Bien, después de haber borrado esto (tuve un arranque de locura y no estaba pensando con claridad), me pareció bien el volver a subirlo. Pero teniendo en cuenta que, ya que aparecen varios personajes de FE que no salen en SSB, esto pasó a ser un crossover.
Reitero, este es mi primer intento de fic serio, así que, mil disculpas si no está bueno ;-;
En fin...
Disclaimer: Los personajes no son de mi propiedad.
¿Enjoy?
«Smash»
Prólogo
«Recuerda, nada de errores»
No era necesario que se lo repitieran, él ya lo sabía. Sabía cómo hacer su trabajo. Conocía a la perfección cómo debía actuar y cuando hacerlo.
Había estudiado a su objetivo por al menos un par semanas consecutivas. Conocía perfectamente los lugares que frecuentaba y las horas a las que salía de estos. Sabía dónde trabajaba, a qué se dedicaba, cuál era su hora de salida de casa y a qué hora llegaba a esta. Había memorizado la ruta que tomaba de casa al trabajo, del trabajo al bar que frecuentaba unas cuatro veces por semana, y del bar hacia su casa. Lo había estudiado a la perfección, por lo que terminar el trabajo era algo realmente sencillo.
«Como quitarle un dulce a un niño» murmuraba en voz baja para sí. Observó por última vez su reloj de muñeca: 23:57. No faltaba mucho. Conocía sus horarios, y sabía que entre la media noche en punto y la media noche con cinco minutos era la hora en la que su desprevenida víctima abandonaba el bar para volver a su casa.
Otra cosa que no debía pasar por alto eran las patrullas que rondaban el lugar, aunque claro, ya lo tenía previsto también. Él no era de los que dejaban cabos sueltos. No podía hacerlo. Sabía en qué horarios los patrulleros pasaban y qué días lo hacían, y ese día era uno de esos en los que la policía no hacía sus habituales rondas por el lugar.
Es por eso que había escogido ese día.
Al poco tiempo vio salir a su víctima. Esta, ignorante de lo que le esperaba, caminaba alegremente rumbo a su casa; y sin saberlo, rumbo hacia aquel que lo había estado esperando desde hacía ya un tiempo. Incluso no parecía molestarle el hecho de que la fuerte lluvia que arreciaba en ese momento lo empapara.
«De seguro está borracho» murmuró para sí mismo y dejó salir un suspiro. Quería acabar con eso pronto e irse a casa a dormir.
Se acomodó el impermeable y salió de las sombras en las que estaba oculto, caminando en sentido contrario al que se dirigía su alegre presa.
En la calle no se escuchaba nada más que los pasos de los dos y el sonido de la lluvia al caer sobre el pavimento y el impermeable del joven asesino. Al poco tiempo se halló a una distancia lo suficientemente corta de él, y se preparó para lo que venía.
Empuñó bien en su mano derecha el afilado cuchillo de campaña y al pasar por su lado, levantó la mano y en un ágil movimiento hizo un corte limpio y profundo en la parte derecha del cuello de su víctima.
Podía escuchar claramente cómo esta se ahogaba con su propia sangre, aunque ese molesto sonido cesó poco después.
Estaba por retirarse de la escena cuando, de reojo, notó la presencia de alguien más en el lugar. Sin pensarlo dos veces, se encaminó hacia donde parecía estar oculto quien sea que lo haya estado espiando.
Este, al ver que el chico del impermeable se acercaba, emprendió una rápida huida. Aunque al final esta no tuvo mucho éxito. El cuchillo de campaña había salido volando de la mano del joven asesino para incrustarse en la parte posterior del cuello de su nueva víctima.
El joven de impermeable negro se le acercó, notando como poco a poco el chico dejaba de moverse hasta quedarse totalmente quieto e inerte en medio de la acera. Quitó el arma homicida sin tocar el cadáver, y de una patada le dio la vuelta.
El chico al que había asesinado, no aparentaba tener más de 14 años. De cabello naranja y ojos verdes. «No me gusta esa expresión» murmuró al ver la mueca de horror que había quedado plasmada en el rostro del joven. Con el dorso del cuchillo le cerró los ojos y le echó una última mirada al cadáver.
«Lo siento» dijo en un débil susurro. El olor a sangre empezaba a hacerse notar. «Pero eso sucede cuando estás en el lugar y momento inadecuado»
Se dio media vuelta y empezó a caminar de regreso a su casa. Mientras avanzaba, su mano jugaba con el cuchillo, aunque poco después lo guardó.
Dejó salir un cansado suspiro y detuvo su marcha. Levantó la mirada al cielo, y al hacerlo, la capucha de su impermeable cayó hacia atrás, dejando ver a un joven pelinegro, que no aparentaba tener más de 14 años. La gorra roja y azul que traía puesta le protegía un poco de la lluvia, entretanto sus ojos violáceos, que parecían en ese momento estar carentes de vida, no dejaban de observar el cielo nublado.
«Lo siento»
Volvió a cubrirse la cabeza con la capucha del impermeable y reanudó su camino a casa.
— "Hola King" —murmuró al llegar a casa y ver que su perro blanco se acercaba a él, ladrando y moviendo la cola. — "Ya llegué..."
Se quitó el impermeable y la gorra, dejando ambas prendas colgadas en el perchero. Fue a su habitación y guardó el cuchillo de campaña en uno de los cajones de su mesita de noche. Se cambió de ropa a su pijama y se encaminó a la cocina en busca de algo que comer.
— "Al fin llegaste" —escuchó tras sí— "¿Se puede saber por qué tardaste tanto?"
Suspiró y con desgano se dio la vuelta para encarar a quien tenía ahora en frente.
— "Yo te avisé que tardaría, Link." —respondió con pesadez, sin apartar en ningún momento la mirada de los ocelos azules del mayor.
El rubio resopló antes de murmurar un: «Samus dijo que la misión que te dieron era bastante sencilla, no era para que te demoraras tanto en llegar»
— "No era tan sencilla ¿no ves cuanto tiempo me tomó seguir la rutina de ese tipo? Además ya lo tenía previsto para hoy. Incluso le avisé a Toon que estaría llegando a estas horas, más o menos." —
Link negó con la cabeza, alegando que Toon nunca le avisó nada. Ambos suspiraron con cansancio.
— "Para la próxima avísame directamente a mí." —dijo el rubio antes de revolverle el cabello y volver sobre sus pasos a su habitación, murmurando a lo lejos un «Buenas noches, Ness».
— "Buenas noches, Link" —le contestó en un murmullo y regresó a su tarea de buscar algo de comer para luego irse a dormir.
«Mañana será un día cansado... lo presiento»
«Lucas... Lucas» escuchaba a lo lejos una voz que lo llamaba, junto al golpeteo incesante de la puerta, pero debido a que se encontraba somnoliento no podía distinguir a quién le pertenecía. «¡Lucas!»
Se obligó a sí mismo a despertarse. Abrió lentamente los ojos y parpadeó repetidas veces hasta que su visión se aclaró. Se estiró bien y se desperezó antes de quitarse de encima las mantas que lo cubrían y sentarse al borde de la cama.
Nuevamente se desperezó y antes de que pudiera poner un pie fuera de la cama, la puerta de la habitación se abrió de par en par.
Ike se encontraba con el ceño ligeramente fruncido, lo cual le inspiraba algo de miedo al rubio. El mayor no dijo nada, se limitó a quedarse ahí parado, observándolo y con la mano aun puesta sobre el pomo de la puerta.
— "¿Sucede al-" —preguntó, ya que ese ambiente empezaba a ponerlo nervioso, pero antes de que siquiera terminara la pregunta Ike lo cortó.
— "Es Claus" —fue lo único que dijo y se quedó nuevamente en silencio. Podía ver claramente la duda en los ojos del joven rubio, pero él no era el indicado para explicarle la situación. Se dio la vuelta y antes de encaminarse a algún otro lado de la casa, le indicó a dónde debía ir. — "Marth te lo explicará. Ve a verlo, está en la cocina."
Sin agregar nada más, cerró la puerta de la habitación, dejando solo al rubio que ahora tenía un horrible presentimiento y un mal sabor de boca.
Se levantó de inmediato y a prisa se cambió su pijama por una camiseta a rayas rojas y amarillas, unos pantaloncillos de mezclilla azul, calcetines blancos y por último unos tenis rojos con la punta amarilla. Se arregló el cabello rápidamente y salió de su habitación en camino a la cocina.
Al llegar a esta la encontró vacía. Marth no estaba en dicho lugar. Se encaminó hacia la sala principal de la casa para ver si es que en ese lugar se encontraba, y en efecto ahí estaba. Al acercarse, pudo apreciar a un preocupado Marth mirando el noticiero que pasaba por la televisión a esa hora.
— "Buenos días, Marth" —saludó el joven rubio al ver que el mayor no había reparado en su presencia aún y de esta forma captando su atención. — "Ike dijo que tenías algo que decirme."
El peli azul sonrió con tristeza, le sorprendía un poco lo directo que llegaba a ser Lucas a veces. Pero su sonrisa no duró mucho, lo que le debía de explicar no era nada sencillo. Por dentro maldijo a Ike y su falta de tacto. Si el mentado fuese algo más suave al decir las cosas, le habría dejado la tarea a él. Pero no. Ahí estaba ahora, frente a un preocupado Lucas que parecía intrigado con todo.
— "¿Le pasó algo a Claus?" —la expresión que el mayor tenía en el rostro no le auguraba nada bueno. — "¡Dime algo!" —gritó, ya exasperado de tanto silencio.
Todo el valor que Marth había reunido para hablar con el pequeño se había esfumado. No quería ser él quien le diese tal noticia, por lo que simplemente se limitó a señalar con su mano la televisión encendida.
El chico le dedicó una mirada interrogante, pero el mayor seguía señalando dicho aparato, instándolo a observar.
Lucas, aun no entendiendo qué se suponía que tenía que ver su hermano con el noticiero, fijó la mirada en este, prestando atención a lo que ahí hablaban.
«En la madrugada de hoy se descubrió el cuerpo sin vida del Sr. Wario Ware a las afueras de un bar ubicado en el sector este de la ciudad. Al parecer se trataría de un ajuste de cuentas. La víctima recibió un corte profundo en el cuello, a la altura de la yugular, por lo que se presume que murió casi al instante.» Decía el reportero que cubría la escena. Lucas podía observar como subían a la ambulancia una lona negra, la cual posiblemente contenía el cadáver del mentado Wario. Lo que le sorprendió fue ver que después de subirla, metieron a la ambulancia una lona más pequeña, las cuales trasladarían a la morgue. «No se encontraron pistas que revelen al autor del homicidio y tampoco tenemos testigos. El único testigo al parecer murió asesinado. Se trataba de un joven de no más de 14 años de edad... Identificado como...»
Lucas había dejado de escuchar. Su mente se había desconectado del mundo y se hallaba en una especie de shock, juntando todas las piezas del rompecabezas. Su hermano no había vuelto la noche anterior. Él había dado por supuesto que se había quedado en casa de Popo, después de todo, la lluvia que había arreciado la noche anterior había sido bastante fuerte como para que regresase. Pero... ¿Y si sí había regresado? En caso de que lo hubiese hecho... ¿Por qué habría salido tan tarde? Según el reporte, el asesinato había ocurrido en horas de la madrugada. ¿Qué hacía su hermano a esas horas en la calle?
— "Lucas..." —lo llamó suavemente Marth, sacándolo de sus pensamientos y volviéndolo a la realidad.
El rubio notaba su mirada borrosa, las lágrimas se habían agolpado en sus ojos y empezaban a caer por sus mejillas. Un pequeño sollozo escapó de sus labios, y seguido de este, otro más. Su llanto se hizo más fuerte, tanto como la lluvia de la noche anterior.
Por su mente pasó la imagen de la lona más pequeña siendo metida a la ambulancia. «Claus...» Rememorando la imagen, podía asegurar que era del tamaño de su hermano, por lo que cabía la posibilidad de que sí se tratase de él.
Sintió los brazos de Marth rodearlo y abrazarlo con fuerza. Su llanto se acrecentó. Sus sollozos se tornaron en lastimeros gritos. La única familia que le quedaba... estaba muerta.
Marth trataba de clamarlo, aunque no parecía tener éxito. Sus ojos también estaban llenos de lágrimas, pero evitaba derramarlas.
La voz entrecortada del pequeño lo hizo separarse de él momentáneamente.
— "¿T-tú l-lo... l-lo sa...bías?" —preguntó entre sollozos, controlándose un poco para que sus palabras sonaran entendibles.
El mayor asintió despacio, limpiando con delicadeza las lágrimas que aún salían de los ocelos azules del pequeño. — "Nos lo notificaron alrededor de las 03:30 de la madrugada. Ike dijo que se encargaría del caso y volvió no hace mucho. Cuando fue a despertarte recién había llegado. Hablamos un rato antes de que volviera a salir. Me pidió que te dijera que no te preocuparas, que él se encargaría de todo."
Pero esas palabras no lo calmaban en absoluto. «¿Por qué, Claus?»
Pronto su visión se volvió más densa, y todo empezó a oscurecerse. Lo último que alcanzó a escuchar fue la voz preocupada de Marth gritando su nombre. Después de eso, todo se volvió negro.
Ike maldecía por lo bajo mientras revisaba el expediente que traía en manos. Estaba empezando a desesperarse por la situación.
El asesino que había acabado con Wario era sin duda uno de los miembros de esa organización criminal llamada «Smash». Lo que demostraba que estaba en lo correcto era la falta de pistas sobre el asesino.
«Esos malditos son muy meticulosos a la hora de planear algo» mascullaba bastante molesto.
Y vaya que lo eran, de otra forma, hace mucho tiempo que ya habrían dado con ellos. Pero no. No había nada, ni una sola pista que les indicara algún sospechoso. Nada. Ni testigos, ni pistas, ni nada.
Cerró el expediente y lo tiró sobre su escritorio. Cansado, se dejó caer en su asiento y respiró profundo varias veces. Tomó su celular y llamó a su pareja.
— «¿Hola?» —la voz de su compañero resonó por el auricular. — «¿Ike?»
— "Marth, necesito que vengas ahora." —murmuró.
— «Lo siento, Ike. No puedo en este momento.» —lo escuchó decir, y antes de que abriera la boca para decir algo, la voz de Marth continuó hablando— «Lucas se desmayó. No puedo dejarlo solo.»
Suspiró cansado y se sujetó el puente de la nariz con la mano, pensando en alguna forma de que su compañero de trabajo acuda allá en ese instante.
— "Podrías dejar a Lucas en manos de Peach o Rosalina." —articuló después de unos segundos de silencio. —"Sabes que se llevan bien, y para ellas no resultará ningún problema el cuidar de él por un momento."
— «Está bien...» —Accedió. La voz de Marth sonaba tan cansada como la suya.
— "Nos vemos" —se despidió y cortó la llamada.
Dejó el celular sobre la mesa, junto al expediente del caso y se cubrió el rostro con ambas manos.
«Perdóname, Claus» murmuró en voz baja. ¿En qué momento le pareció que sería buena idea involucrar a uno de sus protegidos con una organización criminal altamente peligrosa?
Se frotó el rostro con las manos y respiró profundo nuevamente. Tomó su celular y marcó al primer número que aparecía agendado.
Biiip
Biiip
Biiip
Al tercer tono se escuchó que descolgaban y una suave voz se escuchó.
— «¿Hola?» —
— "¿Peach? ¿Podrías ir a cuidar a Lucas por un rato?" —preguntó, yendo directamente a lo que quería.
— «Lo siento mucho, pastelito. En este momento estoy muy ocupada»— escuchó a la rubia disculparse.
— "Entiendo... Está bien. Adiós." —apenas hubo dicho esto, cortó la llamada.
Buscó entre sus contactos el número de Rosalina y lo marcó. Esperó hasta que al final la chica contestó al segundo tono.
— "¿Rosalina? Necesito que vayas a cuidar a Lucas por un momento." —dijo antes de que siquiera la rubia lo saludase.
— «Está bien, iré de inmediato allá» —accedió la mujer y colgó.
Bien, ahora solo debía esperar hasta que Marth llegase y así ponerse a pensar en lo que debían hacer. Y es que la situación con esa organización se les había hecho complicada. Infiltrar a alguien en esta para poder filtrar información no había servido para nada. Ni siquiera tenían un sospechoso. Lo único en lo que podían más o menos anticiparse era en deducir a sus víctimas. Aunque para lo que esto les servía. Al final terminaban muertas de igual forma que sus espías.
«Espías...» y nuevamente su conciencia le empezó a recriminar. ¿Por qué involucré a Claus en esto?
¿Porqué pensó que por el hecho de ser un simple chico estaría fuera de peligro?
— "Bien, así que te cargaste a uno más ¿eh? Ya estás aprendiendo" —hablaba un joven pelirrojo, de aproximadamente unos 18 años de edad, mientras le revolvía el cabello al pequeño oji violeta.
— "No me trates como a un novato." —de un golpe se quitó la mano de la cabeza y frunció el ceño. — "No podía dejarlo vivo después de que presenciara todo."
Link reía por lo bajo al ver como Ness empezaba a discutir con el pelirrojo.
— "Ya, Roy, no lo molestes." —dijo al tiempo que se aproximaba a ellos y se detenía a tan solo un par de pasos. — "Ness hizo un buen trabajo."
El pelinegro bufó con molestia y les dio la espalda a los dos mayores. Caminó en dirección a los sillones que se encontraban ahí y tomó asiento en el individual que estaba en medio.
Dejó que el terciopelo borgoña del sillón lo acunara antes de fijar su mirada en quienes estaban a unos cuantos metros de él.
— "¿A qué hora empezará la reunión?" —preguntó con desgano mientras veía a los dos chicos acercarse a él y tomar asiento en los sillones contiguos.
— "En aproximadamente 10 minutos" —contestó Roy, jugueteando con sus manos y soltando un suspiro cansado. — "Llegar temprano es muy aburrido."
Tanto Link como Ness ignoraron lo último que dijo y se acomodaron mejor en sus asientos.
A los pocos minutos empezaron a llegar los demás miembros. Los primeros en aparecerse por el lugar fueron Snake, Pitwo y Samus. Así, de poco a poco empezó a llenarse la sala.
Ness había dejado de estar aburrido en el sillón y se había puesto a conversar con Toon y Red en cuanto los había visto llegar.
Los últimos en llegar habían sido Ganondorf y Robin, este último era la mano derecha del jefe, o mejor dicho, de los jefes.
Estos últimos llegaron exactamente a las 10:00 a.m. Hora en la que se supone que debía empezar la reunión.
Todos se acomodaron en los sillones y frente a ellos se situaron dos hombres. Altos, de cabello castaño, y mirada seria. Llevaban puestos un smoking negro y guantes blancos.
— "Bien" —habló el mayor de los dos, a quien todos llamaban «Master Hand»— "Es hora de comenzar con nuestra pequeña reunión."
Bien, he ahí el prólogo de este fic ;-; ¿Merezco reviews?
Nos vemos después~
Gracias por leer~
