"Adiós a tu recuerdo."
Se despertó sobresaltado una vez más por su recuerdo, ya eran incontables las ocasiones en que ella estaba en sus sueños, y siempre era la misma situación: él cubierto de sangre que emanaba de la herida que atravesaba su frágil cuerpo, observando con impotencia como el calor de su cuerpo y el de su espíritu la abandonaban poco a poco. En su mano podía sentir el dolor latente, producto de la fuerza que empleaba al apretar su puño, y las uñas se le clavaban en la palma atravesando la carne y haciendo que esta sangrara.
-Maldita sea- masculló sintiendo unas ganas tremendas de vomitar.
Se levantó de la cama y encendió la lámpara que se hallaba en su cómoda, iluminando una austera habitación apenas y con unos cuantos muebles adornándola, se veía tan fría y vacía como él.
Se dirigió al cuarto de baño a volver el estomago, todavía sentía impregnado en su nariz el dulce aroma de ella mezclado con el olor de la sangre, el sudor y la desesperanza. Recordaba todo como si hubiera sido ayer, en vez de los dos años que habían pasado en realidad.
Día tras día, noche tras noche… ella siempre se encontraba invadiendo su mente, sus sueños; existía una especie de arrepentimiento en él por haberla dejado, a pesar de que creía que era lo mejor para ambos, el dolor de su ausencia ya comenzaba a hacer mella en su corazón y en su cuerpo.
La extrañaba demasiado, la amaba demasiado, aun no podía creerse como fue posible que el gran Uchiha Sasuke cayera tontamente enamorado de una criatura tan frágil, débil y dulce como ella. Y más increíble aún, que ella siendo un ángel, supuestamente inalcanzable, haya aprendido a lidiar con la oscuridad y terminar amando a un demonio como él.
Maldijo una vez más, estaba furioso; furioso consigo mismo, por amarla; furioso con ella, por dejar amarse por una persona como él; furioso con la vida y el destino, por ponerlos en el mismo camino, haciendo inevitable que se conocieran y se enamoraran de la manera que lo hicieron; el amor de ellos era una cosa que no debía ser: la luz no convive con la oscuridad, la maldad no se lleva con la bondad, el ángel no debería amar a un demonio, el demonio ni siquiera debería conocer la existencia del amor, y si lo conociera debería aborrecerlo y aniquilarlo. Pero nada de eso pasó y acabó amando a un hermoso ser de luz, a un ángel llamado Hyuga Hinata.
-Hinata…- dijo en un murmullo. Ese nombre hizo eco en su mente, la sola mención de ella le causaba un estremecimiento en su cuerpo difícil de ignorar, se tambaleó un poco y tuvo que sostenerse del lavabo del baño para no caer.
Una vez ya repuesto levantó el rostro y se encontró con su reflejo devolviéndole la mirada. Notaba su cara más pálida de lo normal, sus ojos enmarcados por unas enormes ojeras y más negros que nunca, sus mejillas ya hundidas por la falta de alimento. Bajo su mirada, le enfermó ver ese rostro con la apariencia de un cadáver, y la furia regresó a su cuerpo, levanto el puño derecho y lo impacto de lleno en su reflejo.
El espejo hecho añicos, su mano llena de sangre, su cuerpo temblando de ira y frustración; en sus ojos ahora rojos se veía la furia, el miedo, las miles de lágrimas sin derramar; ese era el aspecto del que era el líder del equipo Hebi, del último de los Uchiha, del que era temido y respetado en casi todas las aldeas.
- De verdad que luzco patético- pensó con sorna y en su rostro una mueca llena de sarcasmo.
Tenía que hacer algo no podía continuar de esa manera, cada vez se hundía mas y mas en ese hoyo, oscuro y profundo, que ella dejo en su vida cuando la abandono. No podía continuar con su vida de esa manera, si no podía olvidarla por su cuenta y mucho menos iría a su encuentro, solo le quedaba una cosa por hacer: la borraría de su mente. Eliminaría de su memoria todo lo relacionado con ella, todas las caricias, los besos dados, las palabras dichas, los momentos juntos, tanto los felices como los angustiantes.
No quedaría nada de ella en él, sería como si nunca se hubiesen enamorado, a duras penas recordaría el haberla conocido, no quedaría ningún rastro de ella en su mente.
Lo haría, estaba decidido. Salió del baño para dirigirse al armario que estaba en el rincón, cogió su haori, sus armas y se peino el pelo con sus dedos, quedándole un tanto rebelde; sus pasos al salir de la habitación y recorrer el pasillo sonaban fuertes y seguros, algo que hacía mucho no era así.
Se paro enfrente de la habitación de Karin, después de todo era ella la que desde hace mucho tiempo le venia sugiriendo la idea, pero Sasuke se había rehusado terminantemente echándola de su habitación en cada ocasión que ella iba a tratar de convencerlo. Pero en ese tiempo todavía no caía en la desesperación y ansia de lo que era ahora su vida.
Golpeo con fuerza la puerta de la habitación, detrás de ésta se podía oír los sonidos que hacia Karin al levantarse.
-Suigetsu, vete al demonio y déjame dormir en paz, ¿quieres?- La castaña abrió la puerta con su pelo todo enmarañado y con sus lentes en la mano, todavía somnolienta.
-Hmp… ¿te quieres despertar de una buena vez?- expreso Sasuke irritado.
-S-sasuke-k-kun…- Karin abrió los ojos impactada y se coloco rápidamente los lentes- L-lo siento mucho, creí… creí… que era S-s…
-Sí, sí… lo que sea, llévame con ella… ¡Ahora!
-¿Estás seguro?, ¿sabes lo que esto significa?- dijo Karin repentinamente despabilada y algo preocupada por la decisión, aunque era algo en lo que venía insistiéndole desde hace tiempo.
-Estoy seguro, ¿no eras tú la que me venía dando la lata todo este tiempo?- dijo el pelinegro un tanto molesto- Así que llévame.
-Sí lo sé, es solo que quiero estar segura de que sabes lo que esto implica- la castaña aun no se sentía cómoda con la elección. Sasuke solo seguía parado en el marco de la puerta viéndola con una expresión de enojo, una que le indicaba que si no hacia lo que decía le iba a ir muy mal.
-Vale, está bien- dijo resignada- Solo espera mientras me cambio.-Diciendo esto último se metió de nuevo a su habitación.
-Apúrate ¿quieres?...- la apresto el pelinegro, dirigiéndose a la salida mientras meditaba en lo que estaba a punto de hacer, dirigió su mirada al cielo y admiro la luna que en esa noche era llena. La luna le recordó los ojos blancos que poseía Hinata, solo que los de ésta tenían un toque lila, algo en su pecho se agito al pensar que olvidaría esa mirada pero era algo necesario, algo que tenía que hacer.
Los pasos de Karin acercándose hacia él lo sacaron de sus cavilaciones y desvió su mirada hacia ella que ya venía cambiada y arreglada. La castaña le dirigió una dulce sonrisa mientras caminaba hacia donde él se encontraba.
-¿Estás listo?-
-Hmp, acabemos con esto.-
-Ok, creo que la hallaremos despierta todavía; solo no la mires directamente a los ojos, realmente asusta- le aconsejo Karin, mientras un escalofrió le recorría la espalda.
Pero Sasuke no presto atención a esto ni a nada más de lo que dijo Karin, estaba preparándose para lo que sería una de la decisiones más difíciles. Karin al notar esto solo pudo observar el semblante algo deprimente que Sasuke tenía en el rostro mientras lo oía susurrar un "Sayonara, Hinata"
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Hola este es mi primer fanfic que escribo en toda mi vida. Soy una mega fan del sasuhina por lo que no me pude resistir a crear una historia de esta pareja.
Por favor cualquier crítica y/o comentario soy bienvenidos. Espero llenar las expectativas ya que hay muy buenas escritoras del sasuhina que también fueron mi inspiración.
Mil gracias si se tomaron el tiempo para leer, de ustedes depende la continuación de este proyecto.
