[…]

Podría decirse, que tenía algunos días libres cuando Viktor Nikiforov, si. Él famoso Viktor Nikiforov su ahora entrenador aviso que tenía que volver a Rusia por algunos días, había cosas que debía resolver, nada de gravedad solo estaría fueras tres o cinco días.

Nada más.

Después de su partida nada cambio realmente, apenas el primer día en el que Viktor no estaría presente comenzaba, los cerezos florecieron esa mañana.

La puerta del lugar se deslizo en menos de cinco segundos la dueña de las aguas termales fue la primera en darle la bienvenida al tan esperado invitado.

-Con permiso...

-¡Haru-chan!- dijo envolviendo al más alto en un cálido abrazo, al que no supo cómo responder, pero hizo lo mejor posible, con esa expresión seria lo devolvió no de la misma forma pero si... un poco.

-H-Hola- saludo un tanto avergonzado por el repentino trato.

-¡Ha pasado tanto!- espeto la mujer separándose ya por fin del más alto. -has crecido bastante desde la ultima vez que te vi- comento esta con un leve aire nostálgico. –debes tener hambre, ¿no? Antes debes tomar un baño en las aguas termales, dado que el clima a mejorado te será más agradable-

Haru no cabía ni un poco en tanta hospitalidad, ni siquiera en Makoto había tenido tal trato tan... no había palabra para describirlo.

-Mamá, recién acaba de llegar es mejor que se instale primero- profirió una segunda voz, esta perteneciente a Yuuri.

El nadador dirigió su mirada a la silueta que ahora estaba delante de él, ni más ni menos que Yuuri Katsuki.

-Bienvenido, Haru- saludo de forma tranquila, ofreciendo una sonrisa al contrario que hizo lo mismo, devolvió esa pequeña mueca de la misma manera.

Con esa sutil y diminuta sonrisa.

-Gracias.

[...]

-Desafortunadamente el único cuarto que teníamos disponible ahora se encuentra en uso por las cajas con nueva mercancía que han llegado, así que si tú no tienes problema... te puedes quedar en mi cuarto.

-Para nada- respondió casi al instante, Haru no era ese tipo de persona especial que esperaba un trato especial.

-No has cambiado nada, Haru- espetó el mayor abriendo la puerta de su habitación y dejando entrar primero al menor, no se estatura, pero sí de altura.

Haru prefirió conservar silencio, por el simple hecho de que Yuuri tenía razón. Una vez dentro del cuarto se percato de que algo faltaba.

-¿Y tus afiches?- había visitado la casa de Yuuri cuando este tenía 12 y él 6, recordaba pocas cosas pero una de ellas era siempre y será el centenar de posters que Katsuki tenía en su cuarto.

El rostro del patinador se pintó de mil colores, el ganador fue el rojo.

-E-Están guardados- respondió apenas, ya que su voz tartamudeando era algo que no quería que Haru escuchará, no quería que este se burlara de él como Yurio había hecho cuando los encontró una vez, suspiro ya un poco más tranquilo, ahora que lo pensaba... Haru no era el tipo de persona que leyera noticias o cosas así, por lo que tal vez ni siquiera sabía que ahora el patinador numero 1 era su entrenador.

Era un alivio ver que Haru no había cambiado.

-¿Qué pasa?- interrogo el aludido después de varios segundos de notar como Yuuri lo miraba detenidamente.

-¡Ah! No es nada- contesto nuevamente sonriendo. –debes estar cansado, toma un baño en las aguas termales yo iré en unos minutos también- agrego saliendo de la habitación para dejar que el azabache se instalara con mayor comodidad.

El sonido de la puerta cerrarse acompaño a Yuuri, una vez solo tomo asiento en el borde de la única cama que había en la habitación, dejo la única mochila que llevaba en el suelo, se detuvo a mirar un poco las cosas que habían cambiado en la habitación de su amigo, eran pocas.

Como la falta de presencia de Vicchan, el único perro que le había llegado a agradar lo suficiente para poder acariciarlo.

Suspiro y ahora miro el techo, pensando en cosas como porque ahora estaba ahí y era simple. Su madre le había comentado vagamente que era buena idea que despejase su mente un poco y viajará. Y nada mejor que tomar un avión y visitar a Yuuri Katsuki, uno de sus únicos amigos de quien ni siquiera Makoto tenía conocimiento.

Divago un poco en sus pensamientos, hasta que un "desconocido" sonido lo saco de su transé.

Busco un poco de donde provenía y vaya sorpresa, era de su mochila. Bajo el cierre de esta para después sacar al objeto que emitía ese sonido tan escandaloso.

Su teléfono celular.

-¿Hola?

[¡Haru! ¿Dónde estás?]era la voz de Rin la que sonaba tan alterada al otro lado de la línea, sonaba como si le hubiesen dicho la peor noticia de su vida o algo por el estilo.

-En Hasetsu

[¡¿HASETSU?! ¿Qué demonios haces allá? ¡Makoto me llamo preocupado por ti ya que no había nadie en tu casa!]

Vaya... había olvidado poner aquel cartel en la puerta de su casa que decía que estaría ausente por algunos días. O tal vez era mejor avisarle a Makoto y los demás antes de irse.

-Vine a visitar a un amigo, estaré devuelta en algunos días...

-Haru, la cena estará lista en unos minutos, ve a tomar un baño primero- fue la única cosa que dijo la hermana mayor de Katsuki tras tocar levemente la puerta, después de eso escucho los pasos de esta alejarse. –nos vemos luego-

Después de eso colgó.

[...]

[¡Oí, espera!]

De nada sirvió que dijera algo, cuando hablo, el sonido de la llamada siendo terminada de forma inmediata fue el único que le escuchaba.

-¡Ese idiota!- grito Rin hecho una completa furia, el único testigo de ello fue Sousuke, su amigo de la infancia que lo escuchaba desde la litera de arriba y no se animo a preguntar el porqué de su furia.

Lo sabía porque Makoto le había contado.

Podría haberle contado a Rin acerca de ello, pero no quería ser quien aguantará ahora a la bestia furiosa en la que se había convertido, solo hasta escuchar bastante ajetreo decidió asomarse.

-¿Qué haces?

-¿No lo ves? ¡Me voy a Hasetsu!- respondió a gritos, mientras metía una camisa tras otra a la mochila.

-¿Ah?

[...]

-Los baños termales son lo mejor, ¿no lo crees, Haru?

El azabache no respondió con palabras, solo con un pequeño asentimiento de cabeza, después se dejo hacer por la grata sensación de placer que el agua caliente le brindaba. Pero además de la comodidad de esto, era que estaba en una superficie de agua bastante grande para nada.

Pero ahora... no tenía ganas de hacerlo.

Solo quería acomodarse y disfrutar un poco más.

Pasaron solo unos cuantos minutos más cuando Yuuri casi lo arrastro para sacarlo de las aguas termales, era peligroso quedarse tanto tiempo, Haru no sabía bien esto así que era entendible que quisiese quedarse mucho más.

Se vistieron, decidieron tomar un poco de tiempo para hablar de diferentes cosas, la principal era de que habían hecho cada uno con sus vidas. Yuuri contó con cierta tristeza las diferentes cosas que pasaron en su vida, pero de igual manera las nuevas que ahora estaban ocurriendo.

La nueva oportunidad de una vez más intentar ganar la Grand Prix, ahora con Viktor Nikiforov a su lado.

Haru se vio algo confundido por la mención de estos, no sabía mucho de ellos, pero para eso estaba Yuuri Katsuki que le hablaría de él, hasta el cansancio.

Solo hubo oportunidad de conversar por cinco minutos cuando la madre de Yuuri, les llamo a cenar.

-Prepare tu favorito, Haru- dijo la castaña dejando delante del menor un plato con caballa, pero no era una cabaña común, estaba preparada con pequeños trozos de papas y algunos tomates. Sintió el gruñir de su estomago cuando lo vio, cosa que lo avergonzó un poco.

Los dos presentes hicieron como que no escucharon nada, después de ver la pequeña expresión de vergüenza en el rostro del nadador prefirieron no decir nada.

-Gracias...- musito el aludido, Hiroko solo sonrió y poso una mano sobre su hombro antes de decidirse a dejar el lugar, prefirió quedarse para ver la expresión de Haru cuando probara el primer bocado.

Agradecieron los alimentos antes de tomar los palillos y comenzar a comer.

-¡Achoo!- emitió Haru llevándose una mano a la nariz, fue un estornudo que llegó de la nada.

-¿Estás bien, Haru?- pregunto Yuuri un tanto preocupado.

-Debe ser el cambio de temperatura, te traeré algo para ello- y con eso salió del lugar.

Haru quiso decir algo pero no tuvo oportunidad cuando la mujer salió enseguida de la habitación, solo había sido un estornudo, nada más.

-No es nada- contesto a la interrogante que se había quedado sin respuesta en un principio.

Un estornudo nada más y una sensación extraña.

Tal vez... no era nada.

[...]

El tic nervioso que se había formado en su rostro no demostraba nada en cómo se sentía, si antes se sentía frustrado ahora...

-¡¿Por qué todos están aquí?!- interrogo ya de verdad a punto de estallar de la furia.

Ninguno de los cuatro respondió, Nagisa estaba concentrado en ver su libro de turismo que había comprado en la tienda de regalos como para prestarle atención al de dientes de tiburón, mientras que Rei verificaba los horarios de los aviones disponibles a Hasetsu.

-No sabía que Haru tenía un amigo en Hasetu...- Makoto no sabía que pensar acerca del tema, Haru al parecer tenía cosas que él aun, ni siendo su mejor amigo... sabía.

Sousuke sintió una pequeña punzada en el pecho tras ver esa expresión de tristeza en el rostro de Makoto y todo por culpa de... Nanase.

-¿A qué hora es el último vuelo?- pregunto Yamazaki al chico de anteojos que seguía observando la gran pantalla donde estaban todos los vuelos.

-El último es a las 3 de la madrugada, estaríamos llegando a Hasetsu como a eso de la de la mañana- respondió Rei a Sousuke, quien después de esto dirigió su mirada a Rin.

Quien ya estaba un poco más tranquilo.

-No se puede evitar- interrumpió el rubio después de permanecer callado por bastante tiempo.

-¿Uh?- emitieron todos al mismo tiempo.

-¡Vamos a Hasetsu!

El grito de Nagisa hizo eco en cada rincón del aeropuerto.

[...]

-¡Achoo!- una vez más Haru estornudo y nuevamente de forma sorpresiva.

-¿Estornudaste de nuevo? El clima debió haberte afectado- Yuuri entrego un pañuelo al azabache, quien lo tomo y con el simplemente limpió su nariz.

Otra vez sentía esa sensación extraña.

[...]

¿Por qué ponernos a discutir por saber quién es mejor anime?

¡Si mejor podemos juntarlos en un fic!

¡Free on Ice!

Hecho con amor, dedicación y mocos porque creo que me enferme.

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