Disclaimer: Ninguna nación me pertenece, todos son de Himaruya.
Título: Batracotoxina
Resumen: Un veneno regado en sus paladares, el gusto por lo tóxico y la certidumbre que hagan lo que hagan, se sentirán mal.
Pareja: FrUK.
Advertencia: Esto es un yuri. Así que algunos o la mayoría de los personajes han sufrido un cambio de sexo.
Otra advertencia, esta historia tiende a irse al rated M, así que… tengan precaución.
Prólogo.
—¿Cuándo volverán?
Françoise sonrió un poco y la volvió a besar en los labios, cerró la puerta tras de ella y le susurro coquetamente:
—No estarán en días, cher. Deja de preguntar lo mismo.
Ella arrugó las cejas por un momento, mientras la otra le implantaba otro beso y sus manos ansiosas jugueteaban por su espalda. La odiaba. Odiaba estar aquí, en ese lugar de mierda. Maldecía conocer el cuarto, el color de las paredes y las mascotas.
La simple aura del lugar le daba asco. Sentía nauseas al estar aquí, de estar con ella.
Había una leve canción que resonaba, estaba en un volumen tal que no podía descifrar en qué idioma estaba. Sabía que la reconocía, pero no recordaba de dónde.
Françoise comenzó a besarla por el cuello, casi exigiéndole un poco más de atención, algo más de acción. Alice quiso negarle, quiso apartarse y hablar de esto. Estaba harta. La situación esta se había repetido tantas veces que ya era un sufrimiento. Para colmo era ella quien acedía, la que sin importarle nada le correspondía y comenzaba a despojarla de sus ropas.
Solo cuando Françoise se separó de ella e hizo una mueca, pudo volver a pensar correctamente.
Ella era un veneno.
—¿Pasa algo, mon amour? Estas pensativa y eso no me agrada.
La francesa aún se encontraba muy cerca de ella.
—Estoy cansada, rana. Ya no puedo más con este absurdo juego. Quiero…
—¿Terminarlo de una vez por todas? —resopló—. Siempre dices eso y mira, yo ya te dije, si quieres dejarlo deja de visitarme cuando estoy sola.
En ese momento ella se dio la vuelta y comenzó a ingresar a la casa. Alice la siguió sin pensar mucho, mientras fruncía el ceño insultada con esas palabras. La canción se pudo escuchar mucho mejor, pero ahora sus ojos y mente solo prestaban atención a la persona que iba de un lado a otro, sacudiendo su pelo y balanceando sus caderas.
—Lo dices como si tuviera la culpa. ¿Quién me saluda con un maldito beso en la boca?
—Yo lo hago porque sé que eso es lo que quieres.
—Puedo ir a buscarte por otras razones.
—¿Cómo cuáles?, ¿visitarlo?
—Sí, visitarlo. Ahora solo le iré a ver, ya no te buscaré. ¿Sabes? Ahora estoy saliendo con alguien.
—Me han contado eso...
Alice quiso reír cuando vio la expresión de ella. Tenía la clara muestra de no estar contenta con lo dicho y eso le hacía sentir muy bien. Quería que por fin entienda que ella no estará para siempre a su disposición, que también va a ser la amante.
Quería ver la molestia en su rostro.
—Deja decirte que no entiendo tus gustos, pero bueno. —Hizo una mueca con sus labios, casi parecía hacer un puchero y luego se encogió de hombros apartando su mirada—. ¿Para qué viniste entonces?
—A despedirme.
—Bien, ahora vete. Tengo cosas que hacer.
—Hace poco parecía que no estabas ocupada —se burló.
—Bueno, hace poco pensaba que quería hacer algo interesante, pero ahora parece tan aburrido que me niego a participar en eso.
Nunca pudo entender muy bien a Françoise, sus acciones y sus palabras no coordinaban, jamás lo hicieron. Por eso la detestaba tanto. Pero debía aceptar que tampoco entendía las suyas, pues al verla enojada, con esa mueca, se le hizo —tal y como la primera vez que la vio— simplemente bella.
La tomó de su barbilla con cierta brusquedad y le robó un beso. Françoise se sorprendió por sus actos, pero aún molesta se apartó de ella luego de unos segundos.
—¿Qué quieres? ¿Ahora me dirás que a pesar que tienes pareja aun así me deseas? ¿Qué ahora quieres sexo de despedida? —sonrió pícaramente—. ¿Qué quieres de mí ahora?
Alice dudo por unos segundos. Ahí estaba de nuevo, ella, que sabía que podía conseguir todo lo que quería simplemente al sonreír o revolver sus pestañas coquetas. Françoise, la más despreciable mujer que había tenía la desgracia de conocer y hablar. La fémina que más odiaba del planeta.
Sin embargo, a pesar de odiarla y mucho más, se encontró simplemente viéndola —jamás podía apartarle la mirada por mucho tiempo— y examinando su rostro, su sonrisa. Sus ojos.
La canción de fondo se había acabado, aquella canción que —si ella se hubiera dado cuenta— había destruido pero comenzado todo este juego absurdo. Era un vals. Uno especial para Françoise.
—Te lo daré —susurró Françoise en su oído— Te daré lo que quieras de mí ahora. Así que… dime rápido o sino vete.
Sus manos ya estaban puestas en sus caderas y su mente se nubló de nuevo. Sin pensarlo le suspiró en el oído una palabra tonta, una que algunas veces había gemido durante el sexo. Algo que en verdad quería, pero sabía que jamás tendría. Ese simple «Todo» salió de sus labios y cuando vio la cara de la francesa sorprendida, pero aun así juguetona, deseo no haber dicho eso. Molesta y nerviosa la volvió a besar.
No quería oír, de nuevo, la negación que al final tendría.
¿Qué tal?
Esta historia no comienza aquí, esto es como el futuro, se mostrara lo que pasó para que llegue a este punto. No pienso dar muchas explicaciones aquí, la verdad, pero solo diré la historia no es feliz —el final no lo sé, debo pensarlo mejor… no quiero decirles como acabara— y toca muchos temas muy diversos.
Solo quiero decirles una cosa, en ese fic estará Alice punk.
Espero que les guste.
