Los personajes de esta historia pertenecen a Stephenie Meyer.

Personaje principal: Bella, una adolescente de 17 años la cual constantemente pelea consigo misma para descubrir si lo que ha estado haciendo a lo largo de toda su vida ha sido realmente lo correcto. Una chica victima de lo que la sociedad le ha dicho la cual toda su vida ha hecho cosas que no quería. Una cazadora de almas.

UN COMIENZO

Ingrese a aquella habitación, asustada de lo que me esperase allí dentro. Mis pasos eran los únicos que se escuchaban en aquel lugar y mi respiración agitada rompía con el silencio que antes había reinado. Mis manos estaban sudando y mis piernas temblaban con cada paso que daba. Cada vez me acercaba más y más a aquel gigantesco escritorio, tras el cual se encontraba sentada la mujer mas temible de este universo, la mujer mas fría, calculadora e inhumana que pudiese existir sobra la faz de la tierra: Meredith Capricio

Me quede helada, allí parada sin saber si quiera que hacer o que decir para hacerle notar mi presencia. No fue necesario igualmente, ya que como siempre, poseedora de muy buen oído, la mujer sintió mi presencia y de inmediato se volteó. Me sobresalte un poco al fijarme como rápidamente se había acomodado, ahora me miraba de arriba hacia abajo, con un aire de superioridad y un poco insatisfecha con lo que veía.

Junte mis manos entonces, esperando que dijese algo, esperando que de su boca saliera sonido alguno, más no sucedió, simplemente se quedo allí, mirándome detenidamente durante un largo tiempo, el cual se me hizo eterno.

Aclare mi garganta, esperando captar su atención, pero no sirvió de nada, seguía distraída observando con detenimiento cada uno de los detalles de mi forma de vestir, de mi postura, de mi rostro.

- La nueva - dijo una voz detrás de mi entonces. No fui capaz de voltear a ver más simplemente supe que nuevamente estábamos solo las dos porque escuche las pisadas de la otra persona alejarse.

- ¿Eres tu? ¿se supone que me debo conformar con esta cosa? - dijo finalmente aquella mujer, trague sonoramente saliva y me quede helada ante sus primeras palabras, realmente "amable" para ser nuestro primer encuentro.

- Bueno, pues no veo a alguien mas en esta habitación, asi que si, supongo que soy yo y se va a tener que conformar conmigo - respondo victima del enojo, para luego darme cuenta de que en realidad me debí haber quedado callada, la mujer se para de su asiento y me mira a la cara con mas odio que antes. Como cuando una serpiente evalúa a su victima, ella se acerca poco a poco hasta quedar finalmente a unos centímetros de mi.

- Mira niña, no soy la típica persona amable a la que posiblemente estas acostumbrada. No tengo planes de ser amable contigo ni de andar haciendo favores, asi que aceptas eso o bien puedes, la puerta esta abierta, te puedes retirar. - La mire un poco confusa sin saber a lo que se refería, segura de que no me dejaría ir tan fácil como me lo estaba haciendo parecer. Lo pensé por unos minutos y entonces me di cuenta de que...escapar de esto no me llevaría a nada, y de que, si iba a robar almas que mejor manera de hacerlo que junto a la criatura mas fría del universo.

- Tampoco estoy aquí para hacer amistades asi que...- respire hondo antes de continuar - ¿usted será ahora mi jefa no es asi? - me miro, asintió cautelosa y entonces se retiro nuevamente a su escritorio como si no tuviese mas palabras que decir. Ella había terminado de hablar y yo tambien. Dudosa voltee sobre mis talones y me dirigí hacia la puerta, dispuesta a salir de allí, necesitaba tomar aire fresco.