Suave, cortito y al grano
(o cómo hacer fan service Galeniss sin pretensiones)
Gale siempre pensó que su primera vez con Katniss sería en el bosque, en la orilla de un arrollo, un día de verano al atardecer, y que sus besos sabrían a moras. O tal vez en su cama – en la destartalada casa de la Veta – un día de esos en que su madre y su hermana salían apresuradas a atender a algún paciente – y sus besos sabrían a menta. Gale imaginó que podría ser en la pradera, una noche clara de primavera – y ella olería a hierba fresca y mojada.
Gale jamás pensó en llevarla a la escombrera, o a la parte de atrás de la escuela. Ella era mejor que eso.
Gale nunca imaginó que su primera vez con Katniss sería en un armario de suministro escolar del Distrito 13. Tampoco pensó que su beso, un poco dudoso al principio, iba a ser correspondido con tanta sed, y con tanta necesidad. Nunca se le pasó por la cabeza que ella sería capaz de soltar los botones de su camisa con tanta diligencia y rapidez, mientras mordía algún punto entre su cuello y su mandíbula.
Gale nunca supuso que Katniss se dejaría desbrochar el sujetador tan fácilmente, e incluso le ayudaría a sacar su camiseta y conduciría sus manos a sus pechos, mientras se sentaba a horcajadas sobre él.
Gale nunca soñó que los gemidos de Katniss serían tan dulces, y sus pezones tan salados, y su tacto tan suave. Nunca sospecho que sería ella quien le desabrocharía el pantalón y trataría de bajarlo, como si le fuese la vida en ello.
Gale suponía que Katniss tenía fuego por dentro, pero nunca consideró que tanta ansia y tanto deseo fueran una posibilidad, no para él.
Gale nunca espero que las manos de Katniss fueran tan delicadas, ni tan juguetonas. Sabía que eran hábiles, pero no sabía que se deslizarían con esa fluidez por debajo de la tela de sus calzoncillos, ni que le estaría mordiendo el labio mientras lo hacía.
Gale nunca confió en que ella supiera hacerlo tan bien, con el ritmo justo, la presión adecuada y la fuerza exacta en sus dedos. Gale sabía que ella le conocía bien, sabía que le observaba atentamente cuando anudaba una de sus trampas, o le miraba de refilón mientras se bañaban en el lago, pero no presagiaba que le entendería tan perfectamente; más rápido a cada suspiro, más fuerte a cada respiración entrecortada en su oído.
Gale nunca imaginó que su amiga de la Veta podría volverlo tan loco. Pensó que podría controlarse, y saborear cada milímetro de su piel. No pensó que sería tan salvaje y hambriento y necesitado, con ella quitándose la ropa que le quedaba con premura, y él ardiendo con un deseo incontrolable.
Gale nunca intuyó que los arañazos en la espada podrían ser tan placenteros, no tras los latigazos. Ni adivinó que perdería la cabeza de esa forma al entrar dentro de ella y sentir su calor y su textura. No sabía que lamer su lengua iba a ser tan exquisito, ni que ella estaría tan húmeda y resbaladiza.
Gale siempre creyó que ellos dos formaban un gran equipo, pero desconocía el nivel de coordinación al que serían capaces de llegar juntos, con movimientos acompasados, rítmicos, casi simétricos.
Gale siempre imagino los ojos de Katniss en el instante previo a un orgasmo. Fantaseo con sus pupilas creciendo, sus iris nublándose y sus parpados cayendo lentamente, mientras su cuerpo temblaba debajo de él. Pero no presagió la belleza frágil de su mirada, ni el ardor de su aliento, ni a ella buscando sus manos, entrelazando sus dedos y apretándolos con fuerza antes de dejarse ir.
a/n; two dedicatorias hoy: a Brooke Silva, que sé que le gustan estas cosas; y a sweetdreams86 (y no tiene puntos porque FF no me lo permite), por dejarme con ganas de más en el primer capítulo de su fic "No soy un tributo más".
