Disclaimer: Lamentablemente no me pertenece One Piece y sus personajes son propiedad de Eiichiro Oda y la historia de Aoki Umi No Toraware Hime es propiedad de Ayamura Yuki.
¡Hola! Hoy estoy muy emocionada por que les traigo esta historia Lawna :D que es una adaptación de este Manga corto que me ha gustado un montón y pensé ¿Por que no adaptarlo a OP? Si no me conocen soy SkyInPieces, también soy traductora de otra historia Lawna que es Scattered de la autora Kagehime, que si no lo han leído los invito a pasar por allí.
Me gusta un montón esta pareja así que verán mucho de mi por aquí durante un tiempo, tengo preparadas varias historias que espero que todas amen tanto como yo. Decidí que esta sería la primera que publicaría; quiero adaptarme a este Fandom, ya que soy algo nueva.
Si Law o Donflamingo les parecen tan Ooc, ¡por favor disculpen! Esta historia también es una prueba de ver como soy capaz de escribir varios de estos personajes que tanto me cuestan, así que cualquier sugerencia o recomendación son siempre bienvenidas para mejorar como escritora.
Capítulo I
-El mar es un gran escenario donde comienzan muchas aventuras, una numerosa cantidad de personas con grandes sueños y ambiciones cuentan su historia partiendo desde un pequeño e insignificante puerto hasta el extenso e infinito mar azul, esperando que su viaje sea recordado por siempre en la cabeza de las personas y no olvidado en un viejo pedazo de papel marrón y desgastado. Es allí donde las historias sobre piratas, princesas y castillos se hacen realidad y donde los destinos se entrelazan y las conexiones se vuelven irremediablemente fuertes.
En un punto pequeño del mar, donde la brisa barría las olas y el sol comenzaba a ocultarse detrás de la cortina de agua tiñendo el cielo de colores naranjas y rosas; desde un navío que naufragaba en las impredecibles profundas y peligrosas aguas de Nuevo, se encontraba un hombre mirando hacia un punto no especifico, pensando en los planes que serían ejecutados dentro de poco, repasando cualquier detalle que se le pudiese salir de las manos. Estaba de pie en la proa perdiendo de vista el puerto de donde partieron, acercándose a paso lento a su objetivo y esperando pacientemente.
— ¡Capitán! —escuchó decir de uno de sus subordinados. Sin despegar la mirada, le indico con la cabeza que continuase hablando—. ¿No es algo peligroso que vaya usted solo?
—Si vamos en grupo atraeremos demasiado la intención—explicó mirándolo por el rabillo del ojo, esperando que no insistiera en cambiar los planes que ya había acordado, después de todo quería que todo saliese de acuerdo a como lo tenía previsto.
—Pero…—tartamudeo aún no muy seguro de su decisión. Si ocurre algo…
—Está bien—interrumpió—. He memorizado el camino hasta la habitación de la princesa—agregó luego de que observo que su subordinado no se encontraba seguro de que nada malo pasaría. Los hombres de su barco lo respetaban, y por esa misma razón también se preocupaban cuando usualmente él tomaba decisiones tan arriesgadas como esa, pero siempre se aseguraba de tranquilizarlos y que dejaran las preocupaciones a un lado y confiaran plenamente en él.
-En el Nuevo Mundo existen muchísimas Islas y archipiélagos, todas tan diferentes de los otros y cada uno con algo que los caracteriza, esta historia en particular está situada en el reino de Wheatheria que es uno de las Islas más grandes, encontrándose en el centro y rodeado de otros reinos hermanos, pero esta isla posee una característica que lo hace especial, siendo uno de las pocas conocidas Islas en el cielo, siendo su existencia casi olvidada por el Gobierno u otros lugares del mundo.
En este peculiar país existe una princesa admirada por su singular belleza y carisma, pero conocida con un carácter poco adecuado para una princesa, pero aun así es muy solicitada para ser la futura esposa y reina de muchísimos príncipes y países cercanos. Esta princesa se encontraba caminando tranquilamente por los pasillos del palacio con una mirada irritada en su rostro y rodeada de un montón de mujeres, mejor conocidas como sus doncellas que le seguían el paso a todo lugar al que se dirigía, sin dejarla sola ni siquiera para ir al baño y tan apegadas que no le daban su propio espacio.
—Princesa Nami—escuchó que la llamaban, se volteó con cansancio para encontrarse a la persona que menos quería ver ese día, pero por el futuro de su país y de su propia seguridad se aclaró la garganta para cambiar su tono de voz y cambio su ceño fruncido por una falsa sonrisa dulce y alegre.
—Donflamingo—le saludó con cortesía inclinando un poco la cabeza. Él le miró fijamente y luego se acercó hasta quedar frente a ella.
—Me alegro de veros aquí—sonrió y de su espalda saco un enorme ramo de flores silvestres con cálidos colores—. Están son flores de Dressrosa—explico tendiéndoselas para que las tomara—. Como pensé, os sienta muy bien.
—Son muy lindas—dijo tomándolas entre sus manos. Al principio se sorprendió del detalle pero sonrió con fingida inocencia, prefería que le regalase algo útil como dinero por ejemplo, pero intento no mostrar una mueca de incomodidad. Las doncellas al ver que interrumpía y sobraban de alguna manera solo se marcharon por primera vez en el día dejándolos a solas, cosa que la peli naranja no le gusto, deseando que se volviese a pegar a ella como siempre solían hacer.
—Nada comparado con vuestra belleza—la elogió mientras sus labios se elevaban para hacer una sonrisa. Nami grito internamente por sus patéticos intentos de hacerla caer a sus pies. Trago rápidamente e intento cortar la conversación.
—Oh no—dijo—. Son maravillosas, gracias.
— ¿Confiareis más en mí Princesa? —le preguntó—. Después de todo sois mi prometida, ¿No es así? —dijo intentando acercarse un poco más cerca, ella retrocedió un paso. No podía ver los ojos del hombre debido a los lentes oscuros que llevaba, pero de alguna forma aun podía sentir su mirada sobre ella.
—Sobre eso…—dudó—. Creo que es algo extraño—admitió, pero el pareció no tener reacción alguna ante sus palabras—. Wheatheria es un país religioso y de creyentes, siempre permanece imparcial, y nunca interfiere con otros países, y aun así casarme con el Rey de otro reino…—mintió poniendo excusas, ella no quería contraer matrimonio con alguien quien no quería y muchos menos si no confiaba en él.
—De hecho—la apoyó y sonrió de una forma muy extraña que le hizo tener escalofríos en la espalda—. Yo, como mi país, somos creyente de la religión de vuestro reino—dijo y comenzó a arrodillarse frente a ella, quedando a la altura de sus caderas—. Hay muchos que piensan que este matrimonio es solo para apropiarnos de este antiguo reino—explico con fingida vergüenza—. Sin embargo, mis intenciones son puras-dijo tomando su mano derecha y observándola directamente—. Os quiero princesa.
La princesa Nami admitió que su rostro había adquirido un pequeño sonrojo, pero solo por la vergüenza de tenerlo arrodillado frente a ella. Aquel hombre le causaba de alguna forma mala espina, aparto su mano llevándola a su pecho; no le creía en lo absoluto, y mucho menos al ser alguien que no conocía hace dos meses.
— ¿Me odiáis? —preguntó sonriendo burlonamente, luego de observar su reacción defensiva. Su sonrisa característica era irritante, aquella falsa humildad del rubio no la hacía más que causarle nauseas.
—No me refiero a eso, solo…-dijo pero fue interrumpida, causando que su ceño se frunciera e hiciera un mohín de disgusto. A Nami no le gustaba que la interrumpieran mientras hablaba, si de verdad Donflamingo, actual Rey de Dressrosa quería contraer matrimonio con ella, estaba comenzando con el pie izquierdo.
—Te daré un poco más de tiempo—le dijo. Nami se sintió confundida, sonaba como una amenaza—. Espero que pienses en ello, Princesa Nami. Antes de que pudiera responderle, una de las criadas irrumpió en la habitación con rostro preocupado.
— Donflamingo-sama—le llamó con voz temblorosa luego de entrar. El susodicho continuo mirándola sin voltear a ver a la mujer que se encontraba para a escasos metros de ellos—. «Que malos modales—pensó Nami rodando los ojos».
—Que lastima, parece que ya es la hora— dijo levantándose del suelo y comenzar a caminar alejándose de ella, para alivio de Nami—. Princesa, confío en que la próxima vez que nos veamos; podré besar vuestra mano—se despidió marchándose del lugar junto a la mujer que anteriormente había entrado. A Nami le entro un pequeño escalofríos de solo pensar en que Donflamingo la tocase siquiera.
—Princesa, le estáis dando demasiadas vueltas—le dijo Lola, su criada mientras acomodaba las flores que le había regalado Donflamingo, en un florero a un costado de su cama—. Se refleja en vuestro rostro.
—Bueno—dijo haciendo un puchero—. Está bien.
—Si la princesa se casara, ya no seriamos capaces de hablar así nunca más—opinó tristemente.
—Lola, apruebas todo esto del matrimonio, ¿Verdad? —le pregunto mirándola por el rabillo del ojo, ella sonrió alegremente mientras olía las flores.
—Sí, por supuesto—afirmó—. Donflamingo es muy inteligente, posee millones y es algo atractivo—dijo con gran admiración. Nami no estuvo del todo de acuerdo—.Aunque supongo que no puedo compararse con Absalom-sama por supuesto. Nami rio por su comentario—. Sería el marido más apropiado para vos Nami.
—No he escuchado buenos rumores sobre él-admitió—. Pero…Supongo que serán solo eso, rumores…—susurró, pero aunque Nami había dicho eso nada más para que Lola no se preocupase, sabía que aquel hombre escondía cosas, y aunque no confiaba en él, deseaba que los rumores que había escuchado no fueran reales, porque eran tan horribles que ni siquiera quería imaginárselo.
— ¡Por supuesto que lo es!-exclamó—. Dressrosa es una de las naciones más grandes. Donflamingo es el Rey, y posee una de las familias más poderosas en el Nuevo Mundo. Incluso corren rumores de que su fortuna es inmensamente grande—alardeó—. Vuestro futuro estará asegurado.
—Si lo sé. Es solo que de alguna forma tengo miedo, a pesar de que traigo muchos beneficios a este país —dijo con una mueca—. No puedo confiar en el del todo. « -—Es extraño-pensó. –A pesar de que hasta ahora ninguna princesa ha sido prometida en matrimonio con nadie de otro país» — ¿Este compromiso cambiara nuestro reino? —le preguntó.
—Lo ha decidió el emperador—respondió—. Nami, deberías creer en lo que dice vuestro tío y dejarlo en sus manos—dijo con miedo en su voz, después de todo no podía culparla si decidía contradecirla por su propia seguridad.
— ¡Pero…!—exclamó con molestia.
—Si os quedáis despierta hasta muy tarde estaréis cansada por la mañana—interrumpió sin mirarle a los ojos—. Por favor, id a acostaos—le ordeno antes de marcharse y apagar las luces. Ella suspiro con cansancio.
—Entiendo—susurró más para ella misma que para responderle a Lola.
Intento conciliar el sueño, pero los pensamientos en su mente le impedían hacerlo correctamente. Se sentó en su cama mirando a la ventana que tenía a un lado, observando la maravillosa vista que tenía desde su habitación; no dejaba de preguntarse qué camino debería escoger, si hacer caso a las órdenes de su tío Arlong, a quien odiaba, o en cambio escuchar a su corazón y decidir hacer otra cosa. «— ¿Sera que en verdad le estoy dando demasiadas vueltas? —pensó» Pero simplemente no podía ignorar el presentimiento en su pecho de que algo no andaba bien.
Sus pensamientos fueron interrumpidos, cuando logro escuchar el crujido de la puerta sonar al ser abierta, no sabía quién podría ser a esas altas horas de la noche, aunque era probable que fuera Lola u otras de las mucamas, incluso pensó en Arlong quien solía visitarla de vez en cuando en su habitación sin siquiera tocar
— ¿Eres tu Lola? —preguntó.
—Princesa Nami—le llamó una voz grave y ronca, que no reconoció—. Perdonad mi súbita aparición—se disculpó inclinándose ante ella aun afuera de la habitación—. Tenía que hablar con vos directamente princesa. Nami se sobresaltó.
— ¿Quién eres? —peguntó con amargura y desconfianza intentando verle el rostro.
—Mi nombre es Trafalgar Law—se presentó y le miro directamente a los ojos, penetrantes y de un oscuro color gris, vacíos y bastante atrayentes. Era lo único que podía distinguir entre la oscuridad, su figura alta y fornida era apenas notable en la sombría habitación.
—Trafalgar—repitió intentando recordar donde había leído aquel apellido.
—Alguien que se preocupa por el futuro del mundo.
— ¿Qué es lo que quieres de mí? —preguntó con desconfianza y recuperando la compostura.
—Me gustaría que reconsideradas vuestro matrimonio con Donflamingo. Nami abrió los ojos con sorpresa. « — Como es que lo sabe…—pensó»
— ¿Corre algún rumor sobre eso? —preguntó con nerviosismo, algo que no pasó inadvertido por el misterioso visitante.
—No sé nada sobre eso—admitió—. Dressrosa está declarando la guerra a sus países vecinos y volviéndolos sus vasallos—explico—. Este casamiento es equivalente a un ataque al poder de Wheatheria. Estamos de acuerdo con su opinión princesa.
« — ¿Cómo es que incluso sabe algo que he estado ocultado, incluso a mis amigos? —pensó anonadada.»
—La forma de actuar del país es extremadamente arrogante—escupió con acidez—. Princesa, ¿Vendréis con nosotros? Al cruel país que oprime a los inocentes, haremos caer un martillo de hierro sobre ellos.
La peli naranja abrió sus ojos con sorpresa, y con sus manos tomo la tela de su vestido y la apretó mirando hacia abajo.
—Lo siento—dijo bajándose de la cama y se arrodillo unos cuantos pasos más adelante para mantener el contacto un poco más de cerca—. No puedo ir.
—Comprendo que es muy maleducado por mi parte, siendo alguien a quien no conocéis, que os pida que vengas conmigo. No tenéis que responderme inmediatamente.
—Trafalgar—le llamó—. Hay muchas cosas que aun debo hacer en este país, además no deseo la violencia—contesto firmemente y segura de sí misma—. Mañana intenta persuadir a mi tío de nuevo sobre el asunto del matrimonio. Aunque advierto que es algo imposible, ya lo he intentado.
—Perdonad mi impertinencia, pero…—titubeó—. Parece que en este palacio nadie se toma en serio vuestras opiniones ¿No es así? —afirmó y Nami frunció el ceño, por más que quisiese negarlo sabía que el hombre tenía razón. Desde que sus padres habían muerto y su tío se hizo cargo de todo su futuro, toda la vida que siempre quiso desapareció en la tumba junto a sus familiares debajo de varios metros bajo tierra.
—Aun así—dijo intentado calmar su voz y que no sonase temblorosa—. Si hablo con ellos, estoy segura de que entenderán—mintió. Sabía que nunca la escucharían pero debía intentarlo siquiera, ya que ella no quería casarse de todos modos.
—Comprendo—dijo levantándose lentamente de su posición anterior y Nami se preguntó cómo era que el hombre pudo estar todo el rato de rodillas. Sin siquiera poder parpadear, desenvaino su Nodachi que se encontraba a un lado de donde estuvo sentado y corto la puerta en dos con un solo movimiento—. En ese caso, tendré que llevarte—masculló, fue entonces cuando pudo ver una imagen completa del hombre frente a ella, cabello negro, alto y con facciones toscas, y aquellos ojos tan oscuros que la hacían estremecer.
Ella intento alejarse y maldijo al saber que su clime tact no serviría de nada en este caso, no recordaba de donde había escuchado aquel peculiar apellido pero sabía que aquel hombre era peligroso, solo bastante con ver su postura rígida y su aire de poder para entenderlo. La tomo de las caderas y la coloco en su hombro como un saco de patatas, cosa que le hizo enfurecer.
— ¡Bájame maldita sea! —Gruñó golpeando su ancha espalda—. Puedo caminar sola cabrón. Su vocabulario hizo reír al moreno de una extraña manera. La coloco en el suelo y cuando pensó entonces que la dejaría caminar por su propia cuenta, le tapó la boca con un trozo de tela; clavo sus ojos furiosos sobre él, pero la ignoro, la cargo de nuevo y ella continuo pataleando y golpeándole la espalda en un intento de que la soltase.
-El pirata cuyo nombre trataba de recordar "Trafalgar Law" había estado caminando por un largo rato desde que la había obligado a irse con él, había dejado de intentar luchar con el pelinegro para que la soltase ya que no había servido de mucho. Se preguntó a donde la llevaría y se aseguró de memorizar el camino desde que habían salido, para cuando tuviera la oportunidad de escapar. Se sorprendió cuando detuvo su paso en el muelle.
— ¡Capitán! —escuchó que lo llamaban, pero dada su posición no pudo voltear y ver al dueño de la voz—. ¿Se encuentra bien? ¿Cómo fue todo? Estaba preocupado, lo siento—se disculpó.
—Fue bien—dijo y Nami gruño ante su respuesta—. Nos dirigiremos al punto de encuentro. ¿Cómo van las preparaciones del barco?
—Todo listo Capitan—respondió.
—Entonces partiremos de inmediato—ordenó lanzándola a los brazos del que supuso seria alguno de sus Nakamas, se sorprendió al encontrar un gigantesco oso de color blanco y pelaje suave, le miro de forma extraña—. Enciérrala en el camarote o en otro sitio—le exigió—. Asegúrate de amarrarla—agregó con una pequeña sonrisa mientras se acercaba para quitarle la tela de la boca.
— ¡Eres un maldito pirata! —Escupió con furia—. A pesar de decir estupideces como que te preocupaba el futuro del mundo— él miro de forma aburrida, causando que la molestia de la pelirroja se intensificara—. Además ¡¿Qué hay con este oso que habla?!
—Lo siento—se disculpó el susodicho.
—Bepo, asegúrate de amordazarla también.
— ¡Llévame devuelta al palacio maldito! —gritó.
—Creo que no lo has entendido bien—dijo sonriendo de forma siniestra—. Soy un pirata, no puede ser que te hayas creído mi discurso de antes. Para creerte algo así, debes de tener una mente bastante ingenua. Nami intento alcanzarlo para golpearlo pero el hombre la detuvo con una sola mano—. Nuestro objetivo es: Llevar ante el altar de Nuevo Mundo a una persona que esté ligada con los dioses, como sacrificio.
— ¿Qué…estas diciendo? —pregunto confundida.
—Parece que no me crees—dijo y tomo un mecho de su largo y ondulado cabello naranja, inspeccionándolo—. Alguien que esté relacionado con los dioses…—continuó hablando y tomo con su mano la barbilla de la peli naranja, levantándola para que le mirase a la cara—. La princesa Nami del Reino de Wheatheria, el reino del dios del clima. Eres tú.
Ella se le quedo mirando a los ojos sorprendida de la oscuridad y el misterio de estos, pero cuando entro en razón aparto la cabeza mirando a un punto no específico
—Yo…no estoy ligada con los dioses—negó. Existe una leyenda, pero, yo solo soy una humana normal.
—Sea cierto o no—susurró tomando su barbilla de nuevo—. Podemos comprobarlo en el altar.
«— Que ojos tan fríos, es la primera vez que veo unos ojos así -pensó»
—Capitán—le llamó el oso de pelaje blanco—. ¿Está bien que la dejemos en la parte de atrás de la despensa?
-usted-Contexto.
— ¿Me mataras? —preguntó luego de que ambos terminasen de hablar. El la miro por encima del hombro y sonrió.
— ¿Lo hare? Quien sabe…
Fue lo ultimo que oyó antes de que el oso parlante la llevase a otra habitación, anteriormente se había referido a ella con respeto y con un vocabulario casi refinado, se preguntó a donde había ido aquel hombre. Era un pirata después de todo, no tenía por qué sorprenderse por su repentinos malos modales cuando había fingido la preocupación por su reino; suspiro deseando que aquello no fuese más que un simple sueño producto de su alocada imaginación.
¿Que tal? ¿os ha gustado? ¡Cualquier duda, pregunta o sugerencia en los comentarios por favor!
Abrazo de Bepo para todas/os; si es que hay chicos por aquí (?
