atemporal.
capítulo 1
bajo el signo del león.
había vuelto a casa, después de aquel largo viaje que le había llevado a las mismísimas fronteras del sector algoleano, donde tuvo que pasar más de 6 meses varado por las guerras civiles, alimentándose solo con las raciones de emergencia, aguardando por alguna nave terrestre que tuviera mas la osadía que la necesidad de pasar por aquel sector del espacio.
finalmente y después de hacer muchos ruegos a los embajadores de la tierra en algol, consiguió que los soldados algoleanos liberaran su pequeña nave científica y que por buena voluntad de un viejo amigo suyo una compañía de reparaciones pusiera su vieja carcacha espacial a volar de nuevo.
Los reflejos azules de aquel cristalino planeta se reflejaban contra su cara iluminada a su vez por una gran sonrisa. simplemente no podía esperar, quería ver su pequeño departamento a las afueras de Kingston, y quería más que nada abrazar a Jolene que de seguro le estaría esperando con una piña colada en alguna de las mesas que daban a la playa en aquel barcito de su padre.
por fin podría darle a ella ese anillo que había conseguido en ciudad selenia, al norte de la luna y que por cierto le había costado mucho más que un año de sueldo, pero su amor lo valía, esa chiquilla juguetona que corría por la playa y estudiaba ingeniería por las noches, se merecía eso y muchas cosas más.
recordó entonces que apenas visitar a su amada y su departamento, debería reportarse sin demoras en el centro aeroespacial en la florida, no le quedaba de otra, trabajo es trabajo, se dijo mientras accionaba el control comunicación al para pedir la autorización de aterrizaje.
-Aquí Leo 4, solicito permiso para ingresar en espacio terrestre...
-Aquí centro espacial amstron, repita su designación por favor...
Se quedó por un instante dubitativo, pensé que había dicho mi designación correctamente, no creo que se me haya olvidado en seis meses o si, pensó mientras reactivaba el control de comunicación.
-Este es el módulo científico Leo 4 del centro espacial Freedon en la florida, solicito permiso para aterrizar en mi lugar de origen.
-Lo sentimos, el módulo espacial Leo 4 no está registrado entre nuestras naves científicas o de exploración en misiones fuera... por favor espere... trataremos de ayudarle a aterrizar bajo algún convenio terrestre y aclarar su estatus...
Definitivamente algo no anda bien aquí, pensó, el módulo científico Leo 4 debería estar registrado, no era la primera vez que realizaba una misión fuera en esa nave y nunca antes había tenido ningún problema.
-atención... la voz al otro lado del control comunicacional lo sacó de sus pensamientos.
-adelante... dijo casi mecánicamente.
-hemos CHEQUEADO su designación, suponemos capitán que o está en su primera misión fuera o está tratando de jugar con fuego porque el módulo científico Leo 4 está aparcado en el Hangar 5 del centro aeroespacial freedon, cheque nuevamente su designación o aclare sus intenciones, de lo contrario no se le permitirá aterrizar...
Aquellas palabras permanecieron flotando en la atmósfera artificial de la nave por algunos segundos mientras él trataba de poner en orden sus ideas, no podía ser, después de pasar 6 terribles meses en algol sufriendo lo insufrible y comiendo papillas, ahora resultaba que no podía aterrizar en su propio mundo!.
-escuche señor, soy el capitán Lowe Chrisomallis, del centro espacial Freedon, estuve varado en algol por 6 meses y todo lo que necesito ahora es aterrizar esta nave en la florida y volver a casa!...
-Disculpe Sr. Chrisomallis, pero el departamento de personal científico de el centro Freedon no tiene a ningún capitán registrado bajo ese nombre...
-me está diciendo que no existo para el comando espacial?...
-TÉCNICAMENTE no... PODRÍA HABER ALGÚNA FALLA EN LOS SISTEMAS... PERO POR AHORA NO PODEMOS AUTORIZARLE UN ATERRIZAJE EN ZONAS RESTRINGIDAS DE LA TIERRA, LE RECOMIENDO ATERRICE SU NABE EN ALGUNO DE LOS ANGARES DE LIBRE ACCESO YA SEA EN LOS ÁNGELES O EN MANCHESTER Y PASE POR LOS FILTROS MIGRATORIOS, QUIZÁS ELLOS PUEDAN AYUDARLE...
-Bien, gracias por el consejo...
Cerró las comunicaciones, sabía que le estarían observando desde todos los satélites al rededor del planeta, pero al menos le dejarían bajar a casa, y eso era lo mas importante, claro que tendría que hacer un viaje corto desde Manchester hasta Kingston, pero que importaba esperar 2 horas mas.
Prefería los hiperaviones, eso de descomponerse en moléculas en un lado y recomponerse en un sólido en otro no le agradaba, por el contrario siempre que usaba los rematerializadores instantáneos terminaba con tremendas jaquecas que solían durarle al menos una semana.
Lowe era uno de esos hombres tranquilos que vagaban por la vida como por el espacio, rápido pero en línea recta, siempre firme en sus usos y costumbres y una que otra mala maña adquirida durante su experiencia personal y profesional, a sus 34 años había llegado a conseguir un buen puesto como capitán de naves científicas en el centro espacial Freedon del cual su padre había sido huno de los fundadores, graduado en astronáutica y ciencias astrométricas, se había abierto paso a empujones en una sociedad que parecía correr la maratón de Boston en un óvalo de carreras para autos, la tecnología simplemente corría mas rápido que ellos, al menos era eso lo que Lowe pensaba, en aquellas solitarias tardes que solía pasar tumbado en alguna toalla a la orilla de la playa en Kingston con algún libro de mitología antigua en las manos.
Amigo de sus amigos, y con muy pocos enemigos, al menos en la tierra, aquel capitán de amables ojos azules era muchas veces objeto de las miradas de todos por su carácter pacífico y sus actitudes relajadas, siempre con una sonrisa para saludar a cualquiera que quisiera romperle la cara, y una mano para quien quisiera un abrazo, porque eso si, a Lowe no le agradaba que nadie le tomara más allá del codo, tanto física como metafóricamente.
Hacía apenas 2 años alguien había conseguido sacar de sus libros y de sus mapas a este extraviado capitán a fuerza de tirones, eso si, porque Lowe simplemente no tenía intenciones de sentar cabeza, y aún mientras aterrizaba la nave en el Hangar 3 de la base espacial New Order de Manchester, no estaba tan seguro de querer hacerlo, pero ya se había prometido a si mismo que si lo haría, por él, pero sobre todas las cosas por ella, por jolene.
Revisó que todos los sistemas estuvieran en orden y se dispuso por fin a salir de aquella nave que ya había conseguido hacerlo sentir como un prisionero, desconectó la atmósfera artificial y abrió la escotilla de la nave, echó una rápida mirada hacia lo que dejaba atrás y puso un pie en la escalerilla de descenso, y entonces lo notó... Sus ojos simplemente no daban crédito a lo que estaban viendo, su pie se estaba borrando...
Lentamente su cuerpo comenzaba a desdibujarse como si estuviese siendo borrado por una enorme goma, no sentía dolor simplemente sentía como su cuerpo iba perdiendo peso, estaba desapareciendo...
RETROCEDIÓ CON DIFICULTAD HACIA EL INTERIOR DE LA NABE Y CERRÓ LAS ESCOTILLAS, SU RESPIRACIÓN ENTRECORTADA Y SUS LATIDOS RESONANDO EN SUS OÍDOS LE INDICABAN LO TERRIBLEMENTE ASUSTADO QUE SE ENCONTRABA; Sabía que debía mantenerse ecuánime, sabía también que debía encontrarle respuesta a aquello que le estaba ocurriendo antes de que fuera demasiado tarde. Cerró los ojos, ver como desaparecía lentamente no lo dejaba pensar, y trató de concentrarse, repasó las posibles razones que podrían estar causando aquel fenómeno en él según lo que había estudiado durante sus años en la facultad de astronáutica.
Virus, armas biológicas o atómicas, armas cronotrónicas... cronos, Dios griego del tiempo...o el que inventó el tiempo... o ... por qué estoy pensando esto... me estoy muriendo... parece que me estoy borrando de este tiempo...
Primero los oficiales del comando dicen que mi nave sigue aquí en la tierra, luego mi nombre es borrado de la lista del personal... y ahora estoy desapareciendo!...
-Si, ya sé lo que está sucediendo, alteraciones temporales, algo ha hecho cambiar mi propia línea temporal!
-Computadora- abre una cubierta de radiación temporal al rededor de esta nave, y busca todos los registros del árbol genealógico de lowe Chrisomallis...
La pantalla de la computadora parpadeó mientras el peso de Lowe volvía a aumentar, el campo temporal revirtió el proceso de desaparición en él aunque sabía que si sus conclusiones eran correctas jamás podría abandonar esa nave.
Sus ojos se volvieron a las pantallas donde la computadora mostraba los registros del árbol genealógico del cual provenía, descubrió que su genealogía databa de más de 1500 años, y que había tenido sus inicios en Grecia, si, eso explicaba porqué le encantaba la mitología antigua. sonrió resignadamente mientras se acomodaba en el sillón de mando para volver a despegar esa nave, debía salir del planeta antes de que una alteración temporal incidental hiciera estragos en la tierra.
Despegó sin contratiempos, pidió permiso para abandonar espacio terrestre argumentando distorsiones gravitacionales y se alejó hacia Barnard lo más rápido que los propulsores de aquella pequeña barca espacial le permitieron, mientras viajaba, se dedicó a buscar y comparar los datos de su propia línea temporal con los datos de la línea alterna con la cual se había encontrado en la tierra, rebuscó entre nombres y fechas para ubicar el punto exacto donde la línea temporal había cambiado. Aquello de las anomalías temporales siempre le había creado dolores de cabeza, por eso no le gustaba la idea de estar dentro de una de ellas, lo único que tenía en claro era que necesitaba de una mente experta en el tema y él conocía muy bien una, por eso se dirigía a toda prisa a Barnard, nadie mejor que su amigo de la adolescencia para interpretar y solucionar esos problemas atemporales.
