Prolog
La seconda principessa
Era simplemente increíble como todo podía cambiar en cuestión de segundos. Todos parecían realmente emocionados de celebrar el cumpleaños de Papa hasta que este dio aquel impactante anuncio, y la menos contenta parecía ser Felicita quien no se veía nada dispuesta a perder su libertad y casarse con el ganador. Papa realmente no soportaba la desobediencia y había estado a punto de retirarse, no obstante se detuvo de golpe y una risa escapo de sus labios.
— Mi humor estaba tan bien — Suspiro pesadamente antes de girarse y observar a todos los presentes que se mantenían en silencio. Algunos pensaban que quizás su enfado fue mas grande de lo que suponían y que finalmente tomaría cartas en el asunto, la idea les estremeció. — Esta reunión no era solo en mi honor — Los murmullos comenzaron a correr como pólvora, sin embargo muchos parecían genuinamente aliviados de que tratase de eso. Una sonrisa se formo en los labios de Papa.
El resonar de unos tacones llamaron la atención. Todos abrieron paso observando con sorpresa a una joven de larga cabellera negra hasta mucho mas abajo sus glúteos y ojos amatistas con un toque de gris que usaba un sencillo y elegante vestido azul oscuro; la jovencita tenia rasgos faciales finos y delicados, ademas de una piel tersa y clara en combinación de una figura esbelta.
— Mi segunda hija, Amare — Papa extendió su mano y señalo con elegancia a la jovencita. La aludida acorto la distancia entre ellos y tras intercambiar cortas pero significativas miradas esta se giro observando a las sorprendidas personas, a quienes les dedico una leve sonrisa. — Finalmente a regresado — El estaba orgulloso de decirlo.
Era cierto que todos en Regalo habían escuchado hablar de la segunda hija de Papa y Mama, sin embargo debido a que solo escuchaban las habladurías y nadie le había visto con sus propios ojos, para todos esto no era mas que una mentira. El finalmente ver a la joven que mantenía un porte seguro y calmado era prueba suficiente de que realmente no se trataba de una broma y ellos estaban en presencia de la segunda princesa.
— Estoy en casa, Mama, Papa — La jovencitas les sonrio con adsoluto cariño antes de girar lentamente su cabeza y sonreir a la sorprendida joven enfundada en un traje negro que parecia estar a punto de llorar, sin embargo retenia exitosamente sus lagrimas de alegria. — Es bueno verte, Felicita — Ella realmente parecia emocionada de ver a su hermana.
Solo habia un año de diferencia, siendo Amare la menor con quince años. La jovencita habia heredado un gran parecido con su madre, no habia quien pudiese negarlo teniendola allí. Para quienes eran mas cercanos a la familia, tenian bastante claro el porque la joven Amare habia tenido que ser alejada de su familia cuando tenia escasos cinco años. Sin embargo esta jamas habia perdido el contacto con ellos y siempre habian estado intercambiando cartas.
