Hola chicos, este será mi primer fic de Yuruyuri, espero no hacerlo del todo mal, cómo sea, aquí lo tienen.

YuruYuri no me pertenece, es propiedad de una diabólica medusa, Namori-sensei.

Ya solo quedaban dos formatos por llenar y después de entregarlos podría irse a casa, completamente sola en la sala del consejo estudiantil Ayano escribía sin detenerse, deseaba marcharse pronto, pero algo la interrumpió, pues alguien abrió la puerta abruptamente

-¡Ayano!- Grito una alegre rubia de ojos celestes

-Toshinô Kyôko-

-Ayano olvide entregar la tarea...toma- La vicepresidenta la miro con enfado, pero el enojo se esfumo enseguida al mirar el sonriente rostro de la chica

-Está bien Toshinô Kyôko dámela y la pondré con las demás-

-Gracias Ayano-

-N...no es que yo quiera ayudarte o algo así...solo quiero evitarle problemas a la sensei- en ese momento ambas chicas miraron por la ventana como una muy fuerte lluvia se desataba

-¡boo! Ahora no podré ir a la sala del club...bueno, me quedare aquí contigo mientras deja de llover-

-T...te quedarás aquí... ¿conmigo?-

-Sí, puedo hacerlo ¿verdad?-

-Puedes quedarte Toshinô Kyôko, pero solo porque está lloviendo- Kyôko sonrió a su compañera y se sentó a su lado, Ayano un poco turbada por la cercanía entre ella y la chica que le gustaba comenzó a librar una pequeña "batalla" dentro de su mente

"Estoy a solas con Toshinô Kyôko..." Una voz (que casualmente parecía pertenecer a Chitose) le respondió

"-Deberías confesárselo ahora-"

"¡¿Co... confesarle qué?!"

"-Tú sabes, decirle a Toshinô-san lo que sientes por ella-"

"Yo...yo...no puedo"

"-¿Por qué no?-"

"Tal vez ella no sienta lo mismo por mi"

"-Eso no lo sabes, por eso debes decírselo-"

"No... no puedo..." algo la devolvió a la realidad, era Kyôko

-Estás en las nubes Ayano-

-¿Qué? No... no es verdad-

-Ah ¿No?...mira eso?- la otaku le señalo los formatos que tenía sobre la mesa, en uno de ellos había escrito algo que nada tenía que ver con el documento

-Tendré que comenzar de nuevo- dijo la chica aun algo confundida

-Espera, escribiste mi nombre ahí... ¿Qué más dice?- Ayano miro lo que inconscientemente había escrito, en dos segundos su rostro enrojeció y con apuro doblo la hoja escondiéndola entre unos cuantos libros que tenía a un lado, Kyôko curiosa se le acerco

-¿Por qué no me dejas ver lo que escribiste Ayano?-

-E...eso, no, no es nada importante-

-Entonces déjame mirar-

-No, olvídalo-

-¡Boo! Qué mala eres Ayano- La rubia volvió a sentarse, saco un manga de su bolso y se puso a leer. El sonrojo en el rostro de Sugiura no se había borrado, "Estuvo cerca" se dijo mentalmente suspirando con alivio, habría sido un desastre si Kyôko hubiese leído lo que distraídamente escribió en el formato, o al menos eso creía ella.

La lluvia seguía sin detenerse, pero Ayano por fin había terminado

-Iré a entregar esto- dijo a su acompañante

-Bien, aquí te esperare- Antes de salir de la sala la vicepresidenta se detuvo en la puerta y mirando ceñuda a la oji azul le dijo

-Trata de no romper nada-

-Me portaré bien Ayano- Dijo la rubia poniendo una expresión de inocencia nada convincente

-Eso espero Toshinô Kyôko-...

Kyôko comenzaba a aburrirse, y para colmo ya tenía hambre, aunque eso último tenía fácil solución, abrió la pequeña nevera en busca de su postre favorito

-No hay ron con pasas...bueno, me tendré que conformar con este pudín- Lo tomo y sin demora comenzó a comerlo, se sentó en el sitio de Sugiura, pero entonces sus inquietos ojos se detuvieron en los libros que había sobre la mesa, debajo de estos sobresalía la esquina de aquella hoja de papel que su compañera no quiso mostrarle, naturalmente lo tomo…dejo el pudín de lado, sus azules ojos se mostraban sorprendidos por lo que había leído, pues en aquel papel estaba escrito

"Me gustaría tener un corazón más honesto

Para poder decirle a Toshinô kyôko que me gusta"

"yo…le… ¡¿le gusto a Ayano?!" se preguntó incrédula, acaso ¿era verdad lo que ahí estaba escrito? ¿En serio le gustaba? Una parte de ella no creía que eso fuera verdad, pero otra le mostro cosas que ella tontamente había pasado por alto, Ayano siempre buscaba excusas para mirarle, para estar con ella, siempre tenía detalles lindos, cómo aquel San Valentin cuando le dio chocolates, ahora se daba cuenta de lo obvia que era Ayano con sus sentimientos y en lo linda que resultaba tratando de negar y ocultar esos mismos sentimientos

-Eres toda una tsundere Ayano…-dijo Kyôko. Con cierta culpa también admitió lo egoísta que había sido todo ese tiempo al no notar lo que Sugiura sentía por ella, pero, debajo de ese egoísmo, detrás de todas sus tonterías y de cosas sin importancia encontró algo de lo cual no había sido nunca consciente, pues su despistado corazón guardaba profundos sentimientos por Ayano, un cariño que la chica con su dulce encanto y sus amables atenciones sin saberlo poco a poco se había ganado. Tomo un bolígrafo y debajo de lo escrito por Ayano ella trazo unas pocas palabras, volvió a doblar la hoja dejándola esta vez dentro del bolso de Sugiura, ahí era seguro que la encontraría. Decidió no decir nada cuando esta volviera, actuaría lo más normal posible, se sentó en su lugar y volvió a comer "su" pudín, intentando adivinar cómo reaccionaría Ayano cuando leyera el mensaje que le había dejado

-Estoy de vuelta- anuncio la chica del cabello purpura, Toshinô la miro pensando "Ayano es tan linda"

-Eso que te estás comiendo ¿Es mi pudín?-

-oh, lo siento, no sabía que era tuyo-

-Tiene mi nombre escrito justo ahí-

-ah, es verdad, bueno ten, come el último bocado- la rubia le ofreció el poco pudín restante con la cuchara "u…un beso indirecto" pensó Ayano ruborizándose

"Se ve tan linda con sus mejillas sonrojadas" se dijo Kyôko

-Vamos Ayano, di ahhh- Está vez Ohmuro-san no se lo robaría, con nerviosismo dejo que la otaku le diera el dulce bocado, la rubia exhibía una pícara sonrisa "Le di un beso indirecto a Ayano". Después de eso no se dijeron nada más, tan solo se quedaron una a lado de la otra, aguardando a que la lluvia parara, lidiando interiormente con sus tiernas emociones, lanzándose disimuladas y fugaces miradas, deseando decirse lo que sentían la una por la otra…

Un cuarto de hora más tarde por fin el clima les dio tregua, la lluvia se detuvo animando enseguida a Kyôko que se puso de pie a toda prisa

-Debo irme, Yui me espera en el club-

-Está bien…nos vemos mañana Toshinô Kyôko-

-hasta mañana Ayano- Kyôko ya se encontraba cerca de la puerta cuando repentinamente regreso, y así, sin previo aviso, sin decir palabra dio a Ayano un beso, más sonrojada que nunca para Ayano esos segundos se hicieron eternos, aquellos labios rozando los suyos la llevaron al cielo, su corazón latía muy deprisa, sentía un placentero cosquilleo en el estómago. Después de unos cuantos segundos rompieron aquel beso, Kyôko la miro fugazmente a los ojos, con una tímida sonrisa, nada pudo decirle a la rubia pues está ultima salió corriendo de la sala dejándola confusamente feliz, sus temblorosos dedos tocaron sus labios, ahí donde la había besado

-…Toshinô Kyôko…- murmuro con aturdimiento.

Con una radiante sonrisa y sin atreverse a mirar atrás Kyôko siguió corriendo no sabía a donde iba, hasta que chocó de frente con algo que la hizo caer al suelo

-Tonta, no deberías correr así por los pasillos- era su mejor amiga, Yui quien le tendió una mano para ayudarle a levantarse

-Lo siento-

-¿Dónde estabas?-

-Con Ayano, no pude salir por la lluvia-

-Espero que no le hayas dado problemas a Ayano-

-No, no le di problemas…le di algo más- añadió en un susurro

-¿Qué dijiste?-

-Nada…- Yui, que conocía tan bien a Kyôko noto que algo extraño pasaba con su amiga, sus blancas mejillas estaban sonrojadas, sus ojos tenían un brillo muy especial sin mencionar la gran sonrisa que le iluminaba el rostro

-¿Por qué estás tan feliz Kyôko?-

-oh, por nada…es solo que hoy es un día tan lindo-

-¿un día lindo? Pero si acaba de llover-

-si, es una suerte que lloviera-

-A veces tan solo no puedo entenderte-.

Aunque el cielo estaba nublado y un poco frío Ayano sentía como si estuviese en un hermoso día de primavera, por una extraña razón todo le parecía más lindo, estaba feliz y la expresión de su rostro la delataba. Llego a casa casi sin darse cuenta pues su cabeza seguía en las nubes

-¡Estoy en casa!- anunció con vaguedad al entrar

-Bienvenida, ¿cómo te fue hoy Aya-chan?- pregunto su madre

-Muy bien-

-Si, parece que te fue demasiado bien- respondió la mujer mirando el sonriente rostro de su hija

-Subiré a hacer mi tarea-… Llevaba casi una hora recostada en su cama, su cabeza no tenía espacio para la tarea, en lo único que pensaba era en esos mágicos instantes en la sala del consejo estudiantil, el momento en que Kyôko la había besado, "Por suerte Chitose no estaba ahí, de habernos visto habría muerto desangrada" pensó. Le habría gustado quedarse más tiempo ahí, tan solo con ese lindo recuerdo, pero se hacía tarde y debía hacer sus deberes. Cuando se encontraba sentada en su escritorio a punto de comenzar una pregunta ataco su mente "¿Por qué Toshinô Kyôko me beso?"

Cómo caída del cielo la respuesta llego hasta ella, pues de entre sus libros una hoja cayó al suelo, la tomo y desdoblo, era aquel formato que por la tarde había arruinado, sin embargo cuando sus ojos miraron con más atención, debajo de las palabras que ella había escrito encontró un pequeño mensaje en tinta roja, su corazón casi estallo entre la sorpresa y la felicidad, pues esas pocas palabras eran para ella un sueño hecho realidad

"Me gustaría tener un corazón más honesto

Para poder decirle a Toshinô kyôko que me gusta"

"Tú también me gustas Sugiura Ayano".