Debido a que no quiero retrasarme, ni acumular tantos fics. Preferi publicar un lote de 6 historias juntas. Sera hasta "Regalo" ya que no tengo ni la menor idea si tendre el tiempo de hacer "Crucero"
(Dios santo mi computadora enloquecio y no puedo escribir con acentos este encabezado, debe ser genial leer esto sin acentos). Hoy publicare 4 historias de las seis y manaña publicare las otras dos.
Le pido disculpas a mi yo del pasado que queria publicar sus historias a diario, algunas cosas no se pueden :(

Cabe destacar que cada historia presenta un aspecto y personalidades distintas de los personajes, cada historia tiene su cliche y hasta cierto punto creo que me deje llevar por esas tendencias actuales de toda historia que veo en television, esta en particular llama la atencion a nuestras nuevas generaciones que - a mi parecer - crecen viendo y leyendo historias donde todo tiene que ver con lo sexual. La historia no da un mensaje ni nada, pero al sentarme a escribirla descubri lo terrible que era? Escribir sobre el sexo como si no se tratara de nada importante.

Quizas no fue lo que transmiti con la historia, pero asi me senti...

Ponta

— Bébela toda pequeña -

Miraba con mala cara a todos los presentes, todo aquello le daba mala espina.

— Ryuzaki -Llamó la atención de la castaña, ésta lo encaró con el ceño fruncido mientras él le advertía con la mirada, para luego enarcar una de sus cejas. ¿Qué carajos le pasaba?

— Vamos nena, ¿Acaso no tienes la valentía de hacerlo o tu novio se molesta? -Abrió la boca para refutarle el comentario, ciertamente él y Ryuzaki se daban sus besitos y se toqueteaban pero eso para él no significaba nada. Solo quería tenerla en la palma de su mano

— Asco, él no es nada mío -

Ohh...

Abrió su boca sorprendido, aquello no lo decía cuando estaban en la cama. Suspiró, sabía que estaba molesta pero...joder, si Osakada se le había acercado con aquellas claras intenciones de flirtearlo, con esa falda diminuta y escote pronunciado qué iba a hacer. Por supuesto que le había plantado un beso. Y claro, al ser su mejor amiga Ryuzaki se había molestado; evidentemente más de uno sabía de su relación de "Amigos con Derecho" excepto Osakada, Ryuzaki siempre se lo había negado y ahora debía aceptar las consecuencias.

Pero aquel no era el verdadero problema, sino el que se presentaba en aquella fiesta y en aquella casa. Era Fuji, que le había ofrecido una ponta de cereza a la castaña pero él había encontrado un aroma poco frecuente en la ponta y suponía que se trataba de algún psicotrópico, se lo advirtió pero ella no le creía y ahora lo trataba de a los perros, pues que se joda.

Se alejó más del lugar mientras escuchaba a los demás gritar "¡fondo!, ¡Fondo!, ¡Fondo!". No vería como drogaban a esa imbécil.

El resto de la fiesta se dedicó a pasear por cualquier lugar que no fuera aquel, jugó un partido de tenis contra la pared, bebió alcohol, habló con sus amigos, bromeó un poco por allí... todo normal, pero obviamente se formó una angustia dentro de él, no es que estuviera preocupado ni nada, sino que sabía que aquella noche terminaría mal. Si Fuji la tocaba... mierda. Se acercó al lugar con paso apresurado impulsado por un sentimiento, ese al que no quería ponerle nombre.

— ¡Bebe, bebe, bebe! -No notó cuando todos en la fiesta se aglomeraron allí, tuvo que empujar hasta el centro. Sintió su sangre hervir cuando lo vio, todos gritaban eufóricos el nombre femenino y ella, sentada en las piernas de Fuji seguía bebiendo de aquella porquería rosada.

Fuji lo miró y levantó su copa en su dirección, como si estuviera brindando algo, entre el bullicio de la gente no pudo escuchar lo que el castaño le dijo pero él lo entendió perfectamente...

"Ya entiendo porque la tienes, si besa endemoniadamente bien"

¡Basta...!

Empujó a todos los presentes hasta llegar a ella, la vio y sintió una decepción que lo derrotó: sonrojada, hipando y con el cabello alborotado. Toda ella decía que estaba lista para que la llevaran a la cama, mierda, detestaba su generación y esa estúpida etapa de ver a cualquier mujer como un juguete sexual. Por primera vez en su vida, sintió odio consigo mismo por ver siempre a Ryuzaki como su amiga sexual.

Fuji la agarraba por la cintura, acariciaba una de sus piernas y depositaba besos en su hombro. A la mierda.

La tomó por el brazo jalándola hacia él, todos gritaron ¡incluso ella! un rotundo "no".

— MOUU DE-DEJA...DEJAME -Hipaba y lo alejaba de ella. Era suficiente, la subió a su espalda y se la llevó de aquel lugar, escuchando las quejas y suplicas de los demás. "¡No lo hagas, es divertida, déjala!".

Agradecía que aquella casa fuera la de Momo, con total seguridad entró a su cuarto y la depositó en su cama.

— ¡¿Qué crees que haces?! -Lo comenzó a aturdir - ¡Pervertido! ¡Imbécil! -

— Joder no grites Ryuzaki, estás...-

— ¡Borracha! si lo se -Le sorprendió aquella respuesta atrevida -Oh, te sorprende que lo sepa, claro ¡la tonta Ryuzaki si puede saber cosas! -

— Estás diciendo incoherencias -

— ¿Incoherencias? -Lo miró como si le estuviera bromeando y luego rió - jamás me había sentido tan bien ¡quiero volver!-

— Se aprovechan de ti -

— ¿De mi? Jajaja ¿quién? ah no me digas ¡Fuji! pues no fíjate me trata mucho mejor que tú, es mas ya no quiero estar más contigo ¿para qué? Para que me trates como a una mascota ¡eso es lo que quieres! Jódete -

Hablaba tan rápido que seguramente ni ella misma se entendía, era absurdo. Todo aquello le estaba tocando en el fondo. Nunca había visto a Sakuno en aquellas condiciones, tan grosera, tan franca, tan alterada y en cierto modo hasta molesta, pero... ¿por qué con él? , no entendía la razón.

— Prefieres... -

— Si Prefiero a Fuji mil veces -¡Demonios! Detestaba que pudiera adelantarse a sus frases e interrumpirlo.

— Él no te hará sentir lo que yo te hago sentir -

— ¡Pues claro yo no lo amo! -Todo quedó en silencio a partir de ese momento. Se sumió en un estado de shock.

¿Qué?...

Ella se detuvo un momento todo su griterio, notando lo que había dicho, lo miró con miedo y luego resopló, él seguía en su estado de shock y ella lo miró enrabiada.

— Pues claro, por algo te dicen el príncipe del hielo... ¿no? , te das cuenta de todo en el tenis pero en tu vida nada -Lo estaba matando con esas palabras.

— Esp... -

— Si es por ti pasarías toda tu jodida vida solo -

— Ryuzaki deja de decir groserías-

— O peor, estarías con alguien como yo, que sólo quiere tu cariño y lo encuentra a través del sexo -Comenzó a llorar, su voz se quebró tanto que hasta él sintió su dolor - ni siquiera te importó que te entregara mi virginidad ¿cierto? -

Su mente se sumió aún más en aquel estado de shock, claro que le había importado pero... No, no quería saber a que se daba esa alegría y orgullo al saber que Ryuzaki sólo era suya.

— ¿Ves? Joder Ryoma estoy tan cansada de que me trates como un perro, tan cansada de escucharte decirme que soy perfecta ilusionarme y luego que me dejes caer tan bajo con tus acciones, con tus palabras, no soy un muñeco ni nada soy un ser humano y mucho peor, soy una enamorada -

Todo en su mundo interior había callado, todo estaba negro en aquella habitación. Su ser solo miraba a la pequeña figura frente a el, con esos ojos rubíes grandes y llorosos que lo miraban lastimados. Ryuzaki lo amaba, ahora... ¿él que sentía por ella?

— Tch -Refunfuñó sin saber que decir, la miró suspirar y aproximarse hacia la puerta. Él hizo ademán de seguirla pero ella colocó una mano frente a él.

— Tranquilo, no iré con Fuji, estaré con Ann intentando no tomar la ponta que por cierto, sabía que tenia eso... -

— Entonces -

— Sólo no quería estar contigo, necesitaba algo que me quitara el dolor -

— Esa no es la solución -

— ¿Y acaso tú la tienes? -Punto bajo, ella tenía razón.

Abrió la puerta, no podía dejar que se fuera, no así...

La jaló del brazo y la atrajo a el, la atrapó entre sus brazos y la abrazó fuerte, muy fuerte. No sabía que decirle, no sabia como demostrarle lo que sentía, la miró directamente a los ojos y colocó su mano pequeña en su pecho, su corazón latía tan rápido y fuerte que ni él mismo lo comprendía. No entendía lo que hacía, no sabía si era la abrumadora situación o el alcohol en su cabeza, pero había algo que sabía a ciencia cierta:

No quería ver nunca más a Ryuzaki quebrarse ni mucho menos verla con otro hombre.

Ni por sobre todas las cosas, verla sin él...

Atrajo su rostro hacia el y la besó, un simple beso que diría mucho y tendría significado para los dos.

Bendita Ponta...