CAPITULO I
CRIMEN Y CASTIGO
Eran los cálidos días de a finales de Julio, la hojarasca seca crepitaba como fuego al paso de los pocos afortunados que corrían con la mala suerte de andar entre las calles de Privet Drive a horas de mediodía, bajo el sol inclemente.
Un chico de gafas y pantalones raídos, tumbado sobre el amarillento césped, disfrutaba de la incipiente sombra que un viejo manzano se esforzaba en brindarle. Tras un largo encierro auto infringido, había decidido tomar un poco de aire. Los largos días de encierro habían provocado en su piel una acerada tonalidad, sin hablar de la delgadez consecuente de la mala alimentación que había llevado. Tenía un aspecto sucio y desgarbado y es que nada, o casi nada le importaba ya. Su semblante ceñudo estaba nublado por una gran pena que lo embargaba y no daba con el sosiego ni la paz que necesitaba.
Había otra razón para salir de su encierro; era su cumpleaños. No era que esperara algún tipo de atención especial en ese día, nada más lejos de la verdad. A lo largo de toda o casi toda su vida, se había acostumbrado a pasar su cumpleaños como cualquier otro día. Lo que sacó a Harry de su voluntario cautiverio fue la preocupación. Por dos largos meses se había aislado. Pensaba y en este ir y venir de pensamientos se negó el contacto con el mundo. Un montón de cartas que había recibido del mundo mágico, se encontraban arriba en su cuarto, intactas, ni se había molestado en desenrollarlas. Una apatía serena y melancólica le debilitaba la voluntad. Su tutor, su viejo amigo y protector Albus Dumbledore, había muerto en las manos del ser mas despreciable, del hombre por él, mas odiado, incluso mas que aquel a quien las personas de su mundo, no gustaban nombrar, el mismo que había condenado a sus padres a una muerte segura, el despreciable profesor Severus Snape. Irremediablemente, esto había sumido a Harry en un pozo del que ni siquiera quería salir, en un estado de aletargamiento que al menos le adormecía el dolor de verse privado una vez más de un ser querido.
Vivía con sus tíos, pero en ese momento el tío Vernon no estaba en casa y su tía Petunia, estaba viendo las noticias, su primo Dudley, hacía mucho que no paraba una tarde en casa. Harry se dirigió a la heladera, tomo una cerveza y la vació de un solo tirón, tomo otra y se dirigió nuevamente al marchito césped donde se dejo caer nuevamente para contemplar las curiosas formas que las blancas nubes iban formando en su constante andar. Entre el letargo que el intenso verano provocaba en su mente, se preguntaba, que estarían haciendo sus amigos en ese momento, - tal vez se besuquean en algún lugar de la madriguera - pensó entre amargado y divertido mientras su mente se trasladó a una grácil cabellera roja con aroma de flores. Harry suspiró. Una nube con forma curiosa de nutria en plan de ataque pasó sobre él, pero los vientos encontrados la desfiguraron convirtiéndola en un colacuerno que parecía tronar fuego por su nariz.
Sus pensamientos volaron nuevamente.
Se incorporó y se desperezó lentamente, pero una sensación lo sacó de su letargo, más allá, tras un árbol de manzano, creyó ver con el rabillo del ojo un leve movimiento, de inmediato sacó su varita y apuntó…
- ¡Hermione!,- exclamó sorprendido al verla asomar tras el tronco del árbol. Le brindó a su amiga una mueca que tal vez la convenciera de ser una sonrisa,- sabía que eras tú - dijo mientras la saludaba con un apático abrazo.
- Harry, no he querido asustarte, aunque veo que estas alerta, hasta cuando duermes, - dijo Hermione algo acalorada - ¿te gustó mi nube?
- ¡Ah fuiste tú! - dijo Harry impresionado.
- Si, ¿te gustó? no pude evitar alardearte un poquito - dijo la chica con una amplia sonrisa –no es un hechizo muy fácil.
Al darse cuenta del silencio ausente de su amigo, cambió de tema rápidamente.
- Harry, debes venir conmigo a la madriguera.
- ¿Qué ocurre Hermione?- preguntó extrañado.
- No hay tiempo de hablar, allá te explico, ven, nos apareceremos- dijo la chica.
Antes de dar tiempo siquiera a que lo pensara, Hermione le tiró del brazo para esconderse tras el manzano. Una vez allí quedaron ocultos de las miradas curiosas pues el manzano era lo bastante grueso y se encontraba justo entre los arbustos y una de las paredes de la casa. Hermione lo tomó de la mano y cuando Harry abrió la boca para decir algo, se encontraban ya girando en el patio de la madriguera.
- ¿Qué ha ocurrido?- preguntó Harry, apenas se sobrepuso de la rápida aparición.
Pero tan pronto se volvió a ver a Hermione, ésta ya había emprendido la carrera a la casa.
- ¡Hermione! - gritó, pero la chica no se volvió.
Harry la siguió varita en mano. Algo no andaba bien, su corazón comenzó a palpitar con más fuerza, una sensación de vértigo se apoderó de él.
¡¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS HARRY!!!...
Se escuchó un estruendo. Harry atónito, se quedo boquiabierto. Le tomó algunos segundos sobreponerse de la incómoda situación. Finalmente aflojo sus músculos y sonrió sin convencimiento.
- Lo siento Harry, no había de otra, para que vinieras - dijo Hermione- ¡Feliz Cumpleaños!
- Gracias, pensé que lo habías olvidado, si, ya me había extrañado, pero no creo que sean tiempos de celebrar- dijo Harry con voz apenas audible algo confundido y ruborizado, pero al observar la cara de la señora Weasley, tragó saliva.
- Que dices Harry, créeme a Dumbledore no le hubiese gustado que te tomaras las cosas así – dijo molly Weasley con una sonrisa muy dulce, pero inmediatamente se arrepintió de sus palabras, ante el la mueca de dolor en el rostro de Harry al pronunciar el nombre de Dumbledore, por lo que inmediatamente cambió de tema- ¡Pero Harry que te has hecho!, estas tan delgado - dijo llevándose una mano a la mejilla e inclinándose de puntillas para observarle mejor - estás hecho un costal de huesos y mira que fachas...
Ante lo que se vislumbraba como una larga lista de las cosas que Harry debía hacer para reponerse de su aspecto, los demás se acercaron a saludarlo.
- ¡Hermano!, - dijo Ron tendiéndole la mano y tirándolo de la nuca para abrazarlo - perdona la manera en que te trajimos, pero te has vuelto inaccesible ultimamente.
- Si últimamente es necesario valerse de unos sortilegios para verte la cara, hombre- dijo George, dándole la mano efusivamente.
- Ni que lo digas, eso me da ideas para nuestro negocio - dijo Fred, sonriendo y tendiendo igualmente la mano a Harry.
El señor Weasley, Tonks, Lupin y Ojoloco, también se encontraban allí.
- Harry, feliz cumpleaños-dijo Tonks abrazándolo.
- ¡Feliz cumpleaños chico!, espero que pases mucho tiempo con nosotros - dijo el señor Weasley.
- No lo creo, señor Weasley pero igual muchas gracias - dijo Harry con seguridad a lo que el señor Weasley, intercambió miradas con Lupin.
- Pues la Orden ha decidido que cuanto antes salgas de la casa de tus tíos será mejor- dijo Ojoloco,- el día está por terminar y la protección que antes te brindo el hogar de los Dursley quedará sin efecto y serás presa fácil para el que no debe ser nombrado y su bandada de buitres.
- Eso en el caso de que me siente a esperarlos- contestó Harry en tono cansino.- ¿Quién ha decidido por mí?, ya soy mayor de edad, creo que ya puedo tomar mis propias decisiones.
- Harry, Harry, no la emprendas con nosotros, somos tus amigos- dijo Lupin en tono conciliador- no hemos decidido por ti, sólo que allá no te podremos...
- ¿Proteger?-requirió Harry.
- Ayudar –contestó Lupin.- ¿Crees que Quien-tu-sabes, no sabe que a partir de hoy el hechizo con el que te protegió tu madre, quedará sin efecto para siempre?, cuanto antes salgas de casa de tus tíos, será mejor, no solo para ti sino para ellos, no es conveniente esperar hasta el último momento, ya luego tu decidirás, hasta volver a Hogwarts.
- No pienso volver a Hogwarts - dijo Harry seriamente - No veo de que me pueda servir volver allá. En todo caso, ¿es que Hogwarts piensa abrir sus puertas después de lo ocurrido? - preguntó Harry incrédulo.
- ¿Qué acaso no has leído mis cartas?- preguntó Hermione viendo a Harry e intercambiando miradas con Ron- allí te he explicado todo… Harry ¿volverás con nosotros cierto?
- No, ya lo he decidido, no lo haré- creí que eso lo tenían claro.
La señora Weasley se disponía a protestar, pero a un gesto de Ojoloco, cerró la boca.
- He dicho que habrá tiempo para que lo pienses mejor, por ahora busquemos tus cosas muchacho, no perdamos más tiempo.
- Me parece bien - dijo Harry – ya todo está recogido, sólo falta esperar a que Hedwig regrese, así que cuando ustedes digan.
- ¿Pero, que no van a comer? ¿Y el pastel?, te hice un rico pastel- dijo la señora Weasley alarmada, podrán buscar todo luego creo yo.
- Volveremos en menos de una hora Molly, tenlo todo listo, el aroma me tiene mareado - dijo Ojoloco haciendo girar su ojo en todas direcciones, como si así pudiera degustar las ricas emanaciones de cada cacerola de la cocina.
- Por Hedwig no te preocupes Harry, traeremos su jaula, estoy segura de que sabrá como encontrarnos –dijo Tonks, tomando un panecillo de la mesa- esto está muy bueno Molly.
-Gracias querida- dijo la señora Weasley algo mas animada.
- Hermione- dijo Harry halando a su amiga hasta un rincón- ¿donde está Ginny?
- Está arriba, se ha encerrado en cuanto supo que vendrías hoy, creo que aún está algo dolida- dijo Hermione.
Harry sonrió con amargura- es mejor así- dijo meditabundo.
- Harry antes de irte, quiero darte tu obsequio - dijo Hermione tratando de animarlo.
- Gracias Hermione no has debido molestarte- dijo Harry en tono neutro, tras recibir un hermoso juego de plumas, con su cortaplumas y tres frascos de tinta autorecargables, por lo que nunca mas tendría que comprar tinta. Todo aquello se le hacía insostenible y torturante.
- Si, es delirante tu entusiasmo- dijo Hermione irónicamente.
- Escucha yo no te pedí que me trajeras bajo engaño…-dijo Harry exasperado.
- ¡Un momento!, ¡un momento!, creo que mejor abres tus obsequios más tarde, -dijo Tonks observando las miradas fulminantes de Hermione y Harry, - deberíamos irnos ya, se hace tarde, ya ha oscurecido – hemos preparado un traslador que nos llevará a Prived Drive.
- Si mejor no perdamos tiempo - dijo Harry- hasta pronto dijo, saludando a sus amigos, quienes le devolvieron el saludo un tanto decepcionados.
Tonks, Ojoloco, Lupin, el señor Weasley y Harry se colocaron alrededor de un viejo y raído cojín. Harry sintió la desagradable sensación de ser enganchado por el estómago, sintió dar vueltas en un viaje de luces y colores, pero justo cuando comenzaba a acostumbrarse a la vertiginosa sensación, sintió el duro piso de la sala del número 4 de Privet Drive.
-Bueno Harry, tú ve por tus cosas mientras nosotros vigilamos- dijo Ojoloco observando a su alrededor la impecable sala de los Dursley.
Thonks fue hasta la cocina para revisar que todo estuviera bien. El señor Weasley veía maravillado el acompasado ritmo del péndulo de un viejo reloj cuco.
- Vuelvo enseguida-dijo Harry apresurándose a subir a su cuarto a buscar sus cosas.
En cuanto Harry bajó con su baúl y la jaula de Hedwig, el tío Vernon y la tía Petunia entraron a la casa.
-Pensabas irte escondido - dijo el tío Vernon, viendo a Harry, pero en cuanto reparó en la presencia de Lupin, Ojoloco, Tonks y el señor Weasley, se sintió cohibido, enseguida retomó su aplomo y explotó.
- Ustedes son unos osados, al entrar a mi casa sin avisar, enseguida arreglaremos cuentas- y dirigiéndose a Harry continuó- ¿Dónde está Dudley, que has hecho con él?
- No lo se señor y hace ya tiempo no me interesa, tal vez anda golpeando a algún chiquillo por ahí - dijo Harry tomando su saeta de fuego de la alacena- me marcho, espero tengan suerte y no consigan nunca a su angelito - dijo, y seguidamente se volvió a sus amigos - estoy listo...
- ¡Ah no!, no creas ni por asomo que te irás sin darnos cuentas de Dudley, estaba aquí hace un momento y tu con tus trucos le has llevado, dinos ¿donde está?, se que siempre le has envidiado - dijo el tío Vernon, con su cara regordeta a punto de estallar y tomando a Harry de los hombros.
- No se de que hablas- dijo Harry safándose de los pesados brazos de su tío- no lo he visto y créeme si así fuera, sería muy difícil no darme cuenta de ello.
- ¡Pelmazo! - dijo tío Vernon abalanzándose sobre el chico.
Harry, varita en ristre lo esquivó.
- No me tientes Vernon.
- ¡Alto! dijo Ojoloco mirando severamente al tío Vernon - ya el chico le ha dicho que no sabe donde anda su hijo.
- ¡Harry! Esos... bichos... se lo han llevado -dijo la tía Petunia bajándo del piso de arriba en forma apresurada y llevándose la mano al pecho ya que respiraba con dificultad.
La mente de Harry comenzó a andar de prisa.
- ¿De quienes hablas?- preguntó ansioso.
- Esos, no se, yo estaba arriba y de repente todo oscureció, pensé que era una falla eléctrica, pues no había luz en todo el vecindario y de pronto mi Dudders gritó, pensé que había tropezado, tomé la linterna, la electricidad acaba de llegar, pero Dudders no está por ningún lado, pensamos que tu has tenido que ver con todo esto.
- No...no he sido yo - contestó Harry alerta.
- ¡Y te crees que te creo! - dijo el tío Vernon.
- ¡Vernon basta - lo calló la tía Petunia - no lo empeores, el chico nos puede ayudar, -dijo la tía Petunia mirándolo significativamente.
- ¡Pues nadie sale de aquí hasta que no traigan a Dudley de vuelta!- gritó encolerizado el tío Vernon.
- Vamos, vamos calmémonos...-dijo el sr. Weasley – estoy seguro de que todo es un mal entendido...
- ¡Malentendidos mis bigotes!, -estalló el tío Vernon,- ¡te digo que han sido esos bichos!
Una densa niebla negra comenzó a deslizarse por las rendijas de las puertas y ventanas. En principio parecía humo. Harry se preparó a afrontar cualquiera fuera la cosa que ello significaba levantó su varita mientras observaba aprensivo cada una de las rendijas por donde aparecía la densa niebla.
- Nada de eso - grito Ojoloco sujetándolo por el brazo- tú te vas.
- ¡Vernon!- grito aterrada la tía Petunia. El tío Vernon la abrazo por inercia, boquiabierto ante aquello que no comprendía pero que de lejos se veía no era nada bueno.
¡Santo Dios! - exclamó el tío Vernon ante lo que miraban sus ojos.
- ¡Remus! -gritó Tonks atónita observando las extrañas formas que la niebla densa y agitada fue tomando hasta hacerse corpórea.
En lenta y torpe marcha, apretujados y tambaleantes, asquerosos y nauseabundos seres, de putrefacto aspecto, con vestiduras de magos, se acercaban en un blque compacto. Eran humanoides esqueléticos y demacrados cuya estirada piel marchita, cubría sus huesos pútridos y corruptos. Sus ojos o mejor dicho, las cuencas de sus ojos dejaban escapar sendos puntos de luz carmesí, horriblemente visibles. A su paso por la impecable cocina de Tía Petunia destilaban líquidos de textura espesa y viscosa. De cuando en vez algún trozo de extremidad, quedaba con el rastro. Sus caras de expresión vacía dejaban ver las autopistas de tendones, venas y vasos transitados en convulsivos movimientos por gusanos de grosores insospechados hartos del pútrido banquete necrofágico.
- ¡Inferis! -gritó Harry-
- No Harry peor que eso, son Lichs- dijo Tonks, tomándolo del brazo, aterrada.
- ¡Llévatelo!- gritó Lupin a Tonks - ¡Incendius!, ¡Inmobilus!, - pero ninguno de sus hechizos parecía afectar a los lichs.
Uno de ellos, alargo su larga y vizcosa mano, hacia Tonks y Harry, éste lanzó el primer hechizo que se le ocurrió: ¡Petrificus Totalus!, al mismo tiempo Tonks lanzó otro: ¡Relaskio! Pero ambos parecieron rebotar sobre la masa informe de las temibles criaturas.
Tonks a un movimiento de su varita gritó: ¡Dissaparate!- pero en ese justo momento una luz azul brillante alumbró la estancia, sin embargo fracciones de segundos antes, Tonks logró desaparecer y junto a ella Harry.
- ¡Arthur saca a los muggles!- gritó Ojoloco- ¡Remus! No hay forma, huye.
- ¡Acio cojin!- gritó Ojoloco desapareciendo instantes después con el traslador. Remus y Arthur desaparecieron a su vez Llevándose a los tíos de Harry con ellos.
Sin vestigios de lucha alguna, la casa quedó, como si sus habitantes estuvieran de vacaciones. Sólo un espeso y nausabundo líquido goteaba pesadamente sobre el impecable piso de la cocina de los Dursley en el número 4 de Privet Drive, mientras una densa niebla comenzaba a disiparse.
- ¡Tonks!- llamó Harry con la voz ahogada. Pero nadie respondió.- ¿Dónde estás?, ¡Lumus!, murmuró y un destello salió de su varita, las paredes oscuras y húmedas estaban tapizadas de una suave alfombra de musgo y entre las pequeñas grietas por donde destilaban algunas gotas de agua, salían pequeñas plantitas. El suelo era bastante accidentado, un reguero de rocas y lajas sueltas lo hizo trastabillar. Se preguntaba donde estaba y por qué Tonks no estaba allí con él..., tampoco sabía si los demás habrían logrado escapar de Privet Drive... y por otro lado... ¿Qué había ocurrido con su primo? A todas estás preguntas, decidió primero averiguar, adonde había ido a parar.
Parecía una vieja gruta que debía estar muy profunda bajo la tierra pues no sentía ninguna corriente de aire fresca, y el silencio espeluznante sólo era interrumpido por lo que parecía una corriente de aguas subterráneas, apenas perceptible. Por lo demás podía escuchar los latidos de su corazón. Comenzó a andar, utilizó sus manos sobre las paredes mohosas para sostener mejor el paso y no caer. A ratos paraba a escuchar, por si alguien lo seguía. Tras andar algunos minutos, una débil ráfaga de aire, le hizo comprender que más allá en aquel oscuro túnel, había una salida. Aceleró el paso, la humedad lo hizo estornudar y su eco reverberó unos segundos en el ambiente, para volver en silencio todo nuevamente.
Tras varios tropezones y una cortada incipiente en la palma de su mano, divisó a lo lejos una tenue luz que lo hizo crisparse, decidió apagar la varita y continuar a oscuras sólo guiado por la tímida y débil luz.
Continuó un corto trecho con el corazón a punto de salirse de su cavidad toráxica, momentos después quedó paralizado, a tres metros de distancia y ayudado por la luz que venía del túnel avistó un bulto envuelto en telas en el suelo, su corazón se aceleró aún más. Enarboló la varita listo para defenderse si fuera necesario, examinó la capa que envolvía aquel fardo, parecía...Con un temblor que no pudo controlar, (miles de ideas cruzaron por su mente en fracciones de segundos) y una vieja sensación de vacío en el estómago, corrió lentamente la capa que cubría aquel bulto…
-¡Tonks!- exclamó Harry, inclinándose para ver que le ocurría. Afortunadamente sólo estaba algo desorientada.
-Harry, ¿que ha ocurrido, donde estamos?,- dijo Tonks incorporándose y estirándose como si despertara de un agradable sueño.
-No recuerdas, estábamos en Prived Drive y…
-Oh si, los lichs, son terribles ¿no?, provocan tanta desorientación que apenas recuerdo.- Dijo tonks incorporándose.
- Mmmm, ¿por qué nos trajiste aqui Tonks? Y que son esos... ¿lichs?, nunca había oído hablar de ellos, ¿que son exactamente?, pensé que eran inferis -preguntó Harry.
- Ojala lo fueran, debemos salir de aquí cuanto antes, acostumbran a seguir los rastros que deja el uso de la magia, así que mejor por ahora no la usemos, allá hay una luz, debe ser una salida, mantén tu varita a la mano, tal vez no estemos aquí por azar.- a todas estas se había levantado enérgicamente y comenzó a caminar de un lado a otro por la accidentada gruta.
- No comprendo, ¿puedes explicarme?-dijo Harry impaciente.
- Shhhhhhhhhh, espera,- dijo Tonks, asegurándose de no haber escuchado ningún ruido - vamos.
- ¿Puedes explicarme? - repitió Harry tratando de controlarse, sin ningún resultado.
- Bien te explicaré. Un lich o liche es un no muerto, pero no cualquiera, un no muerto es cualquier ser desprovisto de vida pero dotado de animación, aquí entran los inferis, los zombies, los ghouls, espectros, fantasmas, vampiros y finalmente los más temibles y poderosos de todos ellos, los lichs. A diferencia de los inferis que son levantados de sus tumbas por el poder de un mago tenebroso y que sirven de marionetas a sus propósitos, los lichs son creados por si mismos, un lich es un mago o nigromante que se vuelve no muerto por propia voluntad y que lleva consigo todo su poder aún después de cruzar el umbral de la muerte, estos seres estaban desaparecidos del mundo mágico, de hecho creí que todo era una leyenda- dijo Tonks, pensativa, mientras caminaba y continuó - Poseen sentimientos. Sus actos buscan siempre un objetivo y no cejarán en su empeño hasta conseguirlo. Su relación con los vivos es, si no menos, distante y dificultosa. Los lichs más poderosos suelen subyugar imperios enteros bajo su poder y pocas veces se los ve pactando alianzas salvo casos de extrema necesidad. No me imagino como quien-tu-sabes, ha logrado ponerlos de su lado, si es que están de su lado y si es que han actuado bajo su influencia. Su inmunidad contra cualquier arma los hace invencibles en combate a cuerpo o a varita. Al ser seres nacidos de la magia necromántica, esta reside en sus cuerpos y pueden canalizarla de muchas maneras distintas.
- En resumen, los lichs son criaturas antinaturales creadas por la magia, no por los procesos de la vida normal y son inmunes a cualquier hechizo o maldición. Poco puede hacerse contra un enemigo al que no se puede destruir- dijo Tonks con tristeza, - esto es terrible Harry creo que quién-tu-sabes, busca algo más que destruirte, la única razón para atreverse a aliarse con semejantes portentos no puedes ser tú.
Harry absorto escuchaba con mucha atención. Ante un largo silencio, la exhortó a seguir. Tonks, tomó aire y continuó:
- No hay mucho mas que decir, un lich es un mago poderoso que ha conseguido prolongar su vida por voluntad propia, más allá de la muerte de su cuerpo, en el que siguen habitando, muertos vivientes lanzadores de conjuros. Sin embargo, estos cuerpos no son más que cadáveres putrefactos adornados con las vestiduras del mago, es lo único que no pueden controlar, sus cuerpos podridos, se habla de lichs con el aspecto de guiñapos o muñones, desprovistos ya de extremidades y aún así con todos sus poderes intactos. En las cuencas de sus ojos, respiran dos alos de luz que actúan como sensores, de una u otra manera, éste es el alo de vida que les permite andar. Estos archimagos muertos vivientes son la mayoría de las veces de naturaleza malvada, aunque no tiene porque ser así necesariamente, es raro que no lo sean. Ansían el poder mágico por encima de todas las cosas. En vida eran humanos o semihumanos, y aunque el término se refiere a archimagos muertos vivientes, también los hay psiónicos, aunque estos últimos son extremadamente raros.
Por lo general, estas criaturas son maquinadoras y dementes. Anhelan obtener un poder cada vez mayor, conocimientos olvidados hace tiempo y los más terribles secretos arcanos. Como la sombra de la muerte no les acecha suelen concebir planes a largo término, años, décadas o incluso siglos en llevar a cabo. Tal vez este levantamiento de lichs fue preconcebido aún antes de la aparición de quien-tu-sabes, todo pudiera ser posible. Excepcionalmente pero muy excepcionalmente- acotó Tonks- algún lich busca la muerte viviente (o es conducido a ella) con fines benévolos, para servir a una noble causa, y poseen los mismos poderes que sus homólogos malignos. Sea como sea, un lichs empeña su alma en un pacto impío con la muerte.
- Eso es increíble-dijo Harry con sumo interés, -pero eso no explica porque nos has traído aquí.
- Yo no te traje aquí, verás, la magia de los lichs actúa como un eco, desde antes de aparecer, como después de desaparecer, la magia continúa reverberando como un expectro magnético, desorienta los resultados y la direccionalidad no sólo de los hechizos sino de las personas, por ello es imposible vencerlos no sólo no se ven afectados por nuestros hechizos, afectan el funcionamiento de ellos, podríamos haber aparecido en Siberia o en el polo norte, así que cuanto antes salgamos de éste agujero, será mejor.- dijo Tonks apretando un poco el paso.
- ¿Cómo es que sabes todo esto?, jamás he oído o leído algo acerca de los lichs- preguntó Harry.
- Pues como ya te he dicho, hay pocos o ningún registro sobre la autenticidad de su existencia y son pocos los que los han oído nombrar. Yo lo sé porque en casa de mis abuelos había un viejo libro sobre leyendas mágicas antiguas del mar negro, contadas por las propias Nugelimath, pero es un tema que no se vería en Hogwarts. Tal vez en Durmstrang, que está mas hacia Turquía, al otro lado del mar muerto.
- ¿Que son las Nugelimath?
- Eran amazonas turcas, se les atribuía poderes mágicos- contestó Tonks.
- ¿Pero por qué no podemos usar magia? – insistió Harry, sumamente interesado.
- Recuerdas esa luz azul que nos dio poco antes de desaparecernos.
- Si, la recuerdo.
- Pues según las teorías, nos pueden rastrear, gracias al efecto de espectro mágico que logran provocar en nuestra magia, esperemos un poco mas y luego nos iremos, es mejor asegurarnos de que no nos han seguido, que irnos a tu sabes donde y que nos sigan.
-Ah... comprendo- dijo Harry aunque no muy convencido.- Pero ¿debe haber alguna forma de eliminarlos?- insistió.
- Si, siempre existe alguna forma, pero no la conozco- dijo Tonks.
- Pues habrá que buscarla- dijo Harry.
- Si pero por ahora ocupémonos de salir de aquí, esa luz parece inalcanzable.
- ¡Un momento!- dijo Harry paralizado.
- ¿Qué ocurre Harry?
- ¿Remus y Ojoloco, conocen de su existencia?- preguntó Harry.
- Pues no lo sé, tal vez si, tal vez no, nunca lo hemos hablado.
- Debemos salir cuanto antes- dijo Harry.
- ¿Qué ocurre?- preguntó Tonks.
- Pues que si ellos no saben nada, deben haberse dirigido a la madriguera.-dijo Harry azorado.
- ¡Dios!, es cierto - dijo Tonks, preocupada, ya pronto saldremos.
- ¡No!, ¿no lo entiendes?, debemos arriesgarnos, todos allá deben estar en peligro, si los lichs nos hubiesen seguido ya lo sabríamos. Debemos aparecernos...por favor Tonks...
- Si, tienes razón-dijo Tonks.
Seguidamente tomó a Harry del brazo y a un movimiento de su varita desaparecieron de la fría gruta.
- Y ahora donde demonios estamos - preguntó Harry impaciente viendo a su alrededor.
- No lo se, creo que seguimos en la gruta, creo que los lichs...
- Si, ya se lo de los lichs, pero debemos intentarlo de nuevo, los Weasley...todos deben correr peligro, -dijo Harry nuevamente impaciente.
- Ey, tranquilízate Harry,- dijo Tonks malhumorada- debes entender, que lo que ha ocurrido no es mi culpa, no debimos apresurarnos a hacer magia, aún estamos bajo el eco de los lichs. Por otro lado debes dejar de ser tan obcecado, no somos tus enemigos, tienes que entender que todos estamos contigo porque te queremos, se que has pasado por momentos muy duros, pero no merezco que me trates así, así como tampoco lo ha merecido Hermione y mucho menos Ginny. La familia Weasley en pleno, te adora como un miembro más y hoy casi has hecho llorar a Molly con tu actitud. Se que te has aislado durante estos dos meses, pero con ello no vas a lograr nada Harry, sólo dificultarás más las cosas.
- Si, que cosas- estalló Harry finalmente – ¿dime que cosas Tonks?, en realidad, cambiará algo "mi actitud". Admítelo, no tienes la más mínima idea de lo que ocurrirá ¿verdad?, sabes que no. Sabes que no estoy preparado para enfrentarme a Voldemort, - Tonks se estremeció levemente - ¿Qué?, aún tiemblas cuando escuchas su nombre?. Esa es una actitud derrotista y sumisa, igual te matará, así que mas les valdría a todos no mostrarle tanto respeto.
- Disculpa, no todos somos tan valientes como tú, -dijo Tonks irónicamente.
- ¿Y se hacen llamar aurores?, pues dime, ¿ahora qué?– dijo Harry cruelmente dejando salir todo el veneno que por dos meses había ido almacenando contra la vida - el único que podría haberme preparado para enfrentar a VOLDEMORT, ha muerto, admite que ninguno de ustedes tiene la más mínima idea de lo que debemos hacer ahora, y ¿quieres que me quede tranquilo?, para verlos morir uno a uno, dime ¿es esa la actitud que debo tener Tonks?, ¿celebrar mi cumpleaños y todos felices? Vamos dímelo, o tal vez casarme con Ginny y embarazarla para hacerla un objetivo mas suculento para Voldemort, sería una boda muy hermosa y así tal vez Molly estaría muy feliz y aquí no ha pasado nada.
- Estás siendo un patán Harry, Molly no se merece que le faltes el respeto de esa manera - dijo Tonks entre molesta y asustada al ver que Harry estaba fuera de sí.
- Pero por qué no respondes a ninguna de mis preguntas?, quiero respuestas, dámelas - dijo sujetándola por los hombros y zarandeándola fuera de sí, ¡habla!...
Tonks se liberó de sus brazos y le propinó una sonora cachetada. Harry, la miró temblando de ira, apretó los puños hasta hacerse daño pero pronto relajó el cuerpo y le sonrió amargamente, se recostó de la pared y se dejó caer lentamente en el frío piso de la gruta, se llevó las manos a la cara y guardó silencio.
- Harry...-dijo Tonks.
- Lo siento Tonks, - dijo Harry con voz apenas perceptible.
Ella lo miró con ternura, se sentó a su lado y lo abrazó. El se volvió y la abrazó con tanta fuerza, que casi le hacía daño. Ambos hacían un gran esfuerzo por no soltar el cúmulo de emociones que en ese momento les embargaba. Permanecieron así largo rato, pues no hay nada como el calor humano en los momentos más atribulados de la existencia. Las palabras sobraban. Poco a poco todo volvió lentamente a la calma. Tonks, enjugó sus ojos rápidamente y se incorporó:
- Vamos debemos seguir- dijo tendiéndole la mano.
Harry se incorporó.
- Tonks, lo siento...-dijo apenado sin levantar la cara.
- Escucha- dijo Tonks, - si ese es todo el veneno que pudiste almacenar durante dos largos meses de autoconfinamiento, me doy por bien librada. Siento mucho haberte abofeteado, creo que se me fue la mano...
- Me lo merecía- dijo Harry y observando la luz que ya estaba mas cerca, dijo –continuemos, ya falta poco. Espero que no haya ocurrido lo peor.
- Tranquilízate un poco Harry, si Lupin o Moddy fueron hasta allá, no estarán desprotegidos y ellos no son ningunos tontos.
- Tonks- preguntó Harry- ¿tienes miedo?
- Pues claro que lo tengo y tu serias un tonto sino.
- Pues te aseguro que no soy un tonto.
Tonks sonrió.
Harry volvía a ser el de antes, la explosión de sentimientos le había hecho drenar por momentos al menos, la carga que llevaba sobre sus hombros.
En ese instante la moneda que Harry siempre llevaba consigo, aquella que servía para convocar al ED, se calentó en su bolsillo. Harry la buscó. Y leyó en ella las letras C.G.
"Cuartel General"-pensó-. Están bien, dijo aliviado mostrando la moneda a Tonks.
Hermione una vez más había hecho gala de su ingenio.
-Bien ocupémonos nosotros de salir de aquí- dijo Tonks, relajándose, era evidente que también estaba preocupada pero no había querido demostrárselo a Harry.
- Sabes Harry, no estas sólo en ésta lucha, es cierto que no hay y tal vez nunca habrá alguien como Dumbledore que pueda ayudarte a enfrentar a Vol...demort...-sonrió Tonks- Pero somos muchos los que desde su muerte estamos abocados a ello.
- ¿Desde su muerte?- preguntó Harry.
- No es necesario escuchar una profecía, para darnos cuenta de que eres el elegido para enfrentarlo y vencerlo, de lo contrario Dumbledore no hubiese pasado tanto tiempo contigo los últimos meses de su vida, evidentemente estaban trabajando para acabar con Voldemort, lamentablemente éste lo sabía de lo contrario no hubiese acabado con él, tú eras por lógica su principal objetivo, pero él... Vol...demort, sabía que sin Dumbledore, acabar contigo sería más fácil. Es lógico que ahora te sientas sólo, Dumbledore es irreemplazable en todos los sentidos, pero tú lo eres aún mas Harry, eres tú, con tu mano quien deberá destruirlo. Por otro lado Dumbledore no se ha marchado del todo, todavía es mucho lo que nos puede ayudar.
Harry recordó el pensadero. ¿Cómo no lo había pensado antes?, tal vez Dumbledore le había dejado información valiosa que le pudiera servir para acabar con Voldemort. Sin embargo prefirió guardar silencio.
Al fin alcanzaron el claro bajo el cual el opaco farol, que habían divisado desde un principio, titilaba débilmente.
- Henos aquí-dijo Harry ¿y ahora que?.
- Espera, creo conocer éste lugar. Dijo Tonks, examinando aquel lugar que pese al farol se encontraba casi en penumbras. Sacó su varita y exclamó: ¡lumus Máxima!
Un fuerte destello iluminó la gruta, una hilera de puertas alineadas en forma circular, los rodeaban...
- Es el departamento de Misterios-dijo Harry asombrado.
- Es fascinante, dijo Tonks, esto es tan irreal.
- Salgamos cuanto antes.
- Si
Harry recordó que no era necesario buscar de puerta en puerta la salida, simplemente deseó dar con la salida tal cual lo había hecho en su última incursión por el departamento de Misterios.
La puerta que estaba justo frente a ellos se abrió, Harry se giró hacia Tonks y le sonrió, pues sabía que pronto estarían fuera de allí. Esa fracción de segundo, que Harry utilizó para sonreir a Tonks, fue justo el momento, por el que pagaría muy caro su descuido. Tonks también sonrió pero en sus ojos alegres, Harry detectó un rápido cambio de semblante, su sonrisa se volvió un rictus de pánico y sólo alcanzó a llamarlo con la voz impregnada de terror:
- ¡HARRY!
Ni siquiera tuvo tiempo de pensar, giró impulsivamente su cara en dirección a la puerta y tras el fondo oscuro de la puerta sólo pudo divisar dos luces color carmesí en un par de cuencas vacías. No sintió nada, no oyó nada, sólo un vacío, sólo la luz apagarse como un viejo foco y en su mente como último vestigio de registro cerebral, dos palabras:
-¡AVADA KEDABRA!
La tía Petunia, repaso con la vista aterrada cada rincón de la vieja sala de los Weasley, el tío Vernon que poco antes había lucido un encendido color bermellón en su rostro, poco a poco dio paso a un acerado tono, al verse rodeado de pelirrojos donde quiera que ponía la vista.
- Vaya,-exclamaron sorprendidos, los gemelos al verlos aparecer junto a Ojoloco, Lupin y el señor Weasley.
- Bienvenidos- no tuvo otra cosa que exclamar la señora Weasley como ama de la casa, pero lanzando furtivas miradas a su esposo, a Ojoloco y a Lupin, mientras estos recuperaban el aliento.
- Hubo un ataque en Privet Drive, - por fin aventuró a decir el señor Weasley, tomando asiento. Entre tanto los tíos de Harry se abrazaban atónitos al ver los trastes que volaban uno a uno y en perfecta formación hasta la alacena.
- Pero ¿quienes?, ¿cuántos?, ¿cómo?- preguntó Hermione integrándose rápidamente a la conversación, -¿dónde están Harry y Tonks?- preguntó temiendo la respuesta.
- No se preocupen, lograron huir- respondió Lupin- mas descansado y tomando un sorbo de agua que la señora Weasley le había traído.
- No se exactamente que eran, ¿ustedes tienen alguna idea?- dijo Ojoloco dirigiéndose a el señor Weasley y a Lupin.
- No tengo la menor idea, parecían ínferis- dijo el señor Weasley.
- ¿Inferis? - Preguntó Ron alarmado.
- No. No eran inferis,-dijo el señor Weasley- Tonks, los llamó por otro nombre, pero no lo recuerdo, era como bichos o algo así.
- ¡Lo recuerdo, eran lichos!- dijo Lupin.
- ¿lichos?, preguntó Hermione,- ¿cómo eran?
- ¡Eran horribles, se aventuró a hablar la tía Petunia, y tal vez tengan a mi bebé!- dijo rompiendo a llorar.
- ¿Se refiere al cerdito?- preguntó Fred a George por lo bajo.
-Sshhhhhhhhhhhhhh, los mando a callar la señora Weasley, que había oído.
-No se preocupe, él debe estar bien, estoy segura que no le han hecho daño, - dijo Molly haciendo flotar dos tazas de té que fueron a posicionarse directamente en las manos de los tíos de Harry, hizo otro tanto para el resto de los presentes.
- ¡Exijo, que nos lo devuelvan de inmediato!- dijo el tío Vernon que poco a poco había recuperado el aplomo.
- Tal vez no se ha dado cuenta, pero aquí todos a excepción de ustedes dos, somos magos y creo que no está en situación de exigir- dijo Ojoloco haciendo girar su ojo azul en forma perturbadora.
El tío Vernon se achicó un poco mas en el rincón donde permanecía desde su llegada, guardando silencio.
- ¿Cómo eran?, - insistió Hermione.
- Eran como zombies, putrefactos y asquerosos pero tenían poderes como nosotros.- dijo Lupin.
- Mas que nosotros- diría yo dijo el señor Weasley.
- No tenían ojos, -dijo Ojoloco-, son psiónicos, jamás los vi empuñar una varita o emitir algún sonido.
- Si tenían, - dijo el señor Weasley parecían dos focos, de esos que utilizan los muggles en las navidades, de color carmesí.
- ¡LICHS!- exclamó Hermione aterrada,- ¡madre mía!
- Si eso, lichs, así los llamo Tonks,- ¿Cómo sabes?, - preguntó el señor Weasley admirado.
- No hay nada que Hermione no sepa- dijo Ron orgulloso, pero minutos mas tarde estaba arrepentido de haberlo dicho, las burlas de Fred y George, no se hicieron esperar.
Hermione continuó:
- Viktor... Krum- dijo mirando a los presentes y tratando de evitar la mirada de Ron, - me hablo de ellos, son entes no muertos de poderes psiónicos, son sumamente poderosos y las únicas referencias de estos seres provienen del mar muerto, por ello su origen se los disputan tanto los turcos como los búlgaros.
- ¿Que no tienen algo más agradable que disputarse?- preguntó Ron, pero enseguida se encogió en su asiento ante la fría mirada de Hermione.
- No tengo mayores datos, pero podría averiguar...- dijo pensativa, Hermione.
- Si claro...- contestó Ron en voz baja.
- ¿Pero que ocurrió con Harry y Tonks?, - preguntó Ginny, quien hasta ahora había permanecido en silencio, en un rincón junto a la estufa.
- Lograron escapar antes que nosotros, creo que están bien - dijo Lupin no muy convencido.
- Pero ¿por qué no están aquí?, ¿donde han ido?- insistió Ginny.
- Antes de desaparecer, una luz proveniente de los... ¿lichs?, les dio de lleno, pero estoy seguro de que no los afecto, pues Tonks logró desaparecer junto con Harry- dijo Lupin.
- Según se- continuó Hermione, -los lichs afectan la direccionalidad de los hechizos.[/justify]
es como poner un imán a una brújula...- pero al observar las caras confundidas de los presentes desistió- olvídenlo, dijo finalmente.
- Yo te entiendo, dijo el señor Weasley, - los hechizos se vuelven "locos", ¿no es así?
- Si algo así- respondió la chica sonriendo, - pero el efecto es pasajero, pronto estarán de vuelta, - dijo contenta.
- Enviaré una lechuza a Viktor- dijo levantándose- mientras mas rápido obtengamos información sobre los lichs, mejor podremos combatirlos, dudo que en Hogwarts haya alguna información sobre ellos, salvo que sea en la sección prohibida. Voldemort, está echando mano a todas sus cartas para ganar ésta guerra.
- Me parece bien- dijo Ojoloco, ¡un paso adelante siempre¡- bramó. – hablaré con Mc Gonagall para que investigue si hay algún material en la sección prohibida.
-¿Y que haremos con ellos?- preguntó Fred señalando a los Dursley en tono provocativamente misterioso para cohibir a los tíos de Harry.
- No podrán regresar, hasta que revisemos la casa y busquemos al chico- dijo Ojoloco.
- Exijo que nos lleven a nuestro hogar- dijo exasperado el tío Vernon.
Ojoloco solo atinó a hacer girar su ojo con frenesí amenazadoramente.
- Bueno ya es bastante tarde y deben estar cansados- dijo la señora Weasley, les prepararé una habitación.
El tío Vernon iba a protestar nuevamente pero la tía Petunia le dio un codazo.
- ¿Donde vas Arthur? - preguntó la señora Weasley, viendo salir a su esposo.
- Al cobertizo, creo tener una brújula y un imán allí - dijo sonriendo a su esposa. Ésta lo miro severamente.- Ya vuelvo Molly, - dijo al salir.
- Ginny busca sábanas limpias.
- Si- respondió la chica.
- ¡AAAAAHHHHHHHHHHHHHH!- se escuchó un grito desde el patio. Era el señor Weasley.
Lupin y Ojoloco corrieron a la puerta, toda suerte de maldiciones e improperios se colaron desde afuera. Los gemelos, Ginny, Hermione y Ron fueron tras ellos. La señora Weasley los siguió. Los Dursley sólo atinaron a abrazarse, muertos de miedo.
- ¡Flipendo!, ¡Impedimenta!, ¡Incarcerus!
- ¡Crucio!, ¡Crucio!, -se oyó la voz de Ojoloco maldecir
- ¡Mimblewimble!
- ¡Oppugno!- soltó Ginny lanzándoles la gran mesa que solían utilizar para los desayunos en el patio. Pero ésta simplemente les rebotó.
Se oía un sinfín de hechizos, unos tras otros pero ninguno parecía afectar a los lichs, que lentamente se acercaban. Por otro lado parecían no estar muy interesados en ninguno de ellos. Poco a poco comenzaron a adentrarse en la casa, no había forma de detenerlos. El tío Vernon, lanzó un alarido de terror y la tía Petunia se arrodilló en el piso con los ojos tan abiertos que parecían bailotear en sus cuencas como el ojo mágico de Moddy. Uno de los lichs levantó su mano purulenta hacia ella, quien se cubrió débilmente con sus brazos como si esperara un golpe. El tío Vernon estaba paralizado de terror.
Rápidamente, Ojoloco les lanzó el cojín con el que habían llegado a la madriguera, el tío Vernon lo sujetó y la tía Petunia lo agarro por un extremo rápidamente. Ambos desaparecieron. Los lichs tras un momento de desconcierto desaparecieron en una densa bruma.
Detrás, todos los demás boquiabiertos se miraron unos a otros.
- Rápido, Arthur llévatelos a todos a Grimmauld Place- dijo Ojoloco, - Lupin y yo iremos tras los Dursley, los he mandado de vuelta a Privet Drive y me temo que allá no estarán seguros, nos vemos en Grimmauld Place- dijo desapareciendo a un movimiento de su varita, y Lupin tras él.
Los Weasley, acompañados de Hermione, llegaron momentos después a Grimmauld Place a través de un viejo sombrero que el señor Weasley convirtió en traslador. Quince minutos más tarde llegaron Ojoloco y Lupin acompañados de los esposos Dursley y de Duddley a quien habían conseguido en su casa, muerto de miedo metido en un armario y que salió llorando tras escuchar los gritos de histeria de su madre.
- ¡Me llevaron con ellos!- les había dicho Dudley temblando como una hoja, - me iban a matar mami, pero uno de ellos me cortó justo aquí,-dijo señalando su antebrazo en el que en efecto se veía una larga y perfecta línea - y me lamió con su asquerosa lengua, luego escupió, yo creo que perdí el sentido, cuando supe de mi, estaba en el callejón Magnolia entre los botes de basura, corrí a casa y no encontré a nadie, no sabia que hacer y me escondí en el armario, hasta que ustedes llegaron. Papá todo es culpa de Harry- había dicho finalmente abrazando a su madre. Mientras su padre airado examinaba su herida. Fue allí que se percató de quienes acompañaban a sus padres, rápidamente se irguió tomando una actitud más digna, tal cual hacía su padre una vez el peligro pasaba.
- ¿Y ellos que hacen aquí?, -dijo tratando de mostrar valentía pero el temblor de su voz lo traicionaba.
- Guarda silencio Dudley- dijo la tía Petunia. – Ellos nos están protegiendo.
- Pero Harry es el culpable y ellos son sus amigos- protestó Dudley.
- Si has terminado de lloriquear mi cerdifero amigo, - dijo Ojoloco intentando controlar el tono de su voz, nos marchamos y ustedes se las arreglan, ¿les parece?
- ¡Noooooo!, - dijo el tío Vernon mirando a todos lados, asustado - ¿y si regresan?
- Rápido Moddy, debemos marcharnos, está visto que nos rastrean como sabuesos, marchémonos, por ahora es lo mas prudente, -dijo Lupin dirigiendo la mirada a la puerta por donde antes había visto entrar a los lichs.
- Cierto- dijo Ojoloco- sujétense, no respondo si en el camino se extravían, - y a un movimiento de su varita, desaparecieron.
Fue entonces que tras visitar diversos parajes del mundo, parando sólo el suficiente tiempo para ver si eran seguidos, llegaron a Grimmauld Place.
- Tuvimos que hacer varias paradas antes de llegar acá para perderles el rastro, - dijo Lupin apenas recobrando el aliento.
- ¡Exijo una explicación!, -exclamó el tío Vernon, una vez sintiéndose más seguro y recuperando su soberbia.
- ¡Y yo le exijo que se calle o lo convertiré en estiércol! - respondió Ojoloco amenazadoramente y esgrimiendo su varita.- No entiendo de que se quejan acaban de conocer Paris, Roma y el Cairo en menos de 10 minutos y ya han recuperado a su "cachorrito"- dijo en tono irónico.
- Estamos tan confundidos como ustedes,-dijo Molly en tono conciliador dirigiéndose a la tía Petunia que se aferraba a su hijo como si pendiera de un abismo.
- Pero ¿por qué atacaron a Petunia?- preguntó el tío Vernon, -y al Duddley.
- No quiero aventurar conclusiones pero por lo que ha contado el chico, me temo que tiene que ver con la sangre- dijo Lupin.
-¡Claro!- exclamó Hermione, -es por eso que sólo los atacó a ellos dos, van tras Harry y ellos dos llevan su sangre- dijo señalando a Petunia y a Duddley.
- Estos lichs serán difíciles de roer- dijo Ojoloco,- por lo pronto hablaré con Minerva. Hermione –dijo- vendré mas tarde a ver si tienes noticias de Krum. En cuanto a los muggles, habrá que hacerles lugar aquí mientras damos con una solución.
- Pero ¿mi trabajo? y ¿los estudios de Duddley?- dijo el tío Vernon.
- Por mí no te preocupes papá – contestó Dudley.
- Me ocuparé de ello - dijo Lupin haciendo girar su ojo, - créame nadie los echará en falta.
- Siempre los puedo hacer regresar ahora mismo- dijo Ojoloco, sonriendo, quien parecía disfrutar la angustia de los Dursley.
La señora Weasley lo miró en forma desaprobadora.
- Venga Petunia ya es tarde y deben estar bastante cansados, ya pronto tendremos noticias de Harry, así que no se preocupe.
Ron dejó salir un silbido.
- Volveremos pronto- dijeron Lupin y Ojoloco y acto seguido desaparecieron cada uno por su lado.
- Enviaré un mensaje a Harry- dijo Hermione.
- Pero ¿cómo?- preguntó Ginny.
- Por medio de la moneda con la que convocamos las reuniones del ED- respondió Hermione, - así sabrá que estamos bien.
- Perfecto – dijo Ginny, ya pronto estarán con nosotros.
Momentos más tarde, alguien tocaba a la puerta. Ginny corrió y observó por la mirilla.
- ¡Son ellos! –gritó- pero al abrir la puerta sólo una persona entró por ella...
Hermione y Ron corrieron hasta la puerta, detrás la señora Weasley se llevó las manos a la boca, intuyendo angustiada una mala noticia.
Se tambaleó y cayó al suelo sollozando. Intentó tomar aire, pero por mas que quería, el terrible nudo que tenía en la garganta no dejaba pasar un ápice de oxigeno, finalmente hizo un gran esfuerzo y tragó aire dolorosamente, miró con la vista perdida en algún punto del espacio y dijo poco antes de desplomarse.
- Harry ha muerto.
- ¿Ma...má?...- sólo atinó a decir Ginny, con el rostro mortalmente pálido y tambaleándose hasta su madre, como si estuviera aprendiendo a dar sus primeros pasos. La señora Weasley se llevó las manos a la cabeza y emitió un lastimoso lamento, luego se aferró a los brazos de su hija que parecía no poder sostenerse en pié. La señora Weasley sollozó con fuerza, como si una bestia acabara de desgarrarle el corazón. Ginny, una y otra vez le decía que no. Acariciándole su encendida cabellera y negándose a tan cruenta noticia.
Hermione sólo atinó a ver a Ron con cara de desconcierto moviendo sus labios pero sin emitir ningún sonido, parecía tratar de asimilar una lección especialmente difícil, poco a poco dejó de hacerlo y dos gordas lágrimas, surcaron sus mejillas en silencioso dolor. Ron negó con la cabeza y corrió a levantar a Tonks, la alzó en brazos y la llevó hasta el viejo sofá deshilachado y mohoso que estaba junto a la puerta.
- ¡Tonks!, ¡Tonks!, ¡despierta! ¡Tonks! - dijo desesperado, zarandeándola.
- A un lado- dijo Hermione
Ron se quito de en medio y Hermione la apuntó con su varita.
- ¡Ennervate!- al instante, Tonks volvió en si, miro a su alrededor por un instante y luego fijo los ojos en Hermione.
- Asesinaron a Harry, ¡los lichs asesinaron a Harry!, - dijo con el rostro pálido y bañado en lágrimas. Rompiendo a llorar amargamente.
- ¡No es cierto! - dijo Ron, sujetándola de los hombros - ¿Por qué dices eso?, mientras su rostro casi púrpura, parecía a punto de explotar – Estás equivocada, él no puede morir, él... no puede estar...muerto. Esto es una locura Tonks, no deberías decir eso, ¿entiendes?, ¿ENTIENDES?
Desde arriba los gemelos asomaron sus cabezas y se quedaron de una pieza al escuchar lo ocurrido, Arthur Weasley detrás, se unió a ellos para bajar lentamente y abrazar a la señora Weasley y a Ginny, mientras observaban a Tonks, aún incrédulos por lo que acababan de oír. Ron finalmente soltó a Tonks y se quedó allí parado con la mirada extraviada y el cuerpo derrotado de dolor.
- Explícate, Tonks... por favor... dinos que ha ocurrido, tienes que estar equivocada, - dijo Hermione reaccionando y no dando cabida al hecho, arrodillándose frente a ella, con el rostro pálido y bañado en lágrimas.
Instantes después Lupin apareció por la puerta.
- ¿Que ha ocurrido?, por qué las caras- dijo sorprendido al ver el desgarrador cuadro. Miró a Tonks desconcertado y en un instante su semblante cambió, una nube negra se cernió en su frente. – ¡NO!... no es posible, ¿donde está Harry?, ¿Voldemort lo ha atrapado?, ¿Qué ha ocurrido?, ¡habla Tonks!, ¡donde está Harry!
- ¡Ha muerto!, ¡ha muerto!, Harry está muerto lo asesinaron los lichs, yo lo vi todo.
- No, no... ¡NO!, tienes que estar equivocada, ¿donde ha sido?, llévame allá Tonks, tenemos que rescatarlo, tiene que estar vivo, él no puede morir, de seguro lo tienen... aún podemos ayudarlo...- dijo Lupin, revolviéndose el cabello una y otra vez con los dedos- él no puede morir, no, no podré perdonármelo, yo...yo no debí dejarlo...llévame allá Tonks, lo siento no puedo creerte.
- Fue en el departamento de misterios, no se como fuimos a dar allá, justo en la sala circular, íbamos de salida, Harry abrió la puerta que daba a la salida y estaban allí esperándonos, no hubo tiempo de nada, - dijo hipando incontrolablemente- ni siquiera emitieron sonido alguno, sólo la luz verde del... Avada Kedabra.
- ¡No Tonks!, ¡No!...no es posible...- dijo Lupin, dando finalmente rienda suelta a sus sentimientos al no poder contener las lágrimas. – Iré a buscarlo.
- Iré con usted profesor -alcanzó a decir Hermione.
Pero ya Lupin había desaparecido tras un rápido movimiento de su varita.
Instantes más tarde llegó Moddy y al escuchar la noticia, visiblemente consternado pero abrigando esperanzas de encontrar a Harry, fue tras Lupin. Esa noche todos junto a la vieja chimenea oraron y aguardaron con la esperanza encendida en sus corazones. Sólo Tonks visiblemente alterada sollozaba incontrolablemente en un continuo temblor. Ginny lloraba en silencio, en su interior parecía revivir uno a uno, cada uno de los pocos y fugaces momentos vividos junto a Harry. El semblante de la señora Weasley, estaba deformado en un rictus de dolor. Hermione lloraba en el hombro de Ron y éste parecía haber abandonado hacía rato ya aquel lugar, habiendo dejado olvidado allí su cuerpo, no había nada que le arrancará un movimiento o un expresión, parecía haber llegado a un estado catatónico. Los gemelos otras veces capaces de levantar el ánimo de cualquier persona, por primera vez, lucían tristes y derrotados y al igual que Ron parecían haber abandonado ese lugar hacía tiempo ya. Sin embargo una parte de todos ellos, al igual que Lupin y Moddy se negaba aún a aceptar la brutal realidad.
Dos horas más tarde Lupin y Moddy hacían acto de presencia en el número 12 de Grimmauld Place.
Apenas entraron, los presentes en pleno se levantaron, La señora Weasley tomó de las manos a Ginny y a Hermione para darse fuerzas para recibir la noticia.
- No lo encontramos- dijo Lupin con el rostro tan descompuesto y cansado que de repente parecía que cien años hubiesen caído sobre él.
- Pero entonces, ¿puede estar vivo?- dijo Hermione esperanzada.
- Yo no abrigaría muchas esperanzas, encontramos su varita y junto a ella habían vestigios de esas asquerosas criaturas - dijo Moddy cuyo ojo parecía haber decidido dejar de dar vueltas pues ambos se mantenían fijos en el piso.
- No madre, no... - dijo Ginny rompiendo a llorar desconsoladamente.
- Creo... que lo asesinaron... y se llevaron su cuerpo...- dijo Lupin dejando escapar un reprimido sollozo.
- Por los momentos nadie debe saberlo, -Dijo Moddy cuya voz comenzaba a quebrarse- eso es lo que ese bastardo desea.
- Y lo hará saber - dijo Lupin -, debemos ser fuertes y prepararnos, en cualquier momento utilizará su cuerpo como trofeo de caza para amedrentarnos y doblegarnos a sus pies. Para demostrarle al mundo que el acabó con...Harry.
- No por Dios, no lo soporto- dijo sollozando la señora Weasley.
- Molly, querida...- sólo atino a decir con la voz entrecortada, el señor Weasley abrazándola.
- Era como mi hijo, Arthur, lo amaba como a mi hijo, tuvo una vida tan triste- decía Molly Weasley sin parar de llorar y estrujarse las manos.- y pudo haber sido tan feliz.
Pero era Ginny quien parecía del todo inconsolable, no atinaba a decir nada mas, salvo de vez en cuando llamar a su madre, como cuando se es niño y el dolor es tanto que instintivamente sabemos que sólo una madre puede darnos consuelo. Pero su madre no podía ayudarla.
Los gemelos abrazaron a sus padres y a Ginny, Ron se había desplomado en su asiento luego de haberse parado tras la llegada de los dos aurores, se cubría el rostro y trataba de dominar ciertos movimientos convulsivos de su cuerpo. Hermione lloró desconsoladamente abrazando a Tonks, quien ahora permanecía impasible, después de tanto llorar, era evidente que revivía una y otra vez los momentos vividos, pues de vez en cuando se golpeaba la pierna con el puño, en el fondo también era evidente que se achacaba la culpa de la muerte de Harry. Lupin tomó asiento a su lado y la abrazó.
- ¿Qué harán con él? –atinó a decir Hermione aterrada.
- No lo sabemos, pero tengo que recuperarlo- dijo Lupin,- se lo debo a James.
- ¡No!, dijo Ojoloco - debemos ser racionales- nuestra misión continúa. Tratar de recuperar su cuerpo sería cavar tu tumba, entiende que es eso precisamente lo que él y Snape junto a todos sus seguidores, esperan que hagamos, debemos pensar - dijo Ojoloco, haciendo girar su ojo hacia dentro de si, como si con ello pudiera encontrar una respuesta en su cabeza a lo sucedido.
Arriba, desde la escalera, tía Petunia observaba silenciosa la escena, se llevó su pañuelo a la boca y tras ello, regresó a su habitación.
Un suave goteo en la ventana, anunciaba el final del verano. Una araña asustada por el repentino golpeteo corrió hasta la esquina de la ventana ocultándose en la maraña de hilos que hacían su pequeña guarida llena de huevos.
Un amplio salón cuyas paredes estaban enfundadas en tapices de intenso color vino, ha mucho abandonadas en polvo, oscurecían aún mas de por si la ya tenebrosa sala, en la cual no entraba un rayo de luz. Las negras y pesadas cortinas hacían juego con la oscuridad del recinto. En el centro, enfundado en una larga y negra capa, extremadamente delgado y alto se encontraba cómodamente sentado en una ancha y mullida poltrona. Era de extrañas formas. Se diría tratarse más bien de un reptil elegantemente vestido y es que sus ojos rojos de pupilas verticales que trazaban una perfecta y delgada línea negra, semejaban los de una serpiente. Por si esto no bastase su nariz si es que la había, se constituía en dos finas rendijas sobre la cara en extremo plana. Con su larga y delgada mano llena de huesudos y afilados dedos acariciaba suavemente a su mascota. Una descomunal serpiente de cabeza enorme y triangular, que silbaba constantemente a su amo, éste parecía poner especial atención a su silbido, mientras cariñosamente le daba suaves golpecitos en la cabeza.
- Mi Lord- dijo un hombre entrando, enfundado en una toga negra cuya capucha le cubría hasta más abajo de la nariz- ya están aquí.
- Tráelos acá- respondió Lord Voldemort. -Primero llama a mis mortífagos, los quiero a todos aquí. ¡Ah! y llama también al inútil de Draco lo quiero aquí también y manténganse alerta, Severus.
Snape asintió con la cabeza y se marchó.
- Severus - dijo Voldemort reteniéndolo.
- ¿Si mi Lord?- respondió Snape volviéndose.
- Déjame ver tu cara.
Severus Snape se descubrió el rostro. Lord Voldemort lo miró fijamente a los ojos.
Snape sostuvo la mirada.
- ¿Severus?.
- Mi Lord?
- Relájate.
- Si mi Lord.
Una vez estuvieron presentes todos los mortífagos y Draco Malfoy, en perfecto círculo cerrado por Lord Voldemort, entró Snape. Tras él, un grupo de doce asquerosos y putrefactos seres, hizo presencia. El ambiente se llenó de un olor nauseabundo cuyo desagrado algunos mortífagos no dejaron de manifestar. El grupo avanzó hasta romper el círculo de mortífagos. Sin mencionar palabras, Voldemort pudo escucharlos:
- Está hecho - dijo una voz muy grave.
Voldemort se enderezó en su asiento, mientras su serpiente Nagini comenzó a reptar nerviosa a su alrededor sin dejar de sisear.
- ¿Donde está?- dijo sin poder disimular la emoción de su voz fría y susurrante...
Sin mediar palabra los dos lichs que estaban al frente se hicieron uno a cada lado y en el suelo como un fardo viejo, colocaron un grueso saco amarrado de un costado.
- Desátalo- dijo a Snape.
- ¡Evanezco! – dijo calmadamente Snape dirigiendo su varita a las cuerdas que desaparecieron al instante.
Voldemort se levantó enérgicamente, para examinar el cadáver. En un momento la lentitud y gracia de sus movimientos se perdieron ante el entusiasmo incontrolable de lo que veían sus ojos. Se acercó al viejo saco y con el pié descalzo lo empujó con cautela, el saco dio vueltas y dejó ver el rostro sin vida de Harry Potter.
Con el descolorido pié de dedos angulosos y uñas extremadamente afiladas, golpeó su cara de manera de despejar el cabello desordenado de su frente. Allí estaba la fina cicatriz en forma de rayo. Se acercó a su cara y lo olió ávidamente como si ello significara un intenso placer, las rendijas de su nariz se dilataron notablemente hasta casi convertirse en negros y diminutos círculos. Sus ojos se blanquearon de satisfacción, una especie de éxtasis se apoderó de su semblante. Sacó su varita y tras una floritura susurró un conjuro:
- ¡Demonstro duplicis allectum! (Muestrate falso elegido). Observó fijamente el cuerpo, que se mantuvo tal cual lo habían arrojado los lichs.
- ¡Es el Severus!, ¡Es él!- dijo Voldemort sin pretender siquiera disimular la euforia que lo embargaba.
- ¡Enérvate! – dijo casi sin poder contener la alegría y al instante el cuerpo de Harry en posición de crucifijo se elevó en el aire. Un creciente murmullo se alzó en el oscuro salón.
- ¡Aquí pueden ver al niño que murió! - Rió desaforadamente mientras el grupo de mortífagos le hacían el coro, en forma incontenible – vamos Harry –dijo, asiéndolo con su mano por una de sus frías mejillas – tanta seriedad te va a matar- El grupo de mortífagos prorrumpió nuevamente en sonoras carcajadas. Voldemort rió también su propia gracia.
- Draco,- dijo Voldemort caminando entre sus mortífagos y mirando al chico rubio de fina barbilla que se encontraba a la izquierda de su trono, - ¿Qué, no vas a despedirte de tu compañero de estudios?
A todas éstas el chico de rostro mortalmente pálido lo observó desconcertado- ¿Qué pretendía que hiciera él?- se acercó vacilante, miró de reojo a Snape, pero éste no le devolvió la mirada, miró a su padre entre el círculo de mortífagos, pero éste no lo miraba. Draco, sólo atinó a escupir el rostro de Harry.
- Sabes Draco me decepcionas, pensé que tras tantos años de estar a la sombra de la fama de Harry Potter, serías un poco mas efusivo en tu despedida - dijo Voldemort observándolo fijamente.
-Snape ¿no vas a despedirte de tu querido alumno?- preguntó Voldemort, muy interesado.
Snape declinó la invitación gentilmente, con un ademán de cabeza y agregó:
- Cedo el honor de disfrutar de tan importante trofeo a mi señor.
- Bah, son todos unos aburridos- dijo Voldemort, con un ademán de fastidio.
- ¿Y tú Colagusano?- dijo dirigiéndose a un mortífago tembloroso y rechoncho que se encontraba al frente – ¿no vas a despedirte de tu antiguo compañero de cuarto.
Colagusano esperaba este momento y más que temer, no desaprovecharía la oportunidad de demostrarle a su señor que él si estaba a la altura de la situación y que no tendría escrúpulos con el muchacho. A un movimiento de su varita, hizo aparecer un hierro para marcar ganado. Abrió sus ropas dejando al descubierto el pecho sin vida del chico y en un arrebato de entusiasmo ante la mirada satisfecha de su amo incrustó el fierro en el torso desnudo de Harry. El olor a carne quemada se extendió en el gran salón, muchos rieron la acción de Colagusano. Al despegar el fierro, el nombre de Lord Voldemort podía leerse claramente en el pecho de Harry.
- Uno más para su colección mi Lord –dijo Colagusano satisfecho de su truco y haciendo una exagerada reverencia.
- Bravo mi fiel vasallo- tronó entusiasta Voldemort - recuérdame que te premie mi más devoto vasallo. ¿Has visto Severus?,- dijo dirigiéndose al mortífago - no ha sido tan difícil, hasta Colagusano ha podido hacerlo. Pero no te equivocas mi fiel mortífago. Este es mi gran trofeo y servirá para ser mostrado como pieza de caza para aquellos que aún albergaban esperanzas en estúpidas profecías y que todavía dudan de mi poder.
- A partir de hoy – dijo dirigiéndose a sus mortífagos y al grupo de lichs - que no quede duda de quien es el amo y Señor más poderoso del mundo, así mueran los traidores y todos aquellos que intenten ingenuamente mirarme de igual a igual. La nueva era de Lord Voldemort ha comenzado, muerte sin tregua a los que no se sometan a mis designios, gloria y riqueza a quienes me acompañen en ésta lucha que ya hemos ganado.
Los mortífagos vitorearon fervorosamente a su señor, algunos más reservados no fueron tan efusivos. La serpiente Nagini se desplazaba nerviosamente ante el botín que ahora flotaba en el aire.
- No Nagini, a ti te tengo otro bocadillo. Colagusano llévatela y dale de comer, está algo ansiosa.- dijo Voldemort observando con cariño a su fiel serpiente.- Éste es mío, necesito escarmentar a unos cuantos - dijo mientras hacía un movimiento de varita sobre el cuerpo del muchacho.
- Un momento - oyó una voz grave- debes cumplir tu parte del trato. Entréganos los phylakterions - dijo el lich que se encontraba al frente y que parecía ser el líder, el mismo que había dado muerte a Harry.
- Con que derecho exiges en estos momentos de júbilo, ¿te atreves a desconfiar de mi?- dijo Voldemort exasperado.
- Con el derecho de nuestro pacto, El chico a cambio de los phylakterions.
- ¿Me amenazas?
- Te prevengo
- ¿Me previenes costal de carroña, a mi al señor tenebroso?. Acaso ¿no temes?, puedo acabar con ustedes en un respiro.
- ¡ PHYLAKTERION APARECIUM !
Al instante una antigua caja de hierro, maciza y pesada, toscamente labrada, apareció en las manos de Voldemort.
- Veamos... mmmmm...- dijo agitándola como si se tratara de una sonaja - de quien es ésta, ahhhh ya lo veremos, ¡Infinite morten! - Al instante, el lich ubicado a la izquierda del que parecía ser el líder se desplomó, para luego sin mas volverse un montón de polvo - ¡y piensas que he tardado años en conseguirlos para sólo entregártelos?
Inmediatamente un rayo de luz verde pegó de plano en el pecho de Voldemort. Este abrió los ojos desorbitadamente, mirando estupefacto al lich y cayó gravemente herido logrando sujetarse de su trono a duras penas, el Avada Kedabra lo había dejado en muy mal estado.
- ¡Maldición! – Exclamó Voldemort en una mueca de dolor,- otra vez, esto se está tornando monótono –por segunda vez recibía la mortal maldición, la primera por su propia mano y a través de Harry y ésta.
El lich inmediatamente lanzó un conjuro silencioso y la varita de Voldemort quedó hecha cenizas. Los mortífagos no se hicieron esperar y atacaron rápidamente pues una eventual situación como ésta era la razón por la que estaban allí. Sin embargo pronto se dieron cuenta de que sus hechizos rebotaban sobre los lichs. Al verse indefensos sólo atinaron a colocarse frente a su amo para protegerlo. El jefe de los lichs habló:
- Podrás acabar con algunos pero somos muchos para ti, entréganos los phylakterions que posees.
- ¡Nunca!- exclamó Voldemort muy mal herido – pronto las tendré todas y serás mi esclavo.
- Hasta que eso no ocurra, sabrás de mi Voldemort. Y a un movimiento de su mano, Harry se elevó horizontalmente sobre los presentes y una potente luz blanca lo envolvió.
- ¿Qué Haces?- gimió histérico Voldemort-, devuélveme al chico, ¡deténganlo! ordenó a sus mortífagos.
- No hay forma mi señor- exclamaron algunos- no podemos- dijeron otros al intentar lanzar nuevos conjuros sobre los lichs.
- Eres tu quien no ha cumplido su parte del pacto, nada hay ya que puedas exigir, sabrás de nosotros Tom Riddle. Instantes después el cuerpo de Harry desapareció y tras él en una nube de densa neblina desaparecieron los lichs, dejando pútridos fluidos sobre el suelo del salón.
Lejos de allí en las cocinas de Hogwarts en un revoltijo de trapos sucios y viejos almohadones, un extraño sonido despertó a Kreecher. Éste hurgó entre el nido que le servía de cama y encontró varios fragmentos de uno de los objetos que aún atesoraba de la vieja casa Black, se rascó la cabeza, tomo los fragmentos y los tiró al piso, bostezó pesadamente y volvió a dormir.
