Cap I.- Soldados de Dios…
"Si no os habéis encontrado a través de la guerra y el sufrimiento, si continuáis la determinación de cambiar el destino y huir del sufrimiento, si renuncias a crecer, entonces, pereced!"
Hermann Hesse. Y si la guerra continua.
...Sangre… rojo sangre es todo lo que puedo distinguir, el olor de la sangre todo lo que puedo percibir, la ultima batalla, la mas grande, ha terminado, vencimos pero… a que precio?
Dirijo mi mirada hacia el frente, el tétrico panorama me recuerda a la realidad, a una realidad que odio, la realidad de darme cuenta de que no soy, mas que un asesino. Justo frente a mi esta mi "enemigo" por que llamarlo así? Si es otro como yo? Por que lo mate? Son las dudas que asaltan mi mente en este momento, en el cual veo su cuerpo tan solo como una masa sanguinolenta, mezcla de músculos, huesos y sangre…
No puedo evitar un espasmo de asco, pero… de que me asusto? Si esto lo he hecho yo, analizo bien y me doy cuenta que no es asco por el cuerpo, si no asco de mi, de mi condición de asesino, sin quererlo caigo de rodillas, manchando aun mas si se puede, mi ya desgastada y sangrada ropa con el liquido vital de "mi enemigo".
No puedo evitarlo y comienzo a hiper ventilarme, el olor a sangre me marea, me da asco, levanto las manos para llevarlas a mi rostro y es cuando caigo en la cuenta de que al igual que el resto de mi están cubiertos en sangre, chorrean del liquido rojo, regresando a la posa que se extiende frente a mi y no puedo evitar gemir…
…...
- Sangre…- le oigo decir en un gemido, todo ha terminado y cuando por fin la paz ha retornado, busco con desesperación a los que siguen vivos, tu eres el mas cercano a mi, y justo cuando estoy diestras tuyo te oigo repetir como letanía "sangre… huele a sangre".
- Camus?...- te llamo inseguro, estas de rodillas en el suelo, mirando tus manos con expresión ausente, pareces no reaccionar, hasta que pongo una mano sobre tu hombro, rediriges la misma desoladora mirada, tu semblante muestra decepción, tristeza, horror y asco… pareces ido, así que me dedico a inspeccionar tu cuerpo, estas bañado en sangre, la armadura hecha pesazos al igual que la mía, pero con la diferencia que tienes uno de los pedazos del metal incrustado en el costado, pero tu parece que ni lo notas.
- Vamos Camus, hay que llevarte a un hospital- te digo mientras intento levantarte del piso, pero pareces regresar en ti, y el brazo que sostenía se suelta con brusquedad, me miras a los ojos, encolerizado.
- No! Suéltame!...- y vuelves a caer hincado con la mirada pegada al cadáver frente a ti, sin querer volver a la realidad…
…..
Escucho el resoplido fastidiado de Milo a mi lado, se que quiere ayudarme, pero… no me siento capas de dejar este lugar, no me siento con capacidad para seguir esta burda representación que es mi vida, la odio, me odio a mi mismo, odio al "destino" que se a empeñado en volverme lo que soy ahora.
Si así veo mi vida, entonces, para que seguir aquí? Después de todo, ya estoy condenado, eh matado por ideales en los que no creía, por gente en la que no confió, seguir con una vida así, no tiene razón de ser…
…...
- Milo… que somos?- su pregunta me toma por sorpresa, lo miro, tiene la vista fija al frente, sigue absorto en la contemplación del cadáver.
- A que te refieres? Oye, no hay tiempo que perder, hay que llevarte a un hospital…-
- Solo contesta la maldita pregunta!-me sorprende tu encolerizado timbre de vos, ¿Qué es lo que te esta pasando?
- somos caballeros… - digo no muy seguro, sueltas un sonido como una risa sarcástica.
- Caballeros…- dices en un susurro – Cual es el deber de un caballero?- sueltas en una exhalación pero te quedas en silencio y supongo que esperas la respuesta.
- Defender la justicia, la vida, la tierra y a Atenea…- digo con seguridad, tu semblante cambia drásticamente a uno lleno de amargura.
- La justicia y la vida?- Me miras, tus ojos brillan de ira – Dime Milo, ves aquí algo de justicia!?- con las manos me señalas el campo de batalla, un campo sembrado de cuerpos y de guerreros heridos, de lamentos, llanto y dolor, tomas un puñado de lodo que se ha creado por la mezcla de la tierra y sangre y me lo muestras – Ves en esto algo de vida!? Ve la verdad Milo! Somos asesinos! Como puedes proclamar que proteges la vida cuando acabas con otra! Si eso es ser caballero, reniego de mi cargo!- gritas mientras con ira te desprendes de las pocas partes que te quedan de la armadura, lanzándolas lejos con desprecio, sin que puedas controlarlo, comienzas a llorar, pareciera que no lo sabes hacer, pues te ahogas con el llanto, tus hombros se estremecen en demasía y lanzas quejidos capaces de hacer que se me ponga la piel de gallina, no puedo evitar sentirme mal por tu deplorable estado, me hinco a tu lado y con calma paso un brazo sobre tus hombros, te estremeces mas.
- Ya… Ya no puedo mas Milo… Estoy muy cansado…- dices en un susurro, tu cabeza gacha y no puedo evitar abrazarte con mas fuerza, pues ahora que lo pienso, es la primera vez que te veo expresando algo de sentimiento, pareciera que la batalla, ah logrado despertar tus sentimientos, pero unos que no me hubiera gustado que descubrieras, has perdido mucha sangre, aparte del cansancio de la batalla y del shock emocional del que estas siendo victima, hacen que te desvanezcas en mis brazos poco a poco.
Todos los caballeros heridos son trasladados al hospital de la fundación Kido con urgencia, y los muertos son revividos, como normalmente pasa con los Dioses…
…..
Siento el cuerpo pesado, el umbral de la inconciencia poco a poco se desvanece para que llega la dolorosa conciencia y con ella la realidad, como me gustaría escapar de la realidad, que un día despertara y no fuera mas Camus el caballero de Acuario, si no simplemente un espíritu errante en el mundo como tantos que no tienen mas preocupaciones que el trabajo o la escuela.
Poco a poco abro los ojos, conozco este lugar, un hospital, un agudo dolor en el costado hace que pase con molestia el brazo sobre este, para sentir un gran vendaje que esta por todo mi tórax, con lentitud me quito el respirador artificial, odio estar en un hospital, me hacen sentir más enfermo de lo que ya estoy, siento la garganta seca, la boca me sabe a rayos, y me siento tan débil, cierro los ojos un segundo pero al hacer esto, flachazos de la guerra llegan a mi mente, haciendo estremecerme, veo sangre, dolor, puedo escuchar los gritos del que masacre, puedo sentir su sangre chorreando por mis manos cuando termine "mi propósito como caballero" cuando me di cuenta de la mierda de vida que me toco vivir, ser un inmundo asesino, como me detesto por eso.
Abro los ojos con desgana, un suspiro de alivio sale de mi garganta, esas imágenes me van a terminar por volverme loco, si, aun mas de lo que ya estoy, pienso con ironía, giro un poco la cabeza, en una silla sentado esta Hioga, dormitando, lo miro extrañado, si mal no recuerdo, había perdido la vida al interponerse entre Saori y Zeus, cuando este le lanzo uno de sus famoso rayos, a nuestra "diosa", pero esta aquí, dormitando en una silla al parecer cuidándome, muevo la mano imperceptiblemente para alcanzar a rozar sus brazos cruzados, el roce lo sobresalta y despierta bruscamente, pero cuando me ve sonríe contento.
- Maestro! Despertó! Que gusto…- dice sonriente el joven, desearía regresarle la sonrisa, hacerle saber que yo también me alegro de estar aquí, pero todos saben que nunca eh sabido mentir, y que lo ultimo que siento es felicidad por estar aquí…
- Estas… vivo…- le digo despacio, me sorprende lo ronco de mi voz, ¿Cuánto tiempo habré estado inconsciente? Sonríe a medias.
- Claro, como todos los demás, los Dioses al final decidieron devolvernos la vida a todos, además de que han prometido que no atacaran a la tierra, pues dicen haber comprendido al hombre.- no puedo evitar quedarme mudo ante esto, mis ojos se abren al máximo, Hioga supone que es por la "buena noticia" de saber que todos están vivos, pero no, me deja impactado el saber la crueldad de la que hacen gala los "dioses", nos usan, somos un juego para ellos, se divierten jugando a la guerra con sus soldaditos de juguete, a los cuales obligan a matarse unos a otros, después de todo, si se rompe el soldadito es reparable y es enviado a batalla otra vez, para seguir con la diversión, no somos mas que marionetas en manos de los Dioses… juegan a conquistarse unos a otros, a matar, después de todo la vida es "reparable", que mas da matar si te voy a revivir? Entonces matemos!
Me asusto ante mis propios pensamientos, pero no puedo evitarlo, la rabia y el odio contra aquellos que creí que tenían "la verdad" por los cuales viviría e irónicamente moriría, resultaron no ser otra cosa mas que chuiquillos mimados los cuales juegan con las vidas de los mortales, y nosotros, los fieles caballeros, solapamos y defendemos esta aberración… no puedo evitar reírme de mi mismo y de la triste burla que ha sido mi vida, cosa la cual asusta a mi joven alumno que me pregunta si estoy bien… no lo creo….
…...
- Como esta?- le pregunto al joven rubio después de que sale del cuarto de Camus, el joven me mira extrañado, la enfermera acababa de entrar justo antes de que el saliera.
- Pues no se que le estarán poniendo en el suero, pero parece que ahora si se le boto la canica, actúa muy raro y se puso a reírse como loco cuando le comente que habíamos sido revividos…- con la información de Hioga termino de deducirlo, estas loco, algo muy malo paso en la ultima batalla, algo que te trastorno en serio, pero encontrare que es ya lo veras, y te ayudare a salir y que vuelvas a ser el Camus que siempre tenia calma de espíritu, el tercer caballero mas fuerte de la orden y mi mejor amigo, por que a este que me esta describiendo el cisne, lo desconozco, y hasta puedo decir que me da miedo, no me gusta…
Holaaa! Gracias por leer! esta historia va a estar algo larguita, pero si les gusta el terror y eso les va a gustar :) advierto que tiene algunos saltos de narrador ( de primera a tercera persona) sorry si luego se vuelve algo confuso u_u, espero les guste! dejen sus comenttssss! arigatouuu!
