Atención: Pokemon no me pertenece.
En un hospital
Este era el gran hospital de ciudad Lucario, desafortunadamente ocurrió una tragedia sobre toda la especie de los Lucarios, apareció un terrible virus que enfermaba a todo los Riolus que se infectaban hasta el punto de matarlos. El lugar estaba repleto de pequeños Riolus que lo único que podían hacer era esperar su inminente muerte ya que la medicina no tenía una cura para este virus, lo único que podían hacer era esperar a que el virus terminara con la vidas de estas pobres seres inocentes, los medicamentos que les estaban proporcionando a estos Riolus era para que no sufrieran tanto los terribles malestares que tenían que soportar por estar inyectados por el tal virus.
Una madre Lucario se encontraba cargando a su pequeño Riolu entre sus brazos mientras intentaba que la pudieran atender, su pequeño hijo sentía fuertes dolores y una terrible calentura de alrededor de 40 grados centígrados, la Lucario al ver que todo el personal iban de un lado, para el otro y ninguno estaba en la recepción comenzó a desesperarse. Repentinamente apareció una gran carretilla que contenía un montón de cuerpos de Riolus sin vida, enseguida el conserje depósito los Riolus muertos en la entrada del hospital junto con otros Riolus que había dejado anteriormente, enseguida el conserje vuelve a entrar hasta el fondo del hospital para acarrear más cadáveres de Riolus que se estaban acumulando adentro del gran hospital. La madre Lucario comenzó a gritar debido a que nadie la atendía debido a que todo el mundo estaba muy ocupado.
-¡Hola!, ¡Alguien puede atenderme!, ¡por favor tengo a mi hijo muy enfermo!, ¡necesito ayuda urgente!- Gritaba de desesperación la madre Lucario cada vez mas angustiada por no recibir nada de ayuda.
De repente el pequeño Riolu de esta joven madre Lucario comenzó a vomitar mucha sangre, había un gran charco de sangre a los pies de la pobre Lucario que ni siquiera tenía dinero para un seguro medico, entonces la joven madre vio horrorizada como en ese preciso instante su primer y único hijo de muy corta edad perdía la vida sin que ella pudiera hacer nada más que ver sus últimos segundos de vida. Enseguida el conserje Lucario como si nada comenzó a limpiar con un trapeador el gran charco de sangre que estaba a los pies de la joven madre Lucario que se había quedado sin su pequeño hijo Riolu, entonces después de terminar de limpiar el piso con una frialdad tremenda le quito de los brazos de la madre Lucario a su pequeño hijo que ahora había perdido la vida por el letal virus que había brotado en todo el mundo para tirarlo junto con los demás cadáveres de Riolus que se estaban amontonando en la entrada principal del gran hospital.
-¡Oiga que le pasa!, ¡ese es mi hijo!-Grito con mucha angustia.
Entonces la joven madre Lucario trato de recuperar a su pequeño hijo Riolu al intentar quitarle desesperadamente el cuerpo sin vida de dicho a Riolu al conserje que solo estaba haciendo su trabajo, luego el conserje Lucario jala el cadáver con todas sus fuerzas y lo logra recuperar pero como la joven madre nunca soltó a su hijo muerto esta cayó al suelo.
-¿Qué le pasa?, ¿Qué no ve que su hijo está muerto?, por orden del gobernador todos los Riolus deben ser incinerados- Arroja el Riolu con los demás cadáveres- ¡inmediatamente!- Grito el conserje al mismo tiempo que le perdía fuego al cumulo de Riolus muerto en la entrada principal.
-¡No!, ¡Mi hijo no puede estar muerto!, ¡el no!- Comento a llorar con una tristeza insoportable- era tan pequeño y tierno- Dijo la joven madre Lucario.
-Ya acéptelo, su hijo está… ¡muerto!- Pronuncio el conserje Lucario.
La sala de espera estaba completamente llena, había muchos Lucarios yéndose y llegando por la terrible expectativa de que las posibilidades de muerte eran del 100% además de que el virus era altamente contagioso. Los más ricos solo podían retrasar lo inevitable debido a que todavía no existía una cura eficaz contra esta terrorífica pandemia, solo tratamientos que minimizaban el dolor y alargaban el sufrimiento tantos de los padres como de los hijos que lo único que podían hacer era esperar la muy cercana muerte.
En la oficina de Alfred
Enseguida una secretaria fue directa hacia la oficina de Alfred que era el dueño del hospital y el mejor medico de toda la ciudad, tenía cinco doctorados, uno en medicina, el segundo en farmacología, el tercero en biología, otro en microbiología y finalmente el ultimo en virología, era el padre de la reciente revolución medica pero ahora se encontraba ante el reto más difícil de su carrera, el virus que puso en jaque a todo su trabajo.
Entonces esta secretaria que también era la esposa de Alfred entro a dicho lugar para hablar con su marido sobre las últimas noticias que tenía que darle, además de que el panorama se veía cada vez terrible.
-Alfred, el hospital junto con los demás hospitales de la ciudad están a lo máximo de su capacidad, ya es oficinal, todos los Riolus del mundo se encuentran infectados con esta extraña enfermedad- Dijo la esposa de Alfred con mucha preocupación por lo que estaba sucediendo.
-Esto es terrible, ni yo podría encontrar una cura tan rápido, se nos agota el tiempo y ni con todo el mundo trabajando en una cura lograremos encontrar la cura a tiempo, me temo que en cuestión de unos pocos años los riolus se extinguirán- Pronuncio Alfred con mucha decepción en sus palabras.
-Amor, nuestro Hijo recién nació acaba de enfermarse con el letal virus- Comento la esposa de Alfred casi llorando.
-Es innegable lo que está a punto de suceder- Mira por la ventana- es muy posible que los Lucarios no sobrevivían esta tragedia- Comienza a fruncir el Ceño- ¡pero voy a hacer todo lo posible por detener esta pandemia!, ¡este es el mayor desafió de toda mi carrera!- Grito Alfred con mucha enjundia.
En el laboratorio
Alfred junto con un gran equipo de doctores cada uno experto en su materia comenzaron con la investigación de una posible cura para el terrible virus que estaba enfermando a todos los Riolus del mundo y debido a esta causa amenazando con extinguir a la especie de los Lucarios, pero por más que investigaron y experimentaron tuvieron que pasar mucho tiempo para lograr grandes avances sobre la cura de esta monstruosa pandemia. Pero en las etapas finales el gobernador suspendió los recursos monetarios debido a que esta campaña le costaba literalmente una fortuna que al final de cuentas no podría pagar y tenía que gastar dinero según en otras cosas más importantes, es por este motivo que Alfred no pudo encontrar la cura definitiva para la enfermedad, aunque lo que si logro fue conseguir una cura momentánea, se trataba de una vacuna que se tendría que estar proporcionando cada mes a los Riolus infectados hasta que evolucionaran a Lucarios, esto lo logro gracias a que se hizo amigo de uno de los Lucarios más ricos del mundo y que gustoso financió el progreso en la cura que Alfred estaba encabezando. El dinero rápidamente se acabo porque la investigación era demasiado costosa y aun faltaba mucho para la cura definitiva, aunque Alfred había encontrado un tratamiento algo eficaz para combatir la enfermedad, su hijo no logro evolucionar a Lucario rápidamente y eventualmente pereció por culpa del letal enfermedad, el virus era altamente mutable y eso hizo, ahora no había esperanzas para los Riolus que quedaban en ese tiempo en el mundo, todos murieron ocasionando un extinción momentánea de los Riolus.
En el cementerio
Había kilómetros y kilómetros de tumbas que contenían a los cadáveres de los Riolus con las familias más adineradas de la ciudad debido a que el espacio del cementerio era limitado y se había elevado mucho su precio por estar muy cotizado por la terrible tragedia de extinción masiva. Allí se encontraba Alfred junto con su esposa llorando por la pérdida de su hijo al lado de su tumba, Alfred sabía que había fallado, toda una generación de Riolus habían muerto en un par de años y todo por no haber encontrado la cura a tiempo.
Continuara…
Nota final: un letal virus extingue a los Riolu; 80 años más tarde solo queda en el mundo una pareja de Lucarios antes de que su especie se extinga por completo.
