Tales of penises
Por Mandragorapurple
Tale One: Don't phunk with my (ass) heart
I
La relación iba bastante bien. Había comenzado muy mal, pero habían enderezado el camino.
Al principio, a Haruka no le agradaba Sousuke, el sentimiento era mutuo, pero había una extraña atracción (como la que sienten las personas que gustan de los tatuajes a pesar del dolor, como la que siente el hipocondriaco por los hospitales, como la que sienten los espectadores de programas de salas de emergencia, como la que sienten los que comen chile habanero a pesar de saber que se enchilarán).
Después de arrestar a Haruka por nadar en una fuente en ropa interior y de que este se resistiera al arresto, Sousuke se perdió en sus ojos azules como el mar. Sin embargo, la ley jamás descansa y mucho menos se debilita por un cuerpo bien construido, así que lo hizo pasar la noche en la estación.
Después de ser arrestado, Haruka odio al agente, de ojos azules como el cielo, que le arrebataba su libertad. Sin embargo, pasó el resto de la noche siguiendo sus movimientos desde la celda. La fianza fue pagada y pensó que no lo volvería a ver, por eso se sintió intrigado cuando el policía llegó a su restaurante unas semanas después volviendo sus encuentros parte de la rutina nocturna.
Se aseguró de proporcionarle el peor servicio en cuanto pisaba su restaurante y Sousuke se aseguró de comportarse como el peor cliente de todos los tiempos con tal de hacer salir a Haruka, el chef, para pelear. Al final, lograron ponerse de acuerdo y fijar una cita lejos de las fuentes y la estación de policía. Descubrieron que tenían bastante en común y poco a poco llegó el momento de juntar el azul del cielo con el azul del mar y hacer uno que otro tsunami.
Y sí, hubo bastantes pérdidas materiales cuando este fenómeno natural ocurrió.
- Te dije que no entra – dijo Haruka tratando de montar a Sousuke con todo su empeño.
- tienes que relajarte – dijo Sousuke alterándose con cada vez que Haru empujaba su trasero contra la punta de su pene.
- Estoy relajado.
Haru acomodaba a Sousuke lo mejor que podía, pero aunque estaba aceitado como si la revolución industrial estuviera ocurriendo en su trasero, sólo había logrado que la cabeza entrara.
- ¿Podrías tomártelo en serio? – dijo el pobre que trataba de pensar en cosas horribles para no venirse con los sentones infructuosos de su nuevo amante.
Haru apretó con la mano el pene de Sousuke como represalia pero sólo consiguió hacerlo gemir.
- Me rindo – dijo sacando a Sousuke y tirándose a su lado en la cama.
Sousuke no estaba de acuerdo, así que se puso de rodillas, lo hizo levantar la cadera y trató de meterlo por sí mismo. Dio algunas embestidas, masturbó a Haru, lo besó, masajeó su entrada, se quitó el condón y puso lubricante en su miembro hasta que este quedó brillante, pero a pesar de todos los esfuerzos y de lo evidentemente dilatado que estaba el otro, no pudo meter más que otro poco además de la cabeza, no sin hacer que Haruka tratara de patearlo por empujar demasiado. Haru se quejaba de lo estiradas que estaban las cosas ahí atrás.
- Te dije que no me iba a caber – dijo resentido entre gemidos pues Sousuke seguía moviéndose y tocándolo.
- Pensé que me alagabas – dijo Sousuke empujando un poco más.
Haru no poseía una vasta experiencia en penes, al menos no si sólo contabas los vistos en vivo y a todo color, pero hasta él sabía que lo que estaba tratando de partirlo en dos no era normal. Su punta era engañosa, ya bastante gruesa por sí sola, y a tal detalle debía sumarle la prolongada extensión que se engrosaba conforme se acercaba a la base. Cuando lo metió en su boca y escuchó cómo se abrían las articulaciones de su mandíbula cada vez que movía la cabeza, supo que la iba a pasar mal.
O bueno, no, no la estaba pasando tan mal, pero comenzaba a preguntarse dónde conseguían los que padecían hemorroides esas rueditas inflables para sentarse.
Sousuke se enfrentaba a un problema casi cotidiano. Sí, sabía que siempre costaba trabajo meterse en los más recónditos lugares de sus amantes, pero todo se lograba con determinación, esperanza, ganas y mucho lubricante. Sabía que había tamaños entre las chicas, no esperaba que eso pudiera suceder con los traseros de los chicos.
Con tiempo, paciencia y heroísmo, su pene había logrado entrar a la mitad. Haru se sostenía el vientre con una mano y podía sentir a Sousuke cada vez que lo metía más profundo. Resistió lo más que pudo hasta que se vino y le pidió al otro que se diera prisa.
Cuando por fin terminaron y se separaron, sintió un ligero ardor que fue aumentando conforme el semen de Sousuke salía. Había dolido, seguía doliendo, le había gustado pero tenía miedo de tratar de ver el daño.
- Creo que lo nuestro no puede ser – dijo Haru mientras Sousuke lo estrechaba en sus brazos.
- ¿Te parece buena idea romper conmigo ahora? – dijo Sousuke totalmente ofendido.
- Esta es una relación autodestructiva.
- Sigues resentido por el arresto – concluyó Sousuke soltando a Haru y levantándose para ir al baño.
- Si, también, pero me refiero a esto – dijo Haru mostrándole las gotas de sangre que había en las sábanas.
- Lo siento – dijo restándole importancia – te acostumbrarás.
Haru tomó una de las almohadas y se la lanzó al otro con todas sus fuerzas.
- Llévame al hospital – dijo tratando de levantarse y fallando.
Pensó que estaba exagerando, pero cuando llegaron a urgencias y le dijeron que tendrían que darle puntos en el trasero, se dio cuenta de que el recto camino de su relación se estaba torciendo. Y estaba tan torcido y magullado que iba a ser doloroso sentarse.
II
Las heridas habían sanado, los campos volvían a poblarse y las construcciones a levantarse.
A pesar de lo mucho de disfrutaba los momentos que no implicaban su trasero, Sousuke e incluso él, no estaban dispuestos a rendirse.
- Podríamos meter uno de estos antes – dijo Sousuke, a quien su compromiso para lograr su objetivo lo había llevado a consultar a los especialistas.
- O podríamos cambiar – dijo Haruka mirando con recelo los dildos que Sousuke había comprado.
Hasta el momento, no había tenido que usar nada como eso. Siempre había tenido a Makoto, y cuando ya no lo tuvo, no tenía mucho tiempo para pensar en ello gracias al trabajo.
- Tal vez hay algo mal contigo – dijo Sousuke
- No. Cambiemos – Haruka se sintió ofendido y se levantó de la cama buscando sus bóxers.
Sousuke había querido ignorar la petición de Haru, pero cuando lo vio ponerse la ropa y tomar sus cosas, se vio obligado a tratar de llegar a un acuerdo.
- Nanase – llamó su atención – juro que si no lo haces bien, te volveré a romper el trasero, pero a patadas – dijo Sousuke tomando el lubricante y colocándolo sobre la cama como si el elemento más importante y peligroso del momento.
Haru levantó una ceja mirando el leve sonrojo de Sousuke. Se había revelado su vergüenza al tener que ceder y, para ser sinceros, eso ya le parecía bastante excitante a Haru.
- Nunca te la han metido – dijo provocando que el otro se cruzara de brazos e hiciera una mueca de molestia – ¿Será tu primera vez?
Haru subió de nuevo a la cama mientras lo miraba sonriendo ligeramente sin poder evitar reflejar su burla en sus gestos.
Sousuke lo miró molesto.
No pasó mucho rato hasta que se encontraron en el momento crucial de la penetración.
- Es incómodo – dijo Sousuke cuando Haru trataba de hacer llegar sus dedos lo más profundo posible para dejarlo bien lubricado – olvídalo – apretó los dientes cuando los dedos rozaron ligeramente su próstata (¿tan lejos habían llegado?).
- Me cansé, voy a meterlo – dijo Haru sacando sus dedos y frotando lubricante en su pene que, a estas alturas, ya no les importaba si tenían protección.
Haruka metió su miembro a pesar de las quejas de Sousuke sobre lo rápido que lo hacía. Unos minutos después, cuando sintió que la cadera comenzaba a dolerle y que sus rodillas raspaban con el bordado de la colcha, recordó por qué prefería que se lo hicieran, era demasiado trabajo.
Sousuke parecía disfrutarlo aunque se tocaba a sí mismo mientras apretaba los ojos. Haru pensó que podría acelerar las cosas entrando más profundo, así que puso las piernas de Sousuke en sus hombros.
- ¿Qué haces? – dijo Sousuke sintiendo que Haru aumentaba el ritmo, la fuerza y la profundidad haciendo que la presión en su interior aumentara terriblemente.
- Date prisa.
Haru se movía como si estuviera tratando de apuñalarlo, cada vez que entraba y salía, el placer que lograba sentir se veía opacado por la falta de puntería que provocaba que la punta de Haru pinchara cualquier lugar en su interior. Parecía que trataba de cavar un pozo, que estaba buscando oro, tal vez, porque lo picaba con todas sus fuerzas.
A duras penas logró terminar, más que nada por acabar con el sufrimiento. Haru se salió y terminó sobre él mientras se masturbaba. Se sintió un poco violado. Después de limpiarse un poco de "Nanase" de la mejilla, pensó que Haru le lanzaría un fajo de billetes y se iría a fumar un cigarrillo.
Fue más o menos así, Haru se fue al baño y cuando regresó, se puso los bóxers de inmediato.
Sousuke pensó que, si no le iba a dar un abrazo, entonces tenía derecho al dinero.
- Eres el peor "activo" del universo – dijo Sousuke levantándose y caminando al baño con la extraña sensación de que le faltaba algo en el trasero.
- ya te acostumbrarás – dijo Haru algo insatisfecho mientras tomaba uno de los dildos que habían quedado olvidados entre las almohadas – podrías usar esto.
Se miraron con resentimiento. Había demasiados sentimientos encontrados. Sousuke le gustaba mucho, pero le daba miedo parar en urgencias de nuevo pues nadie, en su sano juicio, creía que era buena idea una aguja pinchando la tierna carne de su trasero. Pero tampoco quería ser activo, era demasiado trabajo.
III
Las siguientes semanas lograron mantenerse a salvo con el acuerdo de que el pene de Sousuke sólo iba a entrar hasta donde la razón y el buen juicio consideraran prudente.
Así fue cumplido y hubo bastantes sonrisas. Sin embargo, tener cuidado de no hacer una brocheta con Haru estaba dejando a Sousuke un tanto insatisfecho y cansado. Por otro lado, Haruka se sentía incómodo y adolorido.
Había química entre ellos, la pasaban bien a su manera, pero no podían evitar pensar en que los problemas en la cama terminarían por lanzarlos por lados opuestos.
Por la mañana, justo después de que se despidieran para ir a sus empleos, Sousuke recibió una llamada de un número que desde hace mucho debió haber borrado: Rin Matsuoka. Podía decir un montón de cosas positivas sobre ese chico que lo había dejado, pero lo que más destacaba en esos momentos era su sorprendente habilidad para que le cupiera todo lo inimaginable en cualquiera de sus orificios. Con ese chico había tenido el sexo más puerco de su vida.
Por otro lado, Haru se dio cuenta de lo mucho que extrañaba a Makoto, su ex novio, cuando la estación de bomberos reservó en su restaurante para festejar sus 75 años de servicio con un banquete. Makoto había llamado en persona, al parecer, a su jefe le gustaba mucho el lugar. No tuvo más remedio que acceder a la petición pues se suponía que Makoto y él habían quedado como amigos.
Sousuke había conocido a Rin en una fiesta de Halloween. Había aparecido vestido de policía, fingiendo que los iba a arrestar, más tarde, con bastantes copas de más, comenzó a hacer un striptease sobre su regazo. La situación le pareció tan graciosa e irónica que le pidió su número. El resto se volvió historia cuando Rin decidió salir del país para continuar con su carrera.
Haruka había conocido a Makoto desde siempre, no tenía un solo recuerdo donde él no apareciera y jamás había considerado que pudiera haber otra persona con la que compaginara tan bien. Fueron novios de instituto, llegaron a la ciudad juntos, sus caminos se separaron porque no deseaban lo mismo.
IV
"Estás enamorado", le dijo Rin a Sousuke cuando se hizo a un lado para no besarle. Sousuke no supo qué contestar, ni siquiera se explicaba por qué había salido con él y ahora se sentía tan culpable. Rin se apresuró a aclararle que sólo estaría unos días en la cuidad. Al despedirse, no pudo evitar llorar un poco pues no había tenido la oportunidad de decirle adiós a esa parte de Sousuke que tanto le gustaba. También estaba un poco ebrio.
"Estoy feliz por ti", le dijo Makoto a Haruka cuando se quedó con él después de la cena de los bomberos. Le contó que ya lo había visto con su nuevo novio y que se veían bien juntos, que parecían tan inmersos en ellos mismos que ni siquiera habían notado que estaban pasando junto a él. Le aseguró que jamás dejarían de ser amigos, pero que estaba aliviado de verlo intentar algo nuevo.
Al día siguiente, como si se hubiera levantado una maldición, el pene de Sousuke entró hasta el fondo de Haru con tal facilidad que parecía que estuviera hecho a la medida.
FIN
Notas del autor: Aquel adulto que les diga que sabe lo que hace, les está mintiendo, aún si parece estar convencido de ello. No tengo idea de lo que estoy haciendo, por eso, tomen estos cuentos.
