DISCLAIMER: El universo Twilight y sus personajes pertenecen a Stephenie Meyer, yo sólo me he inspirado en él.


Capítulo uno:

Novedades

La vida en Forks se me asemejaba a la vida en un mundo alienígena. El color verde estaba por todas partes. Papeleras verdes, paradas de autobús y autobuses verdes, semáforos verdes... Pero lo que más predominaba era la vegetación. El pueblo está rodeado por una vegetación abundante y muy verde debido a las recurrentes lluvias. Hay tanto verde que marea.
Resoplé con fastidio mientras corría las cortinas de la ventana de mi cuarto para tapar aquella imagen. Lluvia, otra vez. Me había parecido buena idea llevar zapatillas de lona al instituto, pero me las acabé cambiando por unas deportivas que no calaran. Bajé las escaleras corriendo, me despedí de Charlie, y me dirigí a clase.
Otro día más.
En Forks nunca pasa nada, es un pueblo bastante tranquilo. Por eso, cuando llega alguien nuevo, y más a mediados de curso, es lo más emocionante del día. O del mes... o mejor dicho, del semestre entero. En este caso, la novedad era el chico nuevo.

-Bella, ¿te has enterado?- era la hora del almuerzo y nos habíamos juntado para comer en el comedor, como era habitual. Alice parecía muy emocionada.

-¿Enterarme? ¿De qué?- pregunté sin interés, intentando pinchar con el tenedor unos trocitos de maíz que habían sobrado de la ensalada. Sabía que me lo iba a contar de todas maneras y que le gustaba cotillear, no le iba a quitar ese placer y había decidido ser benevolente con ella. Al fin y al cabo era una de mis mejores amigas.

-¡Ha venido un chico nuevo!- dijo en un susurro bastante chillón. Sus grandes ojos verdes chispeaban de alegría, eso significaba que era más que un simple cotilleo. Miré a Rose inquisitivamente, pero ella se encogió de hombros.

-¡Qué bien!

Me volví a concentrar en el maíz. Pero la notaba. Notaba al duendecillo de mi amiga taladrándome, queriendo que le siguiera la conversación. Solté una risita y la volví a mirar, divertida.

-A ver, cuéntame, ¿qué le pasa al chico nuevo?

Alice sonrió de oreja a oreja y comenzó a hablarme de lo guapo que era, de sus ojos verdes, de que era tan guapo... De su sonrisa y de, joder, sus ojos verdes. La tuvimos que animar a que saliera de ese bucle sin fin, y al final nos contó la historia. El muchacho guapo de ojos verdes va con ella a clase, y como era de dibujo y ella era la alumna con mejor nota promedio, lo habían sentado a su lado para que se pusiera al día con el temario. El caso es que el chico parecía muy simpático, y Alice, sin contarse un pelo, empezó a hablar con él. En ese momento decidió que le gustaba.

-Eh, eh, eh, más despacio. Puedes decir que es guapo, que está tremendo... Incluso que te acostarías con él.- dijo Rose enumerando con sus finos y largos dedos de manicura perfecta- Pero gustar... No lo conoces Alice.

-Me gusta- La aguda voz de Alice sonó determinante, luego alzó la barbilla con orgullo- Lo he decidido.

-Lo ha decidido. Dice que lo ha decidido- Rose suelta una carcajada tan fuerte que los de la mesa de atrás se giran para ver qué pasa.- Ojalá fuese tan simple.

-¿Y... cómo se llama el chico misterioso?

-No lo sé

-¿De dónde viene?

-No lo sé

-Bella, la pregunta importante es si tiene novia. ¿Alice...?- Rose lucía una sonrisa suspicaz, pero Alice la fulminó con la mirada.

-Te digo yo que no tiene novia, no seas gafe.

Durante la hora de Literatura todo el mundo cuchicheaba. Todo el colegio estaba revolucionado. Me exasperaba, pensando cómo se sentiría el chico nuevo con tantas miradas encima, con su llegada en boca de todos, con los rumores falsos que ya estarían recorriendo los pasillos... Por lo que decidí sentarme en la mesa de al lado de la ventana y abstraerme de aquello.
Afortunadamente, el profesor Williams entró, y, con un portazo, calló a todos mis compañeros. Pero cuando llamaron a la puerta, y la abrió un chico de cabellos broncíneos muy revueltos, volvieron a cuchichear.
El muchacho le entregó una hoja de papel al profesor, y lo único que pude oír fue "Al lado de la señorita Swan".
Lo veía acercarse y me había puesto nerviosa y con la cara del color del tomate. Podía sentirlo. ¿Por qué? Porque parecía sacado de la portada de una revista y sus ojos verdes me miraban fijamente mientras se acercaba. ¿Es que no se tropezaba con las mochilas que había desperdigadas por el suelo? ¿Es que no había nada más que mirar? ¿Es que no había más sitios vacíos en el aula?
Dejó la mochila en el suelo y me susurró un "hola" acompañado de una perfecta sonrisa, para luego sacar los libros. Lo imité, aunque mi sonrisa era patética, y me enfrasqué en la lectura del libro que llevaba escondido debajo de la mesa, creando un muro entre él y yo con todo mi pelo para tapar mis mejillas rojas.
Llevaba ya un par de minutos intentado leer el mismo párrafo, pero su colonia no me dejaba concentrarme.

-Está sobrevalorado- oí de repente a mi lado. Me giré instintivamente y vi que hablaba conmigo, mirando mi libro.

Arqueé una ceja, incrédula, y señalé a mi libro. No podía estar diciendo eso.

-Es broma. De hecho ese mismo libro lo he leído tantas veces que he perdido la cuenta...- esbozó una sonrisa ladeada y se acercó más a mí para susurrar en mi oído, tan bajito para que no lo oyera nadie más- Me estoy volviendo loco, es agobiante. Pareces la única normal aquí.

Rodé los ojos, mostrándole apoyo. No quería hablar en clase, el profesor Williams era muy estricto.

-Oh, vamos, señorita Swan- una sonrisa divertida apareció en sus labios- sé una buena compañera de mesa. Puedes hablar bajito.

Reprimí una sonrisa y moví la cabeza de un lado a otro, negando. Él simplemente amplió su sonrisa y se relajó en su asiento, estirando las piernas y revolviendo su cabello cobrizo.

"Bella. Señorita Swan SOLO me llama el profesor Williams. Por favor, tú también no " escribí en una hoja en sucio, y se la pasé. Él me miró, más divertido aún.

"Bella, eres muda?" su caligrafía era elegante y delicada. A su lado la mía parecía la letra de una niña pequeña, torpe e infantil.

"Soy cautelosa. El profesor Williams odia que hablemos, y no quiero bajar mi nota"

"Oh, eres un cerebrito! Eres la empollona!"

Lo fulminé con la mirada y no volví a escribir. Pero él sí.

"Es siempre así? Me siento demasiado observado, es agobiante"

"Sí. Lo sé"

"Acabará pronto?"

Resopló con frustración. Negué con la cabeza y le susurré un "lo siento" al oído. Y aquella fue la primera vez que sentí esa mirada. La mirada que parecía que leía tus pensamientos. Una mirada verde, profunda, taladrando mis ojos marrones.

-Señor Cullen- El profesor Williams se encontraba detrás de su mesa revisando unos papeles. Mi compañero desvió la mirada de mis ojos y se dirigió a hablar con el profesor. Todos los demás compañeros se estaban marchando ya. El timbre había sonado y no me había dado ni cuenta.
Y decidí huir. Huí porque me sentía rara, porque sentía que todas mis defensas estaban rotas. Por... Alice.
Joder.
Alice.

Mi mejor amiga estaba decidida a salir con mi compañero de mesa, y yo me sonrojaba cuando él me miraba o hablaba.
Cuando llegué a las taquillas, Rose estaba en la de al lado sacando sus libros. Se lo conté todo rápidamente, pero ella miraba al otro lado del pasillo.

-Rosalie, por el amor de dios, qué...- rezongué mientras seguía la dirección de su mirada atontada- Vale, va a ser mejor hablar luego.

Su mirada estaba fija en Emmett. Era el capitán del equipo de fútbol, por lo que era un chico enorme y fuerte, lo que contrastaba con su cara dulce de niño. Ninguno de los dos daba el brazo a torcer y llevaban meses con el juego del tonteo y coqueteo. Ahora era Emmett el que miraba, y Rose la que ignoraba.

-Ya está, te escucho.

-Sí claro, hasta que Emmett vuelva a pasar de ti.- Le dije, dándole la espalda a Emmett y encarando a mi amiga.

-Venga, Bella- me dijo con tono firme. Ella nunca suplicaba, nunca insistía. Lo pedía firmemente.

Le volví a contar todo, mientras ella se entrelazaba los mechones dorados de su pelo con sus gráciles dedos, formando una trenza perfecta. Todo esto mientras me miraba atentamente, como si fuese tan natural como respirar. A veces me daba envidia. Mucha.

-Espera- dijo mirando por encima de mi hombro, y resoplé.- No, en serio, te escucho. Es que está tremendo.

-¿En serio, Rose? No sabía que pensabas que estaba tremendo, ¡qué notición!

-Ja ja ja- me miró con paciencia.- Te he dicho que te escucho. El que digo que está tremendo es el señor Cullen, que está hablando con el señor Tremendo número uno, mientras no te quita los ojos de encima.- Sentí un vacío en mi estómago.- Ay, no pongas esa cara, Tremendo número uno, obviamente, es Emmett. El que te mira es el señor Cullen- El vacío se hizo más grande en mi interior, como si se me hubiese dado la vuelta el estómago- No te gires. Espera.

Rodé los ojos y no le hice caso. El juego de coqueteo de Rosalie no iba conmigo, y tampoco estaba interesada en ello, así que me giré un poco y de repente lo vi. En clase no me había fijado tanto en él, pero desde esta perspectiva parecía más guapo aún. Me miraba mientras hablaba despreocupadamente con Emmett, pero cuando nuestras miradas se cruzaron, su boca dejo de moverse y esbozó una perfecta sonrisa ladeada, mientras se revolvía aquel cabello broncíneo con una mano. Me quedé estática. Oí a mi amiga decir "sí, te está mirando", a mi lado. Luego fue todo muy rápido. El otro grandullón siguió la mirada del "señor Cullen" y me miró, haciéndome una seña con la mano para que me acercara. Resoplé y me volví a girar, sacando los libros de Cálculo de mi taquilla, y cerrándola bruscamente.

-Yo me voy a clase. Avísame cuando encuentres a una sola persona sin las hormonas revolucionadas.

Rosalie soltó una melodiosa risa y me siguió. Oímos nuestros nombres al otro lado del pasillo, pero continuamos la marcha hasta el aula de Cálculo. Allí, Rose se sentó al fondo de la clase, y yo en segunda fila. Se me daba muy mal la asignatura y tenía que enterarme de todo como fuera.

Esa misma tarde, al acabar las clases, fuimos a comprar nuestros vestidos para el baile del viernes. Era un baile que había organizado el comité de fiestas, con Alice al mando, para dar la bienvenida a la primavera. A mi pequeña amiga le encantaba planificar eventos, y aunque le había traído de cabeza, estaba emocionada con el resultado. También le encantaba torturarnos. Lo siento. Maquillarnos, vestirnos, peinarnos... usarnos de Barbies. Era una auténtica tortura. Rose se dejaba, pero yo lo odiaba con todas mis fuerzas.

-¡Éste!

Alice levantaba un vestido rojo de corte asimétrico y ajustado, pero Rose se lo arrebató y fue corriendo a probárselo.

-Pues me da a mi que ese no...- murmuró rebuscando entre otros vestidos de colores fuertes.

Mientras tanto, yo busqué el vestido más feo que podía encontrar y fui al probador con él, contando los segundos que tardaría mi amiga en frenarme. Exactamente tres.

-Eres una amenaza pública. No puedo dejarte sola- Miró el vestido que yo llevaba en la mano y me lo arrebató, con cara de asco. Me puso encima de los brazos uno color rosa, de escote asimétrico y entallado.

-Esto no va conmigo- dije, negándome a probármelo. Cuando vi los ojos amenazadores de Alice, me metí corriendo al probador.

Me lo puse y recogí mi pelo ondulado en un moño, para poder verme mejor. Me sorprendió lo cómodo que era, pero cuando me vi en el espejo, me sorprendí aún más. Siempre había sido delgada, y solía pasarlo mal con los vestidos porque ninguno me convencía. Pero éste... era perfecto. Me quedaba un poco más largo de medio muslo, pero no llegaba a las rodillas, y resaltaba las pocas curvas de mi cuerpo. Me gustaba como me quedaba el escote asimétrico y el color rosa sobre mi piel. Alice había acertado de lleno.
Cuando las chicas lo vieron empezaron a divagar sobre qué zapatos podría ponerme y los accesorios que me dejarían. Las dejé hablando mientras iba a pagar mi vestido. Mis amigas prometieron que de todo lo demás se encargaban ellas. Rosalie se llevó el vestido rojo, pero también compró uno blanco y negro bastante atrevido, no para ella, que se atrevía con todo, pero sí para los demás mortales del mundo. Alice se había comprado el vestido a principios de curso, sabía exactamente qué ponerse y cómo ir en cualquier ocasión.
Acabamos tomando un café en una cafetería al aire libre. Había dejado de llover salía el sol, no se podía pensar en un plan mejor que ese.

-¿Le vas a pedir que vaya al baile contigo?

De la garganta de Rose salió una sonora carcajada, y rodeó nuestros brazos con el suyo.

-No necesito que un grandullón egocéntrico me acompañe al baile. Mi pareja vais a ser vosotras, Al.

-Pues yo sí que pienso pedírselo.

-¿A Emmett?- el chillido de Rosalie fue bastante agudo. Tanto que me solté de su agarre y aproveché para ir al baño. Cuando entraban en ese tipo de bucle yo no pintaba nada.

-Claro que no. Al nuevo, tonta. ¿Cómo le voy a pedir a mi primo que me acompañe al baile? ¿Estás loca?

-Si lo hicieras tendría que matarte, muy a mi pesar. O eso, o ligarme al nuevo.

Seguían discutiendo cuando entré al baño, y cuando salí, no se hablaban.

-¿Por qué no me dijiste que el nuevo te come con los ojos?- me preguntó Alice cuando llegue a la mesa, con los brazos cruzados y una mueca de desilusión.

-¡Rosalie!- regañé a mi amiga, pero ella simplemente puso los ojos en blanco, sabiendo lo que venía a continuación.- No es verdad, aquí nadie se come a nadie con los ojos, ni tontea, ni coquetea, ni nada de nada. ¿Te crees que estando al lado de nuestra amiga modelo se iba a fijar en mí?

-Sí- dijeron las dos al unísono, con tono serio.

-Pues no.

-En fin, vamos a omitir completamente lo que ha dicho Bella, yo solo digo que tengas cuidado. No te hagas ilusiones hasta que no conozcas bien a la otra persona.

-Pues eso, ¡si lo que quiero es conocerlo!

Entraron otra vez en uno de sus bucles de discusiones y decidí irme a casa. Al día siguiente tenía dos exámenes y la entrega de un trabajo.

Aquella noche, al irme a dormir, no pude evitar preguntarme si el señor Cullen tendría ya pareja para el baile. De hecho no sabía nada de él, incluso podría tener novia. Me propuse averiguar más sobre su vida. Por Alice, todo por que mi amiga no se metiera en líos. Yo quería mantenerme alejada del "señor Cullen", pero sacrificaría un poco mi orgullo.

Por Alice, me repetí hasta la saciedad, hasta quedarme dormida.


Hola!

Os traigo mi primer fic. Por favor, os ruego reviews. Esto lo escribo por mí, pero me encantaría ver que hay alguien ahí fuera que disfruta/aborrece lo que hago. Me gustaría saber qué puedo mejorar, qué sugerís o qué esperáis. Ayudadmeeee plis!

Espero que os guste, quizás el capítulo es corto, pero a partir del siguiente intentaré que sea más largo.

Os saluda una novata, espero que me aceptéis en vuestra comunidad!

Besos!