Mientras me tomo un descanso de "Un mal lugar", les presento "Epidemia" (Plague), original de Sassyblondexoxo y traducido por mi (una amateur, por cierto).

Está dedicado a los fanáticos de Resident Evil; Dawn of the deads, 28 Days, etc, y todos aquellos filmes donde lo malo no es que hayan muchos muertos, sino que éstos no permanecen así...

n/a: está sugerido para mayores de 13, por violencia y unas cuantas malas palabras. Las tortugas tienen aproximadamente 21 años.

EPIDEMIA

(Plague)

Capitulo uno: El comienzo.

DONATELLO

.- Bola ocho, buchaca de la esquina.

Desprecié las intenciones de Raphael volteando los ojos.

.- De ninguna manera. Si lo logras, voy arriba a buscar la próxima ronda.- Raphael sonrió con presunción. Inclinando su cuerpo sobre la mesa, lo observé deslizar el taco entre sus dedos al alinear el tiro. Rara vez lo veía tan intensamente concentrado en algo.

.- Mira y aprende, Donnie.- se ufanó, sin perder de vista la bola de cerámica.

Mientras Casey y yo guardábamos silencio, el suave murmullo del aire acondicionado podía oírse en toda la bodega del sótano. La tensión en el aire casi podía tocarse. La mirada de Casey iba de la mano de Raphael a la buchaca, tratando de calcular sus posibilidades.

"Nada como un amigable juego de pool para subir los niveles de testosterona hasta las nubes"

En un repentino arranque de energía, Raphael realizó su tiro con la perfecta mezcla de poder y destreza. La bola rodó sin esfuerzo hasta su objetivo.

.- Diablos.

.- Ey Donnie.- Reflexionó Raphael, haciendo girar el taco alrededor de su mano.- Trae unos pretzels cuando vayas arriba.

Escuché a Casey aclarar su garganta, sacudiendo la botella que sostenía. Sólo una pequeña cantidad de liquido dio vueltas en el fondo.

.- No te preocupes, Casey.- mascullé.- ¿Hay algo más que pueda traerles a sus majestades?

.- Haber, veamos...- Raphael sonrió levemente, pensando en las posibilidades. Sin esperar ninguno de sus comentarios ingeniosos, troté hacia las escaleras, subiéndolas de a dos peldaños a la vez. Mi respiración se agitó por el repentino movimiento, tras pasar tantas horas sin hacer nada en el sótano.

La cocina estaba oscuras, la única luz provenía de los resplandecientes números del microondas. Entrecerré los ojos, tratando de ver la hora en él a través de la habitación. 11:48. Era tarde: debería haberlos detenido hacía dos tragos atrás. Suspirando, abrí una de las gavetas, buscando los pretzels de Raphael.

El sonido fue tan suave que por poco no lo escucho. No más que un murmullo, un ligero arañazo en la puerta del frente del apartamento. Sentí mi cuerpo congelarse, el hormigueo de la adrenalina en las puntas de mis dedos. Me quedé de pie, en absoluto silencio, esperando a que el ruido continuase su camino a lo largo del corredor.

Nada.

Traté de reprimir la idea de que algo podía andar mal, pero mi subconsciente no estaba de acuerdo. Era un instinto de guerrero y había aprendido tiempo atrás a no ignorarlo. Sentí mi corazón latiendo bajo mi pecho mientras me deslizaba en la sala de estar, mis sentidos en alerta total. Mi mano se movió lentamente hacia el bo sujeto a mi espalda.

Me posicioné a lo largo de la pared, esperando que la forma de mi cuerpo pudiese confundirse con la superficie de ésta. A lo que mis ojos se acostumbraban a la oscuridad, fui capaz de distinguir las borrosas siluetas de los muebles de Casey.

Me muevo con cuidado hacia la puerta, me pongo tenso de nuevo cuando siento otro sonido. Éste fue más fuerte, un áspero, gutural sonido que parecía haberse originado en la parte de atrás de la garganta de alguien.

El sonido se intensificó, alzándose en una terrorífica nota que hizo temblar la puerta en su marco.

Mi piel comenzó a erizarse.

La puerta se abrió de una sola vez, con una explosión, siendo arrojada hacia atrás por dos enormes sombras.

Bañados en la luz amarilla del pasillo, le di una mirada de reojo a una de las caras a lo que se internaba en el departamento.

Era un hombre, o lo que quedaba de un hombre. Había perdido por completo uno de sus ojos, la cuenca estaba llena de una cremosa sustancia que se deslizaba por su mejilla.

El otro ojo estaba en tinta. Éste ultimo contrastaba duramente con la palidez de su rostro, el cual estaba salpicado de gran número de laceraciones.

Su labio inferior colgaba de su boca con pegajosa saliva goteando de su extremo y cayendo al suelo.

Era como si algo hubiese drenado la esencia misma del alma de ese hombre.

Sólo les tomó un par de segundos al par de hombres verme. Sus miembros se balanceaban salvajemente, uno de ellos lanzó una lámpara violentamente contra la pared en un arranque de rabia. El otro se lanzó directamente hacia mi.

Tuve el tiempo suficiente como para dejar escapar un sorprendido "¡Quuee...!" antes de sentir mi caparazón golpear en la pared de atrás.

Desorientado, sostuve mi bo contra la garganta del hombre mientras éste gruñía y despotricaba sólo a unos centímetros de mi cara. Su aliento estaba caliente, con el rancio hedor de la muerte.

Traté de barrer los pies del sujeto bajo él, pero sólo conseguí derribarnos a ambos en el suelo. El sujeto pesaba unos cincuenta kilos más que yo y luché por respirar al caer su masa sobre mi pecho.

Sus manos lucharon por inmovilizar mis brazos mientras sus dientes hacían movimientos de masticar, en el aire en frente de mi.

Luché contra él lo mejor que pude, sintiendo pánico al darme cuanta que no podía moverme.

Repentinamente, un grito retumbó en la habitación, un horrible sonido lleno de rabia y dolor.

Fue seguido de un estrépito y vi la mesa de café colapsar al caer la otra figura al suelo.

Su compañero volvió la cabeza hacia el ruido, pero fue rápidamente empujado hacia atrás cuando una mano verde lo levantó por los aires.

Vi un cuello abierto y expuesto y luego la hoja del sai de Raphael deslizarse a través de la piel, la sangre salpicando a mi alrededor.

El cuerpo se agitó espasmódicamente por algunos momentos, luego cayó inerte. Raphael lo arrojó al suelo.

Mis ojos buscaron los de mi hermano, mirándolo jadeando, cansado e impactado. Raphael sostenía sólo una de sus armas y me di cuenta que la otra estaba incrustada en el pecho del segundo cuerpo.

Raph debió haber escuchado los destrozos desde el sótano, en silencio le agradecí a Dios que el alcohol no hubiese afectado su velocidad.

.- ¿Estas bien?.- Preguntó Raphael, arrodillándose a mi lado. No me moví. Todavía estaba tratando de superar la impresión por lo que acababa de ver. Todo el ataque había durado menos de un minuto. Incluso aunque ellos estaban muertos, no podía sacudirme el miedo que aún me embargaba.

.- Si.- conseguí susurrar. Me concentré en mi respiración, tratando de calmarme.

Raph me ofreció una mano y le permití ayudarme a levantarme del piso. Ambos nos pusimos de pie, espalda con espalda, estudiando los cuerpos enfrente de nosotros.

.- Hey, Don?.- Raph hizo una pausa, su mirada fija en el rostro de uno de los hombres.- ¿Qué demonios acaba de pasar?

MIGUELANGEL

.- ¿Te importaría?.- preguntó April, poniendo una almohada justo sobre mis piernas, yo sacudí mi cabeza, observando como doblaba sus rodillas y se recostaba. Su cabello me picó la piel al desparramarse sobre la almohada.

El suave resplandor de la televisión iluminaba la habitación, mezclándose con la luz de la luna que entraba a través de la ventana. El volumen estaba bastante alto, probablemente demasiado alto para lo tarde que era. Pero April insistió, diciendo que sus vecinos siempre salían los sábados en la noche de todas formas. Además, agregó, la verdadera gloria de Top Gun sólo podía ser apreciada con el estruendo de los aeroplanos a todo volumen. Y la voz sexy de Tom Cruise.

Tengo que admitir que estaba teniendo problemas para concentrarme en la película. Incluso antes de que ella se recostara contra mi, el aroma de su perfume me distaría de la TV. Sentirla tan cerca de mi ahora, estaba haciendo que mi aliento quedase atrapado en mi garganta.

Sabía que jamás tendría una oportunidad con ella, jamás sería considerado más que como un amigo. Ninguno de mis hermanos sería considerado de otra forma.

Aún así, eso no cambiaba el efecto que ella producía en mi.

Sin ninguna advertencia, todo se detuvo. La televisión se apagó y la habitación se sumió en la oscuridad. Incluso las luces en el exterior titilaron brevemente y luego se apagaron.

.- Genial.- dijo April sarcásticamente, levantándose de mis piernas. Comenzó a caminar a tientas alrededor del mobiliario, hacia la ventana.

Si, genial.

.- Parece como un apagón.- se quejó. Su frente estaba presionada contra el cristal mientras miraba por la ventana.

.- ¿Qué te hace pensar eso?.- Bromee, mirando las cortinas alrededor de su silueta en sombras.

No respondió mi pregunta, quedándose en silencio por algunos minutos, luego la escuché exclamar con asombro.

Reconocí ese sonido. Miedo. Estuve a su lado casi instantáneamente, tratando de ver que era lo que había atraído su atención. Mis ojos sondearon las calles, buscando en las sombras señales de movimiento. No tuve que buscar demasiado.

Un grupo de personas estaba persiguiendo a una mujer y a un niño por entre los automóviles aparcados. La mujer sostenía la mano del pequeño, tirando de él por sobre la acera mientras ella corría por abajo. Su esfuerzo fue en vano. El líder del grupo agarró la camiseta del niño, arrastrándolo, soltándolo de la mano de su madre. La vi detenerse y volverse, justo cuando era derribada por otros dos miembros del grupo. Se sentaron sobre ella, clavándola al pavimento.

No podía creer lo que estaba ocurriendo. No le quitaba los ojos de encima a aquella escena, como cuando hay un horrible accidente de autos del que no puedes desviar la mirada.

Uno de los hombres tenía su mandíbula encajada en el hombro del pequeño, tirándolo contra la ventana de una camioneta roja. La madre aún estaba en el suelo, las dos figuras trataban de tirar cada uno por su lado mientras luchaban con ella.

Mientras miraba, otro grupo grande de gente salió expelido desde la puerta principal del edificio frente al de April. Se abalanzaron bajo la luz de la luna, tratando de decidir qué dirección seguir. Mientras dudaban, una mujer de cabello muy largo agarró la base de un poste de luz y comenzó a sacudirlo sin piedad.

Una sensación de horror me recorrió.

Otro de ellos había perdido un brazo.

Qué estaba pasando!

April debía haberlo visto también. Se tambaleó hacia atrás, sus piernas se doblaban bajo su peso. Pensé que estaba por desmayarse, pero su respiración permaneció desigual cuando la atrapé.

.- M-miguel...- lloriqueó, al borde de la hiperventilación.

No pude encontrar mi voz para darle ánimos. El pánico estaba inundando mi pecho mientras continuaba observando los sucesos que ocurrían en el exterior. La multitud finalmente había decidido hacia donde correr.

Hacia las escaleras del edificio de April.

Continuará...

No olviden dejar sus comentarios, haber que les ha parecido esta historia.