Hola amiguitos, soy el narrador y en esta ocasión vengo a llevarlos a una mágica aventura llena de sorpresas y emociones, o al menos se me pago para decirles eso. Siendo sincero, dudo mucho que en realidad me vallan a pagar algo, es decir, ¿cómo lo cobraría?, solo soy una sensual voz en sus cabezas. En fin, ya tendremos tiempo de conocernos mejor, por ahora, prepárense para disfrutar de este acontecimiento de escala mundial.
Fecha: finales de los años X770's. Ubicación: en una cueva maloliente.
Si se pusiera en perspectiva cuantas personas ah asesinado y cuantos pueblos ah destruido, sería considerado el peor villano de un cuento de hadas, y lo es. Acnologia, solo el ser mencionado su nombre hace temblar a chicos y grandes, las ancianas se esconden bajo la cama, los perros lloran y tiemblan, los bebés, pues ellos no hacen nada porque no saben ni donde están, pero los papas de los bebes cierran puertas y ventanas, y se encomiendan a su santo de devoción.
Ignorando su aspecto tétrico, a simple vista parecía una persona seria, sensata, hasta podría ser considera un ermitaño sabio, pero su estado mental era muy voluble, no como las adolecentes de hoy en día que un día están tristes y otro no, a veces Agnologia simplemente era inestable, bastaba la mínima provocación para acabar con un reino entero, y a veces simplemente se soltaba riendo por un chiste que escucho hace doscientos años atrás. No era un cambio de ánimo, ni siquiera se podía catalogar como eso, simplemente hacia lo primero que se le venía a la mente.
Pero incluso ese en su locura, el se daba cuenta de eso, y quería cambiar, tratar de ser una persona normal. Al menos hacer algo diferente para variar.
Hace poco tuvo una visita, Acnologia pensó no recibirlo imaginando que eran los mormones o alguien así, luego se dio cuenta que solo era un orate invitándolo a una guerra. Esa idea no era ni remotamente interesante ahora, se había cansado de todo esto.
Años y años de tanta maldad habían despertado en él un vacío espiritual. ¿En realidad valía la pena?, se preguntaba cada mañana al ver otro caballero sobre su corcel con la intención de matar al dragón. Ya se le habían acabado las ideas de cómo matarlos, a veces los apachurraba, otras se los comía, cuando lo encontraban en su forma humana pensaban que sería más fácil acabar con él pero solo terminaban desmembrados.
Un día en su húmeda y apestosa cueva, sentado sobre una pila de huesos que le servían como sofá, Acnologia se encontraba descansando mientras en un televisor viejo, veía un documental sobre las ciudades más grandes del mundo. En un inicio le llamo la atención tanta gente, pensó la destrucción que podría causar, pero el recurrente pensamiento y un poco de lucidez, lo hizo analizar de una manera diferente la situación.
— ¿Cómo pueden vivir así? Es decir, míralos, todos amontonados. — le pregunta a un cráneo que sostiene con su mano derecha. – Tu qué vas a saber, ni me acuerdo cuando te maté. —
El tenebroso hombre de cabello largo seguía mirando el documental y había tomado el cráneo como un recipiente para comer cereal con sangre. La leche se le había acabado un par de días antes pero parecía disfrutarlo más de esta manera.
Una ciudad en específico llamó su atención. Sus rascacielos en construcción, un grupo de obreros tomando su desayuno sobre una viga, unas señoritas con vestidos moteados y peinados pomposos, fueron algunas de las cosas que vio, y le gustó. La ciudad era Nueva York, también conocida como la gran manzana.
— Eso no tiene forma de fruta. — Balbucea mientras de su boca salen pequeños trozos de cereal en todas direcciones.
Su atención no se desviaba ni un instante, sus ojos ya están secos porque dejo de parpadear hace media hora, debe ser como un nuevo record mundial o un fallo en la cabeza de nuestro amigo de cara tatuada.
El momento clave llegó, una palabra apareció en la pantalla a blanco y negro: Broadway.
Las marquesinas llenas de luces y las grandes producciones teatrales dejaron boquiabierto a Acnologia. Los trajes, los bailes, los coros, todo era perfecto para él y fue ahí cuando lo fulminó la iluminación. Como un rayo que parte un árbol y mata a todos los pequeños animales que viven en él, así, con esa energía se levantó el rey y exclamó a todo pulmón.
— ¡Eso es!, ¡seré actor de Broadway!— Acnologia arrojó su compañero cráneo directamente hacia el televisor y ambos se hicieron añicos. No le importaba, abandonaría su cueva en mitad de la nada. Solo amarró un par de harapos en un palo, se tragó de un bocado el ultimo pedazo de vaca a las brazas que le quedaba y abandono sus santos aposentos.
Se convierte en dragón pensando que es la última vez que lo hará y emprende su viaje por los cielos. Fue una travesía larga, ya que el gigante negro se perdió por un par de meses volando alrededor del mundo, tal vez cruzo un par de dimensiones, si no, ¿cómo pasaría del apestoso mundo mágico a la apestosa tierra? Sabía que estaba cerca cuando derribo una docena de aviones no mágicos, la forma en que lo descubrió es porque sabían diferente. Se quemó un par de veces las fauces al tratar de tragar estas cosas.
Cansado y con la duda de seguir, vuela con la mirada perdida, tal vez podría reposar un poco pero solo había agua y mucha niebla alrededor, sin una isla donde bajar, solo pequeñas embarcaciones, pero el hecho de regresar a su forma humana en el aire y aterrizar lo hacía dudar, no por miedo, si no por pereza que no puede ocultar ni siquiera en su forma de dragón, ¿se imaginan la leyenda del gigante alado aburrido?
Pero en el horizonte, una figura femenina se hacía presente, le hacía señas con una antorcha, tal vez, había llegado a una isla de gigantes porque sus tamaños eran similares, acaso esta sería una nueva aventura para el viejo Acnologia. ¿Algún día le escribirían un libro sobre sus viajes por el mundo? ¿Y si no son amistosos y se lo quieren comer? O peor aún, ¿hacerlo su mascota y ponerle un tutu? Jamás, el terror de los cielos tiene su orgullo y debería llegar siendo un campeón a conquistar nuevas tierras.
A toda velocidad vuela directo a la mujer gigante y de un zarpazo la decapita, una risa malvada se escucha en el cielo. Acto seguido lanza una llamarada al cuerpo que aun se mantiene en pie, convirtiendo el lugar en el mismísimo infierno. Solo se ve como cae estrambóticamente al agua haciendo mucho ruido. La niebla se disipa un poco y Acnologia se dispone a revisar el cuerpo de su nueva víctima, una mujer gigante que será el inicio de una nueva era de terror.
— Un momento, yo no vine a esto. — Ruge el dragón negro mientras se da una palmada en la cara. Cuando se acerca a disculparse por asesinarla se da cuenta que la mujer no es real, es una estatua de un color verdoso.
El panorama se abre y descubre que están una isla pequeña llena de gente que huye aterrorizada, un perrito chihuahua le ladra al gigante, pero nuestro amado Rey de los Dragones no se inmuta, su atención es capturada por el terreno cercano. Según lo que el recuerda del video que vio, ha llegado a la isla de Nueva York. Rápidamente se transforma en humano para observar todo desde un punto de vista normal.
Como el mismo se hizo la promesa o al menos eso cree recordar, no lastimara a nadie más, vivirá una vida pacífica y se lanzara a la fama como una estrella del teatro. Así que comenzó esta aventura dando el primer paso como un hombre nuevo. Piso un trozo de mierda que el chihuahua había dejado pero eso no le inmuta al hombre.
Decidido, comienza su autodescubrimiento nadando de la isla hacia donde se ven los rascacielos en la lejanía. En el trayecto un pez lo muerde en una nalga, pero eso tampoco le importa porque Acnologia le devuelve la mordida solo recuperar energías y continúa hasta la playa más cercana.
Victorioso emerge de las aguas y admira el panorama, alza los brazos en señal de libertad y mientras da giros comienza a cantar.
— ¡Libre soy, libre soy!— En algún lugar debió haber escuchado esa melodía infernal, las personas que pasan cerca lo miran con espanto y deciden apresurar el paso antes de continuar ante tal espectáculo. Pero a Acnologia no le importa, por fin ah comenzado una nueva vida.
Ahora está por sí mismo en esta ciudad, solo el tiempo nos dirá que pasa con nuestro carismático sociópata.
Varios días después, al otro lado de la ciudad, en un centro comercial muy concurrido, una multitud rodea a un artista callejero. Lleva puesto un traje elegante como si fuera el más respetado de los magos en el mundo, pero ese fino aspecto es arruinado por su peinado, dos coletas sobre su cabeza, una cola de caballo y unos flecos despeinados. ¿Acaso es una especie de hombre conejo? ¿Las tendencias han evolucionado hasta esto? ¿Su hermanita lo odia y le hizo una mala broma?
No, el no es un adolecente ya, rozando entre sus treinta, podría estar haciendo lo mismo en algún programa de televisión y ganar una gran cantidad de dinero, pero aquí ni las palomas le dejan una popo sobre la charola que tiene frente a él. Claramente es un joven adulto que busca llenar sus vacios emocionales con atención, que tal vez que no recibió de pequeño. Nada personal, yo solo soy el narrador. Pero sus poses maldita sea, ¿tiene que ser tan excéntrico? Ok, vamos a darle una oportunidad a ver que hace.
Mientras mueve un pañuelo de aquí para allá, rápidamente aparece un conejo sobre sus manos que pone frente a su rostro.
— Y ahora, el fabuloso hechicero God Serena, desaparecerá a este inocente conejito para aparecer a una bella asistente. — Acto seguido y con mucha agilidad de sus manos, un par de contoneos de cadera y una patada frontal, el conejo desaparece. Este hombre de nombre y apariencia extraña levanta sus brazos y grita al cielo. — ¡Aparece!—
Un silencio llena el ambiente y todos los presentes están esperando que algo pase.
— Hey, no veo ningún linda asistente. — Dice un hombre gordo mientras devora un hotdog.
— Papi, papi, ese hombre es un fraude. — Un niño rechoncho y de voz chillona que también mastica grotescamente un perro caliente, le hace segunda.
— ¿Eh?— Serena mira alrededor de sí mismo y al parecer no funciono su acto de magia. – Gente de Nueva York, esto es parte del truco, ahora si funcionara, ¡aparece!
Un par de palmadas, palabras sin sentido y brillantina directa desde sus bolsillos, son los movimientos para concluir el truco, una vez más levanta sus brazos al cielo. Y nada pasa.
Esta vez sí apareció algo. Un conejo muerto cae de entre sus ropas.
— Hijito, estoy muy vieja para estas tonterías. — Una anciana se da media vuelta al ver que el acto no ha llevado a nada.
— Si vámonos ya, apestas viejo. — Dice alguien en el fondo. La multitud comienza a alejarse.
— Mami, ¿el conejito esta muerto?—
— Si mi amor, el hombre malo lo mató. — Una señora consuela a su inocente hija que voltea y le saca la lengua a God Serena.
—No esperen, no se vallan, tengo más ilusiones, tengo, tengo. — El hombre de las coletas ve como se alejan todos pero una idea llega repentinamente a su cabeza. – ¡tengo pirotecnia!
De entre sus ropas saca una varita mágica que en realidad en un tubo que lanza pequeñas bolitas de pólvora incandescentes. Eso no es suficiente para llamar la atención de la gente, pero si para provocar un incendio en el puesto de salchichas cercano. Ambos, padre e hijos de gruesas carnes estaban ahí por su segunda ronda y de no ser tan obesos habrían escapado rápidamente, pero fueron salvados por otras personas presentes. Al lograr apagar el fuego, voltean con una mirada centellante hacia God Serena que discretamente trata de huir a hurtadillas.
— No huyas. — La gente se convierte en una turba iracunda que comienza a perseguir a nuestro nuevo y extraño amigo por todo el centro comercial, carritos de comida y regalos caen por todos lados al correr despavorido, los guardias del lugar se unieron a la persecución pensando que se trataba de un criminal, y aquí el único crimen era su peinado. Cual cacería de brujas, las antorchas y tridentes no se hicieron esperar y hasta un sacerdote entre la multitud preparaba las oraciones para despedirlo de este mundo cuando lo atraparan. Por varios kilómetros continúo la odisea hasta que logó perderlos entre las calles de la gran ciudad.
Al fin, cuando se sintió seguro, se quita el saco y lo pone en un bote de basura al pasar junto, deja al descubierto una playera negra con un gato de lentes y mostacho en su estampado. Saca una pequeña libreta donde se pueden leer diferentes trabajos tachados.
Policía
Maestro
Cocinero
Vaquero
Ingeniero aeroespacial
Cocinero profesional
Diseñador grafico
Bombero
Cirujano
Sepulturero
Secretaria hombre
Escritor de novelas juveniles
Pintador de líneas en la calle
El paciente con mejor comportamiento en el hospital
El paciente con mejor comportamiento en el hospital psiquiátrico
Trombonista
Modelo de manos
Ilusionista callejero
Esta ultima profesión, típica de un joven nacido a mediados de los 80's, fue tachada con una larga cara de tristeza. Acto seguido, saca su teléfono y escribe en una conocida red social:
"De nuevo sin trabajo. #NoPainNoGain #EstaEsLaUltima #2K17 #Gatitos
Lo guarda de nuevo y camina con un aura de pesadez entre las grises calles de esta triste ciudad
— Oh, ¿Por qué la desgracia siempre me persigue?, a mí, el gran God Serena.— Grita al cielo mientras agita su puño. – Acaso estoy destinado a fracasar en cuanto trabajo toque. Señor, ¡dame una señal!—
Como milagro rosal, algo cae del cielo, pero no es la respuesta que pide, si no, un montón de basura que fue lanzada desde una ventana en lo alto.
— Se atreven a ensuciar al magnífico, al glorioso, God— Aun no termina de hablar buscando quien hizo eso, cuando un bote de basura lo impacta directo en el rostro.
— Ya te encontré, sucia anciana que vive en el edificio.— Le grita a una personita que se ve en lo alto de un rascacielos.
— Cállate fenómeno.— Una voz chillona se escucha a la lejanía.
— Va, al diablo, meses y meses buscando el éxito en esta ciudad solo me han traído desgracias, yo, el grande, el poderoso, el encantador God Serena. Debería ser el gobernador de esta ciudad. No, el emperador. No, no, el emperador supremo.—
Una señora pasa a su lado y el salvaje hombre de coletas la toma por los hombres y la sacude.
— ¿Me escucho señora? Yo seré el próximo emperador de este lugar.—
— Por favor no me haga daño.— Las lagrimas de la asustada ciudadana ruedan por sus mejillas.
— Discúlpeme, tenga un cheque— le da una hoja llena de garabatos que acaba de hacer en su libreta. — puede ir a cobrarlo a la oficina del emperador el próximo lunes en horario de oficina, no la podre atender yo, porque obviamente estaré en una reunión con los demás líderes mundiales, pero mi secretaria la recibirá con gusto.—
La asustada señora no pone atención a sus palabras al huir del extraño hombre que continua con su letanía por la calle.
— Pero, un líder tiene que ser bondadoso ayudar a los desprotegidos. Como a este vagabundo que yace en el suelo. Levántate amigo, te daré monedas y un par de consejos para que seas el vago más popular de este barrio.— God Serena ayuda a un tipo de cabello largo que dormía en el suelo.
Su extraño aspecto hizo salir de su soliloquio al extravagante Serena. Tartamudea al ver sus ojos llenos de rabia. Da un par de pasos atrás mientras el terror se puede ver en su rostro. Es, ni más ni menos que el mismísimo Acnologia.
–Esa cara tatuada, esos colmillos, esa aura de sangre tu debes ser el que me hizo tanto daño. —Las palabras apenas pueden salir de la boca de God Serena, pero rápidamente su cuerpo se enciende, como si acabara de encontrar a su némesis mortal. –Al fin nos encontramos, después de tanto tiempo, pondremos fin a esta rivalidad, tú vas a morir aquí, ¡Papá Noel!—
— ¿Eh?— Acnologia, el rey de los dragones, el sociópata de esta historia se encuentra con el fenómeno de la misma. Ambas figuras causan una distorsión en el espacio tiempo, el cielo se nubla en cuestión de segundos y los rayos crean el perfecto escenario para la batalla definitiva.— ¿Papá Noel?, ¡mi nombre es Acnologia, pedazo de caca!—
—¿Acnologia pedazo de caca? Ese nombre no me suena.— Serena deja su postura de pelea pero Acnologia no dejara pasar esta insolencia, o al menos eso pensaba hacer, antes de regresar a su postura en el suelo, seguido de un estruendoso rugido emitido desde el fondo de sus entrañas.
Unos minutos más tarde, podemos encontrar a ambos extraño degustando un sándwich en una banca de un parque.
— Te perdonare la vida solo por esto.— Acnologia devora ferozmente mientras habla.
Por otro lado, God Serena revisa su comida y le retira con unas pinzas pequeñas, los pedazos de tómate que con recuerda haberle dicho al empleado del establecimiento no le pusiera.
— Así que dime, ¿eres una clase de entusiasta de banquetas o algo así?—
— ¿Qué?, no, yo solo, no se que me paso— Acnologia termina de un gran mordiscosu sándwich y molesto cruza de brazos.
— No tienes porque esconder la realidad, viniste a esta ciudad en busca de un sueño, pero te diste cuenta que no es lo que parecía en realidad, la gente es muy mala y las costumbres extrañas.— Serena lo mira mientras levanta una ceja, indicando que ha dado en el clavo.
— ¿Cómo lo sabes?, ¿eres un hechicero?—
— En algún momento fui algo así.— Se refiere a su corta carrera de ilusionista. –pero antes de eso, estuve en la misma situación que tú, vine buscando el éxito y encontré la desgracia. Toqué fondo. Llegue a dormir en la calle, con hambre y frio. Las mujeres me despreciaban, los hombres me humillaban, los niños se reían de mi, pero ya no mas.—
— Entonces, ¿lograste derrotar a esta ciudad y ahora eres un hombre exitoso?— Acnologia lo ve con anhelo pensando que ha encontrado la respuesta a sus males, pero a hurtadillas le roba el sándwich a Serena mientras comienza a hacer sus típicas poses excéntricas.
— Pues no, digamos que estoy haciendo un ajuste en mi vida.— Las palabras del hombre de las coletas hace que se borre la sonrisa de Acnologia al saber que miente. –Pero cuéntame, ¿a que has venido a este lugar?—
— Yo eh venido a una sola cosa, mírame bien porque un día seré el actor mas reconocido de Broadway, jajajajajajajajajaja.— El cara tatuada se sube a la banca y se ríe cual villano de cuento.
God Serena no se puede contener y también ríe a carcajadas.
— Hey hombre conejo, te burlas de mi sueño.—
— Claro que no, me siento contento de conocer a una persona con los mismos ideales que yo. Pero la senda del guerrero es solitaria y debemos continuar por caminos separados.—
Ambos miran los edificios al horizonte como si el estuvieran dispuestos a conquistar esta ciudad. Pero bajando un poco la mirada, ve una multitud enardecida que se acerca con antorchas y tridentes.
— Es él el hombre que me atacó.— Frente a los ciudadanos furiosos esta la señora que acababa de asustar God Serena.
— Y además es el que incendio el centro comercial y un orfanato.— Los gorditos come salchichas también lo reconocen ya que es la misma gente que lo persiguió el día de hoy. La gente los rodea dispuestos a lincharlos. – digan sus oraciones, nenes.—
Acnologia se pone de pie y les hace un rugido que se escucha hasta el ultimo rincón de la ciudad, acto seguido, un silencio sepulcral yace en el parque y solo hasta que Acnologia se vuelve a sentar, la gente reacciona y comienza a correr despavorida, un par de ellos se caen en el trayecto.
God Serena también de boca abierta mira al monstruo frente a el y después de pensarlo bien continua en lo quedo.
— Como te decía, el camino del guerrero es solitario, pero nosotros no somos guerreros. Somos dioses y ambos conquistaremos la gran manzana. Además, mi departamento es muy grande solo para mí.—
— ¿Me estas diciendo que puedo dormir bajo techo esta noche?— Los ojos de Acnologia se llenan de lagrimas de emoción.
— Claro puedes quedarte el tiempo que quieras, también tengo comida—
— No se hable mas, vámonos de una vez.—
Así, dos adultos con sueños excéntricos comienzan su aventura, una ciudad los espera y miles de aventuras dispuestas a ser conquistadas. ¿Será el comienzo de una maravillosa amistad?, o ¿el fin del mundo a comenzado con un sándwich? Solo lo podremos descubrir en el siguiente capitulo de: "¡Sirenoman y chico percebe!", digo, "DOS DRAGONES EN NUEVA YORK".
— Oye, ¿en serio quemaste un orfanato?—
— Si, pero eso fue en otra ocasión.—
— Jaja, me caes bien hombre conejo.—
Serena ríe con él, mientras escribe un nuevo trabajo en su libreta.
