PROLOGO

Sentía un fuerte palpitar en su pecho, el miedo lo llenaba, solo podía pensar en seguir conduciendo su motocicleta para intentar llegar a tiempo al puerto donde el Baron Zemo se encontraba.

–No puedo creer que dejara que esto pasara- dijo Steve Rogers, un joven que fue expuesto a un suero para poder crear una raza de súper soldados que ayudarían a estados unidos a ganar la guerra, pero que después de hechos desafortunados es el único existente. Afortunadamente no se necesitó de más para cambiar los resultados, solo fue necesario este hombre de buen corazón, el Capitán América.

-No te preocupes Cap, en un momento estaremos allí y veras que lo venceremos como siempre- lo animaba su Joven amigo James Buchanan Barnes, quien había luchado al lado del capitán incontables batallas siempre trayendo con si la victoria para su país bajo el nombre de Bucky.

Era el quinto año de la segunda gran guerra, las potencias del eje mantenían aterrorizada a Europa y aunque los aliados lograron obtener una victoria en los bombardeos ocurridos en Francia, los espías infiltrados bajo el mandato de Red Skull informaron que aun la guerra continuaba y pronto sucedería un ataque terrorista similar dirigido por el Baron Zemo, villano del bando nazi contra quien el capitán ya había tenido la oportunidad de luchar en ocasiones anteriores.

El viento golpeaba su rostro, sus labios no se movían pero sus pensamientos no podían quedarse quietos. Según la información obtenida, un pequeño avión experimental sería lanzado del puerto al que se dirigían y estaría cargado con una gran cantidad de explosivos, ¿Cuál era el blanco del ataque? No se sabía, esa era toda la información que se logró obtener, pero era suficiente para poder prevenir que más gente muriera si su misión salía con éxito. Unos minutos después se alcanzaba a divisar en la distancia el puerto donde el capitán logró percibir la figura de un pequeño avión y varias otras de al parecer personas.

-¡Agárrate bien muchacho! Iremos directo por la bomba- gritó el capitán a su joven acompañante.

Las palabras se perdían un poco con el sonido del viento pero Bucky logró entender y solamente afirmó con la cabeza. El capitán entendía que no podía perder tiempo en batallas como siempre, este era un caso de gran riesgo pues el Baron Zemo había colocado una bomba en ese pequeño avión, de tal forma que era la prioridad entrar y desactivarla.

La figura de Zemo se hizo visible, este moviendo las manos grito algo a sus secuaces quienes se dirigieron a la vía y comenzaron a disparar.

Habían sido vistos finalmente, no había tiempo para pensar. Con gran habilidad el capitán colocó su simbólico escudo en la parte delantera de la moto y con una gran precisión inició maniobras evasivas con las que logró esquivar la mayoría de las balas.

¡Clang! Era el sonido que algunas de las balas hacían al chocar con las estrellas o las barras blancas y rojas dibujadas en el escudo triangular, la inclinación dada a la moto hacia que la rodilla del capitán estuviera a tan solo unos centímetros del suelo.

Bucky se aferró a la cintura de Rogers para no caer a la velocidad que se encontraban, la gran espalda de su amigo quien iba conduciendo no le permitía ver a sus agresores así que solo podía limitarse escuchar el sonido metálico de las balas contra el escudo y a sentir cuando la moto volvía a enderezarse para posteriormente solo inclinarse nuevamente hacia el otro lado.

Fue entonces cuando ya estando cerca, una de las balas golpeó la llanta delantera, el cambio drástico de presión hizo que el capitán perdiera el equilibrio, reaccionando en tan solo unos segundos agarra con su mano izquierda su escudo en la parte delantera de la moto y girando su torso agarra a Bucky, quien es lanzado por los aires sobre los secuaces de Zemo y directo hacia el pequeño avión del puerto.

Esta distracción fue toda la entrada que el capitán necesitó para patear la moto hacia la mitad de sus enemigos y embestir a los que aun miraban al joven Bucky pasar sobre ellos.

Sin dificultad y con un gran manejo de su cuerpo, el muchacho que estaba en el aire dio un par de giros y al tocar el suelo lo hizo de tal forma que sus piernas le dieron el impulso para seguir corriendo en dirección de la bomba, nunca giró la cabeza pues confiaba ciegamente en los movimientos del capitán y en tan solo unos segundos se encontraba sobre el pequeño avión.

-¡Muy tarde Capitán!- Se oyó decir al Baron Zemo mientras este oprimía un interruptor -¡Ya no puedes hacer nada!-

Los ojos de Steve se abrieron de par en par, no podía detener el despegue pero es posible que pudiera ayudar a Bucky. Así que corrió en la dirección que se encontraba su amigo pero con horror observo que el mecanismo se empezaba a despegar del suelo, aplico toda la fuerza que pudo a sus piernas y saltó extendiendo su brazo el cual alcanzó por pocos centímetros agarrar la parte trasera del avión.

Ya no estaba en tierra, lo poco que quedaba de esta se alejaba a gran velocidad y debajo suyo todo se empezaba a cubrir del color azul del mar.

-¡Cap, no creo poder lograrlo!- La voz de Barnes se encontraba temblorosa, él entendía que este sería su fin, una cosa es desarmar una bomba en tierra firme pero otra muy distinta es hacerlo en medio del aire con una gran presión del viento en el rostro.

-¡Confío en ti muchacho!- El capitán procuró darle esperanza y en un intento brusco de subirse, golpeó accidentalmente la parte baja de una de las alas de su transporte.

Este golpe hizo que el mecanismo empezara a girar en el aire de forma aleatoria, ninguno podía ver nada, todo daba vueltas a su alrededor. El aire no solo impedía ver bien sino el exceso de este en sus caras, irónicamente impedía una buena respiración.

-Lo siento Cap, ¡Es imposible!- Las lágrimas en los ojos de Barnes fueron otro obstáculo más para poder distinguir el rostro del capitán en su intento desesperado de encontrarlo, deseaba ver por última vez a aquella persona con quien luchó contra la injusticia, a la inspiración de su país para siempre seguir adelante en estos tiempos de guerra, a aquel hombre que más que un líder era su amigo.

Y entonces ocurrió, la nave explotó. Un ensordecedor sonido seguido de una cegadora luz y el cuerpo de Steve caía hacia el mar. Aunque todo ocurría en un par de segundos, frente a los ojos del capitán Rogers parecía andar en cámara lenta, allí en el aire a unos metros de distancia giraba su escudo, ¡oh! Las veces que lo había salvado y ayudado, logró detallar por última vez esas pequeñas hendiduras que dejaban las balas al chocar contra este, la pintura ya llevaba un tiempo cayéndose y entonces en su cabeza resonó la voz de Bucky quien hace unos días atrás le había propuesto que ya era hora de retocar el escudo y él en su tono alegre le respondió -¡Claro muchacho! Seguro mañana termina finalmente esta guerra y lo pintaremos juntos. ¡Ja! Seguro quedara tan perfecto como el día en el que me fue entregado y lo colgaremos en un museo para dejar todo esto atrás-

-Momento… ¡Bucky! ¿Dónde se encuentra Bucky?- Fueron las palabras que pasaron por la mente de Steve y dirigió su mirada al avión, todo era una nube gris la cual poseía tonos rojos y con fragmentos de la nave esparcidos por el aire, no importa por donde mirara no lograba divisar a su joven amigo, la nube era muy grande… pero no de un tamaño considerable para ser considerado un ataque.

¿A dónde se dirigía el avión? Fue una duda que empezó a tener Steve, no había tenido tiempo de analizarla, salió corriendo al lugar casi inmediatamente de ser informado de la bomba, no hay bases navales ni instalaciones en dirección donde fue lanzado el aparato parecía más una dirección aleatoria, y entonces lo entendió, si era una dirección sin sentido ya que era una trampa. Red Skull había planeado toda esta charada para deshacerse del capitán de una vez por todas. Tenía calculado que Steve se subiera al avión y entonces accionaría la bomba, si no moría por la explosión, moriría por la caída o se ahogaría en un punto desconocido del océano, no era el plan más ingenioso de todos pero se sintió como un idiota al entender que aun así se dejó engañar.

Lleno de frustración e ira cerró los ojos, era muy tarde y no había nada más que pudiera hacer, lágrimas empezaron a salir de sus ojos mientras juraba que podía oír la odiosa risa de Red Skull. Aceptó su derrota y cayendo al mar deseó que algún día existiera alguien que lo pudiese vengar y que llevara el triunfo a casa –Lamento solo tener una vida para dar por mi país- susurró y sintió el fuerte choque contra el mar, el helado abrazo del agua lo empezó a cubrir mientras sentía que su historia de guerra terminaba ahí.

De pronto su cuerpo fue halado hacia la superficie siendo agarrado desde su tobillo derecho y antes de perder conciencia totalmente intentó ver a su salvador, una figura femenina de cabello negro.