abuelo Apolo le hubiera dado el poder de sanar con la mirada.
Y entonces él se las dio.
Esas delicadas creaciones del dios del mar para que los humanos pudieran tener un momento de fascinación.
Las caracolas.
Porque ellas eran su pequeño secreto. Ellas eran la manera en que él le susurraba «te amo» a su corazón, y ella las guardaba, pues esa era su manera de susurrarle «te amo más» a su pecho.
Y ella le sonrío, iluminando su rostro. Era difícil creer que alguien tan luminoso como ella fuera nieta de Hades.
Pero su sonrisa no duró mucho, al igual que la noche.
Sus miradas se volvieron a conectar, y Levi tembló. Y deseo gritar con todas sus fuerzas, y deseo pedirle que le perdonara. Pero ninguna palabra brotó de su boca, porque no podía.
Y ella lo comprendió.
Sostuvo las dos caracolas contra su pecho y cerró sus ojos, mientras asentía. Porque Faith di Angelo había comprendido lo que él le estaba diciendo.
«Una caracola porque te amo, dos porque me voy».
