Podemos creer que todo lo que la vida nos ofrecerá mañana es repetir lo que hicimos ayer y hoy

Disclaimer: todos los personajes que puedan reconocer pertenecen a la imaginación de JK Rowling y las notas de autor son sacadas de texto del maravilloso Paulo Coelho… El resto le pertenece a esta chica con demasiado tiempo libre. Que lo disfruten…

Nota de autor: Podemos creer que todo lo que la vida nos ofrecerá mañana es repetir lo que hicimos ayer y hoy. Pero, si prestamos atención, percibiremos que ningún día es igual a otro.

Cada mañana trae una bendición escondida; una bendición que sólo sirve para este día y que no puede guardarse o desaprovecharse. Si no usamos este milagro hoy, se perderá.

Este milagro está en los detalles de lo cotidiano; es preciso vivir cada minuto porque allí encontraremos la salida a nuestras confusiones, la alegría de nuestros buenos momentos, la pista correcta para la decisión que ha de ser tomada. No podemos dejar que cada día parezca igual al anterior porque todos los días son diferentes.

Presta atención a todos los momentos, porque la oportunidad, el instante mágico, está a nuestro alcance.


EL INSTANTE MÁGICO

"¡Maldición! No volveré a beber en lo que me resta de vida" pensaba un bronceado chico de cabello alborotado, mientras gruñía sobre su cama.

Eran alrededor de las 2 de la tarde cuando James Potter al fin abrió sus ojos, después de varios intentos por volver a dormir. La fiesta de San Valentín definitivamente había roto una especie de récord underground entre los mismos Merodeadores, quienes aún estaban en cama después de haber ingerido la mayor cantidad de alcohol mágico en sus vidas.

Al darse media vuelta para evitar el molesto rayo de sol que lo había despertado, apenas pudo distinguir entre su ceguera a una melena roja que le mandó el corazón directamente a la garganta.

-¡Maldita sea!--murmuró, sentándose de sopetón sobre la cama--Me tiré a Evans sin darme cuenta y ahora no recuerdo lo q…

-¡Shhhhhhhhhh!--se escuchó del otro lado de la habitación. Y es que, si algo sabían los Merodeadores, es que NO debían despertar al lobito cuando tenía resaca o pagarían las consecuencias.

-¿Cuándo demonios se acabó el hechizo desonorisador?--gruñó Sirius, al lado de James, abriendo los doseles de su propia cama.

Cornamenta se puso los lentes y ya estaba pensando en cómo robar los ingredientes de la poción para recordar, cuando la muchacha que estaba a su lado se viró, mostrándole sus pechos… y su cara, por supuesto.

-Reunión… ¡YA!--dijo con voz de comando, una vez que hubo recuperado el habla.

Los dos morenos se pusieron de pie relativamente rápido, considerando las circunstancias en las que estaban, y con las sábanas alrededor de sus cinturas se encaminaron al baño. Tuvieron que esperar unos minutos para que a Remus se le pasara su pésimo humor vespertino y le diese la gana de acompañarlos.

-Grrrrrrrrr--gruñó el castaño al cerrar la puerta tras de sí. No le importaba ser un poco más bajo que los dos animagos, pues se aprovechaba de la corpulencia que le daba su condición de licántropo para imponerse ante sus amigos.

-Ya, ya--intentó calmarlo Potter, aunque tampoco gozaba de su humor de siempre.

-Oye Lunático, ¿cuándo te hiciste esa cicatriz?--preguntó Sirius mientras señalaba 5 centímetros por debajo del ombligo de Moony.

Fue entonces que el castaño se percató de que llevaba su "orgullo" al descubierto.

-Quizás fuiste tú, y no lo recuerdo, perro sarnoso--le dijo con sarcasmo, mientras se cubría con una toalla.

-Quisieras tú ser marcado por mí…--le respondió el otro.

-Ya, párenle allí. Sus problemitas de cama los arreglan en privado…--sentenció James con una sonrisa irónica. Pero antes de continuar, cambió su gesto por uno más serio--Primero que nada, ¿alguien me puede explicar cómo demonios acabé en la cama con Darcy Talbot?

Ante la cara de James, los dos aludidos se cagaron, literalmente, de la risa.

-Envíenme el chiste por lechuza, que no lo entiendo--soltó James, comenzando a picarse por las burlas de sus amigos.

-¡Es que…! ¡Es… que… t-tú…!--intentaba decir Sirius, mientras se sujetaba el definido abdomen con ambas manos. Es que la risa no le permitía unir más de tres palabras coherentes.

-¡Son unos malditos tramposos!--les escupió a ambos--Dejaron que me acostara con Talbot simplemente porque el mes pasado logré tirarme a dos Ravenclaw… ¡No soportan saber que soy el mejor!--gritó por sobre las carcajadas de sus amigos.

-Nosotros no tenemos la culpa de que le hayas agarrado el gusto a las Raven cuando era el turno de las Leonas, Potter--explicó Remus con malicia, logrando controlar el ataque de risa.

-Lo que significa…--continuó Sirius, sin darle chance al de lentes de abrir la boca--que el marcador vuelve a estar igualado este mes…

-Y que como buen perdedor…--remató Remus, gozando de cada palabra que decía--te toca mostrarles la salida a las señoritas.

James entrecerró los ojos y empezó a gruñir como lobo hambriento mientras trataba de asesinar a sus amigos con la mirada. Sabía muy bien que pavonearse frente a ellos por su hazaña del mes anterior le iba a costar muy caro, pero ¿esto?… jamás se esperaba que sus amigos le jugasen sucio sólo para hacerle pagar su descaro.

-Ya deja el histrionismo, que el único con derecho a tener humor de perros soy yo…exclamó Sirius, sonriéndole.

-Ya ya sabes, con una sonrisa en la cara--dijo Remus, empujándolo hacia la puerta--Nunca sabemos si se vienen épocas de sequía y necesitemos de la humedad de esas nenas.

El de lentes se aseguró bien la sábana que tenía alrededor de la cintura, enderezó sus anteojos y se despeinó el cabello un poco más antes de salir del baño.

Para su sorpresa, los doseles de todas las camas estaban descubiertos y no había nadie más en la habitación.

-C-chicos, creo que…--dijo alzando la voz para que los otros dos le escuchasen.

-Creo que nuestra fama nos precede--dijo el licántropo con un tono de sorpresa y desaprobación, aunque en realidad se sentía orgulloso en vista de que las chicas no esperaban ni siquiera una despedida después de un polvazo con los Merodeadores.

-¡Y qué educadas estas nenas!--exclamó Sirius, mostrándole a sus amigos una tanga azul que su chica había dejado "amablemente" sobre su cama--Fueron tan simpáticas que nos dejaron un regalito…

-¡Al Muro de la Infamia!--gritaron Remus y James al mismo tiempo, mientras Sirius apuntaba su varita a la pared que estaba tras cama y un montón de ropa interior femenina apareció colgada al instante.

-¿Nos concedes el honor, Canuto?--preguntó Lupin haciendo una reverencia.

-Por supuesto, Sr. Lunático--respondió mientras encantaba la tanga para que se uniera al resto de la colección--Hoy colocamos esta prenda en honor a Jessica O'Neil (ejem, creo que así se llamaba)… Una Leona que tuvo el valor de irse a su cuarto en ruedas libres para permitirnos seguir con esta Noble Labor de ¡recolectar la mayor cantidad de tangas, hilos dentales y brassieres de Hogwarts!

-¡Bravo!--exclamaba el castaño al tiempo que aplaudía divertido.

James aprovechó la distracción de sus amigos para ocupar el baño y darse una ducha antes de bajar a… ("a ver, ya son más de las 2 de la tarde")… ¿merendar algo?

Usaría el agua fría para ahogar su más reciente frustración. Porque de verdad, en el momento en que pudo distinguir la borrosa imagen de la mata de pelo rojo, creyó por algunos segundos que al fin había logrado su objetivo.

Porque después de 4 años detrás del firme traserito de Evans, ésta no era la primera vez que James usaba una ducha fría para calmar su frustración. No, ya el muchacho había despertado en más de una ocasión con la urgencia de bañarse y cambiar sus sábanas.

"Todo por culpa de la amargada de Evans" pensó con acidez.

-Supongo que al fin comprendió las consecuencias de no jugar con nosotros--sentenció Sirius encogiéndose de hombros.

-¿De quién hablan?--preguntó James, saliendo del baño ya vestido y tratando de secar sus indomables cabellos con una toalla.

-De Peter, que otra vez se negó a participar en nuestro juego mensual y ha tenido que dormir fuera… ¡Maldición!--exclamó el lobito al ver que Sirius se escabullía hacia el baño antes que él--¡Más te vale no demorarte o te la verás conmigo la próxima luna llena!--le gritó.

El de anteojos se rió por lo bajo y, tras dejar la toalla sobre su cama, se despidió de Remus balbuceando algo sobre su estómago.

Mientras nuestro protagonista se debatía entre si ir al Comedor o bajar directamente a las cocinas, sus pies se decidieron por la primera opción, y en un santiamén se encontraba frente a las puertas de roble del Gran Salón… sosteniendo entre sus brazos a una pelirroja endemoniadamente molesta.

-¿Qué rayos pasa contigo, imbécil?--vociferaba Lily, golpeando a James repetidamente para que la soltara y lamentándose mentalmente por las ironías de la vida.

Y es que unos segundos atrás, Lily se levantaba de la mesa de Gryffindor, despidiéndose de sus amigas con una sonrisa en el rostro por no haberse topado con James Potter en todo lo que iba de día.

-¿¡No te basta con molestarme con tus estúpidas fiestas ilegales en la Sala Común, como para que de paso vengas a…!?--decía golpeándolo al ritmo de sus palabras.

-Evans, Evans, Evans…--canturreó el muchacho, sabiendo que decir el nombre de la Gryffindor no traería nada bueno--Sé que estás lista para explayarte una vez más… ¿pero no te parece que es muy temprano para andar con esos gritos?

-¿Temprano? ¿Te parece temprano, pedazo de troll?--Lily parecía haberse ahogado con el cinismo de James, quien ya la había soltado--¡¡Ya van a ser las 3 de la tarde, imbécil!!

-Pues en China aún es temprano… y como sigas gritando de esa forma, vas a despertar a todos esos pobres chinitos que no tienen la culpa de tu mal humor.

Lily decidió que lo mejor era dejar pasar las provocaciones de Potter y marcharse de inmediato con la mayor dignidad posible.

-¡Evans, espera un momento! ¡Olvidaste algo!--gritó James a su espalda, logrando que la chica se girara.

-¿Qué cosa?--preguntó desconfiada, viendo cómo James daba dos pasos rápidos para alcanzarla.

-Aceptar salir conmigo a Hogsmeade el próximo fin de semana.

Lily bufó ante la última babosada salida de la boca de Potter, pero en vista de que éste no dejaba de verla fijamente, decidió dejarle las cosas bien en claro… una vez más.

-¿Qué demonios ocurre contigo, Potter? ¿Necesitas que te busque un diccionario para que al fin entiendas el significado de la palabra "no"?--empezó otra vez una de sus retahílas de negación; ésas que se había visto en la obligación de usar con James Potter desde aquella vez en tercero cuando le había robado un beso y él había empezado a pedirle para salir--Déjame ponerlo así: preferiría sufrir de fiebre de dragón 7 veces antes de tan siquiera considerar la idea de salir contigo. ¿Te ha quedado claro?

-Eres una dramática, pelirroja--le dijo James en un tono de superioridad, a sabiendas de que lograría picarla y que algo interesante podría salir de allí.

-Ni soy dramática ni tampoco me llamo pelirroja, Potter--dijo molesta.

-Pero eres pelirroja y SÍ eres dramática--respondió, acentuando cada sílaba de la última palabra. Molestar a la pelirroja y obtener algún beneficio extra por lograrlo, mejoraría el fiasco de su despertar… Y aún sin el beneficio extra, molestarla le parecía un pago justo por su última frustración del año.

-A ver, Potter…--dijo casi escupiendo el apellido--¿y a cuenta de qué tú dices que soy dramática?

¡Bingo! La pelirroja había mordido el anzuelo. Ahora todo quedaba de parte de James.

-Porque eres una exagerada… ¡Por Merlín! No te estoy pidiendo que te cases conmigo, ni que seas la madre de mis hijos ni que mueras a mi lado… Sólo te estoy pidiendo una oportunidad para salir. ¡Ni que fuera el fin del mundo!

-¡Quizás no lo sea para ti, Potter! Pero es que tú no tienes que salir con el ser más asquerosamente egocéntrico, imbécil y narcisista de todo Hogw…

-Ya entendí, Evans. ¡Pero es que…!--soltó en un tono de desesperación muy bien controlado. Sus minutos de práctica frente al espejo definitivamente habían dado buenos resultados. Ahora debía dar el último toque para lograr su objetivo--Por favor, Lily. Debe haber algo que logre abrir tu mente a la posibilidad de concederme una cita… ¡Yo sé que sí la hay! Por favor…

Lily volvió a bufar, esta vez de incredulidad ante las palabras de James Potter. Su reputación de casanova empedernido lo precedía y esto podría ser simplemente una táctica de conquista más. Y ella no tenía planeado caer en sus redes con un truco tan básico y sucio.

-Claro, Potter--dijo, fingiendo estar conmovida. A James había que combatirlo fuego contra fuego. Y ver ese asomo de sonrisa en su rostro era la señal que estaba esperando para continuar--Si le das un beso al Calamar Gigante--concluyó con sorna.

-Es un poco infantil, pero… ¡Está bien!--y se encogió de hombros antes de caminar en dirección a los terrenos del Colegio. Tres, dos, uno… Lily lo detuvo, tal como se lo esperaba.

-¿Qué dem…? ¿De verdad ibas a besar al Calamar Gigante?

-Sólo si con eso logro que aceptes salir conmigo--dijo James en un tono que habría podido convencer hasta a su madre.

-¡Déjate de estupideces!

-¿Desde cuándo es una estupidez querer salir con la chica de tus sueños?--se felicitó mentalmente por tan buena respuesta. Ya lo anotaría en su libro por si la necesitaba más adelante.

-¡Déjate de juegos tontos!

-Esto no es un juego.

-¡No digas cosas de las que luego te arrepientas!

-Sólo me arrepentiría de intentar lo que fuera por ti.

-"Lo que fuera" son palabras muy fuertes, Potter.

-Y las cuales estoy dispuesto a cumplir.

¡Ding! Un bombillo travieso se le había encendido a la pelirroja.

"De verdad va a hacer lo que yo pida. Voy a hacerle pagar por todas sus estupideces… ¡Wow! Tengo el futuro de Potter en mis manos… ¿Qué beneficio le voy a sacar a todo esto?" pensaba Lily sopesando la situación.

-¿Y bien…? ¿Qué me dices, Evans?--la instó James.

-Pues…

Pero Lily se vio interrumpida por una pequeña pelirroja que en menos de 2 segundas le pellizcó el trasero a Potter y le dio uno de esos besos que sólo se ven en las películas… ejem, porno, por supuesto.

-Gracias por TODO lo que me hiciste anoche--le susurró la chica, a quien Lily reconoció como una Ravenclaw de quinto. Talbot le dio un beso en la mejilla al tiempo que colocaba algo en el bolsillo de su pantalón--Un pequeño detallito para que me recuerdes.

Y sin darle tiempo al chico de responderle, la pelirrojita de la noche anterior se marchó, logrando que Lily pusiera los ojos en blanco por el descaro de "las niñas de hoy en día".

James, por su parte, había metido su mano en el bolsillo muerto de la curiosidad. Para su sorpresa, la chica le había dejado un hilo dental transparente para que la recordara y él comenzó a examinarlo con cara de "¡ay, qué lindo mi regalito nuevo!", aunque después se molestó consigo mismo por haber olvidado todo lo que hizo la noche anterior. Porque si Darcy era capaz de dejarle semejante recuerdito, entonces mataría por saber qué le hizo la noche anterior.

-Supongo que tu fijación no era conmigo, sino con mi cabello--cuando James escuchó la voz de la Premio Anual, ésta ya se encontraba varios pasos lejos de él--y ya que encontraste reemplazo…

-Lily… ¡Lily, detente!--James se puso en marcha para seguirla. Sabía que ésta sería una de esas veces en la que tendría que "humillarse" frente a Lily, pero estaba dispuesto a hacerlo. Sólo porque esta vez estaba seguro de que daría resultado--¡Lily Ann Evans! Esa chica es parte de un pasado que no volverá… ¡No me juzgues por mi pasado, pelirroja! Júzgame por ser este hombre que hoy yace ante ti rogándote que me des… ¡Agh!

Lily se había detenido a último momento, haciendo que James casi chocara contra ella. Ahora se encontraba mirándolo a los ojos y apuntándolo con el dedo, que le temblaba ligeramente de ira.

-60 días…--pronunció lenta y claramente.

-¿Juntos, mi amor?--le interrumpió James sonriendo con picardía.

-¡Y 60 noches…!--exclamó con más ímpetu.

-¿De amor, pasión y locura?--volvió a soltar el moreno sin poder evitarlo.

-Sin sexo--completó la pelirroja con seguridad, en un tono apenas audible--Si no eres capaz de cumplirlo significa que eres un gusano que no vale la pena… ¿Aceptas?--y extendió su mano.

James se apresuró a tomar la mano de Lily para sellar el trato, con una cara que fácilmente se entendía. Porque James C. Potter tenía escrito "esto va a ser pan comido" en todo el rostro.

Pero sus manos nunca se encontraron, pues la pelirroja había retirado la suya.

-Si pierdes…--remarcó Lily, dándole a entender que no había terminado--me dejarás en paz… Ni me hablarás, ni me mirarás, ni siquiera pensarás en mí. ¿Entendido?

Qué creída podía ser a veces la pelirroja. ¡Mira que decir eso, como si James no dejase de pensar en ella! Pero ya le devolvería el favor…

-Y cuando gane…--dijo James--me concederás una cita con todas las de la ley.

-Explícate--ordenó.

-Paseo, comida y beso de despedida--enumeró con los dedos. Lily no pudo menos que bufar y enarcar una ceja.

-Qué divertido será decirte "no" por última vez--soltó la pelirroja como si nada--Así que piénsalo bien, Potter. Y luego me das tu respuesta.

-Ya tengo mi respuesta.

-Potter, no se vale claudicar a mitad del juego… Así que tómate tu tiempo esta vez.

-¿Preocupada por mí?

-Es en serio, Potter--dijo con semblante estoico.

-Lo sé, pelirroja.

-No. Quiero que te tomes, al menos, unos minutos antes de aceptar--James la miró con cierto grado de incertidumbre--Este no es cualquier juego, Potter. Es EL juego y quiero que lo aceptes con todas sus consecuencias.

El moreno estaba a punto de reírse por el tono de voz tan provocativo que estaba utilizando su interlocutora, pero sabía que hacerlo supondría echar por tierra su última gran estrategia de ataque. Además que sabía muy bien lo que tramaba su amargada pelirroja, y él no se asustaría con sus amenazas tontas.

Así que al final optó por tomar su barbilla con su mano derecha y pretender que estaba reflexionando al respecto. Con un minuto así sería más que suficiente.

-Acepto, Evans--exclamó mientras estrechaba con energía la delicada mano de la muchacha, siendo ésta la primera vez que un contacto piel a piel con Evans no lo mandaba a la enfermería.

-Entonces es un trato, Potter--dijo Lily a modo de despedida, con una sonrisa de clara malicia estampada en los labios.

Pero al intentar marcharse, el agarre de James se lo impidió. Al virarse, se encontró con la expresión más seria que jamás le había visto.

-¿Y tú? ¿Aceptas?

-¡Por las faldas de Hécate!--exclamó, como siempre lo hacía cuando la tomaban por sorpresa--¿Que si acepto?--dijo sonriendo, en un tono de voz cargado de ironía. Y agregó en el mismo tono--¿Que si acepto proteger a todas esas niñas de tu asquerosa compulsión por el sexo? ¿Y que si acepto ponerle algo de control a las hormonas que se te dispararon apenas pusiste un pie en Hogwarts? ¿Acaso crees que debo pensarlo?

-Tomaré eso como un sí, Evans--respondió James con una calma que rayaba en lo molesto--Pero no era eso lo que estaba preguntándote--Lily alzó una ceja y James se acercó a ella peligrosamente--En realidad quería saber si tú también aceptarás tu parte. ¿O acaso no estás consciente de lo que pueda pasar?

-¿De qué demonios estás hablando?--le espetó con verdadera incredulidad, desconfiando de cada palabra que salía de la boca de Potter.

-Me refiero, por supuesto, a que esto es un juego de dos--le respondió con una voz premeditadamente sensual--Y quiero asegurarme de que tú también asumas tus consecuencias…

-¿Qué consecuencias?--soltó casi sin pensar. Pero es que Potter, todo todito él, le daba mala espina. Más ahora que en menos de 5 minutos le había volteado la tortilla.

-¿Asustada?

Si algo en el mundo no podía ocultar James Potter, era el placer que estaba sintiendo en esos momentos. Porque sin varita y sin fuerza bruta, a punta de ingenio puro, había acorralado a su pelirroja.

-Gryffindor hasta los dientes, Potter--dijo con voz segura, más para sí misma que para el muchacho de lentes. Sabía que llegados a este punto, no había marcha atrás. Si se retiraba, quedaría como una cobarde ante Potter y ya no habría forma de deshacerse de él jamás--Claro que acepto--y estrechó su mano con más fuerza, casi de forma triunfal. Estaba casi segura de que si jugaba bien sus cartas, se quitaría a Potter de encima en menos de dos meses.

El trato estaba sellado. Algo mágico acaba de nacer en el mismo instante en el que Lily Evans y James Potter se pusieron de acuerdo por primera vez. Si tan sólo uno de los dos hubiese tenido una pizca de talento para la adivinación, ¿habrían aceptado igual?


Fin del Prólogo…. ¿Y qué tal? Es la primera historia que publico aquí, y les agradecería mucho que me dijeran qué les parece, aunque sea para lanzarme un Avada Kedavra : Ya tengo escrito los 2 primeros capítulos, pero la historia la iré desarrollando con su ayuda (lo que significa que se aceptan sugerencias y peticiones)… Gracias y besitos a todos

:Raven::