DISCLEIMER: Los personajes de Harry Potter no me pertenecen, son propiedad de J. K. Rowling, yo sólo los utilizo para crear una historia diferente y sin fines de lucro.

Ellos estaban en medio del parque, sentados uno al lado del otro sin decirse una palabra y sin valor para verse a los ojos, se habían citado para decirse la verdad la cual probablemente resultaría dolorosa pero necesaria, lo habían intentado muchas veces sin éxito alguno, cada nuevo intento era una nueva forma de lastimarse y ninguno de los dos quería seguir sufriendo por un amor que no podía crecer, ella estaba insegura al principio de su relación pero poco a poco logro confiar en él, ahora se arrepentía de hacerlo, por otro lado el chico estaba arrepentido de sus acciones pero sabía que el sentimiento hacía esa chica no era amor, nunca la amó sólo fue una obsesión, una obsesión que fue muy lejos casi hasta el matrimonio, ni siquiera sabía como había empezado todo o más bien no quería recordar. Era tiempo de terminar con aquella relación insana, ahí se encontraban preparados para recibir el golpe pero sin el valor suficiente para darlo, ninguno quería perder del todo al otro, ella se había "enamorado" o eso pensaba y él nunca la amó pero lo intentó, una y otra vez hizo su mayor esfuerzo para no lastimarla y una y otra vez terminaba haciéndolo, no podía cambiar eso, tal vez estaba en su naturaleza que una parte de su ser la siguiera despreciando como antes, otra parte más pequeña le obligaba a ver la realidad; siempre fueron enemigos que al final intentaron amarse pero sus caminos siempre fueron distintos a los tomados, siempre estuvieron en un laberinto, perdidos, las únicas personas que podrían ayudarlos a salir de ese embrollo no era la persona sentada a su lado en esa banca de parque, ellos lo sabían muy bien y por eso estaban ahí.

- Hermione… - Estaba confundido. – tu y yo sabemos que esto no está funcionando y no va a funcionar, en realidad nunca lo hizo, nos confundimos, nos dejamos llevar y ahora cada vez que estamos juntos nos acercamos a un abismo, tal vez yo merezca ir a un sitio así pero en este tiempo que he tenido el privilegio de conocerte me he dado cuenta de la gran persona que eres, tú no mereces caer en un lugar oscuro y yo te estoy llevando a un sitio así.

- Lo sé, tenemos diferencias abismales, es mejor dejar todo aquí. – Una lágrima rodó por la mejilla de la chica. – Eres muy diferente a como aparentas ser, tu también eres una gran persona y ambos tenemos derecho a ser felices y… ¡Por Dios! Ninguno de los dos está bien en esta relación. – Un sollozo escapó de la garganta de la castaña y pronto se encontró entre los brazos descubiertos del que fue su novio cerca de un año.

- Gracias por apoyarme cuando lo necesite, perdona por lastimarte no era mi intención pero aún tengo los ideales de mi familia, es difícil olvidar el pasado. Me hubiera gustado apoyarte como lo hiciste conmigo. – El llanto de la castaña cesó y se separó del joven dispuesta a corregir el rumbo que su vida había tomado. – Te lo digo de corazón, espero que puedas ser feliz al lado de Potter, se nota que te ama. – Una sonrisa se formó en los labios de ambos chicos, no sería la última vez que se verían de eso estaban seguros, nunca olvidarían los buenos momentos pero era hora de seguir adelante.

-Igualmente espero que seas feliz.

- Entonces… nos veremos Granger. – La llamaba de nuevo por su apellido pero ya no había odio en su voz, tampoco desprecio, había una mezcla de complicidad y cariño.

- Adiós Draco. – Se levantó de su asiento y la trigueña se alejó caminando por el parque, dispuesta a recuperar su felicidad, esperando ahora que Harry le diera una oportunidad.