Hola a todos, este el primer fic que subo. No sean crueles. NO habrá un punto de vista de un mestizo. Este fic es de los hijos de los titanes, si no les gusta no lean pero si les gusta será un honor que me sigan. Empecemos. Conste que les advertí.
Capítulo 1: Campamento Titán
Mi nombre es Tierra.
Si eres un mortal te envidio por tener una vida normal y sin preocupaciones. Si eres un mestizo te odio como no te imaginas.
Vivo en el único lugar seguro en este mundo mortal donde todos los semititanes están a salvo: el Campamento Titán. Aquí todos vivimos tratando de llevar una vida normal y tratamos de sobrevivir a todos los horrores que nos esperan fuera de nuestras fronteras.
Te estarás preguntando: ¿y cómo es qué están vivos? Pues nuestros padres, aunque la mayoría estén atrapados en el Tártaro o estén en un sueño eterno, tienen una forma mortal aparte de forma divina. Con esta forma van al mundo de los mortales y hacen lo mismo que hacen los odiosos dioses.
Yo soy una hija de Gea. Y me odias pero yo te odio aún más.
En el campamento tenemos cabañas que son catorce en total. Yo y el resto de mis hermanastros vivimos en la primera cabaña ya que nuestra madre fue la primera de todos los titanes en aparecer. De Gea le sigue Urano, Océano, Ceo, Críos, Hiperión, Jápeto, Tea, Rea, Temis, Mnemósine, Febe, Tetis y Cronos. Como todos mis hermanastros, tengo cabello castaño, piel algo morena y el ojo derecho azul y el izquierdo verde. Todos somos ambientalistas por lo que tenemos sistemas generadores de energía pura y no usamos zapatos.
Todos, aparte del hecho de que somos más altos de lo normal, en el campamento tenemos algún poder especial. Los de Gea tenemos control sobre la tierra, los de Urano sobre el cielo, los de Océano sobre los océanos y ciertas criaturas acuáticas, los de Ceo son muy inteligentes y algunos son más inteligentes que los de Atenea (que asco), los de Críos sobre las estrellas, los de Jápeto sobre la esperanza de vida (dicho poder sólo se aplica en mortales), los de Hiperión sobre el sol, los de Tea antes definían el valor de los metales preciosos pero lo han evolucionado hasta el grado de convertir casi cualquier objeto en oro, plata o bronce, los de Rea pueden definir quién es fértil y quién no llegando al punto de poder quitar la fertilidad, los de Temis pueden resolver un alboroto instantáneamente, los de Febe tienen poder sobre todo aquello relacionado con la luna, los de Tetis comparten el mismo poder con los de Océano y los de Cronos pueden controlar el tiempo.
Bien ahora vayamos a hoy en día.
Me levanto sobre el suelo de tierra (en la cabaña no tenemos ningún mueble) y me dirijo al comedor. En el camino me cruzo con mi amigo Shaun, un hijo de Cronos. Shaun es el más inusual de todos sus hermanos pues es bastante pálido, delgado y toda prenda que se pone se vuelve negra. Él como todos sus hermanos tiene pelo negro y ojos dorados.
―Tierra, ¿cómo te va?― me pregunta.
―No me quejo― le respondo.
―Max me pregunto si hoy íbamos al lago para una carrera de nado― Max es otro amigo que es hijo de Océano.
―Sí, yo no le veo problema.
Llegamos al comedor que algo parecido al Partenón sólo que nosotros lo arreglamos a nuestro estilo. En las paredes hay varias pinturas que todos hacemos. Las favoritas son: Cronos decapitando a Zeus con su guadaña, mi madre derrotando a los dioses, Críos venciendo a los romanos que atacaron el Monte Othrys y por último está una pintura en la que se ve a Cronos con un bebé llorando en su mano y a cuatro niños de diferentes edades en su estómago también llorando. Esta la pintó Shaun cuando su padre fue vencido por segunda vez. La más grande la pinté: se a un lugar al que llamamos Campamento Mestizo siendo atacado por servidores de Gea, el Campamento Júpiter en llamas y al Monte Olimpo destruido con los dioses, algunos muertos y otros suplicando por su vida, mientras los titanes entran a sus anchas, otro detalle es que se ve a Cronos levantando su guadaña mientras Zeus trata de pararse, a Hiperión reasumiendo todos sus poderes sobre el sol, también Febe, Tetis, Ceo y Océano y a mi madre sonriendo al ver agonizando a Démeter.
En el comedor tenemos seis mesas largas donde todos se sientan donde quieran, cuatro las ocupan los campistas, una es de sobra por los campistas que vengan en el futuro y la otra la ocupan los tres primeros cíclopes, hijos de Gea quienes se encargan de protegernos y son muy simpáticos cuando no sacas el tema de los dioses cuando no es una broma o un chiste, y el líder del campamento: Obadías, un chico de casi diecinueve años con pelo tanto con ojos de color negro y es el más listo del campamento hecho por el cual es el líder.
Shaun y yo nos sentamos juntos y nos servimos el desayuno. Hay huevos revueltos, tocino, chilaquiles, tortillas entre otras cosas. Como siempre, el comedor está ruidoso. En el campamento se encuentran niños de seis años hasta veinte años. Tres niños: una niña de Jápeto, uno niño de Temis y otro de Ceo se persiguen jugando a "Eres un dios", el cual consiste en que a alguien le toca ser el dios y tiene que tocar a otro para dejar de ser el dios a menos que este niño se encuentre tocando algo de su padre o madre.
Todos nos identificamos ya que traemos camisas: las de Gea son verdes con un árbol, las de Urano son azul celeste con una nube, las Océano son verde azuloso con una ola, las de Ceo son naranjas con un libro, las de Críos son azul oscuro con puntos blancos, las de Jápeto son simplemente cafés, las de Hiperión son amarillas con un sol, las de Tea son grises con varios detalles dorados y plateados, las de Rea son de un tono rosa con ramas representando las familias de cada hijo, las de Temis son blancas de una mitad y de la otra son negras, las de Febe son plateadas con una luna, las de Mnemósine son simplemente rojas, las de Tetis son también verde azuloso sólo que tienen un mar en calma y las de Cronos son negras con un reloj de arena dorado.
Cuando terminamos de comer, salimos del comedor a caminar en el bosque. Aquí sólo nos entrenan de los seis a los doce años y el resto lo pasamos en el campamento hasta que estamos seguros de que sobreviviremos en el mundo mortal sin morir por un dios. Dentro de cuatro años dejaré el campamento.
Decido ir al campo de tiro con arco. Desde que llegué al campamento a los seis años, demostré tener un gran potencial para la arquería por lo que me he dedicado a ser arquera. Cuando podemos sostener de manera correcta el arco nos dan uno propio. El mío es un arco hecho de madera de pino el cual me aseguré que nunca se rompería. Los carcajs desde que se fundó el campamento tienen flechas infinitas debido a que en el principio los campistas gastaban una gran cantidad de flechas (incluyéndome). No lejos está Shaun quien está muñecos con su guadaña, ha hecho eso desde que su padre fue vencido en Nueva York y él me ha dicho que imagina que los muñecos son Percy Jackson, el mestizo que enfrentó a su padre. En el campamento desde hace pocos meses, se estableció que la mención de los nombres de siete semidióses, cuando no sea en un chiste o en una amenaza, estaba completamente prohibida.
A las dos de la tarde vamos al comedor a comer. Todos están igual que siempre, platicando y divirtiéndose. Shaun me cuenta que tuvo el mejor sueño de todos, pues durante mi práctica decidió "descansar los ojos", en su sueño él se encontraba en un apartamento en Nueva York con su guadaña, entraba en una habitación y asesinaba a Percy Jackson. Yo casi salto de la emoción pues él tiene buenos sueños, en cambio yo tenía sueños sobre sucesos que le pasaron a mi madre y la mayoría no eran bonitos o "aptos para todo público". Eso pasaba cuando uno de nuestros padres era derrotado pues lo mismo le había pasado a Shaun casi hace un año tuvo esos sueños, pero como no le gustaban esos sueños detuvo el tiempo entorno a él y después de ocho meses, cayó dormido en el suelo.
Después de comer y trepar árboles (para lo cual soy buena de nacimiento y en lo que Shaun por lo menos se raspa medio brazo), decidimos ir al muelle con Max.
Max tiene tanto parecido con Poseidón que bien puede ser su hijo. Tiene la piel bronceada de nacimiento, ojos verde mar y le gusta vestirse con camisas hawaianas, bermudas y sandalias. Todo el campamento lo reconoce por sus camisas ya que es el único que no se pone la de su cabaña. La única diferencia entre él y sus hermanos y Poseidón era su cabellera pelirroja, pues todos sus hermanos son castaños.
―Shaun, Tierra, creí que nunca vendrían― dice alegre de vernos.
―Nunca digas nunca―dice mi amigo sonriendo (y no lo dijo como las beliebers).
Max ríe y se mete al agua. Al ser hijo de Océano su ropa no se moja y Shaun detiene el tiempo entorno a su ropa para que no se moje. Ahora yo seré la que me moje. En cuanto me zambullo en el agua espero mojarme pero no sucede. Mis ropas están secas. Ya sé quién lo hace.
― ¿Cómo lo haces?― le pregunto a Shaun.
―He practicado bastante. Ahora controlo el tiempo de alrededor diez cosas al mismo tiempo.
Hacemos varias veces carreras de nado sin usar ninguno de nuestros poderes aunque siempre gana Max. También competimos viendo quien aguanta más tiempo la respiración. Las primeras dos veces gana Max y las otras tres veces gana Shaun, aunque sé que hace trampa. Finalmente, participamos viendo quien llega más rápido al fondo del lago y yo gano todas las seis veces.
―Te ganaré la próxima vez― me dice Max en broma. Dijo lo mismo la vez anterior, y la anterior, y la anterior…
Salimos del lago y nos dirigimos al comedor para la cena. El comedor de verdad se llena pues en esta parte del día todos los campistas se reúnen. Se escuchan las pláticas y juegos. Max se va con unos amigos suyos. Shaun y yo vamos con un chico llamado Sabás, un hijo de Críos a quien al parecer ni sus hermanos le hacen caso. Mientras cenamos arroz y ensalada, llega Akemi, una chica japonesa hija de Mnemósine quien se sienta junto a Sabás. Después del postre, Obadías se para desde su lugar y el comedor se sume en silencio.
―Todos demos gracias a nuestros padres y madres que nos han dejado vivir un día más, un día más para tener chance de atacar a un mestizo. Agradezcamos.
Hacemos lo que nos pide. Entonces llega un chico, tan sólo lleva un casco, su camisa revela que es un hijo de Mnemósine. Parece que recibió una buena paliza pues tiene la cara bastante amoratada y varios cortes por todo el cuerpo y le cuesta caminar. Tiene cara de que se esforzó demasiado para llegar aquí.
― ¿Qué pasó?― pregunta Obadías.
―Los mestizos… tras haber interferido… en una misión… que causó varias muertes… quieren venganza― se desploma el chico.
Tras esto unos cuantos se levantan a llevarse el chico. Todo está en un silencio sepulcral. Unos se levantan y se van. El resto hace lo mismo. Nadie habla en el camino a la cabaña, tampoco antes de ir a dormir.
Bien aquí acaba el primer capítulo de este fic. Dejen reviews. Con uno solo me basta para continuarlo. Si no les importa me meteré a mi bunquér a prueba de ira de lectores. Bye.
