Jugarretas del Destino.
Disclaimer: Lo diré solo una vez en este fanfic. Los personajes de Sasuke y Hinata (y los otros no tan importantes) no me pertenecen, son de M. K.
Cap. 1: Prologo.
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Daba vueltas de forma desesperada por todo el lugar, venia de aquí a allá, de aquí a allá, tratando de controlar sus nervios, logrando solo aumentarlos. Sus manos tampoco se quedaban quietas, pasaban de su cintura a su pecho y luego de nuevo a su cintura, un poco más y abriría un agujero en el piso de mármol.
Consulto el reloj, 3: 34 pm. Se detuvo en seco.
- ¡Es suficiente! – Saco su celular del bolsillo de sus jeans y empezó a marcar un número.
- Ino… - Dijo Tenten sujetándola del brazo – No sirve de nada, hemos intentado llamarla miles de veces ya, ¿En verdad crees que contestara?
- ¡No la llamo a ella! – grito con dolor. El llanto amenazaba con salir - ¡Llamo a la policía!
- Sabes que ya se le notificó a la policía – Dijo Temari – De todas formas encontrar a un desaparecido no se logra de un día a otro.
- Lo harían si empezaran a buscar, pero ¡No han hecho nada! – Si lloraba se le correría el maquillaje. Se decía a si misma – Temari, cinco Días, ¡Cinco días en que nadie la vio, en donde no contesta su teléfono, en donde ni siquiera llego a casa ni a trabajar! ¿No les preocupa?
- ¡Claro que nos preocupa! – Dijeron al unísono. Tenten continuó – Ya intentamos buscarla, por casi toda la ciudad y nadie la ha visto… No podemos hacer nada… Más que esperar…
- Pe – pero… - Empezó a sollozar – Es nuestra compañera… Nuestra amiga… Nuestra hermana… ¡Es nuestra Hinata!
Hubo un silencio sepulcral en la habitación. Solo los sollozos de Ino se escuchaban, Tenten la abrazo tratando de calmarla lo más que podía, se abrazaron y las dos juntas lloraron en silencio, Temari deseaba llorar con ellas, pero no lo haría, además de ser la mayor era la más fuerte de las cuatro debía mantener su estabilidad ante sus hermanitas y no derrumbarse para que ellas no se preocuparan más.
Su papel ahí siempre fue el de una especie de madre y hermana mayor que las protegía de todo peligro, las aconsejaba en sus problemas y la que salvaba en momentos de apuro. Sin embargo, ahora no pudo hacer ninguna de esas cosas, porque Hinata había desaparecido, hace ya cinco días y sinceramente nadie tenía ni una pista de su paradero. Por fuera su rostro parecía impasible, pero por dentro se encontraba en mar de lágrimas.
Vio a sus amigas detener el llanto por unos minutos… Ya. No dejaría que empezaran a llorar de nuevo, no se rendiría tan fácil.
- Seguiremos buscando. – Sentencio levantándose del sillón blanco – No crean que Hinata no importa, ella me importa tanto como si fuera mi hermana. Por eso seguiremos buscando.
Las dos chicas se miraron y trataron de secarse las lágrimas y darse ánimos para empezar de nuevo con la búsqueda. Caminaron hacia Temari.
- Sabemos que Hinata – chan te importa. Aunque no lo muestres – Tenten le sonrió.
Dicho esto, corrieron hasta sus habitaciones y se cambiaron de ropa, retocaron maquillaje (Tenten e Ino) y salieron del enorme departamento hacia el pasillo de ese piso del edifico, se encontraba adornado con enormes cuadros de paisajes tradicionales de Japón y espejos que abarcaban toda el largo de la pared colocados a intervalos, el piso tenía una alfombra tallada a mano color café con detalles de muchos colores que de una forma u otra combinaban bien. El ascensor más que ser uno, parecía un enorme espejo decorado con oro en las esquinas. Se abrió y bajaron al primer nivel del edificio.
Allí es en donde las personas se registraban para poder hospedarse, todo el piso de marlo inmaculadamente limpio, a la derecha de la barra en donde una joven escribía algo en una computadora, había unos sillones negros y en medio una mesita de vidrio, al igual que las paredes de la parte frontal, todo de vidrio, grueso y destellante.
En ese ostentoso hotel Vivian Ino Yamanaka de veintiún años, una rubia de ojos azules, hija de Inoichi Yamanaka, el exportador de flores más importante para Japón. La de cabello marrón recogido en dos moños altos color café y ojos iguales era Tenten con veinte años, hija de un abogado muy reconocido que tenía su propio bufete. Temari no Subaku la mayor con veintiséis años, ojos aguamarina y cabello rubio pálido, hija de uno de los jefes de ese edificio.
A unos pocos metros ya de la puerta, las tres chicas discutían por qué lugares buscarían a su mejor amiga, Hinata Hyuuga, también de veinte años, pelo Negro azulado con ojos de un extraño color perla, la Hyuuga venia de una familia con una larga línea de doctores y farmacias bien conocidas en el país.
En ese momento, escucharon el ruido de una motocicleta frenar justo frente a ellas, en la entrada del hotel. Dos personas se encontraban en aquella moto. El conductor apago la motocicleta y se quitó el casco negro que cubría por completo su cabeza, era un chico que vestía ropa de cuero con cadenas, a lo lejos se veía como un pandillero, pero lo más impresionante era su rostro: Poseía el cabello largo de un profundo negro un poco desaliñado y con puntas disparejas, dos mechones a los lados de su cara y un flequillo igual de disparejo, sus ojos ónix y su cara con rasgos perfectos acompañado de una piel muy blanca. Seguía siendo un desconocido, pero un desconocido condenadamente sexy.
El chico giro su rostro hacia atrás viendo al pasajero o mejor dicho, pasajera que al momento que se quitó el casco, Ino, Tenten y Temari soltaron un gritico de sorpresa. Era Hinata.
Vestida con ropa muy diferente y acompañada con una persona muy extraña-y guapa- Pero era ella, de pies a cabeza, se trataba de Hinata. Tuvieron que taparse la boca para no emitir otro grito, se obligaron a reaccionar y como rayos corrieron fuera del hotel. Afuera, se detuvieron incrédulas mientras Hinata se reía y conversaba con el tipo.
- Así que, por fin estas aquí. – Dijo él.
- Sí. Arigatou por traerme… Y por todo. – Le paso el casco – En verdad gracias, y agradécele también a Itachi – san.
Espera ¿Quién?
- De nada. – Respondió, bajándose de la moto y colocándose frente a Hinata, demasiado cerca – Después de todo… Fue bastante entretenido estar contigo. – Puso sus manos en los bolsillos del pantalón y se inclinó un poco hasta su oreja derecha susurrándole – Tratare de recordarlo, lo prometo.
- Ella se sonrojo un poco (cosa que las chicas no vieron) y le sonrió – Demo… Y ¿Si no lo recuerdas?
- Él se dirigió de nuevo a su moto, inclinándose a ella sin dejar de mirarla – Entonces es un placer conocerte, Hinata.
- Para mí también fue un placer conocerte… Y espero verte, de nuevo…
- Claro que nos veremos, ya será en otra ocasión. – Miro más allá de Hinata y diviso a las tras jóvenes, al parecer todo el tiempo supo que estaban ahí. Le hizo un ademan a la Hyuuga para que mirara.
Esta volteo y diviso tres caras conocidas para su persona, sonrió llena de alegría y corrió hacia ellas.
- ¡Chicas! Yo… - No pudo terminar porque las tres juntas la aplastaron en un efusivo abrazo.
Ninguna sabía bien cómo reaccionar, aquel instante era de película, solo que ellas llegaron justo en el momento que estaba terminando. Ino fue la primera en hablar.
- ¡Hinata! – Chillo – ¡No puedo creer que estés aquí! Pensé que no te volvería a ver… - La volvió a abrazar.
- Ino – chan…
- Nos preocupamos tanto, no sabíamos nada de ti… - Le toco a Tenten abrazarla – Te buscamos por todas partes.
- Tenten – chan…
Hinata miro a Temari, parecía bastante molesta, se le acerco y levanto la mano en un gesto que parecía querer darle una bofetada, pero no lo hizo. Simplemente la abrazo ocultando las lágrimas en el hombro de Hinata.
- No vuelvas a preocuparnos así ¿Entendido? – Le susurro.
- Temari – chan…
Las amigas le dieron espacio a la ojiluna quien empezó a recordar todas las cosas que vivio en cinco días y que apenas se dio tiempo de pensar en ellas, cuando las tres no dejaron de preocuparse, se sintió como una ingrata, por eso ahora quien lloraba era ella. Se volvió un poco para observar al pelinegro que seguía recostado en su vehículo, mirándolas fijamente. Las vio de nuevo.
- En verdad, siento haberlas preocupado – Susurro Hinata e hizo una reverencia – Pero… Sera mejor que entremos, debo cambiarme y… Prometo contarles todo lo que sucedió.
- Sí que deberías. – Hablo Temari ya mucho más calmada – Tienes muchas cosas que explicar, eso sin duda y en especial el hecho de que hueles a perfume de hombre… - Lo último lo dijo en voz baja mientras veía de reojo al chico ojos ónix, algo le decía que supo lo que susurro porque dio una sonrisa torcida.
- Los pómulos de la ojiluna se tornaron de un tono rojo. Les dio una sonrisa llena de confianza – Buena observación. Aunque todo esto tiene una explicación.
Le devolvieron la sonrisa y entraron de nuevo, desde afuera se veía como las cuatro empezaban a comentar cosas realmente animadas, eliminando por completo toda la emotividad de hace unos minutos atrás. Tenten presiono el botón del ascensor, al abrir se adentraron y Hinata, a pesar de la distancia, conecto su mirada con la del chico y sus labios se curvaron en una sonrisa de entera complicidad, él hizo lo mismo y solo hasta que el ascensor se cerró no dejaron el contacto visual. Encendió su motocicleta y se colocó el casco. Sus ojos tuvieron una conversación en donde lo único que se decían era "Te veré de nuevo. El destino seguro me ayudara..."
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Nota: Fiuuuuuu, creo que me quedo justo como quería este prólogo, intenso y misterioso. Jijiji. Este fanfic me emociona bastante, creo que se divertirán leyéndolo, mi mente suele hacerme jugarretas raras que hacen que pase vergüenza, pero cuando mi materia gris en verdad se inspira puede crear locuras que valen la pena escribirlas. Debo decir que en verdad estoy emocionada, cuando termine de escribir la última frase, di palmadas y un gritito de emoción, espero y de verdad espero que les guste tanto esta historia como a mí, sino, pues entonces mis gustos con las historias no son diferentes… Eeeeeeeeeeen fin. Subiré un capitulo cada semana, (si puedo) será corto, a diez capítulos no llega y Sin más que decir.
¡Ja mata ne!
