Disclaimer: Los personajes son propiedad de JK. Rowling.
N/A: Esta es una mini trilogía sobre una pareja que no suelo escribir, pero que me encanta: Draco/Astoria. Contendrá lemmon en el último drabble. Es una extraña historia, supongo, no sé por qué se me ocurren estas cosas, pero lo disfruté escribiendo y espero que si lo leen, lo disfruten también. Gracias, si quieren comentarme qué les parece, bienvenidos sean, si no, muchas gracias por leerme.
Entre el placer y la agonía
No podía dejar de sentir la magnitud del enfrentamiento, un choque de fuerzas extrañamente compatibles, poderosas, como metales conductores, induciendo energía, traspasándola, fusionándose una en otra y creando una fuente más compleja, indestructible, evitando dos mitades simétricas y generando una sola…
I
Agosto de 2012
No poseía varita, sus manos estaban temblorosas y llenas de sangre y su indumentaria rasgada; una camisa blanca tan desgastada, que trasparentaba al completo el cuerpo menudo que cubría, y un pantalón de jean totalmente agujereado. Tenía los pies descalzos y astillados profundamente con cristales de ventanas rotas, hierro soldado alrededor de los tobillos, con cadenas sueltas tintineando contra el suelo, tras haberlas roto. Con su pelo rubio lleno de polvo, junto a la suciedad y traspiración por el intento de escape.
Caminaba a través de los pasillos con toda la rapidez que sus doloridos pies le permitían. Su corazón le golpeteaba el pecho con agitación nerviosa. Respiraba entrecortadamente y se apoyaba contra las paredes blancas del hospital en ruinas, dejando líneas horizontales y paralelas entre sí, marcas deformadas que se trazaban con la sangre que derramaba su brazo derecho, el cual ya casi no sentía, el cual arrastraba sin notar que estaba creando arte; una muestra de desolación, una muestra pintada involuntariamente en las paredes, de lo que la guerra estaba causando, de la alienación y la locura interminable de los prófugos y los que pretendían serlo.
Porque nadie esperaba esa guerra un año antes, nadie esperaba represión y mortífagos enloquecidos, ni el supuesto fin de la Tierra y la Era de Paz. Nadie sabía que los magos tenebrosos reunirían fuerzas años después de la derrota de Voldemort y causarían estragos. Aunque luego fueran derrotados, ellos necesitaban ver dolor, necesitaban una venganza y aunque pareciera inesperado todo, para Draco Malfoy era inminente. Él había sido amenazado, él sabía que sucedería.
Y por más que lo supiera, evitó divulgarlo. Advertir, sentenciar, narrar… No era la misma persona, no era respetado como cuando niño. No. Treinta y dos años y se lo podía ver de otra forma; ahora sufriendo, condenado y repudiado por los que antes habían sido aliados de su padre. Pero ya era un hombre con todas las letras y aunque debiera decir que sabía lo que tenía que hacer, estaba débil y no podría hacer nada al respecto. Débil por las secuelas, la lucha, la destrucción, incluso del hospital que lo estaba poniendo en resguardo a él y a unos cuantos más. El mismo hospital que antes era una salvación, también había obtenido parte inevitable en la guerra, con represores vigilando, pareciendo más una cárcel que un lugar de sanación; un laberinto sin salida. Luego de unas últimas bombas, el edificio quedó en ruinas, los encerrados escaparon con ayuda del operativo de Aurors ―los pocos que quedaban con vida― y la comunidad mágica trató de seguir adelante. Seguir y evitar que los muggles notaran su presencia. Seguir y recompensar familias deshechas, como si eso fuera posible.
