Midió nuevamente su ritmo cardíaco. Sin cambios. Los nervios se apoderaban de su mente. Observó nuevamente a su pareja, o ex pareja, no lo tenía muy claro, mientras trataba de no imaginarse lo peor... Sus ojos estaban cerrados. Sus manos yacían inmóviles al costado de su cuerpo. Su cabeza reposaba delicadamente sobre la almohada. Le hubiera gustado pensar que sólo estaba durmiendo luego de un agotador día de trabajo en el PPTH, pero sabía que no era así.

Por momentos trataba de imaginarlo, para evitar que se formara nuevamente ese nudo en la garganta que hace varios días le estaba molestando. Pero no podía, a su alrededor había decenas de aparatos que controlaban su respiración, su corazón, el nivel de oxigeno... Su piel se había vuelto más pálida que de costumbre. Comenzaba a extrañar aquel típico gesto de persona ruda en su cara. Aún no terminaba de asimilarlo ¿Cómo habían llegado a esa situación?...


Ya eran las tres de la mañana del sábado y Cuddy esperaba en el sillón a House, que aún no llegaba. La idea de intentar convivir hace algunos meses había sido de ella, pero el también había aceptado seguir ciertas reglas, y no irse de copas (al menos no sin ella) era una de ellas.

Por enésima vez en aquella madrugada, volvió a marcar su número en el teléfono, con el mismo resultado que las anteriores diez veces: el contestador automático.

- House, ¿Dónde demonios estás? ¿Acaso no viste la hora que es? ¡Ya deberías estar en casa hace rato!- Gritó y colgó.

Aproximadamente media hora después, comenzaron a sentirse golpes insistentes en la puerta.

- ¡Lisa! Abre la puerta mujer, afuera hace frío aunque no lo creas.
- ¿Qué hiciste con tus llaves? - Le interrogó furiosa, mientras buscaba las suyas en su abrigo para abrirle.
- Ya cállate un momento, siento que mi cabeza está a punto de estallar.- Dijo mientras entraba, aún mas tambaleante que de costumbre, ayudado por su bastón. Era evidente que había estado tomando, y no solo un par de copitas...
- ¿En dónde te habías metido? Mira la hora que es.
- ¿Que parte de cállate no entiendes?
- Es imposible discutir contigo en este estado- Suspiró.

Indignada, amagó a irse hacia la habitación, cuando sintió que House la tomaba por el brazo. Sorprendida por el gesto, se volvió a verlo. En su rostro había una mezcla rara de dolor (probablemente por su pierna, pensó Cuddy) con una sonrisa irónica.

- No te puedes enojar por esto. No es tan grave.
- House, no entiendes, esto no va a funcionar si no lo tomas en serio...

El la calló plantando un tierno beso en sus dulces labios, a lo que ella respondió apoyando las manos en su nuca, mientras tanto el bajaba las suyas por sus caderas. Poco a poco fue olvidando su enojo inicial, dejándose llevar por el momento, disfrutando cada beso, cada caricia. Así llegaron al cuarto, él la recostó tiernamente sobre la cama y empezó a besar cada parte de su cuerpo, como a ella le gustaba...

Al otro día, por la mañana, House despertó y notó que estaba solo en la cama. Cuddy ya se había levantado. Se sentó en la cama, y cuando se levantó sintió un dolor agudo en su pierna. Se quedó quieto un rato, masajeando la zona adolorida hasta que el dolor disminuyó, aunque no desapareció. Se vistió, buscó su bastón y salió rengueando de la habitación. Fue hasta la cocina y encontró a Cuddy tomando café, aún en piyama a pesar de la hora y con la mirada perdida.

- Buen día, jefa -Ella lo ignoró- No me digas que sigues enojada aún después de... lo de anoche -Dijo arqueando las cejas.
- No estoy para chistes, House.
- No era un chiste, era la pura verdad, anoche cuando...
- Me refería a que...-interrumpió- te tomas en chiste lo nuestro.
- Eso no es cierto-Respondió él, indignado.
- Claro que si, pareciera que sólo piensas en ti mismo y te acuerdas de mí de vez en cuando.
- Siempre estoy pensando en ti -Dijo con una picara sonrisa.
- No, House, no puedo soportar más esta situación.
- Lisa vamos, tú misma dijiste que no querías que cambie.
- Empiezo a arrepentirme de haber dicho eso...

Se hiso un silencio incómodo por un momento, en el que la médica se arrepintió de haber dicho esas últimas palabras, mientras que el nefrólogo intentaba descifrarlas:

- Entonces... Ahora quieres que cambie.
- No totalmente - Medio asintió y medio negó Cuddy- Solamente... quisiera que fueras más considerado.
- Yo quisiera que fueras 15 años más joven. Uno no siempre consigue lo que quiere.

Cuddy suspiró. No estaban llegando a ningún lado con esa conversación, así que decidió ir al grano de una vez.

-¿Por qué llegaste tan tarde anoche?
- Estaba cumpliendo horas de clínica.
- ¿A las dos de la mañana?
- El amor al trabajo no tiene horario.
- ¡Vamos, House, no estoy para tus ironías! ¡Hablemos en serio y deja de comportarte como un niño de cinco años!- Gritó ella. Se estaba comenzando a desesperar. House comprendió que no podría alargar mas la discusión.
- Estaba en un bar.
- Eso ya lo sabía.
- Entonces para que preguntas.
- Quiero saber "por qué" estabas en un bar.
- ¿Para beber?
- ¡HOUSE!

Él medita un momento mientras suspira y la mira con una cara un poco más seria.

- Mi paciente murió.
- No es el primer paciente que se te muere.
- Casi siempre cuando mis pacientes mueren, es por culpa de su enfermedad. Pero esta vez fue la incompetencia de una persona...

Lisa suavizó su mirada mientras le ponía una mano en el hombro, un tanto apenada.

- No es culpa tuya House, a veces...
- No, claro que no fue culpa mía... Fue culpa tuya.

Cuddy se quedó perpleja por un momento.

- ¿De qué estás hablando?
- No me dejaste hacer la operación a corazón abierto.
- ¡Era muy riesgoso! - Comenzó a elevar la voz, volviendo a su enojo- ¡Y más aún en un niño de cinco años! Además, ni siquiera estaban seguros de lo que tenia...
- La autopsia dice que nosotros teníamos razón. Si lo hubiéramos operado, estaría vivo.

Cuddy se sintió mal por las palabras de House, no sólo por el niño, sino porque se lo estaba diciendo de una manera muy acusadora, que la hacía sentir tremendamente culpable.

- Yo... No sabía que...
- La verdad no te entiendo, ¿como harías con un hijo si no fuiste capaz de poder hacer algo por uno que ni siquiera estaba a tu cargo?- Dijo dejándose llevar por el enojo del momento.

Esa fue la gota de colmó el vaso. Ella tenía un nudo en la garganta, lágrimas en los ojos y un sentimiento de ira creciendo en su pecho.

- House... te lo advierto. Una sola palabra más y...
- ¿Y qué? -Interrumpió el- ¿Dejaras morir al resto de mis pacientes?

Inmediatamente se arrepintió de haber soltado esas palabras. Le iban a costar caro, y sabía que había herido demasiado a su novia con todo lo dicho anteriormente, pero eso ya fue demasiado. Cuddy respiró profundamente para no gritar, acarició con su mano derecha su propia sien y casi susurró:

- Sal ya mismo de mi casa.

Él no se movió. No sabía qué hacer. Si no se disculpaba o se retractaba, la perdería, probablemente para siempre. Pero él era demasiado orgulloso para pedir perdón. Y para empeorar las cosas, el dolor de su pierna a esas alturas ya no lo dejaba pensar con claridad, y estar discutiendo no le ayudaba mucho que digamos.

-¿Estás terminando conmigo?
-¿A ti que te parece?
- ... No lo hagas. -No iba a disculparse, pero tampoco iba a dejarla ir así sin más.
-¿Que no lo haga? ¿Es lo único que se te ocurre decir?
- Sip. -House intento sonar chistoso para alivianar la tensión, pero sólo empeoro las cosas.
-¡¿Quieres por una vez en tu vida dejar de tomar todo en broma?!
- La vida es como una broma, si te pones a pensar.
- Estoy terminando contigo. ¡Y ni siquiera te importa!

Claro que le importaba. Por dentro sentía que moría cada vez un poco más conforme continuaba la discusión. Pero por nada del mundo iba a demostrarse vulnerable frente a otra persona. Ni siquiera frente al amor de su vida.

- No seas infantil.
- ¿Ahora yo soy la infantil?
- No podemos terminar una relación por una tontería así.
- ¿Yo soy una tontería?
- ¡¿Por qué no te callas de una puta vez?! No quiero escucharte más.

Su pierna le dolía. La resaca, fruto de todo lo que había tomado la noche anterior, empezaba a atenuarse con cada grito de la mujer. Tenía sueño y todavía estaba enojado por lo de su paciente. Todo lo anterior sumado a que ya se estaba cansando de que Cuddy siempre estuviera cuestionándolo... No podía significar nada bueno. Ella por su parte, sintió de repente la necesidad de golpear a alguien, si era a House mejor.

- Si no me quieres escuchar más, puedes salir por esa puerta- Dijo ella señalando a la salida y elevando el tono de voz.
- ¿Para qué gastar energías en irme, si mañana estarás rogándome que regrese?
- No esta vez.
- ¿Por qué sería distinto esta vez?
- Estoy decidida. ¡SAL YA MISMO DE MI CASA, Y NO VUELVAS NUNCA MAS!
- ¿POR QUE SIEMPRE ARRUINAS TODO? ¡AHORA NO SOLO LA VIDA DE MIS PACIENTES, SINO TAMBIEN LA MIA!
- ¡VETE!

House salió furioso, dando un portazo. Caminó un par de pasos, lentamente, apoyando con cuidado su pierna mala. Estaba esperando que ella saliera y le pidiera que volviese. Su mirada estaba fija al frente, pero sus oídos estaban concentrados en lo que dejaba atrás. Cuddy sentía como si una mano gigante la aplastaba el pecho cada vez que escuchaba el sonido de su bastón chocar contra el suelo, cada vez más distante. No podía dejarlo ir. No así. Y el caminaba cada vez más despacio, como si sus pies pesaran una tonelada cada uno. Hasta que por fin, escuchó la puerta abrirse nuevamente... Cuddy estaba ahí parada, él se dio vuelta con una sonrisa de esperanza en sus labios... grave error. Ella malinterpretó aquella sonrisa, no podía dejar de pensar que no la estaba tomando en serio.

- Escúchame bien... no quiero verte nunca más.

Realmente no esperaba eso. Su sonrisa se transformó en un gesto duro, mientras sentía que se le caía el alma a los pies.

- Cuenta con ello. Vas a ver cómo te tomo en serio esta vez. -Dijo irónicamente.

Cuddy asintió con la cabeza. Cerró lentamente la puerta, para luego apoyarse en ella y comenzar a llorar. Pero aún no imaginaba lo que seguía. Nunca habría imaginado que House tomaría tan en serio lo que había dicho.