DISCLAIMER:

Esta historia no es mía, sino de jacklynlew y los personajes ya saben son de la gran Stephenie Meyer. DISFRUTEN! :D

This story isn't mine, but it is jacklynlew's and the characters you know are Stephenie Meyer's. ENJOY! :D

A/N: La historia está inspirada un poco en La Bella y la Bestia, pero sobre todo en la serie "A Court of Thorns and Roses" de Sarah J. Maas, por lo que algunos caps son copias cercanas a su genialidad, sin intención de violación de copyright. Si alguien tiene algún problema con ello, bueno, tienen todo el derecho a no leer.

∼ ACOBAB ∼

Bella sabía que su vida era humilde e insignificante. Siempre había vivido en este pequeño pueblo, en una pequeña región, en el continente más pequeño. Incluso la tierra en la que vivían era ordinaria, ya que no podía resistir ninguna magia como el resto del mundo. Esa parte de su mundo se había ido hace mucho tiempo, antes de que naciera siquiera. La única magia que permanecía estaba en los recuerdos de los ancianos del pueblo. Había desaparecido hace cientos de años, y solo servía como leyendas para pasarse de generación en generación.

Incluso si la existencia de Bella era dura a la que aferrarse, incluso cuando era duro tolerar su hambre, lidiar con sus hermanas quejándose, sobrevivir los helados inviernos, o la depresión incapacitante de su padre, su vida era todo lo que tenía. Bueno, además de su familia.

Su padre una vez fue un comerciante próspero en su día. Solía hacer tratos por todo el continente, su trabajo lo obligaba a viajar constantemente. Pero desde que el negocio quebró aquellos diez años atrás, a Bella le quedó ocuparse de toda su familia, incluso de su padre.

Cuando Bella era más joven, las noticias de la caída los había devastado, pero a nadie más que a su madre. Ella había vivido por su riqueza y posición social. Y cuando le quitaron eso, la atacó la enfermedad. No pasó mucho tiempo para que la enfermedad se lleve a su madre. Y una vez que hubo muerto, su padre entró en una depresión profunda y oscura debido a ello. Su madre había sido la luz de la vida de su padre. Y tan pronto como le quitaron eso, también lo fue su razón para vivir.

Así que a Bella le quedó cuidar de ellos. Incluso siendo la menor de sus dos hermanas, Jessica y Lauren, no le importó al principio, hasta que lo último del dinero fue gastado y Bella fue obligada a hacer todo el trabajo por sí misma.

Por lo tanto, abandonó su educación, pasatiempos y pocos amigos, así podría asegurar su supervivencia. Al no tener amigos cercanos para comenzar, y prácticamente ser criada sin una madre, Bella estaba acostumbrada a ello. Pero incluso si era más fácil ser invisible, a veces aún ansiaba alguien más con quien hablar. Su padre no se podía molestar en hablar con nadie, mucho menos ella. Y sus hermanas básicamente la odiaban. Bella no estaba segura de cuándo comenzó, pero siempre la habían despreciado desde que era una niña.

Con dieciocho ahora, Bella tenía que ignorar todo esto. Ahora solo luchaba por mantenerlos vivos. Claro que nunca le agradecieron por salir cada mañana al bosque más allá de su casa para cazar su comida del día, o por la madera que cortaba para mantenerlos calientes. O incluso por las capas nuevas que les cosía de la piel de venado que ella misma despellejaba. Nadie diría una palabra, y ella no había asumido ni esperado nada menos.

Pero todo eso cambió cuando su padre regresó a casa de un viaje raro al extranjero. Fue un intento lamentable para que recupere el dinero que se perdió en malas inversiones años atrás. Y Bella ya podía decir que fue un fracaso cuando su padre caminó pesadamente por la puerta.

―Chicas, regresé ―anunció su padre con lentitud mientras se sacaba su gran abrigo de piel, y colocó sus bolsas pesadas en la mesa comedor. También hizo todo lo posible para sacudirse el frío del cuerpo, pero eso probó ser más difícil esta época del año. Era finales de febrero, pero el invierno aún estaba muy sobre ellos. Ella solo podía pedirle a su Dios que lo termine pronto y traiga la primavera con rapidez. Tenían suerte de que el bosque detrás de ellos pudiera proveerles de madera para el fuego. Conocía a muchos en su pueblo que no podían permitirse tales lujos.

Bella levantó la mirada de una de las pocas novelas que poseían de su pequeña biblioteca. ―Bienvenido a casa, padre. ¿Cómo estuvo tu viaje?

―¡Bien, bien! ―respondió despectivamente. Bella hacía mucho tiempo que había dejado de esperar los regalos que su padre una vez les traería de los países que visitaba. Eso terminó cuando el negocio quebró y su padre apenas había sido capaz de mantener su trabajo, y mucho menos permitirse regalos.

No preocupándose realmente por cosas materiales, Bella se levantó para ver lo que de verdad estaba molestándolo. Tenía una mirada adusta inusual en su rostro. Solo cuando colocó una mano tranquilizadora en su hombro, él finalmente sí la miró. Relajándose visiblemente, cubrió su mano con la suya con un apretón fuerte.

―Ignórame, Bella. Solo estoy cansado del viaje, es todo. ―Ella no pudo hacer nada más que estar de acuerdo, mientras se sentaban junto al fuego y simplemente disfrutaban su calor y crepitaciones.

Ese siguiente día, Bella pasó todo su día cortando árboles muertos que habían caído. Luego los arrastraría y los amontonaría eficientemente contra su casa. Por supuesto que nadie la ayudó. Su padre y hermanas estaban muy ocupados compartiendo historias de sus últimos dos meses separados. Una vez había sentido placer de escuchar de las tierras lejanas que su padre llegó a visitar, e incluso ansió visitarlas ella misma. Recordaba ser una niña, y a su padre hablando de junglas espesas y mares resplandecientes. Su padre incluso habló de Magia, la cual aún existía en algunos continentes.

Bella una vez había pensado que había un mundo mejor, más grande ahí afuera por descubrir, ansiando descubrirlo por sí misma. Y comparado con el bosque marrón desolado de su pueblo, sonaba como algo de un cuento de hadas. Ahora sabía que eso era todo lo que era. Fantasía.

Sin embargo, incluso tan inusualmente animada fue su charla durante el día, mientras se acercaba la tarde, Bella notó a su padre poniéndose más agitado. Sus hermanas parecieron no notarlo, cuando comían su pequeña comida en silencio. Pero Bella notó a su padre mirando la puerta, solo para regresar a su plato con renuencia. Pensó en preguntarle sobre ello, pero no quiso fastidiarlo después de los esfuerzos de sus viajes.

Bella estaba a punto de terminar otro libro aún después de la comida, cuando hubo un golpe ruidoso. De hecho, tan ruidoso que Bella y sus hermanas saltaron en sus sitios. ―Chicas, a su habitación, ahora ―ordenó su padre con dureza mientras se levantaba hacia la puerta. Reprimiendo la necesidad de quedarse, Bella acató sus órdenes y se deslizó en su habitación. Sus hermanas no mostraron vacilación, echando a correr de inmediato hacia la habitación que compartían.

Bella las alcanzó justo antes de que el hombre irrumpiera en su casa. Por la rendija en su puerta, pudo ver que era alto de estatura, elevándose con facilidad sobre su padre. Jessica chilló desde detrás de ella, y sintió la mano de Lauren en su brazo.

El extraño parecía ser un aristócrata, simplemente por su túnica elaborada y botas de montar de cuero finas. Pero, además de su ropa, cualquiera podía decir por la forma en que el hombre se desplazaba. Exudaba riqueza y poder. Sin embargo, incluso con su posición aparente, Bella notó que no usaba abrigo a pesar de las temperaturas glaciales.

―¿Quién es él, algún tipo de príncipe? ―siseó Jessica en la oscuridad, teniendo en cuenta la riqueza obvia del hombre.

―Es demasiado apuesto para ser del pueblo. Ya lo habría notado ―añadió Lauren con un tono anhelante.

Bella puso los ojos en blanco hacia ellas. Por supuesto que notarían su apariencia más que la forma en que su padre se acobardó en su presencia. Pasaba algo.

Aunque odiara admitirlo, Bella tenía que concordar en que era muy apuesto, incluso desde esta gran distancia. Pero también observó su piel luciendo un color gris enfermizo, casi sin vida. También sus ojos y cabello compartían la misma tonalidad escalofriantemente muerta.

Ignorando la imprudencia de la entrada, su padre hizo una reverencia vacilante hacia su invitado. Pero el extraño no demostró manera de reconocer el gesto, permaneciendo estoico incluso cuando su padre los guio a su estudio.

―Le di un día, ¿ahora dónde está ella? ―Bella palideció cuando escuchó la voz del hombre desplazarse con facilidad por su pequeña cabaña. Era suave como el terciopelo, pero de tono severo. ¿Estaba hablando de una de ellas?

―Necesito más tiempo. Simplemente no puede... ―Cortaron a su padre de su súplica. Bella de repente estaba agradecida de que no pudiera verlos. No sabía qué haría si veía a su padre rogando. ¿Qué había hecho para enfadar tanto al extraño?

Sin embargo, sus hermanas estaban haciendo todo lo posible para ver, mientras presionaban sus cuerpos contra la puerta para ver mejor por la rendija.

Pero el hombre no pareció perturbado por las plegarias de su padre. ―No, ese fue nuestro trato. No me presione más si valora la vida de su hija. ―El corazón de Bella se había detenido. El extraño estaba hablando de una de ellas, y no solo eso. Estaba dispuesto a matarlas si su padre no aceptaba sus demandas. Sus manos comenzaron a temblar.

Bella no pudo ver o escuchar las respuestas de sus hermanas, lo cual significaba entonces que o no habían escuchado o simplemente estaban invadidas por el horror como ella.

―Por favor, ―escuchó a su padre susurrar como una última esperanza. Pero fue inútil, porque el extraño había dejado la habitación y ahora estaba pisoteando hacia ellas.

Todo lo que Bella pudo hacer fue permanecer congelada, ni siquiera se había movido de donde estaba parada cuando él abrió de un azote la puerta de su habitación, asustándolas a las tres. Incluso aterrada, todo lo que Bella podía pensar era que estaba en lo correcto al encontrarlo apuesto antes. Maldijo a su cerebro por tener pensamientos tan inútiles. Pero aun así tomó nota de la nariz recta, mandíbula aguda y cejas severas que habrían sido placenteras para la visión si no fuera por la extrañeza de su piel y ojos. Suponía que estaba a mediados de sus treinta y tantos.

Pero mucho más terribles que sus modales y su gracia escalofriantemente felina, eran sus ojos. Los orbes eran completamente negros, e interminables mientras miraba fijamente a ellos. Su mirada fija inquietante parecía mirar detenidamente justo en su misma alma. Se estremeció.

―¿Cuál es su nombre, niña? ―gruñó, aquellos ojos negros estudiándola con disgusto. Bella se dio cuenta de pronto que le estaba hablando directamente, porque sus hermanas se habían retirado a la esquina de su habitación.

La necesidad de corregirlo por descuidar sus modales fue reprimida por su mirada fija amenazadora. ―Bella. ―Estaba orgullosa de lo estable que salió su voz.

Él se burló, tomando nota del significado de su nombre. Ignorando lo que eso le hizo a su orgullo, Bella levantó la barbilla muy ligeramente. Nunca fue una persona superficial de por sí, pero aún dolía. Pero no le demostraría a este hombre lo que sus palabras le hicieron. ―¿Qué quiere con nosotras?

Él solo rio. ―Obviamente obtuvo su valor de su madre. ―Bella notó que su padre se hacía incluso más pequeño del comentario―. Para responder su pregunta, estoy aquí para recogerla ―declaró simplemente el hombre, su expresión parecía desafiar un rebatimiento.

¿Lo había escuchado correctamente? ―¿A mí?

Él puso los ojos en blanco, obviamente no complacido con su comprensión lenta. ―Sí, a usted. ―Se volvió de nuevo hacia su padre por una fracción, quien aún tenía que moverse de la esquina en la que estaba encogiéndose de miedo en la otra habitación―. Porque su padre fue insensato al abusar de mi hospitalidad durante sus viajes, demandé su vida en pago. ―Bella jadeó ante eso. Estos eran tiempos terribles en su tierra, pero demandar la vida de alguien como pago por algún crimen era simplemente medieval.

Pero el extraño solo continuó, haciendo gesto descuidadamente con una mano muerta y mirando hacia su padre de nuevo. ―Pero no lo extrañe aún. Siendo el cobarde que es, su queridísimo padre no pudo soportar pensar en eso. Por lo que negoció con lo único que tenía. ―Sus ojos se concentraron de nuevo hacia ella antes de que pronunciara la palabra que heló la sangre de Bella―, Usted.

De repente, era difícil respirar.

Ante eso, su padre entró en acción, lanzándose a los pies del hombre con un sollozo ahogado, ―Por favor, lléveme. Fui un tonto. No se la lleve, se lo ruego. ―Aunque las noticias de su padre rompieron el corazón de Bella, cuando vio su estado rogando por su vida, ahí fue cuando verdaderamente se destrozó.

Imperturbable, el hombre solo levantó la mano como silenciando a su padre. ―Se ha llegado a un trato, no puede ser desecho.

Sus piernas se aflojaron, y de repente fue difícil mantenerse erguida. Pero se obligó a permanecer de pie. No se desmayaría. No le daría a este hombre la satisfacción de ver su miedo.

―B-Bien. ―Maldijo su voz por temblar. Por lo que Bella se aclaró la garganta antes de continuar. El hombre solo parecía aburrido―. Pero al menos hágalo afuera. ―Bella hizo todo lo posible para sonar valiente. No se volvería un desastre tembloroso en sus últimos momentos.

Una de sus hermanas hizo un ruido horrible desde detrás de ella. No tenía ni la energía ni el valor para ver quién fue. Tal vez fue Lauren, ya que al menos se preocupaba una fracción por Bella. Su hermana, más cercana en edad, a veces le preguntaría a Bella sobre las historias que leía en sus libros, y las plantas y animales que veía en el bosque. Bella nunca soñó que Jessica haría tal ruido por ella. Al ser la mayor, Jessica quizás había estado resentida con Bella por hacerse cargo de su destino. Pero nada de eso importaba ahora, porque estaba a punto de morir.

El extraño ignoró a sus hermanas, inclinando la cabeza ligeramente, la única señal de interés que le había mostrado durante todo este encuentro. ―¿Qué quiere decir?

―Si va a matarme, preferiría que lo hiciera afuera y lejos de...ellos. ―Bella tragó el bulto en su garganta e inclinó la cabeza hacia donde su padre y hermanas estaban ahora apiñadas. Escuchó a alguien comenzar a llorar, pero mantuvo sus ojos fijos en el hombre delante de ella.

El hombre solo rompió a reír, un sonido sorpresivamente genuino que suavizó una fracción sus facciones. Pero solo duró un segundo antes de que su expresión aburrida regresara bruscamente a su lugar. ―Oh no, me malinterpretó. No voy a matarla. ―Bella pudo haber muerto del alivio―. Voy a llevarla a vivir conmigo. ―Y justo así, el hoyo en su estómago regresó. No, no podía estar hablando en serio. Miró boquiabierta, completamente muda.

―Puedo ver que está confundida. Permítame explicar. ―Notó él como si esto fuera una simple transacción de negocios―. Cuando su padre irrumpió en mi propiedad, robó comida y se aprovechó de la bondad de mi sirviente, demandé que pague con su vida. Cuando se negó, ofrecí una solución alternativa: servidumbre de una sus hijas. Y como bien sabe, ese fue un trato que su padre simplemente no pudo dejar pasar. ―Terminó sonando de alguna manera más aburrido que cuando comenzó.

―¿Por qué yo?

Él entrecerró los ojos por la fuerza de su voz, pero de todas maneras continuó. ―Demandé o la más joven o la más preciosa en el corazón de su padre. Verá, los de mi clase pueden saborear las mentiras. Por lo que, cuando su padre me dijo que era usted, supe que hablaba sinceramente.

Ella palideció. ―¿Los de su clase? ―¿Era posible que él sea mágico? Había pensado que se extinguieron hace mucho tiempo. Simplemente no era posible.

Le sonrió, obviamente encontrando entretenido oler su miedo. Si él era lo que ella pensaba que era, no solo podía saborear las mentiras, sino también saber cada emoción suya. Trató de no vomitar.

―Una historia para otro momento.

Bella no sabía qué decir. Aunque quería odiar a su padre por condenarla, no pudo armarse de valor para hacerlo. En su lugar, concentró toda esa rabia en el hombre frente a ella.

Él solo regresó su mirada amenazadora con un indicio de sonrisa. ―Entonces estos son los términos. Puede o aceptar venir conmigo sin pelea, o puedo obligarla. La insto a escoger la primera.

Bella cruzó los brazos, esperando verse calmada y serena, aunque estaba lejos de ello. ―¿Cuánto creyó que la sentencia de vida de mi padre duraría? ―El extraño le dio una mirada fulminante de advertencia que escogió ignorar―. Quiero decir, a un hombre como mi padre solo le queda de vida cinco años más, cuando mucho. ¿Así que no solo debería tener que servir hasta eso? Solo es razonable. ―Una de sus hermanas chilló desde detrás de ella, pero lo ignoró, encogiéndose de hombros. Solo podía esperar que el extraño no pudiera sentir su confianza falsa y esté de acuerdo. Su padre lucía más viejo de lo que era, debido al estrés de su trabajo y la depresión. Solo le rezó a su Dios para que trabajara a su favor.

El extraño entrecerró su mirada fija apagada hacia ella, pareciendo contener un suspiro exasperado. ―Bien intento. Pero una sentencia de vida es una sentencia de vida, sin importar cuánto tiempo sea.

Bella no esperaba escuchar nada menos, pero eso no significaba que su pecho no se hubiera desmoronado sabiendo que no había esperanza de negociación. Pero sin importar lo mucho que quería desviar la mirada, Bella se obligó a mirar a aquellos ojos sin alma. ―Si acepto irme sin un escándalo, ¿prometerá que mi familia estará indemne?

Sus ojos permanecieron en ella, antes de mirar hacia su padre y hermanas. ―Bien.

―¿Lo jura por su vida?

Poniendo los ojos en blanco, el hombre se inclinó ante Bella. Y solo antes de cubrir con una mano su corazón, anunció con falsa sinceridad―: Mi señora, prometo por todo lo que soy y todo lo que honro que su familia estará indemne.

Ignorando su dramatismo, Bella cuadró los hombros. ―Trato. ―Escuchó a su padre dejar salir un llanto estrangulado por su respuesta, pero no se atrevió a mirar hacia él. Reprimiendo el instinto de huir de su mirada fija antinatural, mantuvo sus ojos fijos en el extraño―. ¿Cuándo nos vamos?

Cualquier tipo de diversión que brilló en el rostro del extraño antes desapareció y fue reemplazada con esa misma mirada fija en blanco. ―Ahora. ―Luchó con mantenerse impasible por fuera, pero su estómago se sacudió por dentro―. Tiene diez minutos para empacar. No me tenga esperando o la arrastraré yo mismo.

Bella no perdió tiempo en quejarse, pero obligó a sus piernas a empezar a empacar. No tomaría mucho tiempo, ya que no tenía mucho en cuanto a pertenencias se refería. Pero quería tiempo para despedirse de su hogar, y su padre, a pesar de lo que le había hecho.

Bella solo tenía algunas baratijas que había heredado cuando su madre murió. Era casi patético lo poco que tenía que mostrar para dieciocho años de vida. Uno de sus tesoros más preciados era un medallón con una foto de su madre, y un par de aretes de perlas que sobrevivieron a su caída y pobreza. Aunque parecía inútil llevarlos a donde estaba yendo, los empacó de todos modos.

Casi terminaba cuando escuchó un ruido desde la puerta, esperando por completo verlo parado ahí, se sorprendió cuando fue su padre en su lugar. Sus hermanas no estaban a la vista.

―Bella, ―Él apenas podía decir su nombre. Su rostro estaba manchado de su llanto, y se sacudía por temblores corporales.

―Padre, ―No podía armarse de valor para despedirse emocionalmente, sin importar cómo su pecho se apretaba solo pensando en dejarlos. No podía armarse de valor para odiarlo por así decirlo, pero su corazón siempre había permanecido tierno e indulgente hacia su padre, incluso en estos tiempos duros. Pero mientras evaluaba al ahora hombre débil delante de ella, esa parte pequeña se endureció como piedra.

―Por favor, no estaba en mi sano juicio. Me engañó para pensar... ―Ella detuvo sus palabras con una negación de su cabeza.

―Nada que puedas decir cambiará lo que ya se ha hecho. ―Estaba esperando una respuesta, pero su padre solo colgó su cabeza de vergüenza y la dejó para terminar de empacar.

Después de un último vistazo por su habitación, Bella fue a la sala de estar para reunir sus libros más preciados. Nadie estaba ahí esperando para ayudarla, así que comenzó reunir lo que pudo ella misma. Bella no tenía ni de cerca suficiente espacio para todos los diez libros que poseía, pero tendría que hacerlo. No tenía idea de lo que le esperaba en la propiedad del extraño. Bella asumía que pasaría sus años en una celda oscura, por lo que buscó todo lo que pudo para ocupar su tiempo. Ante ese pensamiento escalofriante, metió dos libros más en los bolsillos de su abrigo.

Cuando le dio una última mirada a su casa, Bella vio que su familia aún no estaba a la vista. Restándole importancia a la nueva ola de dolor que eso le causó, obligó a sus pies flojos a salir por la puerta. ¿Podría sobrevivir a esto? No tenía más remedio que hacerlo.

Cuando salió de su casa, solo entonces Bella vio hacia donde su padre y hermanas se habían escabullido. Bella miró a su padre de rodillas, rogándole al extraño, aunque ahora se sentaba sobre un gran semental negro. E inclusos sus hermanas estaban abrazándose mutuamente, sollozando frente a la montura del hombre. Solo cuando Bella cerró la puerta, el extraño levantó la cabeza de su familia para reconocer su presencia.

―Señor, ¿quiere que esto sea lo último que su hija recuerde de usted?

Solo cuando su padre se puso de pie, el extraño reveló una sonrisa forzada. ―Ahí, eso no fue tan duro. Ahora oriéntese y abrace a su hija de despedida.

Los ojos del extraño siguieron a su padre cuando obedientemente tiró de Bella en un abrazo rígido. Bella estaba lista para aceptar eso como lo último que alguna vez conseguiría de su padre, pero la abrazó más fuerte y susurró una última cosa en su oído―, No confíes en él, Bella, lo que sea que hagas. Él es el último... ―Pero no pudo terminar antes de que el hombre ladrara que eso era suficiente. Solo después de que su padre finalmente se fuera y llevara a sus hermanas en su casa, Bella confrontó al hombre esperándola.

―¿Lista? ―Él arqueó una ceja.

Ella levantó la mirada hacia la suya negra agobiante, ―¿Tengo alguna otra opción?

Una onza de diversión cruzó su rostro. ¿O fue respeto por su atrevimiento? ―No.

―¿Dónde está mi caballo, o esperas que camine? ―Tan pronto como las palabras dejaron su boca, lamentó su tono mordaz. No tenía idea de cómo era el carácter de este hombre, o si aceptaría esa tal insolencia de cualquiera, especialmente ella.

Bella cerró los ojos, preparándose para una cachetada por su rostro, o las palabras viles para reprenderla, pero nada llegó. Levantó la mirada solo para ver un ceño fruncido ligero en su rostro.

―No, estarás montando conmigo. ―Todo color se drenó del rostro de Bella. Apenas podía tolerar estar en presencia del hombre, incluso con su buena apariencia. Pero ¿ahora esperaba que monte el mismo caballo que él?

Pero antes de que pudiera resistirse más, el hombre estaba desmontando de su caballo y tirando de ella hacia el animal gigante. ―Siéntate ligeramente, ―advirtió él antes de colocar manos frías en su cintura. Chilló cuando la levantó sin esfuerzo solo para dejarla caer en la montura con un ruido sordo. Se quejó de su descontento mientras el animal se retorcía debajo de ella.

Bella apenas había tenido tiempo para acomodarse antes de que el hombre estuviera levantándose detrás de ella. Jadeó cuando sintió su pecho rozar sus hombros por el momento más breve. Incluso minúsculo, la sensación envió un estremecimiento por su cuerpo.

―¿Bella? ―Así que había recordado su nombre. Notó que incluso su aliento era frío, como el resto de él.

―¿Qué?

―¿Te importaría pasarme las riendas, a menos que sepas a dónde vamos a ir? ―No se perdió su tono condescendiente.

―Tal vez si me dijeras dónde fuera eso, podría conducir por un momento.

Se sorprendió de escuchar una risa entre dientes oscura vibrar desde detrás de ella, pero él no emitió otra respuesta. Bella pensó que eso significaba que en realidad iba a decirle a dónde iban a ir, pero simplemente extendió la mano en espera. Él chasqueó los dedos cuando vaciló.

―Bien. ―Gimió, colocando las correas de cuero en su agarre. Afortunadamente él estaba usando guantes de montar, o habría tenido que tocar su piel congelada―. ¿Al menos puedes decirme tu nombre?

―Supongo que puedes llamarme Edward. ―Eso fue todo, sin apellido, y sin prevención de ello, eso le daría algún tipo de idea de a dónde iban a ir.

―¿Sin título como lord o príncipe para ir con tal nombre? ―Lo miró hacia atrás, pero no estaba esperando ver sus labios formar una línea fina. ¿Por qué se veía tan descontento por ella asumiendo que era de la nobleza?

―No, solo Edward ―respondió con firmeza. Y con eso, todo lo que Bella pudo hacer fue preparar su mente y cuerpo mientras él sacudía al animal hacia adelante. Y así entraron en el bosque oscuro juntos, más allá de todo lo que Bella alguna vez había conocido.

∼ ACOBAB ∼

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Hola hola gente! Aquí llegando con una nueva traducción (PD: mi primera fue Lost Half por si quieren revisarla, link en perfil) y dejenme decirles que por fin sale a la luz! xD

En serio esto estaba programado para el año pasado pero por dificultades técnicas *cof cof mi laptop se ahogo cof cof* no pude publicarlo

ANYWAY... Que les parecio este primer cap? Gran entrada la de nuestro Ed o no? Y esta vida dura que le toco a Bellita como que deja mucho que desear...

Muchas gracias por darle un poquito de su tiempo a esto, espero que les guste tanto como a mi :3

Si no es mucha molestia no se olviden de compartir la historia en sus redes y dejar RR es gratis ;)

Se les quiere