Capítulo 1- Cuando el conocernos fue sólo un juego de niños-

La brisa soplaba despeinando a un pequeño niño castaño de ojos violetas que caminaba por un bosque desierto. El pequeño sujetaba el borde de su ropón blanco mientras miraba a su alrededor, asustado.

De pronto el arbusto a su derecha se movió.

-¿Qui-quién es?-preguntó con voz aguda por el miedo.

Una sombra saltó de atrás del arbusto y un grito surgió de la garganta del niño antes de que éste se tapara los ojos

-Hola-dijo una voz infantil- ¡Abre los ojos, miedosa!

El niño abrió los ojos, ante él se encontraba un "niño" un poco más alto qué él, su cabello castaño claro se encontraba atado en una pequeña cola de caballo, tenía una espada de madera en el cinto y una alijaba en la espalda de la cual sobresalían un arco y varias flechas. Sin embargo, a pesar de su aspecto, ese "niño" era en realidad una chica.

Una sensación diferente le indicó que ese "niño" era como él... un país...

-¿Quién eres, niñita asustada?-preguntó "el" castaño claro con una sonrisa valiente en la boca

-Soy... soy Austria...-respondió temblando de miedo, temía que su acompañante lo fuera a atacar.

-Yo soy la poderosa República de Hungría-dijo "él" blandiendo su espada de madera, haciendo que su acompañante retrocediera con miedo hasta esconderse detrás de un arbusto- Vamos, no te haré nada, cobarde.

Entonces apareció otro niño; su cabello era blanco como la nieve y sus vivaces ojos eran color escarlata. Una sonrisa burlona apareció en su boca. Tenía un pequeño pajarito amarillo en la cabeza.

-¡Hahaha!-rió en voz alta con una pose de superioridad- ¡Arrodíllate ante el grandioso yo!

La húngara miró molesta al recién llegado y le apuntó con su espada.

-¿Y tú quién eres?-preguntó entrecerrando los ojos.

-¡Hahaha! ¡Yo soy el grandioso Prusia, inclínate ante mí!-respondió con una amplia sonrisa

-¡Yo no me inclino ante nadie!-dijo "el" castaño molesto.

-Si no te inclinas por las buenas, te inclinarás por las malas-dijo el albino acercándose a ella con una espada de metal- ¡Hahaha!

Sin embargo, por más esfuerzos que hacía, la húngara lo venció fácilmente.

-¡¿Quién es el que se inclina ahora?!-preguntó ella con una sonrisa triunfante mientras ponía un pie en su espalda empujándolo contra el suelo.

Entonces los ojos rojos del prusiano se encontraron con los violetas del austriaco el cual se había asomado entre las ramas del arbusto donde estaba escondido.

-Mira que linda niña-dijo con una sonrisa- Kesesesesese~

-¡No soy una niña!-le reclamó el aludido molesto saliendo de su escondite.

-Si lo eres, eres una niña llorona-dijo la húngara dirigiendo su atención hacia él

-¡Hahahaha!-se rió el albino tomando un caracol del suelo y acercándoselo al castaño- ¡Cómetelo!

-¡No, qué asco!-retrocedió el pequeño

La húngara se unió al acoso empujando al austriaco para acercarlo al caracol y cuando el prusiano metió la punta de la nariz del pobre castaño en el caracol, el ojivioleta lo empujó llorando antes de huir mientras los otros dos reían a carcajadas.

-¡No huyas!-gritó el albino riéndose.

-No irá lejos-dijo la húngara sacando su arco y tomando una flecha, se la lanzó al niño que corría dándole en el trasero.

-¡Hahahaha!-rieron ambos estruendosamente, la húngara corrió y saltó sobre el austriaco que había caído al suelo por la flecha.

-¡Arriba niñita!-ordenó la castaña pegándole en la cabeza con su espada de madera

El ojivioleta se puso de pie llorando tanto por el dolor como por la humillación.

De pronto, a lo lejos vieron a un niño rubio de ojos azules encima de un rubio cejón de ojos verdes.

-¡Angleterre! Siempre ha sido mi sueño conquistarte-dijo el ojiazul aferrándose al cuello del inglés.

-¡Quítate de encima Bloody git!-le reclamó el ojiverde jalándole el cabello.

El austriaco aprovechó que la húngara y el prusiano estaban distraídos para huir y esconderse.

-¿Uh?-preguntó la castaña mirando a su alrededor-¿Y la niña dónde está?

-Lo más probable es que haya huido intimidada por el grandioso yo-dijo el prusiano con una sonrisa de superioridad

-Pues lamento decirte que tu "grandioso" trasero fue pateado por mi Hahaha!-se burló la húngara.

-Suerte de principiante-dijo el albino molesto sacando su espada y ambos niños empezaron a pelear.

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