CAPÍTULO 1

-¡Hola!- Saludó la chica apenas entró por la puerta del bar.

-¡Darksan!- Exclamó sorprendido el dueño del lugar mientras abría los brazos para saludarla -¿Cuánto tiempo ha pasado? ¿Tres años al menos?-

-Casi tres años Lee, y no me llames Darksan, esos fueron otros tiempos- Le dio un beso en la mejilla al hombre y caminó a sentarse en la barra.

-¿Qué te trae por Seúl después de tanto tiempo?- Con un gesto le ofreció algo de beber a la chica.

-Negocios, hace unos meses conocí un tipo en Japón, me ofreció patrocinar un proyecto- Observaba el vaso de licor que su amigo le había servido.

-No veo que estés muy convencida-

-La verdad, hace unos años que está en el negocio de los dramas y no le ha ido muy bien, sólo tuvo éxito en el primero y fue gracias a la banda sonora- Le dio un sorbo al vaso y se puso de pié.

-¿No me digas que hablas de…?-

Ella se giró –Ese mismo-

-¿En serio?-

-En serio, pero, hablemos de otra cosa-

Eran las tres de la tarde, así que el antro se encontraba vacío, el lugar se veía amplio y el escenario estaba perdido en la oscuridad, la chica caminó hasta un costado y encendió las luces.

-¡Woow! Casi no recordaba cómo era, incluso se ve más grande.

-Confiesa Darksan, te mueres por subir de nuevo-

-No tengo que confesarlo, sabes que es así, muero de ganas, pero no puedo; tal vez algún día por diversión- Se subió al escenario, tomó una guitarra que había en un rincón y tocó unos acordes. Devolvió el instrumento a su lugar, bajó y apagó las luces.

Caminó de vuelta a la barra, esta vez, se metió por detrás y empezó a escudriñar las cosas que habían, de pronto encontró un CD que llamó su atención.

-¿Y esto?- Preguntó la chica.

-¡Oh! Había olvidado que estaba ahí, es el álbum de una banda que suele tocar aquí, el disco está allá en el Wurlitzer- Le indicó hacia el frente.

El gran aparato reproductor estaba del otro lado del bar; la chica caminó hacia él, buscó una canción y la música empezó a escucharse.

-Suenan bien, me gusta. ¿Me lo prestas?-

-En mi oficina tengo unas copias, deja y te traigo una- El chico se metió por una puerta al costado de la barra; la chica, cerró los ojos, movía la cabeza al son de la canción que sonaba, estaba sumida en esos acordes cuando su amigo regresó y la interrumpió.

-¡Hey! Al parecer es muy de tu estilo- Le dijo sonriendo.

-Son buenos- replicó ella.

-Puedes llevártelo, tengo varias copias. Comercialmente no les ha ido muy bien, pero llenan el antro cuando hacen un show-

-Mmmm- Se quedó pensando la chica -¿Tienen alguna presentación luego?-

-El sábado- Afirmó el chico –¿Vendrás?-

-¡Claro! Aun no tengo reuniones ni compromisos, tendré tiempo libre por unas dos semanas, será genial recordar viejos tiempos-

La chica recibió el disco, se despidió de su amigo y se fue. Aun era temprano, así que caminó por las calles de Hongdae, hizo un largo paseo, sin darse cuenta, ya era hora de la cena, se metió a un restaurante a comer algo.

Al ser de padre coreano y madre latina, no tenía arraigadas las costumbres de Corea; le gustaba beber, pero no al extremo en que la gente suele hacerlo ahí.

Se sentó y pidió su orden a la camarera; mientras esperaba, observaba a su alrededor, se detuvo en una mesa que estaba al otro lado del lugar; en ella, cuatro chicos bebían soju mientras platicaban animosamente, tenían bolsos con instrumentos apoyados en un rincón, uno de ellos estaba en silencio, sólo se llevaba el pequeño vaso a la boca de vez en cuando, viendo cómo los otros reían y hablaban estupideces.

Parecía que estaban hace mucho rato en el lugar, habían muchas botellas vacías en la mesa. Estaba concentrada observándolos, la ahjumma interrumpió su concentración, ya traía la comida.

Su atuendo era fuera de lo común para una chica coreana, vestía jeans desgastados y blusa negra, chaqueta de cuero negro, no usaba maquillaje, pero aun así era muy linda, sus rasgos no eran del todo orientales, se notaba la mezcla que llevaba en la sangre.

Los chicos se levantaron de sus asientos para irse, estaban muy bebidos y alegres, al pasar junto a la mesa de la chica, uno de ellos se fijó en ella, y se acercó a hablarle.

-Hola linda, nunca te había visto ¿De dónde eres?- El olor a alcohol le salía por la boca al chico.

La chica se tapó la nariz con la mano haciendo un gesto de desagrado, lo que no le pareció muy bien al coreano.

-¡Huy! ¿Por qué haces eso? No seas mal educada-

-¡Apestas a alcohol! ¿No te das cuenta? Además, el mal educado eres tú, molestando e interrumpiendo a alguien que no conoces-

-¿Molestando? ¿Interrumpiendo? ¿Interrumpiendo qué? A ver ¿Estás en una cita con "Don Nadie"?- Le contestó el chico burlándose.

-Eres un borracho idiota- Contestó la chica de mala gana.

Todo era observado desde más atrás por aquel tipo serio del grupo, el que decidió tomar del brazo a su amigo y llevárselo, porque éste estaba molestando demasiado. Conociéndolo, sabía que podía provocar problemas.

-Yo Han, basta, vámonos- Le dijo con voz serena.

-¿Por qué Hyung? Ella me insultó-

-¡Eres tú el que la está molestando!-

-Yo Han, hazle caso a Hyung y vámonos, no molestes más- Dijo otro de los chicos.

-¿Tú también te vas a poner en mi contra Ri No? No me voy hasta que esta mujer se disculpe por llamarme borracho idiota-

La chica no le quitaba la vista de encima al "Hyung" del borracho que la estaba molestando.

-Disculpa- Se dirigió hacia él mientras se ponía de pié –Tu voz se me hace muy familiar…-

El chico la vio en silencio, abrió los ojos, la miró de pies a cabeza.

-Nunca nos hemos visto- Le dijo y sin más, se fue con sus amigos.

Ella se volvió a sentar, pensativa, trataba de recordar dónde había escuchado esa voz. Después de comer, pagó la cuenta y se fue a su hotel.

Al llegar, se sentó en la cama, seguía recordando lo sucedido; para distraerse, encendió su laptop y metió el CD que Lee, su amigo del bar, le dio más temprano.

Se echó hacia atrás y cerró los ojos, la primera canción que sonó era la misma que escuchó en el antro, se había enamorado de los acordes en la introducción, el afilado sonido de la guitarra era impresionante, luego le seguía el ritmo fuerte de la batería y el bajo, después nuevamente la guitarra en un son más grave y poderoso.

Cuando escuchó la voz del cantante, abrió los ojos, después de unos segundos se sentó rápidamente.

-¡Su voz! ¡Así fue que la escuché!- Exclamó en voz alta –¡Era él! ¡Ese chico del restaurante es quién está cantando!- Continuó hablando sola.

Tomó la caja del CD, lo abrió y sacó la carátula, al ver el interior, estaban las líricas de todas las canciones, hacia el final estaba la presentación de la banda, con fotos y nombres de los integrantes; comprobó que no estaba equivocada, el tal Jo Han y Ri No pertenecían al grupo de rockeros, también estaba la foto y nombre del otro chico, uno que no se metió a la pelea, Re Oh, el más joven.

Se rió para sí cuando vio la foto del "Hyung" del borrachito, había sido una gran casualidad, conocerlos de esa forma.

Empezó a cantar leyendo las líricas, como solía liderar una banda de rock hace tiempo atrás, era fácil para ella aprenderse las canciones después de escucharlas un par de veces.

Además de su laptop, algo que jamás dejaba de acompañarla donde fuera que viajaba, era su vieja guitarra, en su casa de Boston, Estados Unidos, tenía una habitación especial, ahí guardaba su "Arsenal Instrumental", principalmente sus bebés, como solía llamarlas, más de diez guitarras de todo tipo.

Pero la que llevaba siempre consigo era muy especial, una electroacústica, fue la primera que compró con el dinero de su propio esfuerzo, hace muchos años atrás, cuando llegó a vivir a esa ciudad desde Nueva York.

A pesar de ser de familia adinerada, su padre, un coreano muy estricto, nunca le dio en el gusto en cuanto a esas cosas, para él era una pérdida de tiempo y dinero que alguien se dedicara a la música.

Cuando su única hija le dijo que quería formar una banda, el hombre puso el grito en el cielo, no era posible que la chica se dedicara a la música y menos aún al Rock, eso, era inconcebible para un exitoso hombre de negocios de Wallstreet.

Esto la llevó a alejarse de su padre, se fue a vivir sola a Boston, la cuna del Hard Rock; consiguió trabajo de camarera en, a su parecer, el mejor lugar: El Hard Rock Café.

Así fue como empezó su aventura, conoció mucha gente, músicos, productores, sonidistas. Hizo excelentes amigos, entre ellos unos coreanos, les llamó la atención el nombre de la chica, Sandra Park.

Era hija de Park Shin Soo, y de una latina, Sandra Lieberman, una chilena de descendencia europea y familia acomodada. Esta mezcla había dejado su huella en la chica, su cabello negro, largo y muy liso era herencia de su padre, así como algunos rasgos asiáticos muy sutiles, la belleza latino europea de su madre, le había heredado una figura espléndida. Había nacido en Seúl pero se había criado en América desde los tres o cuatro años; por exigencia de su padre había estudiado coreano, lo hablaba a la perfección, además de el inglés por supuesto.

Esto siempre atraía la atención de los hombres, las chicas coreanas eran, en su mayoría, bajas y delgadas, no eran voluptuosas a menos que se hicieran cirugía. Sandra no era así, tenía muchas curvas y era alta. Su crianza y descendencia latina le habían dado una gran personalidad, avasallante.

También poseía una voz poderosa, hacía sentir la fuerza del rock cuando cantaba, se había convertido en la vocalista y líder, era llamativo ver eso en una banda de rock, por lo que ya gozaban de cierta popularidad a nivel local.

Llevaban unos tres años tocando en bares y antros en Boston cuando decidieron que irían a probar suerte a su país natal al año siguiente; fue así como llegaron a Corea el 2011, pero no alcanzaron a estar mucho, sólo unos meses, pues el padre de Sandra murió y la chica debió viajar de vuelta a Estados Unidos.

El dolor de no haberse reconciliado nunca con él, se quedó escondido en su corazón, era una espina que le molestaba cada vez que recordaba la manera en que salió de su casa revelándose ante la negativa de su padre a que ella se dedicara a la música.

Esto la hizo sentirse responsable de los negocios familiares, pensaba que era una manera de retribuirle a él y a su madre, quien había quedado sola.

Sandra había estudiado finanzas en la universidad, pero nunca trabajó en ello. Era una mujer inteligente y no había olvidado lo que aprendió, así que se le hizo fácil tomar las riendas de la empresa que heredó, sólo que decidió invertir en otras áreas.

Unió su nuevo trabajo con lo que más amaba, la música, ahora se dedicaba a patrocinar bandas y proyectos que tuvieran que ver con eso.

En un viaje a Japón, a fines del año siguiente, conoció un chico un par de años mayor que ella, era empresario, se dedicaba a la producción de dramas en Corea.

Se llevaron bien desde un principio, él también amaba la música, pero por un problema en una de sus manos no podía tocar la guitarra.

Así como Sandra, este chico también se hizo cargo del negocio familiar por las exigencias y la negativa de su padre a que se dedicara a la música, sólo que él fue obediente y nunca se reveló. Sus historias los hicieron caerse muy bien y congeniar de inmediato.

Quedaron de acuerdo e trabajar juntos, él tenía un proyecto entre manos y Sandra sería su patrocinadora. Lo demás estaba arreglado, según las palabras del chico, contaba con el director musical ideal, había trabajado con él antes y había sido todo un éxito.

Era viernes por la noche, los chicos de la banda que Sandra conoció en el restaurante, tenían un show; por las trasnochadas que solían tener y el frío que hacía, el vocalista estaba un poco enfermo, le costaba cantar, pero a pesar de las advertencias de sus amigos, quería continuar con la presentación a toda costa.

-Hyung, mañana tocamos en el bar de Lee, sabes que es el lugar más importante, el que más se llena, si sigues forzándote de esa manera, mañana vas a estar peor-

El chico lo vio unos segundos y sin decir palabra alguna tomó su guitarra y se fue hacia el escenario. Era terco como una mula, nunca lo iban a convencer de fallar a un compromiso, a menos que estuviera muriéndose.

Hicieron el show con mucha dificultad, se notaba en la cara del cantante que le dolía la garganta, pero continuó hasta el final.

Luego de terminar de tocar se fueron como siempre a beber algo; se sentaron en uno de esos puestos en la calle y pidieron unas botellas de soju.

Esta vez, era Sandra quien estaba en el lugar desde antes, había salido a beber algo, se sentía un poco triste ya que un par de horas antes, había hablado con su madre por teléfono y ambas habían recordado a su padre.

Los chicos se sentaron en la mesa justo al lado de la chica, cuando los vio no les quitó los ojos de encima. El cantante notó que eran observados.

Ladeó la cabeza hacia un lado frunciendo el ceño, la chica se le hacía familiar.

-¿Tan borracho estabas anoche que ya no me recuerdas?- Le preguntó la chica.

El chico abrió los ojos y sus amigos empezaron a molestarlo.

-Hyung, no nos dijiste que habías vuelto a las andadas-

-¿Yo? Están locos, ¡¿Qué les pasa?!-

-Anoche, en el restaurante, "Borracho idiota"- Con un gesto, la chica le indicó a su amigo –¿No te acuerdas?-

-¡Oooh!- El chico asintió con la cabeza.

Al instante una tos horrible lo invadió, se notaba que se sentía muy mal, la chica se preocupó, ella sabía del show al día siguiente y además le gustaba la banda, había oído tantas veces el CD que incluso, podía agarrar una guitarra y tocar cualquiera de las canciones.

-¿Estás bien?- Se puso de pié y se acercó.

-Si, no te preocupes- Seguía tosiendo mucho.

-Así no podrás cantar mañana- Afirmó la chica.

Entre la tos y la sorpresa por lo que escuchó, el chico se puso de pié algo intrigado y molesto a la vez.

-¿Y tú cómo sabes que debo cantar mañana?-

-Sólo lo sé- Dijo la chica sonriente.

-¿Eres una de esas fans locas y acosadoras?- El cantante dio un paso atrás con una exagerada cara de terror.

-Ya quisieras que yo te acosara ¡Ha!- La chica movió la cabeza mientras reía –Esto es divertido pero debo irme, ojala estés mejor mañana, cuídate, la voz es lo más importante para alguien como tú- Les hizo una reverencia y se fue.

-Hyung, ¿Quién es ella? ¿La conoces?- Preguntó Yo Han.

-De verdad eres bruto- Le contestó mientras se sentaba.

-Es la chica de anoche, en el restaurante, tú la estabas molestando idiota- Le aclaró Ri No –Estabas tan borracho que no recuerdas nada-

-Aaaah-

-"Aaaah"- Se burló el cantante.

El sábado por la noche en el bar el ambiente se estaba poniendo tenso, los chicos de la banda se estaban demorando demasiado en salir a escena, los silbidos del público estaban desesperando a Lee; le dijo a Sandra que se quedara en la barra reemplazándolo unos momentos, ella estaba desde temprano en el lugar.

-¿Qué pasa chicos?-

-Hyung no deja de toser, no creo que pueda cantar esta noche-

-¡¿Qué?! El lugar está lleno ¡Tienen que salir a escena!- La cara de Lee se deformó, si los chicos no salían todo se transformaría en un desastre.

-¡Si puedo!- Les gritó el cantante entre convulsiones de tos.

Sandra no se había quedado en la barra, estaba escuchando todo, estaba segura que el chico no iba a poder cantar.

Se subieron al escenario en medio de los gritos del público; los primeros acordes sonaron, cuando el chico empezó con la canción, la tos lo traicionó nuevamente y los demás pararon. Cuando pudo hablar pidió disculpas y empezó a tocar la guitarra de nuevo.

Iba a abrir la boca para empezar a cantar otra vez y una voz femenina pero muy fuerte le ganó la melodía.

Se quedó viéndola, la chica sabía las líricas a la perfección, ella le indicó que siguiera tocando, había dejado de hacerlo por unos segundos.

Luego de interpretar varios temas, el show terminó, el público estaba algo confundido por la intervención de la chica, pero les gustó.

El cantante la tomó de una mano y la arrastró hasta el camerino, estaba furioso.

-Tú ¿Quién te crees que eres?-

-¡Hey, cálmate! Sólo quería ayudarte- Le explicaba la chica.

-Nadie pidió tu ayud…- La tos interrumpió las palabras del chico.

-¿Estás bien?- Sandra se acercó a él.

Pero el chico continuaba furioso, según su pensar, esta mujer era una intrusa, una metiche que no tenía por qué haberse subido al escenario.

-¡Suéltame!- Le gritó levantándose y quitando la mano de la chica bruscamente.

En ese momento entró Lee junto al resto de los chicos de la banda, los que se quedaron viendo la escena sorprendidos de la reacción de su amigo.

-Ella sólo quería ayudar- Le dijo Lee.

-Yo no le pedí su ayuda- Rebatió el chico.

-Oye, no seas así, sabes que no ibas a poder cantar en esa condición- La chica volvió a acercarse para tratar de razonar con él, pero el cantante se levantó y la hizo a un lado con la intención de irse.

Alguien más había llegado, una voz femenina interrumpió la escena.

-Sigues tan terco como siempre Kang Moo Kyul-