Disclaimer: Kagerou Project no esta bajo mi pertenencia, la historia es creada de fan para fans sin fines de lucro; los derechos y personajes se le reservan a su distintivo autor Jin.
Esta historia tomara lugar en el reto "Un recuerdo lejano" que pertenece al foro "Bienvenidos al interior del vientre de Kuroha", de igual modo, se le agradece a todo lector de este fic, y se le pide que disfrute de la lectura.
NUMERO DE PALABRAS: 389
"FRESCO AL ATARDECER."
Kasei-sensei
"Este mundo es tan frágil… envejece tan… tan rápido."
Descanso su vista durante unos momentos cerrando sus ojos. El viento cálido hacía un compás con el aroma a frescas hierbas silvestres, débiles mechones de su largo cabello bailaban lentamente en el ambiente danzando con el ritmo de su respiración.
Disfruto cada uno de los segundos que pasaban mientras su cuerpo descansaba bajo la sombra de un prominente árbol. Disfruto cada uno de los segundos que pasaban, relajándose en aquella establecida paz campestre. El aroma de distintas flores mezclándose en el ambiente. Pensó en aquellas personas que vienen y van, que saludan y luego se despiden, que ríen y después lloran.
De su rostro broto un gesto tan noble de felicidad y de su ojos nacieron las más gentiles lagrimas que su alma pudo entregar.
¿Un monstro es capaz de llorar? Quizás nunca se lo pregunto, pero, ¿Ella tenía sentimientos tan siquiera? Carcajeo durante un instante al encontrar respuesta, nunca se dio cuenta que era un sentimiento real, pero se sentía viva en ese momento.
— ¿Qué causa tanta risa señorita?
Quizás fue el hecho que el tono de voz era tan inocuo, o de que ella estaba tan sumida en su pensar que la asusto, pero aquel hecho no cambiaba, se sobresaltó al escucharlo, pestañeo durante un momento y tras unos segundos recobro algo de calma, lo vio durante un momento, aprecio cada detalle de él, la mirada del joven estaba llena de energía e ingenuidad, tanta osadía en aquellos ojos la hicieron sonrojar levemente en su pómulos; «…Humano… » Pensó y se desanimó al saberlo, su vida corría tan rápido como los segundos en un reloj.
—Na-nada realmente…
Sintió como su voz débilmente dudo de la respuesta, y se avergonzó a si misma por lo infantil que pudo haberse escuchado.
Más sin embargo, el chico con el cabello más blanco que la nieve le sonrió de una manera candorosa que a ella le cautivo el corazón –Mi nombre es Tsukihiko.
Mostrando un aire gentil, le devolvió la misma sonrisa, incluso el mismo sentimiento –Puedes llamarme Azami –Dijo ella con naturalidad.
Prometiéndose una larga amistad, estrecharon sus manos en un simple acto de cariño.
"Vamos a pasar el resto de nuestras vidas así."
Fue lo último que dijeron aquel atardecer, mientras toma su mano con gran calidez.
