He vuelto y con un nuevo fandom (¿Sorpresa?) o como le digo yo, mi obsesión actual.

Demasiado Ooc como siempre, disfruten.


Ubicación: Pre-Jurassic World

Resumen: Claire tenía un ajustado horario que seguía al pie de la letra por variadas razones. Una de ellas: evitar a Owen Grady.


It's all about the time


Siete minutos.

Claire consultó el reloj en su muñeca buscando que el tiempo se detuviera para darle un respiro. Eso, o que hiciera todo lo contrario, que avanzara rápidamente para sacarla de esa monótona reunión en la que sus compañeros no hacían más que deleitarse con el sonido de sus propias voces.

Seis minutos.

Si Claire optaba por quedarse los seis minutos que le quedaban a la reunión, y quizás cuántos más en discusiones eternas, tendría que correr hacia el siguiente punto de encuentro para no perder la cita agendada con los proveedores de alimentos. No, no eran ellos. ¿Serían los encargados de tomar las medidas para el muro del nuevo dinosaurio? ¿O quienes se ocuparían de mantener el interior de dicho lugar en condiciones óptimas? Tenía que consultar su agenda o preguntarle a Zara, pero lo que sí tenía claro era que debía salir de allí lo antes posible.

Al diablo con los pormenores de los que ya podría enterarse después.

Cinco minutos.

La siguiente consulta al reloj la llevó a guardar sus cosas discretamente. Mientras lo hacía, Claire recordó la conversación que esa misma mañana tuvo con su asistenta.

«Podemos relajar los horarios si esto supone un problema», sugirió Zara con consternación, ante las ojeras con las que la pelirroja llegó esa mañana. Una buena idea si tenía en cuenta lo cansada que se sentía, pero Claire descartó la sugerencia en cuanto consideró los pros y los contras en menos de un segundo. No podía hacerlo por muchas razones. Manejaba un parque temático con cientos de familias moviéndose en un amplio entorno, tenía que asegurarse además de que las atracciones comieran y se sintieran "cómodas", y, por si fuera poco, tenía que evitar a ciertas personas a las que prefería no traer a colación.

Sí, Claire llevaba una vida muy ocupada, pero sus razones no eran más que excusas, por lo menos para lo que a esa semana refería. Porque no estaba bien y, lo que sonó como una excelente idea el lunes por la mañana, para un domingo en la tarde ya parecía caerse a pedazos sobre su cabeza.

Cuatro minutos. Bien, ya era suficiente.

Con todo en mano, e intentando hacer el menor ruido posible, Claire salió de la sala de reuniones todo lo discreta que pudo ser. Se ganó varias miradas confusas y otras destellantes de envidia, pero le quedaba poco tiempo para sentirse bien o mal por cualquiera de las dos. En vez de eso, se concentró en su teléfono silenciado, que exhibía varias llamadas perdidas de Zara; Claire marcó sin perder un segundo más.

—¿Zara? Voy en camino al lugar de reunión. Si ya llegaron diles que estaré ahí en un minuto y que-

Hay otro problema— la cortó su asistenta antes de que pudiera seguir dándole instrucciones—. Los inversionistas quieren que-

Claire detuvo su marcha tan rápido como lo hicieron sus pensamientos.

—¿Los inversionistas?

No, eso no era posible. De entre todas las personas con las que podría haberse reunido ese día, Claire no esperaba la visita de uno de los tantos inversionistas interesados en el parque. Porque, sí eran quienes creía, estaba segura de que la cita había sido programada para el día siguiente, no para esa tarde.

Sí, los inversionistas— confirmó Zara sin notar la confusión en el tono de su jefa, aunque siguió explicando—. Los que están considerando patrocinar a los Raptors.

Claire alzó los ojos al cielo, como pidiendo una ayuda divina que seguramente nunca llegaría. ¿Por qué la sola mención de esos animales lograba darle un dolor de cabeza instantáneo? Quizás no por ellos en concreto, pero eso era lo de menos. Tenía otras cosas de las que ocuparse. Claire se concentró en lo que estaba pasando: la reunión, lo que diría para exponer los beneficios de patrocinar cualquier cosa dentro del parque, un poco de blablá y todo eso, pero algo detuvo el flujo de sus pensamientos.

—Dijiste que había un problema, ¿de qué clase de problema estamos hablando?

Para no perder la señal, Claire optó por bajar las escaleras. Una odisea si tenía en cuenta sus altos tacones, pero había sobrevivido a carreras interminables por todo el lugar con ellos y la escalera era un obstáculo menor.

Ellos dicen que quieren…verlos en acción. Que les muestren de lo que son capaces de hacer.

—No, no. Hablamos de eso, dijeron que no tenían tiempo para algo así, que la primera visita sería rápida e informativa.

Pues cambiaron de opinión y parecen firmes con su idea. Ellos…sí, sí, diles que ella los verá ahí— Claire pudo escuchar apenas el ruido de fondo, con Zara intercambiando su atención entre quién fuera su acompañante en ese momento y ella—. Te verán allá, llegarán en diez minutos. Los llevaré y los documentos necesarios, así que solo preocúpate de avisar al encargado, no pude contactarlo...

«Como si no faltara más», pensó, de súbito bastante irritada.

—Sí, sí, gracias y…— ella hizo una pausa, intentando controlarse—. Me encargaré darle aviso, no te preocupes.

Poniéndose en camino hasta su auto con toda la prisa posible, Claire observó su reloj nuevamente.

Diez minutos.

Esa última reunión era todo lo que había estado evitando a lo largo de la semana, demostrándole que no importaban los ajustados horarios o los súbitos cambios de planes, algunas cosas simplemente no podían evitarse por más esfuerzo que se pusiera en ello.

Porque la apretada agenda de Claire tenía un nombre y un por qué escrito sobre ella: Owen Grady y la necesidad de mantener la máxima distancia posible entre ellos. El coincidir una y otra vez en incómodas situaciones el día siguiente a la desastrosa cita fue suficiente para hacerle creer que debía mantener un control más estricto sobre su tiempo, para evitar repetir situaciones parecidas en el futuro. ¿Un encuentro casual en el que podrían hablar sobre el tema en cuestión? Imposible, porque estaba demasiado ocupada. Y todo estuvo bajo control hasta ese momento, claro.

De todas maneras, trabajo era trabajo, si tenía eso en mente podría salir con la cabeza en alto de eso. Así que marcó nuevamente el teléfono, haciendo también malabares para encender el auto. Encontró respuesta al segundo intento.

—Señor Grady, necesito que-

Claire Dearing— le interrumpió él, con tono jocoso—. ¿Son mis oídos los que me engañan o estoy alucinando?

Claire se alejó un poco de teléfono, para evitar que las maldiciones cruzaran al otro lado. Aprovechó la pausa para comenzar a conducir, para distraerse con algo más que no fuera la voz al otro lado de la línea.

—Señor Grady— remarcó bien sus palabras, sin caer en su juego—, los inversionistas quieren ver a los Velociraptors en este momento. Necesito que prepare una presentación para ellos inmediatamente, estaré allá en cinco minutos y ellos en diez. Nos vemos.

Y colgó sin esperar respuesta, porque no tenía ni tiempo, ni ganas para escucharlo quejarse de vuelta. La conversación tampoco hubiese llegado mucho más allá de tener más tiempo o encontrarse en una situación completamente diferente; a Claire ya le había quedado claro que con Owen Grady las cosas nunca llegarían más allá de una relación de trabajo. Sus perspectivas simplemente apuntaban a distintos horizontes, muy, muy alejados el uno del otro

Unos minutos más tarde, y en lo que pareció un suspiro, Claire dejó el auto y comenzó a caminar hacia la jaula de los Raptors. Iba con la frente en alto y evitando hacer contacto visual con cualquiera que se cruzara en su camino, con los tacones resonando contra el suelo terroso. Hasta que lo escuchó.

—¡Claire!

Ella ensayó su mejor sonrisa y mirada a juego antes de dar vuelta para enfrentarlo.

—Señor Grady, espero que haya preparado lo que le pedí. Sé que el tiempo nos pisa los talones y me disculpo por eso.

—No te preocupes, siempre estamos listos para mostrar algo— Claire se preguntó que era ese "algo" y si tendría tiempo de revisarlo antes de mostrar cualquier cosa a los inversionistas, pero él continuó hablando, quitándole la oportunidad—. Pero, vamos, ¿no habíamos pasado la parte de "Señor Grady" hace poco? Aún recuerdo el vínculo que formamos esa noche, una hermosa velada en la que-

—Apareciste usando un atuendo inadecuado— completó ella, dejando caer su máscara por un segundo.

—Programaste cada uno de nuestros movimientos— continuó Owen, fingiendo no oírla—. ¿En serio?

Ambos compartieron una mirada que pareció eterna. La de Claire era pura furia, bajo una capa de fría indiferencia; la de Owen estaba cargada de gracia, con algo un poco indescifrable detrás.

—No estamos aquí para hablar de eso. Ni ahora, ni nunca, si te lo preguntabas.

Él asintió, cambiando el tema de súbito.

—No te he visto últimamente, ¿demasiado ocupada con el trabajo?— Owen esperó a que al silencio de Claire siguiera una respuesta bien cuidada, pero nada; él mostró una sonrisa sin gracia—. Bien, no quieres hablar de eso. ¿Trabajo es por lo que estás acá? Trabajemos entonces.

—¿Planeas algo especial? ¿Podrías decirme que es ese "algo" que quieres presentar?

—Les daré una pequeña muestra de lo que puedo hacer hasta ahora con las chicas, ¿qué más? No se me dio el tiempo suficiente para pensar en algo mejor.

Claire descartó la acusación en la última frase con gesto desinteresado. Lo que Owen tuviera en mente, fuera lo que fuera, tendría que funcionar en función al tiempo con el que contaban. Y le quedaban tres minutos, según le indicaba el reloj en su muñeca. Cuando volvió alzar la vista, Owen le sonreía. Esa sonrisa distendida, irresistible, demasiado peligrosa, esa sonrisa que llevó a Claire a aceptar una cita que estaba destinada al fracaso incluso antes de comenzar. Y si seguía mirándola, no tenía idea de dónde habría de acabar, así que observó a su alrededor en busca de algo más interesante.

—Si no te gusta la idea— Owen rompió el silencio, haciendo que ella volviera a poner su atención en él—. No sé, podría meterme dentro de la jaula y bailar junto a ellas, ¿qué dices?

—Owen.

—¿O preferirías hacerlo tu misma? Debes convencerlos, después de todo, y que mejor forma que esa.

—Owen.

—No me digas, tienes una mejor idea. ¿Algo exótico, quizás? ¿Plumas, hojas de árboles, globos?

—Owen—y esta vez no le dejó continuar, porque en cuanto vio otra tonta idea nacer en los ojos ajenos, Claire se adelantó—. Solo has lo que…siempre haces con ellas. No intentes algo estúpido, ¿entendido?

Claire bien sabía que las amenazas, el razonamiento lógico o cualquier otra forma de comunicación humana no servían de mucho si se trataba de él, más cuando sonreía tan descaradamente luego de oírla. Además, siempre lucía como si esperara el momento preciso para hacer todo lo contrario a lo que ella ordenara por el simple hecho de verla enfadada.

—Por supuesto. A sus órdenes, jefa.

Antes de que Claire pudiera decir cualquier cosa, un auto estacionándose a pocos metros de ellos captó la atención de ambos. Dos minutos antes de lo previsto. La pelirroja se adelantó para recibir a sus invitados, olvidando momentáneamente a Owen para concentrarse en lo que tenía por delante: un hombre y una mujer, ambos con rostros duros y apariencia poco impresionable.

Como no estaba lejos de Owen dio media vuelta y con una sonrisa le dijo.

—Parece un público difícil, así que, si yo fuera tú, consideraría seriamente la opción del baile. A la gente siempre le gusta ver un poco de diversión antes de que corra la sangre.

Claire no se quedó para escuchar una respuesta, pero sí llegó a escuchar la carcajada que Owen soltó sin importarle nada más, cuando había acabado el tiempo límite.

Tiempo, tiempo. Al final, todo terminaba siendo sobre el tiempo con Claire.

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Nota: cuando pensé que yo y los fic ya teníamos los días contados, llegó esta idea para hacerme recordar lo mucho que amo hacerlos. Espero que les haya gustado esta idea loca salida de la nada, que le den más amor a esta pareja en el fandom en español y eso. Nos vemos en la próxima actualización.

¡Saludos, Piper!