ROBANDO UNA FELICIDAD
Aún no podía creer que estuviera en esa situación.
Trato de cepillar su pelo una vez más viendo que era un total desastre, se pasó el cepillo cerca de cinco minutos pero fue en vano, sencillamente su pelo era indomable. Vio su reflejo en el espejo que tenía frente a ella y dejo salir un suspiro de desesperación. Sus ojos cafés reflejaban la tristeza que llevaba dentro, pensó en ponerse un hechizo para cambiar el color de sus ojos, si iba a cambiar de vida sería bueno que cambiara totalmente su apariencia, así no recordaría a cada rato lo que había perdido.
-Hermione ¿ya estas…- no termino la frase. Veía a su amiga tan triste en lo que debería de ser el día más feliz de su vida. La castaña vio llegar a la pelirroja a través del espejo. Su rostro permanecía inmutable.- Hermy- le dijo posándose tras ella y poniendo sus manos sobre los hombros de la castaña- ya te están esperando- al oír aquellas palabras sus lagrimas no pudieron esperar más y comenzaron a salir de sus ojos.
Impulsivamente se dio la vuelta y abrazo a su amiga tratando de reprimir sus sollozos. ¿A cuántos no les estaría robando la felicidad con ese acto tan egoísta? ¿Pero acaso ella no se había vuelto egoísta en los últimos meses?
-Lo siento Ginny- sollozo más fuerte- te estoy robando tu felicidad y eso no es justo
-Tranquila- le hablaba con una voz tranquilizadora mientras le acariciaba su pelo- se porque hacen esto- no quería decir su nombre, porque si no ella también rompería en llanto- Si es por tu bien todo estará bien, ya verás.
-¿Sabes? –Estaba un poco más tranquila- mentir nunca a sido lo tuyo Ginny- ambas se sonrieron tratando de infundirse valor.
-Bueno- dijo Ginny separándose de su amiga- ya es hora
La habilidad de Ginny lo gro lo que Hermione no había conseguido, en un segundo su pelo ya estaba arreglado y para rematarlo en la cima de su chongo le puso un tocado que llevaba un velo que caía libremente sobre su nuca.
Con esfuerzo la pelirroja tomo a la castaña por los hombros y la levanto.
-Estás hermosa Herms… vamos- le tendió una mano, la cual Hermione tomo por inercia. Había dejado su corazón de lado, ahora tenía que pensar en lo mejor para alguien más, para otra persona que pronto llegaría a este mundo. Tenía que ser egoísta con ese alguien.
No se dio cuenta de que ya habían llegado a la perta de mármol blanca.
-Yo entro primero, y cuando oigas la música entras tú- antes de que entrara a la iglesia volteo y le dio una última mirada nostálgica.
Oyó la marcha nupcial indicándole su entrada.
La melodía le sonaba tan lejana, totalmente ajena. Pudo ver a todos sus conocidos elegantemente arreglados. En los asientos de adelante estaban todos los Weasley, Ron ahora abrazaba a Lavander, ya llevaban saliendo un tiempo, y a decir verdad a Hermione la chica le agradaba bastante, era todo lo que Ron necesitaba. Vio como Lavander se abrazaba a Ginny mientras ambas derramaban lágrimas, solo que las lágrimas de la pelirroja eran tan distintas a las de su cuñada y la castaña sabía la razón, sabía que tenía que ser egoísta, pero simplemente no podía serlo, ella no era así.
-Acepto- esa simple palabra la hizo volver a la realidad causándole un dolor en el pecho. Por fin desde que había llegado tuvo el valor para voltear a la derecha y poder ver al hombre que la había pronunciado. Ese pelo azabache que siempre llevaba revuelto ahora estaba engominado, sus ojos verdes la miraban con una sonrisa nostálgica.
-Y usted Hermione Jane Granger acepta al señor Harry James Potter para amarlo en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza hasta que l muerte los separe- amarlo.
Sus oídos dejaron de oír al escuchar esa palabra. Amor.
Quería demasiado a Harry, y claro que lo amaba, no en vano habían pasado por tantas travesías juntos, pero no era esa clase de amor que te hace querer estar el resto de tu vida con una persona.
Una vez más volteo, y la imagen de Ginny desolada, la hizo cuestionar sus actos. Todos los presentes la miraban esperando su respuesta. Harry la miraba con el ceño fruncido, Hermione lo observo una {ultima vez y en su lugar estaba un castaño con ojos cafés. Pestañeo varias veces y de nuevo ahí estaba Harry, sus sentidos la habían engañado.
-No- todos en la iglesia empezaron a murmurar y a soltar pequeñas exclamaciones, pero a ella ya no le importaba, simplemente haría lo que ella creía correcto- lo siento Harry pero no puedo, eres como un hermano para mí y no puedo condenarte a la infelicidad - al decir aquellas palabras comenzó a recordar donde todo había comenzado- pero se que alguien aquí presente se muere por estar aquí a tu lado- dicho esto hizo un ademan con la mano señalando a Ginny.
Y ante la mirada atónita de todos echo a correr.
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