Antes de que vengan a criticar o algo, admito que hice esta historia por cuestiones personales, no soy fujoshi como esperarían, solo tenía curiosidad por escribir algo sobre una pareja diferente ya que en todas mis historias solo he puesto parejas heterosexuales y pues no quería que pensaran que soy homofóbica y que mejor manera que escribir sobre una shipp que últimamente me ha estado gustando mucho, demasiado diría yo.
Como algunos ya sabrán, mi eterno amor por la saga Zelda ha vuelto a florecer y más fuerte que nunca, razón por la que me he alejado un poco de LoL (además de que hace meses que no he podido jugar en ese infierno).
Bien, no pido perdón ni nada por el estilo, soy consiente del desastre que soy, pero les seré sincera, he estado trabajando en esto desde hace bastante tiempo y literalmente toda mi creatividad se la he dedicado a esta historia, por lo que espero que es guste. Por cierto, es la primera historia que les comparto con una narración en primera persona, a ver que tal se me da.
Desperté sobresaltado, un estruendo había resonado por el lugar, en el suelo, muy cercas de mí. Estaba lo suficientemente oscuro para no apreciar bien lo que era aunque sabía perfectamente de que se trataba de las vasijas de metal lanzadas al suelo. La mayor parte del agua y "comida" se habían esparcido en el sucio suelo.
Desde que me habían encerrado en esta asquerosa y oscura celda no he sido consiente de cuánto tiempo había transcurrido exactamente, podría apostar a que eran varias semanas, más no sé cuántas. El lugar fue diseñado para que no entrara ni una sola luz del exterior, para mantenernos en un ambiente bastante tétrico y desagradable. En aquel enorme lugar no había más que calabozos, celda tras celda y yo era el único que se encontraba ahí, más un par de guardias que vigilaban la entrada. Hacía un frío terrible, el otoño había legado meses atrás y nadie se molestaba en darme más que unas sucias prendas que no ayudaban demasiado.
Pero lo que más me afectaba era el dolor, el tacto helado y punzante de las cadenas que me mantenían preso, sin permitirme moverme lo suficiente como para alcanzar lo que dejaron frente a mí. Prefería no intentarlo, ya lo había intentado y solo causó más dolor, las marcas ya había quedado y la presión de las esposas en mis muñecas sólo hacían que el más mínimo movimiento fuera una pesadilla. Eso sin considerar de los recientes azotes que había recibido durante horas atrás, cientos de latigazos marcados en mi espalda que aún escocían, no quiero ni pensar la apariencia que debía tener en esos momentos. Me dolía ser tratado así, pero me dolía más cómo era visto y sería recordado.
Odiaba este lugar, pero también me provocaba un terror enorme, fui testigo de varios tipos de torturas distintos y cómo cada criminal que iba saliendo no era capaz ni de levantarse y mucho menos andar sin ayuda. Los alaridos que soltaban, las prácticas tan terribles que manejaban y lo que para mí era lo peor: sus cuerpos inmóviles cuando no resistían más.
Sólo podía agradecer a las diosas que no se haya llegado a tales extremos conmigo, que no me había tocado el metal ardiente ni hayan realizado otros tipo de prácticas, era bien sabido que me mantendrían con vida hasta el día de mi sentencia, día en que sería ejecutado frente a todo el reino. Claro que eso no implicaba que la pasaría moderadamente bien, conocían distintas maneras de hacer sufrir a sus víctimas, algunos enloquecían pero ese no era mi caso, era consiente de todo lo que sucedía.
Lo que no entendía era por qué seguían poniendo frente a mí la comida que jamás había logrado tocar, encadenado contra la pared no podía hacer mucho. Lo que para mí era lo más razonable es que disfrutaban haciéndolo, les encantaba burlarse de mí y tratarme como si de un monstruo se tratase. Bastante humillante era que tuvieran que alimentarme a la fuerza, resultaba realmente asqueroso comer aquello que llamaban comida, por su aspecto era cuestionable de qué se trataba y por su olor quedaba claro lo repugnante que era. Lo único bueno de todo eso es que no pasaba muy a menudo.
Aunque me parecía extraño que mi sentencia aún no hubiera llegado, por alguna extraña razón alargaban mi sufrimiento. Pero lo que si estaba seguro es que sería en una tarde en que sería la ejecución, casi siempre que me decían que llegaría a tales horas terminaba cancelándose y durante esas veces siempre era a cierta hora pasado el mediodía.
Y si se preguntaban qué era lo que había hecho para merecer este castigo, la respuesta era "nada". Ese era el problema, mi pena, no pude hacer nada. Durante mi vida jamás cometí algún crimen mayor, si acaso pequeños robos cuando era tan solo un niño, pero nunca llegué a extremos. Sólo trataba de sobrevivir en un reino bastante cruel con quienes no nacían en familias de riquezas.
Hasta el día de hoy las imágenes de ese día me seguían atormentando, posiblemente el responsable de que me encontrara aquí, pues después fue cuando me encadenaron y encerraron en este calabozo tan descuidado, lleno de mugre y pestilencia. Un castigo más por ser un inútil.
Lamentaba recordar muchos de los detalles, incluso podía sentir la lluvia sobre mi piel, ver su rostro marcado por el eterno dolor y desesperación, suplicando por ayuda... ayuda que fui incapaz de dar, fue demasiado tarde. Luego, venía el momento en que sus ojos se perdían en el vacío y se mantenía inmóvil para siempre, cubierto por su propia sangre...
No. Era algo en lo que prefería no pensar.
Lo lamentable de todo es que todos mis intentos por demostrar mi inocencia, de lograr salir de este lugar, fueron en vano, ya estaba decidido mi destino, al parecer no existía ninguna solución aparente y la única persona que podría hacer algo para ayudarme me había abandonado y traicionado. En todo este tiempo ni siquiera se dignó a venir a verme.
Pero aun así, solo existía una cosa que hacía que me lamentara; sería recordado como un criminal, un asesino en la tierra donde nací y crecí.
Era lo único que me entristecía enormemente, que el reino me viera así cuando jamás fui capaz de dañar una persona, a penas y lograba defenderme de quienes alguna vez me atacaron o agredieron de alguna manera. Y aún con todo esto estoy aquí, siendo una víctima más de la injusticia, estoy seguro de que no soy el único, lo cual solo me hacía sentirme peor. No podía negar que quien sea que planeó todo debía ser un genio, un verdadero experto en lo que hacía si pudo asesinar al futuro rey de Lorule sin dejar su rastro, si no el de alguien más.
Si tan solo atraparan al verdadero responsable de todo esto me haría tan feliz, no importa si viviera para verlo o no, solo deseaba eso para que no cometiera más crímenes, quien sabe qué más tragedias podría realizar. Pero la verdad es que seguía libre, quizás rondando por las calles como si se tratase de otro ciudadano normal o tal vez ya se encontrara en un reino lejano, cuanto menos, preocupante.
Por todos estos pensamientos me resultaba imposible mantenerme tranquilo, tanto la tristeza, desesperación y la furia me seguían durante horas y luego de eso, solo podía lamentarme. Sólo me quedaba esperar a que mi destino se cumpliera, a que todo terminara, era lo único que podía hacer... Esperar y rezar por el futuro del reino.
Cerré los ojos cansado, necesitaba dormir y recuperar energías, justamente se me estaba presentado la oportunidad de hacerlo, pero me costaba, el sueño no llegaba tan rápido y las pesadillas siempre venían con él. Al menos ya estaba acostumbrado a dormir en estas condiciones, descansar en lugares incómodos era algo de lo que no me había librado ni cuando estuve libre.
Siempre, antes de que callera en el sueño, solía observar las rejas negras que se elevaban al frente, viendo a guardias pasar y en días anteriores, algunos prisioneros, cuando aún tenía compañía en el calabozo. Aunque sabía que no pasaría nada interesante, no era un lugar donde pudieras disfrutar de eso.
Fue entonces que escuché unos pasos hacer eco y detenerse justo al frente de mi celda, por lo que tuve que elevar un poco la mirada para ver de quien se trataba. Sólo logré observar su silueta, era un hombre con una ropa un poco peculiar y ni hablar de sus cabellos recogido.
—¡Vaya! Parece que la pequeña rata sigue despierta... –escuché que pronunciaba, su voz era un poco chillona pero no menos profunda, un combinación un tanto extraña – y veo que la ha pasado realmente mal ¡es una pena!, incluso te vez peor de lo que habría podido imaginar. –fingió pena, lo sé, sus actuaciones eran exageradas y poco convincentes.
Abrió la puerta de la celda y se adentró para tenerme al frente. A la distancia en que estaba pude apreciar mejor sus rasgos, su torcida sonrisa, un poco de maquillaje en su rostro y cabellos naranjas.
—¿Q-Quién... E-Eres tú? – logré pronunciar apenas, estaba confundido por su visita y más por su aspecto tan extraño.
—¡Ohh!, claro, ¡que grosero soy! –mostró nuevamente sus movimientos exagerados, colocando una de sus manos sobre su rastros, como si de verdad se sintiera avergonzado–, olvidé presentarme mi querido Ravio. –podría jurar que le parecía muy divertido todo esto, su rostro lo decía–Tú puedes llamarme Yuga, así me dicen todos mis colegas, jo jo jo.
Posiblemente su risa era lo más falso que había escuchado en mi vida, pero aun así seguí escuchando lo que tenía por decir, igual no podía hacer nada. Miré como recorría parte del lugar mientras me analizaba, como si esperara una reacción por mi parte, pero al ver que no era así siguió con sus palabras:
—Seré directo contigo jovencito, no estoy aquí para liberarte, sólo quería asegurarme de que no la estuvieran pasando muy mal aquí abajo, debes de sentirte solo y consternado... Pobre, pobre muchacho, jeje. –era obvio que se regocijaba con mi sufrimiento, como todos quienes venían a verme, solo que este tipo tenía una actitud bastante irritante a pesar de que no me estuviera insultando–Dime joven, ¿eres feliz ahora que por fin se ha establecido el día de tu ejecución?
Vaya, parece que algo positivo salía de esto, si es que se le puede llamar así, pero no por eso me sentía alegre ni aliviado.
—C-Cuándo...?
—Jo jo jo, de eso no te preocupes mi amigo, será en una sola semana, no mucho, ¿verdad?–respondió sabiendo a lo que me refería–Después de estar más de un mes en un sitio tan horroroso, deberías sentirte agradecido, ¡verás el sol de nuevo! –soltó una risa tan estúpida que ya no la soportaba–Realmente debió ser duro para ti, agradécele a los berrinches de esa mocosa que no merece el título de princesa, no entiendo por qué tanta insistencia en que te mantuvieran con vida, pero al menos nos sentimos genial ahora que sabemos que falta poco para el gran día, jo jo jo.
Sus palabras me sorprendieron, ¿Hilda no me había abandonado?, ¿quería que viviera?
—Si te soy honesto, detesto que me hagan esperar, pero esta vez lo disfrutaré, siempre es placentero ver como un criminal es ejecutado frente al público...
—¡No! –traté de gritar, detestaba que se refirieran a mí de esa manera– Yo... no soy...
—Tranquilo amiguito, no te esfuerces en algo insignificante, necesitamos que guardes tus energías para cuando camines hacia el lugar de tu condena, jo jo jo. –sin duda este tipo era detestable, pero al mismo tiempo extraño–Es una pena que no volveré a ver esa linda cara, ¡con lo difícil que es encontrar hombres así!, aunque ahora das bastante pena...
Volvió a mirarme con esa sonrisa burlona que solo me daba asco, no toleraba más su presencia.
—Es una lástima, un verdadero desperdicio. –comentó mientras me daba la espalda y comenzaba a alejarse, levantando sus hombros decepcionado–Más cuando ni siquiera fuiste tú quien el responsable de todo, jo jo jo –esta vez si que me enfadó, sabía que no era de fiarse, algo sabía que no quería decir y no pretendía ayudarme.
—E-Espe... Espera! –no logré detenerlo a pesar de que escuchó mis palabras, solo me ignoró mientras soltaba una risa distinta a las demás, una que sobaba macabra, la cual resonó por todo el lugar.
—¡Disfruta tu estadía, pequeña rata! –fue lo único que dijo antes de desaparecer por completo, dejándome helado. Tenía un mal presentimiento de esto.
Y bueno, eso es todo por hoy, espero que les haya gustado, batallé mucho con esto porque se me borró lo que había escrito y ni hablar del montón de inicios diferentes que hice y espero no desechar por completo, hay unos que de verdad me duelen perder.
Creo que ya sabrán de que va toda esta historia, aviso que no habrán muchos momentos alegres, será una mezcla de todo un poco ;3
¡Hasta lueguitoooo! (o sea hasta una eternidad más).
P/D: La historia se la dedico a una buena amiga mía, si lees esto solo diré que te quiero :3
