Resumen: ¿Qué hubiera pasado si Aslan hubiese dejado que Peter y Susan siguieran reinando, junto con Lucy, Edmund y Caspian? ¿Qué hubiera pasado entre Susan y Caspian, si todos se hubiesen quedado allí? Bueno, este es mi fan fic sobre eso, obviamente ignorando lo que sucede en los próximos libros, basado en el final de la película de Las Crónicas de Narnia: El príncipe Caspian.
Nota: Si no había despedida, no había ni beso ni algo que asegurara que Caspian estaba realmente enamorado de Susan o viceversa.
Habían pasado 5 días desde la batalla final, y recién ahora los Reyes y Reinas, junto con los demás Narnianos podían sentirse descansados y completamente a gusto.
Peter tenía sus heridas curadas del todo, igual que Edmund y el resto del ejército.
Algunas familias, telmarinos, se quedaron en Narnia, para habitar en paz.
Caspian vivía en el castillo que era de su tío Miraz, aunque habían echo muchas reformas. El lugar se veía mucho mejor ahora. Los Pevensie vivían en Cair Paravel.
El sol salió una vez más aquella mañana, y sus rayos acariciaban suavemente la cara de Susan al traspasar las delgadas y casi transparentes cortinas.
Ésta despertó, y luego de estirarse y tomar consciencia de que ya era hora de levantarse, lo hizo y tomó un baño. Tomó uno de sus hermosos vestidos del armario, uno de color verde, (en un tono oscuro pero muy bonito, que resaltaba el color de sus ojos), y se vistió.
Sonriente, como siempre, desayunó con los demás Reyes; Claro, eran Reyes, pero eran una familia, muy jóvenes también, por lo que desayunaban juntos, como lo hacían en nuestro mundo.
- Buenos Días, mi Reina. -Saludaba Julia, una sirvienta, haciendo una reverencia y sirviendo el té.
- Buenos Días, Julia. -Saludó Susan, sonriendo. -Buenos Días Pet -Siguió Susan, y así hasta que todos se saludaron.
- ¡Susan! Hoy iremos a dar un paseo, ¿Verdad? -Preguntó Lucy, muy ansiosa.
- Claro, Lucy, iremos a pasear al río.
- Sí, y también podríamos ir a ver a los enanos ¿No? -Preguntó Lucy nuevamente. Era normal, Lucy era una niña excesivamente amable y siempre le gustaba ir a ver a Caspian, visitar a los enanos.. a los faunos, y a cualquier criatura Narniana.
- Mmh.. Si tú quieres puedo llevarte, Lu -Contestó Susan, algo confundida por la pregunta de Lucy.
- Esa es una buena idea, Lu -Dijo Edmund sonriendo.
- Ya lo creo -Añadió Peter, con una pequeña sonrisa a su hermanita.
Los cuatro terminaron de desayunar, no en silencio, no no, sino que siguieron hablando de la cacería de Peter, de lo que haría Edmund y planearon un banquete para reunirse con todas las criaturas y con Caspian también.
Luego de esto, Peter preparó su espada, su caballo, y otros elementos para ir de cacería; entre ellos un cuchillo pequeño.
Edmund, en cambio, estaba muy entusiasmado en aprender a usar el arco, como su hermana, así que tomaba clases durante el día en uno de los jardines del castillo.
Susan y Lucy prepararon sus caballos; Susan cargó su arco sólo por precaución (Ya la conocemos).
Cabalgaron unos 10 minutos hasta llegar al río, bajaron de sus caballos y se pararon en la orilla.
- Qué día más hermoso nos ha tocado hoy.. ¿Verdad? -Decía la pequeña Lucy mirando a su alrededor, y tenía toda la razón: El sol brillaba en lo alto, una suave brisa jugaba con sus cabellos suavemente, las flores, los árboles, todo era perfecto.
- Ya lo creo, Lu. Sólo mira todo esto, es más que hermoso, ¡y mira Cair Paravel! -Susan volteó a mirar como el Castillo sobresalía de entre los árboles.
Lucy se sentó en la orilla del río y mojó sus pies en el agua, mientras Susan sólo se sentaba a su lado para conversar. Se querían mucho y les gustaba conversar de distintas cosas, siempre se divertían mucho.
Así estuvieron por 1 hora, sin siquiera notar el paso del tiempo.
- Creo que ya deberíamos ir a visitar a los enanos - Dijo Lucy, interrumpiendo la conversación.
- Está bien, Lu. Yo prefiero seguir el paseo por el bosque, ¿No te molesta, verdad? Nos veremos luego... -Dijo Susan, subiendo a su caballo.
- Ve, les enviaré tus saludos. -Bromeó Lucy. -Nos vemos luego. -Sonrió.
Lucy cabalgó hasta la casa de unos enanos amigos, siempre se reunían a tomar té con golosinas, y tenían largas charlas y debates.
Susan, en cambio, cabalgó por la orilla siguiendo el río, luego se adentró en el bosque; que si bien los árboles eran altos, el sol penetraba entre sus hojas de todas formas, creando un paisaje muy bonito (Como todos los de Narnia).
El paseo iba muy bien, hasta que la joven sintió unos cascos aproximarse. Se detuvo, haciendo silencio, y tomó su arco por si acaso.
Algo se aproximaba con velocidad, luego se detuvo. La muchacha observó con atención.
- ¿Qué pretendes hacer con eso, Susan? -Dijo una voz masculina, sonaba divertido.
Así es, era Caspian.
- Pues.. pensaba atravesarte -Dijo ella riendo, para luego guardar el arco, y bajar de su caballo.
- Buenos Días -Saludó Caspian con una brillante sonrisa, haciendo una pequeña reverencia.
- Buenos Días -Saludó Susan de igual forma. -¿Qué haces por aquí?
- Simplemente dando un paseo, ¿Y tú? -Respondió Caspian.
- Paseando, Lu acababa de irse y decidí venir por el bosque.
- Ya veo.. Mm.. ¿Qué tal si continuamos el paseo juntos? ..Digo, si quieres venir, podemos charlar.. -Comenzó Caspian, sonando algo tonto.
- Entiendo, y acepto. -Dijo Susan, subiendo nuevamente al caballo con una sonrisa tímida en los labios.
Ambos continuaron el paseo y luego volvieron a bajar al río.
Una vez allí, Caspian bajó de su caballo para estirar las piernas y descansar un poco; Susan hizo lo mismo.
El jóven tomó dos manzanas rojas de un árbol y le dió una a Susan. Luego ambos se sentaron en el pasto.
La situación era muy incómoda al principio, ninguno de los dos encontraba qué decir... pero no fue gran problema, unos minutos más tarde, diríamos que nadie podía callarlos.
Hablaron de la vieja Narnia, de todas sus aventuras, de cómo Susan había entrado, hasta llegaron a hablar de las ciudades que Susan había visitado en nuestro mundo, lo que resultaba extraño.
- Y... ¿Cómo es que llegaron a la casa del profesor? -Preguntó Caspian, interrumpiendo a Susan mientras contaba cómo entraron.
- La guerra... mandaban a todos los niños lejos... para protegerlos. -Dijo Susan, con tristeza.
Caspian sólo la observó. Un minuto estuvo en silencio... Pero Caspian reaccionó, el padre de Susan había muerto en una de las guerras.
- Lo si... siento mucho, Susan, no quise ... -Se disculpó Caspian, notando cómo los ojos de Susan empezaban a humedecerse.
- Está bien, yo debería tenerlo ya asumido... pasó... hace mucho... pero... -Susan quebró en un llanto. -¡A veces todo es tan extraño! Extraño los viejos tiempos, en casa, con Papá, con Mamá... ¡Todo es tan loco!...
Caspian tomó su mano, intentando tranquilizarla y Susan se abrazó al brazo de Caspian, lo que pronto terminó en un abrazo con todas las letras.
La joven no notó que se encontraba llorando contra el pecho de Caspian, y él sin saber qué hacer, acarició su cabello.
Cuando el llanto cesó, sus ojos volvieron a encontrarse.
- Sólo mírame... -Dijo Susan, secando sus lágrimas y comenzando a reír.
- No está mal llorar... No está mal sentir... -Siguió Caspian, sonriéndole.
- Gracias... -Dijo Susan. -Gracias por escucharme...
- Gracias a tí por confiar en mí... -Contestó Caspian, mirándola con ternura.
- Bueno, se nos ha echo tarde. Ya debo volver por Lu e ir con mis hermanos. Nos veremos en otro momento, ¿Verdad? -Dijo Susan, que se puso de pie, y ya estaba subiéndose a su caballo.
- ¡Claro! ¡Me encantaría! -Dijo Caspian, sonriendo.
- Bien... Nos vemos. -Se despidió Susan con una sonrisa.
- Nos vemos Susan. -Saludó Caspian.
La joven Reina cabalgó de vuelta hasta la casa de los enanos. Junto con Lucy regresaron a Cair Paravel, pero mientras...
- ¿Qué has echo en este tiempo, Su? -Preguntó la pequeña, curiosa.
- Pues... seguí el paseo y luego me encontré con Caspian... Estuve con él un rato. -Contestó la mayor, algo inquieta.
- Mm... Está bien... -A Lucy se le cruzaban miles de preguntas, pero notaba que Susan no estaba cómoda. Prefirió reservarlas para después.
Ya en Cair Paravel, almorzaron todos juntos. Sus vidas eran como un festejo, siempre felices, siempre juntos. Celebraban la paz por la que tanto habían luchado.
Durante la tarde, Susan se la pasó practicando con Edmund, ella también le enseñaba a usar correctamente el arco.
Por la noche, cenaron y cada uno se fue a su habitación a descansar.
Susan se vistió con su ropa para dormir y se cubrió con una bata. La noche era calurosa y el cielo estaba despejado, la luna estaba casi llena. El clima estaba pesado y Susan apenas podía cerrar sus ojos.
Salió a su balcón, y se quedó así, contemplando el cielo, la luna, las estrellas y toda Narnia debajo de ellas. Se quedó meditando. Un rato más y sus ojos comenzaron a pesar, asíque volvió adentro y se recostó, quedando completamente dormida.
Unos minutos después de esto, Caspian (quien solía dar paseos nocturnos por la falta de sueño), pasó justo por debajo de su balcón, buscando con la mirada si había alguien allí, pero sin tener éxito volvió a su castillo.
La vida continuó en Narnia, alrededor de un mes después, Susan y Caspian eran muy buenos amigos, siempre salían a recorrer los bosques, a pasar horas y horas charlando. Caspian pensó en que ya era tiempo de hacer saber a Susan lo que sentía, pues desde el primer día se fijó en ella, y esto fue creciendo con el tiempo, cuanto más la conocía, más la quería y más le gustaba. ¿Sentiría ella lo mismo? Ésta era la pregunta que le robaba horas de sueño, la primera que se le cruzaba al verla sonreír. ¿Sería él capaz de hacerla sonreír así?
En todo esto, Caspian siempre iba a buscar a Susan para pasear, o invitarla a su castillo, era muy común verlo llegar a Cair Paravel, además se llevaba muy bien con Edmund y Lucy... y bueno... con Peter, que era algo distante pero no había problemas.
Una de tantas noches, muy calurosa por cierto, Susan estaba aún en su balcón, vestida normalmente. No tenía sueño y el calor era sofocante, el aire del balcón le hacía bien.
- Buenas Noches, su Majestad. ¿Qué hace a estas horas aún despierta? -Preguntó una voz desde abajo del balcón.
- Pues... -Susan iba a explicarse, hasta ver quién era. -La pregunta es, ¿Qué hace usted, su Majestad? -Contestó riendo.
- No puedo dormir, decidí dar un paseo... -Contestó Caspian. -Puedes venir conmigo.. ¿Quieres? -Propuso, sonriendo con timidez.
- No lo sé, ¿Qué pensaría Pet si yo me fuera ahora? Todos están durmiendo, no lo sé... -Dijo Susan pensativa.
- Ven, nadie lo sabrá... Sólo un rato. -Suplicó Caspian como un niñito.
- Está bien... te veo en la entrada al bosque... ¡Ve! -Dijo Susan, con una gran sonrisa.
La joven bajó las escalerillas lo más rápido posible, sin siquiera hacer ruido; entró al establo y tomó su caballo. Cabalgó hasta donde estaba Caspian.
- Hola de nuevo... -Dijo, sonriendo.
- ...Hola... -Saludó Caspian.
- Si nos atrapan... Tú me secuestraste... ¿Hecho? -Advirtió ella riendo.
- Hecho... Acaso... -Empezó Caspian, pero fue interrumpido. Iba a decir que si acaso le gustaría eso.
- Es mejor si nos vamos ahora, pueden vernos aquí. -Sugirió Susan.
- ...Está bien. Conozco un lugar que quiero mostrarte. Sígueme.
Susan siguió a Caspian, a través del bosque.
- Ya llegamos, Susan... -Dijo el Rey y se detuvo.
Ciertamente, el lugar era muy bello. Se había formado una pequeña laguna en medio de los árboles; No muy extensa pero lo suficientemente profunda como para que a Susan le llegara el agua al pecho.
La luna se reflejaba en él, y un gran árbol estaba inclinado en la orilla hacia la laguna... Era un árbol de tronco muy grande, parecido a lo que nosotros conocemos como Sauce Llorón. Sus ramas tocaban el agua.
- ¿Cómo encontraste este lugar?... -Preguntó Susan, asombrada.
- En mis paseos nocturnos... -Contestó Caspian con una sonrisa.
- Es bellísimo. -Admiró Susan, casi susurrando.
- Como tú... -Respondió Caspian, lo que hizo que Susan lo mirara algo sorprendida por su respuesta. -Mm... bueno... Aquí podemos quedarnos un rato, nadie nos espía. -Repuso.
- Bien... -Susan se acercó a la laguna, Caspian la siguió; y cuando estuvo lo suficientemente cerca, ésta lo salpicó, alcanzando a mojarlo. -¡Caíste! -Gritó ella riendo a carcajadas.
- Muy lista, ¿no? -Reía él, salpicándole aún más agua.
Esta guerra continuó hasta que los dos se metieron hasta las rodillas al agua. Ya era suficiente.
- ¡Qué desastre! Si Pet me viera... -Reía Susan, sentándose debajo del árbol, junto a Caspian.
- Pero Pet no está aquí, Susan... -Dijo Caspian, colocando su mano sobre la de Susan, lo que hizo que se estremecieran.
- Supongo que tienes razón... -Contestó ella. El tono de su voz era muy distinto, muy suave. Luego suspiró y se recostó hacia atrás. -¡Este lugar es tan tranquilo..! -Dijo Susan, cerrando sus ojos.
- Lo sé... -Dijo Caspian, observándola. Era tan perfecta... Él también se recostó, no del todo, estaba apoyándose sobre sus codos.
Así permanecieron, tranquilos, descansando.
Caspian se volteó al lado en el que estaba Susan, quedando su cara sobre la de ella, no muy cerca. Ella estaba con los ojos cerrados. Caspian le acarició suavemente una mejilla, luego le corrió el cabello de la cara, suavemente.
- ¿Qué haces? -Le preguntó Susan, sonriendo nerviosa y abriendo sus ojos.
- No lo sé... eres tan bonita... -Caspian sonrió también, con cierta timidez.
- No tanto como tú... ¿Sabes? -Dijo la joven mirándolo con picardía, y luego calló nuevamente.
Susan entrelazó los dedos de su mano con los de él.
- Creo que ya deberíamos regresar... -Dijo Caspian, rompiendo el silencio.
Susan lo miró confundida. "Sí" fue todo lo que dijo.
Ambos cabalgaron de vuelta, en silencio.
- Hasta mañana... -Dijo Caspian, ya en la entrada del castillo.
- Hasta mañana.. -Contestó Susan, en un tono frío.
Caspian lo sintió... ella estaba molesta. Apenas pudo hacer un movimiento, cuando Susan se volvió de repente, y le dio un beso en la mejilla.
- Gracias por el paseo...
Fue lo último que escuchó antes de que ella entrara al castillo. Pues sí, ella estaba algo confundida, pero entendía lo que pasaba con Caspian, no podía presionarlo y no podía enojarse por eso. Él lo comprendió, fue un poco cobarde de su parte no besarla. Esa parecía ser la prueba de amor.
Al día siguiente una noticia paralizó a todos: Una familia de telmarinos presentaron a su hija ante Caspian. Según sus padres, la chica tenía sangre real, y podría ser su esposa, además de que era telmarina como él.
Era verdad, Caspian necesitaba una Reina a su lado, y también hijos.
Luego de una hora platicando, decidieron por Caspian: La chica viviría en su castillo, durante para lo que nosotros sería algo así como un mes. Debía lograr enamorar a Caspian.. Claro que él no estaba muy contento, pero temía hablar sobre Susan.
Ese día, nadie se enteró en Cair Paravel de lo que pasaba, y Susan estuvo esperando a Caspian. Dos días pasaron y ni noticias de Caspian... ¿Acaso ya no la quería? ¿Qué sucedería? ¿Enfermó? ¿Estaría molesto? Eran algunas de las preguntas que Susan formulaba en su mente, recostada en su cama.
La verdad era que no podía, tenía una nueva visitante, algo así como una "novia"... (Obligada, claro).
- ¡Edmund! ¡Su! ¡Lucy! ¡Vengan! ¡Tengo noticias! -Los llamaba Peter desde la sala principal.
- ¿Qué sucede, Pet? -Preguntó Edmund, bajando las escaleras junto con Lucy.
- No les diré hasta que Susan venga. -Dijo el mayor.
- ¡Aquí Estoy! ¿Qué sucede? -Dijo Susan, acercándose.
- Tengo noticias sobre Caspian. -Comentó Peter, muy entusiasmado.
- ¿Caspian? ¡Habla! -Dijo Susan. Su corazón se aceleró. ¿Era algo bueno, o algo malo?.
- Pues se ha comprometido. Una telmarina estará con él por un tiempo en su castillo. Si todo va bien, ¡Pronto se casarán! -Contó Peter sonriendo.
- ¿¡Qué! ¿¡Cómo pudo pasar! ¿Acaso...? -Dijo Susan, muy alterada. Su corazón dio un vuelco.
- ¿Acaso qué, Susan? -Preguntó la pequeña Lucy.
- Nada... olvídenlo... -Contestó Susan, abatida. Subió a su cuarto y no se la vió hasta la otra mañana.
Sus lágrimas no cesaban. ¿Por qué Caspian haría eso? ¿Acaso no la quería? ... Mm bueno, él no había dicho nada... ¿Era una mentira? Susan se sentía en cierto modo... traicionada, usada, frustrada.
Esa noche lloró amargamente hasta quedarse dormida.
A la mañana siguiente, desayunó tarde, y se sentó a leer bajo un árbol casi toda la mañana.
- Susan... -Esa voz era conocida. -¿Cómo estás? -Caspian se acercó a ella.
- En verdad no lo sé. -Respondió Susan, con frialdad.
- Lo lamento... no pude venir porque... -Susan lo interrumpió.
- Porque estás con tu prometida, entiendo. -Contestó ella.
- No me siento cómodo hablando aquí, ¿podemos ir al bosque? -Preguntó Caspian.
- Está bien.
Susan acompañó a Caspian al bosque, sin emitir sonido alguno en todo el camino.
Allí charlaron.
- No tuve opción... -Intentaba explicarse el joven.
- Creí que me querías... supongo que eran demasiadas fantasías... al menos hubieras avisado, estaba preocupada. -Reprochó Susan.
- Susan... no sólo te quiero... te quiero... demasiado... -Caspian odiaba ver como su rostro se tornaba rojizo, y sus ojos se inundaban.
- Que sean felices... -Susan no pudo contener un par de lágrimas que rodaron por sus mejillas, y cabalgó a toda velocidad de vuelta a Cair Paravel.
- ¡Susan! ¡Espera! ¡Susan! -Caspian se quedó en su lugar, sabía que no serviría seguirla...
Susan entró al castillo, y sin dejar que nadie la viera, volvió a encerrarse en su cuarto.
