Aviso: High School DxD, ni sus personajes me pertenecen. Lo mismo con cualquier elemento de otro anime/manga.
Oscuridad.
Eso fue lo que vi al morir, un mundo pintado de negro, un mundo oscuro. No podía ni ver la silueta de mis manos, ni siquiera las sentía. De hecho, no sentía nada, era como si no tuviese un cuerpo, como si no tuviese materia.
Pero aun tenía conciencia, aun pensaba. Raro, la muerte se produce por que el cerebro deja de funcionar, entonces ¿como es que aun puedo pensar? ¿En verdad he muerto?. Tal vez estaba en coma o algo parecido, era una tortura psicológica.
Luz.
Cuando alguien cae en lo más profundo de las tinieblas, desesperadamente busca una luz. Por muy pequeña y débil que sea intentará alcanzar esa luz, su mera presencia era suficiente para restaurar la esperanza. Fue por eso que cuando vi un pequeño destello intenté llegar a él. No sabía si era yo quien se acercaba o si era él quien venía hacia mí, solo sé que cada vez estaba más cerca.
Y así fue como reviví en otro mundo, en otro cuerpo.
No mentiré, casi me meo encima del susto. Tuve algo parecido a un ataque de nervios, casi me da algo. Luego lo asimilé... Más o menos, fue rápido, supongo que el "morir" ayudó a saltarme los pasos y aceptar rápidamente el estar en otro mundo.
En fin, así fue como comenzó mi historia.
Era por la mañana, como siempre me desperté y dí una ducha. Al salir me quedé mirándome al espejo mientras el vapor se desvanecía. Había pasado una semana desde mi resurrección y aun me sentía culpable por arrebatarle la vida al propietario de este cuerpo. Saji Genshirou, cada vez que veía mi reflejo ese sentimiento me invadía, era uno de mis personajes favoritos de la novela ligera y después de leer el DX volumen 4 definitivamente se volvió mi favorito. Por eso, el arrebatarle su vida, su futuro, su familia, todo. Me llenaba de dolor y tristeza, aunque no fuera culpa mía, me dolía.Y ahora mirando este rostro que no era mio hice lo único que podía hacer para enmendar tal pecado.
—Saji, te juro que protegeré y cuidaré de tu familia como si fuera la mia. Está vida será mi redención—
Al final, la nueva vida que se suponía que viviría al máximo, se convirtió en una vida redentoria.
Suspirando, me sequé y vestí. Salí del baño encontrándome cara a cara con Kaho, la... Mi hermana pequeña. Una niña que iba a la escuela primaria, pero que era más madura que los demás niños de su edad. Llevaba una pequeña mochila en la espalda y la mía en sus manos.
—Vamos Gen-nii, Gengo nos espera—
—Sí— agarré mi mochila —Gracias, vamos—
Poniendo la mochila en la espalda le dí la mano y caminamos a la entrada, donde un niño de 5 años nos esperaba dando saltitos. Gengo, el hermano más pequeño, era una bola de energía. No podía estarse quieto.
—Onii-chan, nee-chan, vamos vamos—
Kaho agarró la mano de Gengo y salimos del apartamento. Mientras caminábamos no pude evitar sonreír mientras los veía de reojo. Estos niños eran la única familia que le quedaba a Saji Genshirou, eran las personas que juré proteger.
—Hoy llegaré un poco tarde a casa—
—¿Por que?—
—Tengo asuntos que atender—
Le dí una mirada a Kaho, ella lo entendió a la primera y asintió mientras Gengo nos miraba con curiosidad.
—¿Debemos hacer algo?—
—No, será rápido—
—¿De que habláis?—
Ambos miramos a Gengo, a diferencia de Kaho, a quien había contado sobre el mundo sobrenatural, a Gengo no le dije nada. Era muy pequeño como para entenderlo.
Tampoco tenía planeado contarle nada a Kaho la verdad, pero a los dos días de revivir manifesté el poder latente que tenía. No fue la Sacred Gear de Vritra, al estar conectada al alma de Saji se desvaneció en busca de otro portador cuando yo llegué. En cambio obtuve un poder de otro mundo, Rizevim no estaba tan loco con su teoría del multiverso, el poder que obtuve, [Sunshine]. La gracia divina de Mael, que pasó a Escanor y ahora a mi, no me convertía en una masa de músculos, pero sí aumentaba mi poder de una forma descomunal. Fue ahí cuando Kaho me descubrió, culpa mía la verdad. Me emocioné tanto que empecé a crear soles solo por que podía.
—Te lo contaré cuando seas mayor, ahora es momento de ir a clase—
Dejando a ambos hermanos en la escuela primaria y guardería, me dirigí a mi instituto. La Academia Kuoh.
De camino vi a dos individuos cubiertas por unas capas con capuchas, una de ellas cargaba con algo enorme cubierto en tela. Irina y Xenovia sin duda, ya las había visto ayer por la tarde en la calle. Ellas eran el motivo por el cual hoy llegaría tarde a casa, no, en realidad el motivo era lo que su presencia indicaba.
Kokabiel.
Voy a enfrentarme a él, por varios motivos por supuesto. Primero: su presencia amenaza la seguridad de Kaho y Gengo. Segundo: quiero comprobar cuan fuerte me vuelve el[Sunshine] por la noche. Se que es más débil que cuando está amaneciendo o anocheciendo, pero como aun no he entrado en combate, no tengo punto de referencia.
Hablando del [Sunshine] descubrí que puedo activarlo a voluntad, sin embargo una vez activado no se puede desactivar hasta que transcurra cierto tiempo. Por ejemplo durante el día estará activado hasta que se oculte el sol por completo y durante la noche solo dura media hora. Tambien descubri que puedo activarlo por la noche usando una proyección del sol en mi mente.
Y ¿por qué hablo solo? Delirios mios, supongo.
—¿Vas a donar algo?—
—¡Me cago en la leche puta!—
Eso me sorprendió, parece que me quedé demasiado absorto en mis pensamientos mientras las miraba, notaron mi mirada y se acercaron.
—Utilizar un lenguaje tan vulgar, tenía mis dudas, pero parece que sí eres un demonio—
—¿Y que tiene que ver eso? Bueno, sí soy un demonio. Pero cualquiera reaccionaría así si uno está en su mundo y le hablan de repente—
—En eso no se equivoca del todo, Xenovia—
—Hmm, bueno no importa. Dime demonio ¿perteneces al séquito de Rias Gremory?—
—Tengo nombre ¿sabes? y no, soy parte de la nobleza de Sona Sitri—
—La hermana del Mao Leviathan—
—La Mao y sí, que por cierto. Aun no habéis ido a hablar con ella—
Ambas se miraron con duda y luego volvieron a mirarme, la que habló primero fue Irina.
—¿Por que deberíamos?—
—... Estas de broma ¿verdad?—
Ella negó con la cabeza.
—Kuoh también es su territorio, lo tienen compartido—
—Oh—
—Claro, como ibais a saberlo cuando en el otro equipo están pechozilla 1 y 2, la loli kuudere, el casanova y la madre Teresa reencarnada—
—Y el Sekiryuutei—
—Y el dragón pervertido, gracias Xenovia, me había olvidado de él—
—...—
—...—
—El punto es, siempre nos dejan de lado por Gremory-senpai y su nobleza... Ah y que también tenéis que hablar con mi rey—
Nos pusimos a caminar hacia la academia, durante el camino había silencio. Ellas me seguían unos metros más atrás, por si intentaba hacer algo seguramente.
—Eres bastante civil hacia nosotras—
Me encogí de hombros ante las palabras de Xenovia.
—Mi ama no me dio orden de atacaros, vosotras no me habéis atacado y hay inocentes presentes. ¿Para que iniciar una pelea?—
—Ya veo, tienes razón— asintió —Parece que hoy acabará mejor que el otro día, Irina—
—Eso parece—
—Déjenme adivinarlo— intervine —Acabó en pelea—
—¿Como lo supiste?— Irina recortó la distancia entre nosotros —¿Eres lector de mentes? ¿Adivino?— sus ojos brillaban.
No, solo leí la novela y ví el anime... Ya, como si pudiera decirle eso.
—Intuición— giré mi cabeza un poco para verlas —Y seguro que Hyodou intentó romperos la ropa con elDress Break—
—...—
—... ¿Nos espiabas?—
La cara de Irina estaba roja de vergüenza, en cambio la de Xenovia estaba seria.
—No— las miré de arriba a abajo y asentí —Solo se como es Hyoudou—
—Ya veo—
Xenovia asentía y la cara de Irina se ponía más roja.
—Oh señor perdona estos pensamientos impuros. Am...—
—No termines esa palabra—
—Oh, cierto. Perdón—
—Da igual...—
Una vez llegamos a la academia las guié hacia el despacho consejo estudiantil. Los pasillos estaban vacíos puesto que la primera hora de clases ya había empezado, claro que a primera hora la presidenta y vicepresidenta estarían arreglando asuntos del consejo y yo siempre podía excusarme con lo mismo.
—Llegamos, creo que no hace falta decirlo, pero si hacéis algún movimiento hostil— puse una mirada fría y seria — Os mataré en el acto... Sin ofender claro—
Ambas asintieron, entendían el deber que tenía de proteger a mi ama.
—Nosotras decimos lo mismo—
—No esperaría menos, aunque dudo que algo pase, mejor prevenir que curar—
Con eso dicho, la atmósfera tensa que se había formado volvió a la de antes.
—Bueno, esperad un momento—
Les dije eso mientras abría la puerta y asomaba la cabeza.
—Sona-sama, tiene visita—
—Que pase—
Entendió rápidamente que se trataba de un tema del mundo sobrenatural, solo la llamaba con el -sama cuando se trataba de eso.
Abrí la puerta por completo dejando pasar a las exorcistas, luego entré yo y cerré la puerta a mi espalda.
Lo que siguió fue una charla muy parecida a la que tuvieron con el séquito Gremory en el anime, así que desconecte por completo. Todo fue bien, no hubo insultos, ni faltas de respeto, todo muy civil.
—Saji, acompáñalas fuera de la academia y luego ve a clases—
—Como ordenes—
Hice una reverencia y abrí la puerta para que el dúo cristiano saliese. Decidí actuar de esta forma en frente de otros, después de todo se supone que soy un sirviente.
...
Aunque creo que la orden de ir a clases la voy a ignorar.
—Bueno ¿quien tiene hambre?—
Al final acabe invitándolas a desayunar y nos quedamos hablando un rato. Fue una buena mañana.
Lastima que la tarde no fuera igual.
—¿Y? ¿Para que me llamasteis?—
Hyoudou me había llamado por la tarde para que nos reuniéramos en la estación de tren. Junto a él estaba Koneko-san, el como consiguieron mi número de teléfono lo ignoro. Pero si sabía la razón por la que me habían llamado, aun así tengo que aparentar ignorancia.
—... Es cierto ¿que intentas hacer?—
Koneko-san lo estaba agarrando de la camiseta, pobre. Esa loli era superior físicamente, no podrá escapar de su agarre ni aunque lo intente.
—Voy a pedirle a Shidou Irina y a Xenovia que me dejen destruir las Excalibur—
...
Ah~ ahí estaba, la petición que esperaba. Lo gracioso es, que dice eso como si destruir si quiera una espada sagrada de tal calibre fuera fácil no solo eso también está el hecho de que son nuestras enemigas naturales. La afinidad no estaba de nuestra parte.
Ante tal petición solo pude alzar una ceja y cruzarme de brazos, en cambio la loli del grupo abrió los ojos. Parecía que se le fueran a salir, hice un esfuerzo por evitar reírme.
—También ayudaré, es por Yuuto-senpai ¿cierto?—
Tras pensarlo un rato, Koneko-san acepto. Yo en cambio...
—¿Por que debería ayudarte? Soy de la casa Sitri, esto es problema de tu grupo ¿cierto? No debería meterme en esto—
Respondí tranquilamente. Era cierto, no tenía porqué ayudar yo ya tenía mis propios asuntos... Aunque pensándolo bien de todas formas todo terminará de la misma manera.
—No digas eso Saji, el único demonio que conozco que estaría dispuesto a ayudarme eres tú—
—... Avisaré a mi ama para pedirle permiso antes—
—¿¡Eh!? ¡Se supone que esto es una operación secreta!—
—¡Cállate! ¡Gremory-senpai puede ser estricta y amable, pero Sona-sama es estricta y ESTRICTA!—
Siendo sincero... Me daba un poco de miedo desobedecer dos veces a mi ama en el mismo día. La presidenta del consejo estudiantil era la persona más seria que he conocido y algo me dice que sus castigos son horribles.
—¡Por favor Saji!—
—... Tch, está bien. Pero me debes una, una muy grande—
—¡Gracias!—
Después de eso, volvimos al centro en busca de Irina y Xenovia. Mientras caminábamos Hyoudou inició una conversación.
—Koneko-chan ¿sabes que Kiba es una victima del proyecto de espada sagrada y siente rencor contra Excalibur?—
Koneko-san asintió.
—Cuando Irina y Xenovia vinieron, dijeron...—
—La iglesia decidió que sería mejor deshacerse de las Excalibur antes que dejarlas en manos de los caídos—
Ambos me miraron.
—También hablaron con Sona-sama—
Mas bien las obligué.
—... Entonces, devolverlas o destruirlas—
—Cualquiera vale, por lo tanto supongo que tu plan de destruir una no es tan malo—
—Sí, tres espadas fueron robadas, así que devolvemos dos y Kiba destruye una—
Koneko-san habló.
—Entonces ¿lo que quieres es que Yuuto-senpai cumpla su deseo?—
Hyoudou asintió con una sonrisa y yo dí mi opinión.
—Veo la lógica en eso, Kiba cumplirá su venganza, Xenovia e Irina recuperan las Excalibur y los ángeles caídos se joden. Es una victoria para todos—
—Exacto, ahora solo queda convencer a esas dos exorcistas de que nos ayuden—
—... Será difícil—
—No solo eso Koneko-san, esto es un secreto para los demás miembros de nuestros grupos. Incluso si es por el bien de un compañero, no deberíamos meternos en los problemas de otra facción—
—Sí... Esto podría terminar en pelea, por eso... Koneko-chan, Saji, si queréis huir cuando se ponga peligroso estáis en vuestro derecho—
—No jodas, después de suplicarme...—
—Emm, yo no diría suplicar—
Lo ignoré
—¿Ahora me dices que me puedo ir? No, me debes una. No voy a dejar que te libres de esta deuda—
—... Ah, em ¿gracias?—
Koneko-san nos miró con ojos decididos, hasta brillaban de la intensa mirada que nos daba.
—No huiré, si es por nuestro compañero seguiré adelante—
Vaya, no pensé que se pudiera sonar tan emotiva con una voz tan monótona... ¿Si quiera eso tiene sentido? Bueno, dejando la lógica aparte. Koneko-san tiene fuertes sentimientos hacia sus compañeros, eso hace que se gane mi respeto.
—Aun debemos encontrarlas, no creo que sea sencillo encontrar dos personas que están en una misión en cubierto—
Casi me hecho a reír, esas dos era posiblemente las más fáciles de encontrar. Incluso si todo el mundo vistiera de la misma forma, ellas destacarían. Hyoudou y Koneko-san me miraron.
—Lo siento, es que eso fue gracioso— hice una tos falsa —No quería interrumpir vuestra emotiva charla, por lo que no lo dije, pero... —
Señale en una dirección.
Ambos siguieron mi dedo con la mirada.
—Por favor, ayuden a los necesitados—
—Dennos algo de caridad en nombre de los que están en el paraíso—
Como dije, esas dos destacaban demasiado. En serio, pidiendo limosna en medio de la calle. No en una esquina o la puerta de una tienda, justo en el medio. Es pedir a gritos que las me daban pena, la gente ni les hacia caso.
—¿Que pasa? ¿Es esta la realidad del desarrollado país de Japón? Es por eso que no me gustan los países que no siguen nuestras creencias—
¿Y que esperabas? Aquí la religión dominante es el shintoismo, es normal que pasen de vosotras que los llamáis paganos indirectamente.
—No digas eso Xenovia, perdimos todo nuestro dinero así que ahora tenemos que depender de estos herejes ¡ah no tenemos ni para comprar pan!—
Retiro lo dicho, los llamais paganos directamente a la cara. ¿Así cómo queréis que os ayuden?.
—Hpmf, todo fue porque compraste esa pintura falsa—
Xenovia señaló una pintura... No voy a comentar, pero esa cosa no puede ser un santo.
—¿Que dices? Esa pintura es la de un santo, eso es lo que dijo la persona de la exhibición—
—¿Entonces sabes que santo es? Porque yo no—
—Es... ¿San... Pedro?—
—Deja las bromas, San Pedro no se vería así—
—¡Tiene que verse así! ¡Estoy segura!—
—Ah~ ¿por que mi compañera tiene que ser alguien como tú? ¿Dios es esta alguna prueba?—
—¡Oye! ¡No bajes la cabeza! ¡Es deprimente!—
—¡Calla! ¡Es por eso que los protestantes son llamados herejes! ¡Muestrale más respeto a los santos!—
—¿¡Que dijiste!? ¿¡Acaso no son los católicos los que se inventan las reglas!?—
—¡Calla hereje!—
—¡Tú eres la hereje!—
... No se como describir lo penoso que es esto.
De repente ambas cayeron al suelo agarrando sus barrigas. Sus estómagos rugían hambrientos.
—... Primero hagamos algo para llenar nuestros estómagos o no seremos capaces de recuperar las Excalibur—
—... Tienes razón ¿quieres conseguir dinero de los herejes amenazándolos? Estoy segura de que Dios nos perdonara el amenazar herejes—
—¿Planeas atracar un templo? ¿Que vas ha hacer? ¿Robar la caja de donaciones? Ni pienses en ello, usemos nuestras espadas a forma de exhibición. Es un entretenimiento que funciona en todos los países—
—¡Es una idea excelente! ¡Podemos usar las Excalibur para cortar frutas y ganar dinero!—
—Pero no tenemos fruta, ni modo. Cortaremos esta pintura—
—¡No! ¡No puedes cortarla!—
... Y ahí van de nuevo. Estas dos en verdad son unas idiotas, aunque no puedo evitar sentir pena por ellas.
Acercándome, solté una tos falsa para llamar su atención.
—Estáis montando un espectáculo ¿que tal si nos acompañáis?—
Ellas parpadearon.
—¡Deliciosa! ¡La comida japonesa es deliciosa!—
—¡Sí, sí! ¡Así es! ¡Este es el sabor de la comida de mi tierra natal!—
¿Cuanto pueden comer? ¿Acaso son sayans y han venido de otro mundo al igual que yo?. Mi cartera no podrá soportarlo, esto será un golpe critico... A no ser~.
—Hyoudou ¿recuerdas que me debías una?—
—... Sí—
—Bien... Tú pagas esto—
—¿¡Eh!?—
Me fastidiaba un poco tener que cobrarle la deuda tan pronto, pero en tales circunstancias era la única opción... Eso o irnos sin pagar, lo cual sería difícil dado que somos un grupo que destaca mucho.
—Fiuu, me siento llena. Sin embargo, recibir ayuda de un demonio, es el fin del mundo—
Es lo que dijo Xenovia después de comer.
—Pues cuando desayunábamos esta mañana no te quejabas—
—Kuh, cierto. Saji Genshirou, ya nos has invitado dos veces en un solo día. ¿Como puede ser un demonio tan generoso?—
—... Eso no suena como un gracias—
—Uffff ¡gracias por la comida! Dios por favor, se caritativo con las almas de estos demonios—
Esta vez fue Irina quien habló mientras sujetaba la cruz que colgaba de su cuello.
—Aauuu—
Los tres demonios soltamos gemidos de dolor.
—¡Eso es aun peor!—
—¡Lo siento!—
Xenovia tomo un trago de su vaso de agua y preguntó.
—Entonces ¿por que nos buscan?—
Vaya, directa al grano. Fue Hyoudou quien respondió.
—Ustedes dos vinieron para recuperar las Excalibur ¿cierto?—
—Correcto, ya lo dijimos antes—
—Lo llevamos diciendo todo el día—
Eso fue lo que pensé, pero no lo dije en voz alta.
—Quiero ayudarlas a destruir las Excalibur—
...
Gulp
Trague fuerte, la cosa ya era suficientemente grave y el silencio me ponía nervioso. Esto podría ocasionar una guerra entre las facciones bíblicas, ademas de que estamos en Japón. Territorio de los dioses shintoistas como se les de por intervenir...
Por favor que alguien rompa el silencio.
—Sí, supongo que podemos dejaros una espada. Si podéis destruirla claro está, pero aseguraos de que vuestras identidades no sean reveladas, no queremos que los altos mandos ni los enemigos piensen que tenemos conexiones con ustedes—
Xenovia... Te daría un beso, pero no quiero tener una Excalibur atravesando mi pecho. Admito que me sorprendió que aceptara... ¿Que digo? Si ya sabía que iba a aceptar.
—Oye Xenovia ¿estas segura? Aunque sea Ise-kun, sigue siendo un demonio—
—Irina, a decir verdad, sería realmente difícil recuperar las tres Excalibur nosotras solas—
—Ya lo sé, pero...—
—Nuestro objetivo es destruir o devolver las espadas sagradas, existe también la posibilidad de que nuestras espadas sean robadas. En ese caso tendríamos que destruirlas antes de que eso suceda. Incluso si usamos nuestro último recurso solo tenemos un 30% de posibilidades de cumplir la misión y volver a casa—
... En ese momento desconecté de la conversación, aquellas palabras "volver a casa" me habían dado de lleno. Una pequeña parte de mi quería volver, volver a mi mundo. Había veces que pensaba que esto era un sueño y que cuando fuera a dormir me despertaría en una cama de hospital.
Echaba de menos mi antiguo hogar, mi familia, morir constantemente en el Dark Souls... Hasta el puto perro del vecino que me despertaba de madrugada con sus ahora tenía una familia, que no era mia y a la vez sí. Kaho y Gengo me trataban como si fuera su hermano, algo lógico porque estoy en su cuerpo, y yo he llegado a quererlos como hermanos también... Es curioso empiezo a pensar que lo suyo es algun tipo de poder especial, pasando tan solo una semana y ya los aprecio tanto. Si sirve como excusa, son lo único que tengo en este mundo.
—Bien, entonces la negociación es un éxito. Les prestaré mi poder de dragón ¿puedo llamar a mi amigo para que coopere?—
Oh, parece que me perdí el resto de la conversación. Hyoudou sacó el móvil y llamó a Kiba-san.
Lo que siguió fue otra conversación tensa entre las exorcistas y Kiba-san.
—Entonces eso es todo, te pagaré por la comida en otra ocasión Saji Genshirou—
—No hay problema, paga el pervertido—
Xenovia asintió y se dió la vuelta, empezó a caminar a la salida del restaurante cuando yo le dije.
—Aunque el desayuno si tienes que pagármelo—
—Kuh—
Casi se cae de cara al escucharme. Se aclaró la garganta y asintió de nuevo en mi dirección. Luego se marchó junto a Irina, sonreí, era divertido sacarle una reacción así a la estoica exorcista.
—¡Bien! Con esto el equipo de destrucción de Excalibur está completo—
Oh... Me he vuelto a perder otra conversación.
—Si no es molestia, quería preguntarte ¿por que estas tan obsesionado con las espadas sagradas?—
Lo pregunto más que nada porque no recuerdo todos los detalles de cada volumen de DxD y no quería quedarme con la curiosidad. Después de que Kiba me contara su historia, puse una mano en su hombro y dije.
—Entiendo, Kiba-san tienes mi respeto por haber aguantado eso. Antes tenía mis dudas, pero ahora lo tengo claro. Te ayudaré—
—Gracias Saji-san—
—Ya que nos estamos sincerando, entonces yo tambien diré mi sueño—
Tengo un mal presentimiento.
—Mi sueño... Es chupar los pezones de Rias-buchou—
—...—
—... Ajajaja—
—... Desagradable—
Me quedé mirándole con una cara de poker, Kiba-san se rió de forma nerviosa y Koneko-san le soltó un insulto. Este tipo en verdad... Decir algo como eso a los cuatro vientos, encima la gente que había en el restaurante se quedaron mirando con cara rara. Algo bastante normal cuando un tipo grita que le quiere chupar los pezones a la presidenta de su club.
—Voy a hacer como que no dijiste nada, nos vemos—
Después de despedirme salí del restaurante y fui a casa. Kaho y Gengo ya deben estar esperándome. Por el camino paré a comprar algo para la cena.
—Ramen, udon o yakitori. Ah, Gengo seguramente quiera algo dulce de postre—
Al final compre las tres cosas y dorayaki para Gengo. Ya es de noche, lo mejor será que apresure el paso.
De camino pasé por delante de la iglesia abandonada donde anteriormente estaban los ángeles caídos. Hablando honestamente, ese lugar por la noche da miedo. Parece salido de una película de terror.
—Ahora es cuando sale una monja poseída gritando— reí.
Un fuerte sonido se escuchó dentro de la iglesia. Oh mierda, no lo decía en serio, era una broma... No espera ¿de que tengo miedo? Soy un demonio y tengo uno de los superpoderes más Op que hay. Pfff, seguramente sea un demonio renegado.
—Bueno, si es uno de esos tendré que encargarme de él—
No necesitaré ni usar el [Sunshine] en ese caso. Todos los que aparecen aquí son débiles.
Parándome en frente la puerta doble, alcé la pierna y la abrí de una patada diciendo.
—Entrega a domicilio ¿quien ha pedido un par de...—
No terminé ya que lo que estaba dentro no era un demonio renegado, solo eran un par de chicas desnudas. Un par de chicas desnudas con Excaliburs apuntando en mi dirección y por mucho que me guste la vista, el tener dos espadas sagradas apuntándome lo estropea.
—Hola—
—Saji Genshirou ¿que haces aquí?—
—¿Que estáis haciendo vosotras aquí?—
—Yo pregunté primero—
—Sí, pero como se dice. Las damas primero, así que tú respondes primero—
—Responde tú primero o Excalibur Destruction lo hará por ti—
—¿No era la iglesia la que decía "no se derramará sangre en la casa de Dios"?—
—Eso es en las películas—
—¡Dejadlo ya!—
Irina, quien se había vestido, nos interrumpió.
—Saji-san, estamos aquí porque no tenemos donde pasar la noche—
Vaya, no pensé que fuera posible. Pero sí que me dan más pena.
—Entiendo, yo vine al escuchar un ruido—
—Ah, fui yo. Aproveché que Irina se desnudaba para cortar la pintura que compró—
—Y yo me enfadé y empezamos a pelear... O lo habríamos hecho si no hubieras interrumpido—
—Entiendo, bueno. Como ya no tengo nada que hacer me voy—
Iba a darme la vuelta, pero luego miré la iglesia casi en ruinas. El frío de la noche y el viento entraban por todas partes, luego recordé el hambre que tenían a la tarde y la pena que me daban. Suspiré, soy demasiado bueno.
—Oye... ¿Queréis venir a mi casa? Tengo comida de sobra— levanté la bolsa en mi mano —Y si dormís juntas, una habitación—
Me miraron sorprendidas, luego con sospecha y finalmente se juntaron dándome la espalda, discutiendo sobre si era buena idea.
—Parece que va a hacer frío y teniendo en cuenta que Kokabiel y los suyos están por ahí. Un lugar como este no es el mejor piso franco—
Mis palabras callaron sus murmullos. Se miraron y asintieron, comprendieron que la mejor idea era aceptar mi propuesta.
Xenovia se acercó a mi y asintió.
—Aceptamos tu hospitalidad, gracias de nuevo Saji Genshirou—
—Perfecto—
—Entonces, guíanos hasta tu hogar—
Miré su cuerpo aun desnudo.
...
—Vístete primero—
