Hola a todos los que lean esta historia, quizás algunos que hayan leído la novela ¨La fuerza de la sangre de Cervantes piensen que esta es una copia, la verdad es que tome parte de la idea del libro pero si siguen leyendo se darán cuenta de que es muy diferente, desde los diálogos, que son casi inexistente en la novela original como en hechos que jamás ocurrieron el e libro, espero que les guste y que dejen su opinión,

La fuerza de la sangre.

Capítulo 1: Primer encuentro, buscando a un ángel.

El calor de aquel verano era sofocante, el solo hecho de pensar en permanecer en las casas parecía absurdo, por tal motivo la mayoría de los jóvenes en ciudad del Este salían por la tarde de sus hogares para dar un par de vueltas, juntarse con algunos amigos o simplemente respirar un poco de aire.

-Detesto estar de vuelta, nunca me ha gustado mucho esta ciudad, jamás ocurre nada interesante- dijo de forma resignada Roy Mustang, un joven de 21 años, cabello y ojos profundamente negros, que hacían resaltar su piel clara, era sin dudarlo muy guapo y encantador, lo que no dudaba en utilizar para llamar la atención de las chicas

- Deberías estar feliz de estar de vuelta en casa, tu madre parece dichosa de tenerte nuevamente a su lado, desde que entramos a la milicia apenas tenemos tiempo de compartir con nuestras familias, así que lo mejor que puedes hacer es cambiar es cara y disfrutar del par de semanas que pasaremos aquí antes de regresar a Central- le dijo risueño Maes Hugues, el mejor amigo de Roy y quizás la única persona que lo conocía tan bien como a el mismo, ambos jóvenes habían ingresado hacia tres años a los militares, abandonando todo para defender a la nación, sin embargo una de esa misiones los traía de vuelta a su ciudad natal sin imaginar los cambios que eso traería en sus vidas.

-Quizás tengas razón, aprovechemos estas semanas de comida casera y si tenemos suerte, podríamos conseguir alguna linda chica que quiera salir con nosotros- Dijo sonriendo Roy mientras se alejaban con su amigo rumbo al parque de la ciudad.

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-Este verano a sido demasiado caluroso, ¿Por qué no vamos a beber algo Riza?, ¡Riza te estoy hablando!- Gracia miro molesta a su amiga que miraba lánguidamente el libro que tenia entre sus manos, Riza pareció despertar de un sueño y le sonrió para calmarla.

-¿Qué decías del calor?- pregunto la chica con vos distraída mientras observaba a los paseantes del parque-

-Decía que era un verano muy caluroso y que deberíamos ir a beber algo, ¿Qué te ocurre hoy Riza?, pareces ausente, como sin nada te importara

-Nada, solo pensaba en lo que me dijo hoy mi abuelo, quiere que busque un novio- Gracia sonrió a su amiga que parecía preocupada.

-Y yo creo que tiene razón, ya no estamos en edad de seguir pensando en juegos y esas cosas, debemos pensar en nuestro futuro, Riza, debemos pensar en formar una familia.

-Quizás, pero no me casare si no es por amor, aunque no lo haga nunca, solo estaré con alguien porque lo ame- Riza volvió a la lectura de su libro mientras su amiga la miraba resignada.

Riza Hawkeye tenia al igual que Gracia 17 años, sus padres habían muerto hacia un par de años por lo cual vivía con su abuelo, el General Grumman , que la adoraba. A su corta edad las ideas y el fuerte carácter de la muchacha se habían impuesto sobre el de su abuelo, que a pesar de sus muchos intentos aun no lograba comprometerla y no por falta de atributos ya que la muchacha era hermosa y llamaba la atención de los chicos con facilidad, pero ella parecía esperar resignada que un día el amor llegara a su puerta sin necesidad de ir a buscarlo.

-Mira Riza, militares, quizás tu abuelo sabe por que están aquí- Riza miro hacia donde le indicaba su amiga, y en efecto, dos militares caminaban platicando por el parque sin darse cuenta que su rumbo iba directo hacia ellas.

-Son jóvenes, no creo que mi abuelo los conozca, aquí casi todo el personal es mayor, pero puede que sea alguna misión o algo así, de igual forma creo que es mejor que nos vallamos.

-¿Pero por que?- pregunto Gracia extrañada de la actitud nerviosa de su amiga.

-Porque acaben de vernos y vienen hacia acá.

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-No recordaba que el parque fuera tan lindo, quizás es la nostalgia de no haberlo visto por tanto tiempo, Roy, ¿que es lo que miras?- Maes se detuvo a lado de su amigo que parecía completamente hipnotizado, el chico le señalo disimuladamente el lugar donde se encontraban las jóvenes sentadas.

-Es un ángel- fue lo único que Roy pudo responder a su amigo que miraba con mayor detenimiento a la chicas.

-Si, están muy guapas, pero no creo que sea correcto que ahora comiences a actuar como un idiota, porque están mirando para acá-

-No la recuerdo, ¿crees que sea de la ciudad?

-Una de ellas me es familiar, no lo puedo creer, es Gracia, ¿la recuerdas?, jamás pensé que se convirtiera en una chica tan hermosa, pero a la otra no, quizás llego cuando nosotros nos marchamos.

-Vamos, debemos hablarles- Roy se dirigió con paso seguro mientras Maes lo seguía resignado pero ante de que estuvieran lo suficientemente cerca las chicas se pusieron de pie y caminaron rápidamente.

-Esperen, no se vallan- les grito Roy antes de que se subieran a un coche que parecía esperarlas, pero solo Gracia volteo hacia ellos.

-Es tímida, no quiere hablar con ustedes, lo siento, mejor suerte para la próxima- y se despidió con un gesto de la mano para desaparecer luego.

-Creo que tu ángel no quiere ser conocido, mejor resígnate y busca a otra chica, así tendrás algo que hacer por las tardes- Maes lo miro divertido al ver el gesto abatido del chico.

-Conseguiré hablar con ella aunque sea lo ultimo que haga, solo necesito saber donde vive y que es lo que hace, y como tu conoces a su amiga, me ayudaras.

-Claro que no lo haré, Gracia me detestaba, ni siquiera creo que me recuerde, así que no puedo llegar a su casa y pedirle que me diga como se llama su amiga y que me de su dirección.

-Entonces lo averiguaremos- finalizó Roy molesto mientras su amigo lo moraba preocupado.

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-Aun no entiendo el motivo por el que huimos, solo querían platicar con nosotras- Gracia miraba distraídamente a su amiga que seguía mirando por la ventana.

-No me agradan los militares, prefiero no tener relaciones con ellos.

-Tiene gracia que tu lo digas, si no me equivoco tu abuelo es un general- la chica la miro divertida y Riza sintiéndose vencida imito su gesto.

-tienes razón, no lo se, creo que solo temí que esos chicos me agradaran, lo mas probable es que no se queden aquí por muchos días, no deseo sufrir por nadie mas- Riza oculto el rostro entre sus manos y Gracia la abraso para consolarla.

- Lo de tus padres no fue tu culpa, debes dejar de sentirte culpable-

-No es culpa Gracia, solo es que aun los extraño- Riza le dedico un sonrisa un poco triste justo en el momento que oyeron pasos en el vestíbulo.

-Buenas tardes señoritas- el general Grumman se acerco a saludar a la muchachas y observo preocupado el semblante de su nieta- ¿Que te ocurre querida? ¿Has tenido un mal día?-

Riza negó con la cabeza y dio un beso en la mejilla de su abuelo para disipar las dudas.-Por supuesto que no me ocurre nada, solo platicábamos con Gracia sobre ciertos militares que vimos hoy en el parque, ¿es alguna nueva brigada?, porque eran jóvenes y aquí casi todos son mayores.

-Algo por el estilo, algunos de los muchachos permanecerán aquí por algún tiempo, otros simplemente estarán por un par de semanas y luego regresaran a central, ¿ por que tienes tanto interés?,¿te gustaría que te presentara a alguno de ellos?, ha venido en el grupo un joven alquimista y es bien parecido- Grumman miro divertido a su nieta que estaba con las mejillas arreboladas pero conservaba su aplomo habitual.

-Si es por lo que hablamos en la mañana, ya conoces mi respuesta, así que no malgastes tu tiempo conmigo ni con tus subordinados.

-Solo era una sugerencia , pequeña, no es necesario que te enfades, y tu Gracia, ¿ no quieres que te los presente?- la chica parecía a punto de relatar lo acontecido en el parque, pero una mirada de Riza le advirtió que no hablara del asunto o se arrepentiría.

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Durante 5 días, Roy aprovechaba todo su tiempo libre para rondar el parque manteniendo la esperanza de volver a encontrar a la muchacha, pero nada, parecía como si se la hubiese tragado la tierra. Su madre lo encontraba pálido y distrito y llego a la conclusión de que extrañaba Central por lo que decidió mantenerlo ocupado, por ese motivo el y Maes se vieron obligados esa tarde a ir de compras al mercado a pesar de que Roy protesto hasta que su madre cerro las puertas a su espalda.

-Odio salir de compras, odio esta maldita ciudad,- Roy caminaba murmurando maldiciones mientras Maes lo observaba preocupado.

-Hoy me comunicaron que el lunes vuelvo a Central- Roy lo miro dudoso pero prefirió seguir guardando silencio.- No podré irme tranquilo si se que sigues obsesionado con esa chica, Roy, no te negare que es hermosa pero quizás no es de esta ciudad, y lo único que consigues es deprimirte.

- Lo se, no se que me ocurre, estoy como loco- la atención de los chicos cambio por completo al encontrarse de frente con Riza y Gracia que también compraban en ese momento, Roy perdió el poco color que le quedaba y miro fijamente a Riza que sintió como se ruborizaba y arrastro a Gracia para que siguieran su camino.

- Ese era tu ángel Roy, y lo único que fuiste capas de hacer es poner esa cara de idiota- Maes dio una palmada en la espalda a su amigo que pareció despertar de un sueño.

-Sigámosla, no pude vivir demasiado lejos de aquí, necesito hablar con ella, vamos-

-¡¿Y que ocurrirá con las compras de tu madre?!- Grito Maes pero no obtuvo respuesta porque el chico iba ya muy lejos.

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Riza contemplaba nerviosa desde la ventana de su cuarto como aquel joven se paseaba sin descanso, desde hacía tres días que cada tarde así lo mismo, sabia que era uno de los militares que encontraron ese día en el parque y luego en el mercado, no sabia porque se negaba a hablar con el, quizás si ella lo hacia sabría lo que el chico pretendía y lograra que la dejara en paz, pero algo en el le atraía, no podía dejar de notar que era muy apuesto, pero lo que la cautivaba era ese brillo extraño en sus ojos, el enigma que ellos velaban.

- ¿Que le digo hoy si me pregunta nuevamente por ti?- Gracia miro de reojo a Riza que fingía acomodar unas flores en el jarrón junto a la ventana- No creo que me crea que no te conozco si he venido dos días seguidos a tu casa.

-No lo se, inventa algo, da igual- Riza abrió un poco la cortina y al encontrarse con la mirada de Roy la cerro de golpe volteando visiblemente sonrojada hasta encontrarse con los ojos de Gracia fijos en ella.

-Todo esto terminaría si te decidieras a hablarle, o por lo menos si dejaras que el lo haga, no se que te ocurre Riza, pero tu no eres así, menos por un chico.

-Gracia, creo que el problema es que… me estoy enamorando de alguien que ni siquiera conozco.

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La partida de Maes a Central dejo a Roy mas sumido aun en su desesperación, cada día que pasaba era un día menos para intentar hablar con la joven, se sentía frustrado y molesto por su propia incapacidad de poder acercarse a ella, había conseguida averiguar donde vivía luego de su encuentro en el mercado, pero a pesar de eso no había sido capas de cruzar palabra con ella, su amiga iba cada tarde a visitarla se negaba a darle información de la chica, lo único que a veces lograba alegrar su tardes de vigilia constante era cuando ella se asomaba a la ventana y sus ojos se encontraban, era el ansiado premio a su espera, pero aparte de eso no había nada mas. Mil ideas cruzaban cada noche su cabeza, ideaba planes para acercarse a ella pero al llegar la mañana todos se desvanecían, por eso al llegar al cuartel esa mañana tomo la decisión de que esa noche el hablaría con la joven, su plan no podía tener fallas, solo necesitaba que unos cuantos amigos le ayudaran para por fin conocer a la mujer que lo atormentaba en sueños