Nunca corri tanto como aquella vez, aunque estaba acostumbrado a los maratones.

Mi resistencia era muy buena, pero ya luego de haber cruzado medió Long Island a pie, pelear con arpías, cíclopes, empusas, dracaenas y otras especies de monstruos, agotado era poco.

De tanto escapar y pelear, lo que anteriormente era mi ropa, ahora eran arrapos desgarrados.

Mi buzo negro con capucha (que me había subido para evitar que me reconozcan) tenia diversos tipos de cortes por todos lados. Los vaqueros grises llenos de tierra y algo de sangre parecían picoteados (Gracias, arpías). Y mis zapatillas negras de tela se habían descosido, dando la apariencia de las cajitas de cartón de jugos cuando las pisas.

Hace tanto que no descansaba y veía a mi familia y amigos... ¿4 dias tal vez?

Mi pelo color chocolate suave caía por arriba de mis ojos caleidoscopio molestándome para ver, como anteriormente me había dejado el pelo de la nuca largo, se lo había atado en una pequeña colita baja, pero se salio de la capucha, asi que ahora colgaba por el costado del cuello, llegándole a la cintura.

Mi respiración ruidosa, el sudor de todo mi cuerpo a pesar de la baja temperatura, el cansancio y agotamientos de mis exigidos músculos, las lagrimas incesantes que bajaban por mis mejillas nublándome la vista, los sentidos en constante alerta por la llegada de un enemigo junto con la tensión constante, y la preocupación... Me estaban matando.

Mi objetivo: Campamento mestizo. Tenia que apurarme, solo ahí estaría a salvo. Corría como un desesperado entre los frondosos arboles.

Una, dos, tres ramas que moví con mis manos. Luego otra y otra y asi sucesivamente. Estaba perdiendo las esperanzas, la daga se cayo hace algún tiempo.

Desarmado, casi desfalleciendo, y con una horda de monstruos siguiendo mi aroma de semidiós. ¿Hermosa combinación no?

Pero había algo que me estaba preocupando demasiado abarcando la mayor parte de mi mente: ¿A donde lo habían enviado?

Justo cuando se preguntaba eso aparto las ultimas ramas, pero por el impulso de estar corriendo tanto termino saltando desde un peñasco... Auch

Caí de frente sobre el pasto. ¿Donde estaba?

No podía levantarme, las puntadas provenientes de ni tobillo no lo dejaban pensar. Ya no podía mas, me pesaban los párpados, mi cuerpo pedia descansó.

Y todo se volvió negro.

Siempre tenía sueños extraños, pero este ya le parecía demasiado real.

Estaba en mi hogar, una antigua casa de un piso en California. Según lo que me conto mi madre, perteneció a su abuelo Thomas.

La imagen cambio, ahora estaba en el patio trasero. Uno de los árboles estaba quemado, el piso pareciera como si le hubieran arrancado el pasto, había unas arpías sentadas en el árbol quemado, otras dos en el suelo peleando entre ellas y la ultima se había dado por meterse en la pileta a pesar de estar en pleno invierno.

¿Porque había arpías en mi casa? ¿donde estaban mis padres?

Y, otra vez, todo se volvió negro.

- ¿De quien será hijo este mocoso?-

-no lo se señor D, todavía no lo reclamaron -

- sera pronto, como mucho en la fogata de esta noche - hablo, a diferencia de las anteriores, una voz femenina.

Luego escuche una puerta abrirse y un portazo. Estaba solo. Abri los ojos.

Me encontraba en una habitación. Las paredes eran de troncos, y había una chimenea en frente mio. Estaba acostado en una especie de cama de paja muy cómoda.

La boca me pedia agua a los gritos, la tenia completamente seca. Mire por todos lados en busca de eso y a su izquierda había una mesita con un muy atrayente baso largo con pajita con un liquido dorado.

Trato de incorporarse a duras penas, tomo el vaso con ambas manos y se bajo la mitad en pocos segundos. Claro, apenas tenia fuerzas, asi que usaba la pajita.

- que rico- pude emitir luego de tragarlo. Sabia a uno de los mejores postres que hacia mi mama, brownies caseros con una bocha de helado de crema americana.

- no puedes tomar mucho, te incineraras - dijo una voz a mis espaldas. Una voz que conocía... Pero eso no puede ser posible.

Me di la vuelta y encontré una imagen que casi me hace saltar de alegría.

¡Era mama! Piper Mclean. Pero... Estaba diferente, tenia el pelo mas corto y enmarañado, parecía mas joven, y no usaba su anillo de casada. Parecía una adolescente de casi 20 años.

En ese momento recordó un pequeño detalle.

Fui a la casa de una vecina por encargo para pedirle azúcar. No le molestaba ir, era muy graciosa y amable la señora Smith.

Ademas, ella era una hechicera.

Desde pequeño esa mujer con infinidades de arrugas le hizo Ilusiones donde le mostraba cosas extrañas y fantásticas. Le contabas historias antiguas y regalaba esos deliciosos dulces con sabor a chocolate.

Esa mujer le dio sus inicios como semidiós.

- pasa pasa mi niño, estaba haciendo unas pociones, pero puedes esperarme en la sala, te traeré tus dulces favoritos - dijo la anciana mientras caminaba a la cocina.

Porque aunque tuviera casi 14 años, esa mujer siempre le mima y le llamo "mi niño".

- muchas gracias, señora Smith. - respondí mientras tomaba una galleta de chocolate, eran la gloria del paladar.

5 minutos mas tarde volvió. - y ¿ que es lo que necesitas de tu servidora? - pregunto.

- mi madre esta haciendo tarta de manzana y quería preguntarle si tiene azúcar. -

- vere si me quedo. Acompáñame -

Nos dirigimos por un pasillo largo y luego doblamos a la derecha. Entramos a una habitación. La magia de ese lugar me daba de golpe en la cara.

- aquí hago mis pociones y guardo los ingredientes - en las repisas que llegaban desde el piso al techo, había toda clase de... Decir cosas extrañas te quedabas corto.

Nunca vi algo asi en mi vida, había desde partes de cuerpos y extremidades a plantas y seres vivos.

- wow ¿De donde saco todo esto? -

- tengo mis contactos, ahora ¿Ves ese frasco de la repisa mas alta? En ese hay azúcar, si lo bajas puedes quedártelo enteró -

- no hay problema- en un abrir y cerrar de ojos ya estaba de vuelta en el suelo con el frasco en la mano.

- felicidades pequeño, pero antes que te vayas necesito pedirte otro favor. Mas arriba hay otro frasquito con un polvo celeste ¿podrías bajarlo por mi? -

Cuándo agarre el frasco, estaba caliente, tuve que aguantar un grito y darle el frasco a la hechicera. - ¿Que hará con eso señora Smith?

- es polvo de Escamas de sirena, estoy tratando de crear una sustancia que al tirarla al suelo te lleve a otro lugar. - dijo mientras hecha el polvo haciendo la sustancia verde, luego retrocedió y busco en unos cajones.

- ¡Eso seria muy utilizado por muchos, desde semidioses hasta monstruos!

- tal vez, pero es muy complicada de hacer. Yo eh tenido suerte.

En ese momento empezaron a temblar los estantes, las paredes, y el piso. - ¿¡un terremoto!?-

Pero paso algo que ni la anciana esperaba que pasase, una botella de vidrio se salio de lugar, se abrió y el contenido cayo en el caldero donde estaba la mezcla de la poción .

De verde paso a violeta, y un humo blanco invadió toda la sala.

Olía a una mezcla extraña de agua de mar con azufre, que quedaba horrible. Empecé a toser. Aunque sentía como si mi cuerpo se estuviera separando en pequeñas partículas y me transportaba hacia otro lugar.

Al cabo de un rato se despejo el humo. Pero ya no estaba en la casa de la señora Smith. Estaba en la ciudad.

recordé algo que le llamo mucho la atención, la botella que se había abierto tenia una inscripción " ώρα" que la tradujo como tiempo.

Mis ojos se sentían aguados, tenia miedo de no volver a casa.

- ¿Donde estoy? - aunque ya sabia la respuesta, trate de sonar seguro y no mirar los ojos de mi futura mama.

- a salvo, en el campamento mestizó. - dijo con un tono suave y aterciopelado.- cuando llegaste te desmayaste en mitad de los campos de entrenamiento. Has dormido 3 dias. Normalmente no entran por el bosque.

- perdón, no quería causar molestias - mis mejillas ardían. Mire mis pies y vi que tenia unas bermudas marrones y una remera naranja con las siglas "Camp half-blood". En el suelo unas ojotas negras. - ¿Y mi ropa?

Piper señalo una bolsa de plástico. - una hija de Atenea se ofreció para Arreglarla. Se llama annabeth. -

Ya conocía a Annabeth, estaba casada con mi tío percy. Es una gran amiga. Es igual a annabeth pero con los ojos verdes.

Aunque dudo que en esta época ya se hayan casado.

- gracias. -

- yo soy Piper ¿Vos? -

- Alexander. Pero me dicen Alex - no iba a revelar mi apellido ni loco. Quien sabe que pasaría.

- ¡Alexander, que bonito nombre! - me regalo una de sus tantas sonrisas. Me sonroje un poco, mi madre siempre me pareció hermosa, tanto ahora como en el futuro.

-gracias, pero me gusta mas mi sobrenombre. -

Y asi empezamos a hablar hasta que llamaron a la puerta y apareció Quirón. En el futuro es el mismo, solo que se cortara un poco la barba. - piper, Te llaman en la cabaña de Afrodita. Algo de una tintura para el pelo y pegamento. -

La cara de mi madre solo tenia un mensaje para decir "¡mierda!". Saludo y se fue, dejándome solo con Quirón.

- desde que entraste he sentido una energía poderosa proveniente de ti, no eres un semidiós normal. ¿Quien eres tu Alexander? -

Me pare y hice lo que mis instintos me dijeron, decir la verdad.

- Quirón, Me gustaría hablar con usted y el señor D lo antes posible. Les diré toda la verdad. Por el momento solo puedo asegurarle que no soy su enemigo.

Me analizo con la mirada para saber si mentía, tuvimos contacto visual por segundos que me parecieron eternos, pero no baje la vista.

El centauro suspiro, se dio la vuelta, y antes de salir de la habitación dijo:

- te esperaremos esta tarde en los campos de fresas, no llegues tarde.

Suspire agotado. Tome la bolsa y saque toda la ropa. Agarre mi pantalón y saque una pulsera de uno de los bolsillos. Era un aguila con una paloma, era una extraña combinación de oro imperial y bronce celestial. Lo Enganche en mi cuello y me puse el buzo. Antes de salir subí mi capucha.

Decidí salir un poco, me sentía renovado. Como si fuera un juguete que se quedo sin baterías y le pusieron unas pilas duracel.

Ya conocía el campamento, y en el futuro estaba igual, salvo uno que otro árbol. Aunque hubiera tomado néctar, todavía tenia hambre. Asi que me dirigí hacia el pabellón del comedor. Habían unos cuantos campistas, 2 en la mesa de Hermes, 4 en la de Afrodita, 7 en la de Ares y 3 en la de Atenea, las demás estaban vacías.

Sabia como era el sistema, pero seria raro si vieran que me siento en la mesa de Zeus, y los de Afrodita no saben que existo (va, tal vez alguna que le guste, pero eso no va a pasar)

- ¡Hey! ¡Alex! ¡Siéntate con nosotros! - dije gracias mentalmente, me acerqué y todos en la mesa me examinaron. Pero no solo los de la cabaña de Afrodita, TODOS en el pabellón me observaban.

Me puse al lado de piper, hizo saludo en general y me presente mostrando mi mejor sonrisa. La presentación es importante escuche alguna vez.

- te das cuenta que no debería estar aquí ¿no? - pregunte a piper mientras me servía un buen cacho de bife y algo de limón.

- soy la capitana de la cabaña de Afrodita, hago una excepción a la regla.-

-esto, perdón la interrupción, pero. ¿Alex? -asentí con la cabeza - y piper, ¿son hermanos o algo asi? Porque ustedes 2 son casi iguales.

Era verdad, yo soy una copia de Piper versión masculina y mas joven, tengo los "ojos caleidoscopio" como dice papa. Pero el pelo lo tengo de un castaño mas suave. Y mi piel es un tono mas claro, ademas, tengo la barbilla de mi padre. Pero después de Eso somos casi iguales.

-ah, no me había dado cuenta que somos tan parecidos ¿No tendrás tambien la ascendencia cherokee? -

Me hice el sorprendido - en realidad si, tengo ascendencia cherokee por mi mama.- gracias abuelo por darme tu don para actuar.

Su cara era un poema, bastante obvio diría yo.

- ¿Es enserio?-

- si. No miento con estas cosas.- mientras hablaba me metí un pedazo de carne en la boca.

- ¡al fin alguien como yo! - grito mientras me daba un abrazo, me sonroje pero lo correspondí.

-che, Alex, y... ¿Tienes novia? - no me sorprendió, ya veía venir la pregunta.

- no, no tengo. Pero hay una chica que me gusta.

En ese momento tuve un muy mal presentimiento, y era relacionado con mi padre. Mire la entrada y ahí estaba el.

Siempre vi a mi padre como un superior al que respetar. Hubo un tiempo en el que me estuvo entrenando con la espada. Pero cuando me di cuenta que me gustaba usar mas la daga, dejo de enseñarme.

Nunca tuvimos una buena relación padre-hijo. El siempre ocupado con el trabajo y yo con la escuela y el campamento mestizo.

Mama siempre me decía que el me quería y que estaba orgulloso de mi. Pero hasta el dia de hoy me cuesta creerlo.

Ahora que lo veo mas joven, me da un poco mas de miedo. En el futuro tiene ese aire de "respétame o mueres" pero ahora es mucho peor.

En parte por su cara, daba miedo, más que la espada que tenia en la mano estaba liberando pequeñas chispas. creo que la razón era porque estoy abrazando a su novia.

El corazón se me iba a salir del pecho del dolor y lo rápido que andaba. Pero tenia que decirle a piper, tal vez pudiera convencer a Jason que no era una amenaza.

-emm. Piper ¿Puede ser que tu novio sea alto, rubio, caucásico y con una herida en la boca? - trate de hacerme un poco el idiota.

Ella me miro con cara rara - ¿Como sabes eso?

- porque esta mirándome y creo que quiere matarme con una buena descarga eléctrica.

Todos se rieron pensando que era un chiste - no es en broma, literalmente me esta mirando con una cara de asesino psicópata peor que chuck norris. -

Todos en la mesa vieron a Jason Grace... Te puedo asegurar que estaba cagado hasta las patas, pero parecía que estuvieran soldando la espada con su mano, porque las chispitas no paraban de salir. Debería ir pensando que pondrán para mi lapida.