Disclaimer: Hey Arnold no me pertenece sino a Craig Bartlett y a Nickelodeon
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Chapter I

En la casa Pataki…

-¡Eres un completo idiota! –gritaba una furiosa Helga de 16 años. Ella había dejado de llevar su cabello en dos coletas para traerlo completamente suelto y su vestido había sido sustituido por unos jeans azules y una blusa rosa ceñida al cuerpo. Helga tenia lagrimas en los ojos se notaba que había estado llorando desde hace un rato, pero… ¿Cómo no llorar? ¿Como poder ocultar el dolor de su corazón? Estaba enojada, furiosa, eso se quedaba corto a lo que sentía en ese momento, todo su mundo se estaba derrumbando en el mismo lugar donde había comenzado. No le preocupaba que sus padres la escucharan gritar así, pues a esa hora nunca nadie estaba, Big Bob estaba demasiado entretenido en el imperio de localizadores y Miriam había entrado a trabajar como asistente de Bob, así que casi siempre estaba sola por lo tanto se dedicaba a salir con Phoebe o con un chico con una cabeza muy peculiar, en forma de balón de futbol americano, pero eso estaba a punto de cambiar.

Arnold estaba frente a ella la miraba de una manera… tan fría, una mirada que nunca espero verla en él pero últimamente pasaban muchas cosas que ella no esperaba así que no debía de sorprenderla tanto pero… no era así. Sus brazos estaban caídos a sus costados demostrando que ya estaba cansado de aquella discusión tan inverosímil que habían tenido durante mucho tiempo, pero ahora todo era peor que en aquellas discusiones, todo estaba a punto de acabarse… todo. Así que decidió ponerle fin.

-No se como pude fijarme en ti –dijo en tono tan seco que Helga no lo reconoció –pudiendo tener a ella.

Helga lloraba como nunca lo había hecho en su vida. ¿Cómo se pudo atrever a decir algo así? Entonces lo entendió, todo lo que le dijo cuando aun eran tiempos felices para ambos, todo lo que le prometió, tantos suspiros y poemas que arranco de ella habían sido una farsa, una estúpida mentira que le había tomado tiempo y golpes para entenderlo ¿Cómo pudo ser tan ilusa? Si, Arnold P. Shortman olvidándose de Lila para escogerla a ella pensó y bufo molesta pero aun con el dolor de lo que ese descubrimiento suponía, era el fin.

-Entonces vete con ella –aun estaba llorando pero su rostro se torno inexpresivo –nadie te detiene –se giro para darle la espalda, ya no podía verlo un segundo mas.

Arnold la veía temblar y sollozar de vez en vez pero… aunque él no quisiera admitirlo le duele… aunque sea un poco. Él nunca la había visto así, nunca. Y sin previo aviso avanza un par de pasos -los que lo separaban de ella- y la abraza por la espalda. Pero… ¡¿que había hecho?!Se preguntaba el cabeza de balón, él no tenia pensado abrazarla ni siquiera decirle algo para reconfortarla un poco, él solo quería largarse de ahí para ir con la mujer que realmente quería (o eso creía) pero fue como si sus pies se movieran solos, como si su cuerpo se manejara solo y no escuchara las ordenes de su mente, como si… sintiera un instinto de protegerla de él mismo… ¿pero que rayos estaba pensando?

Helga estaba aturdida, embriagada por el aroma de Arnold y solo se dejo abrazar por unos momentos, ella quería que le dijera que era un Idiota o que había dicho esas cosas solo por hacerle una broma o lo que fuere, que la despertara de aquella pesadilla diciéndole que la amaba pero… debía dejar de soñar, las palabras de Arnold fueron claras así que se volteo un poco entre los brazos de él y lo aventó lo mas lejos posible de ella.

-¡Lárgate! ¡Ahora! –Gritaba, las lagrimas habían vuelto a tomar fuerza y su rostro una mueca de dolor -¡Lárgate!

Arnold se quedo pasmado, no esperaba esa reacción de ella aunque tampoco esperaba su propia reacción de hacia unos momentos, pero eso ahora no importaba, debía de hacerle caso a Helga y largarse de allí de una buena vez así que se giró y abrió la puerta para después salir de la habitación de la rubia.

Helga se dejo caer al suelo al escuchar la puerta cerrarse tras sí. ¿Cómo había ocurrido todo esto? La preguntaba flotaba en su cabeza, junto a la respuesta.

-Lila… -susurró con la cabeza agachada. Si, Lila era la causa de todo esto, como siempre lo era desde que era niña, ella lo sabía, Arnold volvió a ser demasiado ingenuo para caer en sus redes. Helga lo conocía bien, siempre era fácil de engañar, siempre soñador, y siempre detrás de las mismas bobas de siempre, pensó con rabia. Él siempre era muy inocente en esas cosas pero… ya había excedido el límite. Se levantó con el poder del carácter Pataki pintado en su rostro, decidida a no derramar una lágrima más. Él eligió y escogió a la señorita perfección por en sima de ella, ya no había nada que hacer solo seguir con su vida, tratando de conllevar ese dolor que sentía cada vez que Arnold estaba detrás de otra de las tipas bobas que tanto le gustaban a él, bonitas y huecas, ah y perfectas. Ella no era ni hueca ni perfecta, y tenía su propia belleza única que solo algunas personas podían ver, oculta detrás de aquella chica abusiva que todos veían. Ahora tratara de sanar aquel vacio que quedó en su corazón, pero para eso, necesitaba un poco de ayuda. Caminó hacia la puerta y bajo a toda prisa las escaleras hasta llegar al teléfono. Lo descolgó y marco el numero que desde niña sabia de memoria.

-¿Hola?

-Phoebe, necesito que me ayudes con algo

-Si, claro Helga pero… ¿Estas bien? Tu voz se escucha un poco… rara ¿paso algo con mantecado? –preguntó la oriental con preocupación.

Helga enmudeció por un momento y después habló.

-Pues… si –dijo con dolor en la voz, pero después carraspeo un poco para normalizarla –Terminamos

-¡¿Qué?!

-Si… pregúntaselo a la estúpida de la señorita "perfección" –Hizo comillas con sus dedos porque sabia que Lila no tenia nada de "perfecta" en ella –en fin –suspira –necesito que me ayudes a olvidarme por fin del cabeza de balón.

Phoebe quedo en estado de shock por unos momentos pero reaccionó rápidamente. Sabia que esos dos en el fondo se amaban aunque cada uno metía la pata de diferente manera y se lastimaran mutuamente siempre terminaban juntos pero… escuchaba a su amiga muy decidida así que la apoyaría.

-Esta bien

-¿Alguna idea? –Hizo una media sonrisa triste mientras jugaba con el cable del teléfono –es que ahorita no se me ocurre nada que sirva –"mi mente esta demasiado cansada de tanto discutir" pensó.

-Se me ocurre que podríamos empezar por…

Después de haber formulado un plan estratégico se despidieron y ambas colgaron. Ya se había hecho de noche y sus padres no tardarían en regresar así que ella no tenia de que preocuparse. Estaba realmente agotada, había sido un día muy pesado para ella, habían pasado muchas cosas, había dicho demasiadas cosas que no quería decir. Así que sin ánimos de hacer nada subió a su habitación, cerró la puerta de un portazo y se lanzo a su cama, "Mañana será el inicio de una vida sin…" murmuró para después quedarse profundamente dormida a mitad de la oración.

Mientras que en Sunset Arms un chico con cabeza de balón no podía conciliar el sueño sintiéndose culpable y confundido por lo que le había dicho a cierta chica rubia ese mismo día.

_ Gracias por leer : ) espero que les haya gustado y no olviden dejar Reviews xD