"Dime dueña del amor de los poetas.
¿Cómo consigo un amor que llene mi cielo de estrellas?
¿Cómo consigo un amor que me espere en sueños?
¿Cómo logro esa eternidad que posees?
Dime, diosa de la luna.
¿Dónde consigo mi propio amor?
Guíame con tu luz entre las tinieblas,
Hasta ese resplandor enceguecedor."
Selene.
-¡Así no, Seiya! ¡Muévete! ¡Mantén una velocidad constante!
-Calla, Ikki. No me dejas concentrar. –Replico el joven de cabellos castaños mientras volvía a frenar repentinamente logrando que los dos se fueran hacia adelante siendo detenidos por el cinturón de seguridad.
-¿Quieres matarnos? Saori, dile al necio de tu novio que me regrese el asiento del copiloto. –Grito enojado girando el cuerpo para ver que atrás iban acomodados los cuatro restantes, la muchacha se sonrojo ligeramente, desde su sitio junto a la ventana. Shun, Hyoga y Shiryu mantenían expresiones divertidas en diferentes grados.
-Después de Seiya quiero intentarlo yo. –Exclamo el rubio con una sonrisa socarrona.
-No tienes licencia. –Contradijo Ikki con el ceño fruncido sujetándose del techo cuando el vehículo salto –Los obstáculos tienes que pasarlos lentamente, dañaras el carro.
-Seiya tampoco y aun así está manejando. –Replico sacándole la lengua –Tu tampoco tienes pensándolo bien.
-Pero al menos yo si se cómo conducir. –Dijo con una sonrisa triunfante.
-Lo que nos lleva a la duda de donde o con quien aprendiste hacerlo. –Comento Shiryu con un tono curioso, a lo que los otros respaldaron con asentimientos para su sorpresa, el mayor se sonrojo ligeramente volteando el rostro.
-Además, les prometiste a tus hermanos que les enseñarías lo básico, si nos detienen no hay problemas tenemos suficiente influencias como para que no pase a mayores. –Explico Saori con una sonrisa.
-Eso es chantaje. ¿Lo sabías? –Se burlo Ikki si bien agradecía que no tuvieran que preocuparse por tener problemas con la policía de que hacían un grupo de menores de edad con una camioneta.
-Para algo tiene que beneficiarnos el apellido Kido. –Agrego Seiya con una sonrisa sin quitar la vista del camino, no fuera que Ikki cumpliera su amenaza de dejarlo fuera del camino y tomar el mando de nuevo. –Ya estamos por llegar ¿No?
-Sí. Debe estar a unas cuadras mas adelantes. –Respondió Shun al revisar el mapa.
Saori espero que de verdad llegaran pronto, Seiya parecía ser el que más disfrutaba del viaje. Exactamente ocho cuadras antes había insistido lo suficiente como para hartar a todos los ocupantes de la camioneta con su deseo de manejar por lo que Ikki ha regañadientes acepto.
Seguido a eso han pasado los últimos veinte minutos a punto de sufrir varios accidentes pero a pesar de eso la heredera no podía evitar estar feliz con la sonrisa enorme que tenía su novio. Hyoga estaba tan curioso de la actividad de conducir que se sentó en el medio para observar lo que hacían en la parte de adelante con atención. Aunque ella también tenía curiosidad sobre quien le habría enseñado al impaciente de Ikki a manejar.
Una vez estacionados torcidamente pero entre las líneas que delimitaban el puerto, se bajaron con un suspiro de alivio. Ikki aprovecho de darle un coscorrón a Seiya por su forma imprudente de conducir y no seguir sus indicaciones a lo que el menor solo respondió con una sonrisa orgullosa. Hyoga se unió a la conversación insistiendo en hacer el viaje de regreso con Shiryu proponiendo dividir el camino en mitad y mitad.
-¿Segura que no tendremos problemas por esto, Saori? –Pregunto Shun con preocupación –Nos escapamos de Tatsumi, robando prácticamente una de las camionetas y además tampoco les dijimos nada a Shura, Camus ni siquiera a Aldebarán.
-Primero la camioneta es mía, digo nuestra así que no la estamos robando, simplemente la pedimos prestada y la devolveremos al regresar. –Respondió tranquilamente con una sonrisa pícara en el rostro. –Segundo, Tatsumi entrara en crisis seguro pero cuando vea que faltamos todos…
-Le dará una peor porque te "secuestramos". –Completo Shun riendo también.
-Está bien. Tienes razón en eso, Tatsumi se molestara más. Pero dudo que a mis Santos les preocupe demasiado si estoy en compañía de ustedes. –Se vio interrumpida de continuar su idea al ser tomada del antebrazo por Seiya que la miraba emocionado.
-Vamos, Saori, la feria está ahí mismo. –La jalo con un poco de rudeza para que lo siguiera.
-Con delicadeza, Seiya. Es una dama a la que llevas. –Le grito Hyoga riendo ante la vergüenza que apareció en el rostro del menor al disculparse con la única chica del grupo.
-No importa, con tal de que todos disfrutemos está todo bien. –Comento invitando con un gesto de su mano a que los demás también la siguieran.
Los chicos ignoraban realmente que se celebraba por esa feria solo les importaba que era un lugar alejado de los Kido, del Santuario y de todos los problemas, donde esperaban la gente no reconociera a Saori con su brillante disfraz: Su cabello teñido con un tinte temporal se mostraba negro azulado recogido en una cola de caballo, sus ojos con lentes de contacto verdes y su ropa deportiva.
Seiya sufrió un choque al verla así, una parte por sus recuerdos de su primera vida. La Diosa Athena del Mito tenía el cabello negro naturalmente y sus ojos grises, Saori ese día se parecía más que nunca –siempre lo había hecho –solo le faltaba sostener a Niké y el pobre de Pegaso tendría un problema para separar las dos apariencias.
-¿Ahora qué te pasa que te quedas ahí en medio como tonto? –Ikki lo tomo de la camisa y empezó a jalarlo con brusquedad. Suspiro enojado, al momento de aceptar a esos cuatro como sus hermanos sabia que se estaba metiendo más responsabilidad en los bolsillos. Especialmente ahora que además de Shun tenía que cuidar de "este".
-Ya puedes soltarme, Ikki. –Se quejo Seiya que estaba siendo zarandeado de un lado a otro.
-¿Prometes portarte bien, no arrastrar a ninguno de los otros a alguna de tus travesuras o hacerle alguna broma a Saori?
-A Saori nunca le hago bromas. Te prometo lo demás, me portare bien solo quiero hacer feliz a Saori. –Dijo solemnemente.
-De acuerdo. –Lo soltó y caminaron juntos hasta alcanzar a los otros.
-¿Por qué se quedaron atrás? –Pregunto Shun al tenerlos a los lados.
-Solo ponía algunas cosas en claro. –Contesto Ikki.
Ninguno estaba vestido acorde a la ocasión pero tomarse el tiempo de vestirse con la ropa tradicional japonesa les hubiera restado tiempo valioso para escurrirse de las manos de sus guardianes, y hubiera dificultado el viaje en la camioneta, en cambio todos vestían ropa deportiva de distintos colores.
-Primero vamos a comer algo. –Dijo Hyoga cuyo estomago venia rugiendo desde hacía más de diez minutos, a pesar de los reclamos de Ikki terminaron encaminándose hacia un puesto de chuchería. – No te preocupes, Saori –san. Este día todo corre a nuestra cuenta. –Saco su cartera para pagar lo que pidieron ante la mirada ceñuda de la chica.
-Eres la cumpleañera y este es nuestro regalo. –Apoyo Shiryu. –No te preocupes por el dinero.
-Me preocupa que gasten el dinero que les ha costado trabajo ahorrar cuando yo puedo costear todo sin ningún problema. –Replico la heredera.
-Y eso lo sabemos perfectamente. Pero esto es algo que queremos hacer por ti y nos lastimas al sobre estimarnos de esa forma, el dinero lo conseguimos con esfuerzo y nos hace feliz poder darte un regalo con nuestras ganancias. –las palabras tranquilas de Shiryu la hicieron darse cuenta de que estaba humillando sin intención a sus chicos.
-Tienen razón, disculpen. –Acepto no de muy buena gana las palomitas que le ofrecía el rubio con una sonrisa.
Después de comer se dirigieron a disfrutar de los juegos, donde no pudieron evitar resaltar al ganar en los de puntería y fuerza, ganando varios peluches que terminaban siendo entregados a la muchacha de cabello negro que llamaba la atención de más de un chico que era convenientemente espantado por la mirada dura de Ikki.
-Ten, Saori. –Seiya le acerco un pequeño Pegaso de color rosa claro que consiguió tras tumbar con un tiro perfecto una pila de botellas, su sonrisa orgullosa solo demostraba lo feliz que estaba.
-Gracias, Seiya. –Dijo al tomar el peluche y acomodarlo en sus brazos donde tenía: Un conejo, un perro, un gato, una vaca y una rana azul. Los vendedores comenzaban a verlos con recelo e inventar excusas para evitar que jugaran.
-Creo que tendrán que dejar de intentarlo o dejaran a los demás sin premios. –Se río Saori al caminar entre Shun y Seiya que tomaron en sus manos el resto de los peluches, quedándose ella solo con el Pegaso que nombro Tenma.
-Estábamos divirtiéndonos –Seiya no podía evitar quejarse al ser privado de su juego.
-Podemos seguir haciéndolo, mira hay muchas atracciones mecánicas. –Dijo Shun señalando las montañas rusas, los carritos chocones y diversas maquinas. –Vamos a subirnos a todas. –Propuso riendo como un niño pequeño.
-¡Sí, vamos! –El menor le lanzo los peluches que sostenían Shun y él a Hyoga que los atrapo en el aire, tomando a Shun y a Saori de las muñecas los jalo para ir corriendo a la primera atracción que se le atravesara.
Resulto ser una montaña rusa pequeña. Entusiasmado, pagaron los ticket para subirse, eligiendo uno de los trenes en los que entraba cuatro personas. Quedando Saori junto a Seiya y Shun acompañado de Shiryu porque Ikki había impedido que Hyoga se subiera porque él no se quedaría sosteniendo los peluches, no fuera a dañarse su imagen de chico rudo.
Pasaron por varias atracciones algunas con repetición antes de que se sentaran en una banca a descansar. Saori podía dar por hecho que era el mejor día de su corta vida, estaba fuera de todo ojo juzgador, no era Saori Kido, heredera del imperio Kido, ni la reencarnación actual de Athenea que debía cumplir un protocolo en el Santuario, simplemente podía por unas horas ser una chica normal, que tomara refresco en el mismo vaso que sus amigos, comiendo algodón de azúcar, chocolates y montándose a los juegos como si tuviera ocho años de nuevo. De paso Seiya no le quito la mirada de encima en toda la tarde, sentía sus ojos detallándola en cada paso que daba y eso hacía que su corazón latiera.
-Vamos a la casa de los espejos. –Dijo Ikki repentinamente, los demás lo miraron con curiosidad para después asentir y empezar a seguirlo. En ese momento la mano de Seiya rozo ligeramente la de Saori logrando que se sonrojada.
-Oye, Ikki. ¿Piensas montar una juguetería? –Bromeo Hyoga al verlo llevar todos los peluches, algunos nuevos que Shun insistió en ganar, por respuesta solo se llevo un golpe en la cabeza y que todos los juguetes terminaran en sus manos.
-Debiste quedarte callado. –Reprendió Shiryu conteniendo la risa. Seiya si se reía a carcajada limpia.
La casa de los espejos era un local con una sola entrada y una salida, de aspecto sencillo. Al entrar se quedaron maravillados al verse reflejado en decenas de espejos al mismo tiempo, algunos deformaban la imagen, haciéndolos delgados, pequeños o muy grandes. Saori se estaba divirtiendo de lo lindo cuando se percato de que se había quedado sola si bien escuchaba aun las voces de su compañero. En ese momento de paz puedo verse claramente desde todos los ángulos, se reconocía a la perfección en cada uno de ellos, el hecho de que sus reencarnaciones tenían el color de cabello diferente se debía a una especie de marca del destino. Nunca le molesto en ninguna de sus vidas pasadas pero verse con el cabello negro si la sorprendía.
-Te ves hermosa como sea. –La voz de Seiya la sorprendió a su espalda, el chico la miraba con adoración y Saori no pudo evitar sentirse mareada de la emoción al ver que cada uno de sus movimientos era repetido por los espejos que los rodeaban.
-Gracias. Tú también te ves bien. –Contesto con las mejillas sonrojadas. Seiya acorto la distancia que existía entre ellos en apenas dos zancadas quedando frente a ella a centímetros de su rostro. –Pueden vernos.
-Quizás. Pero solo tengo ojos para ti. –Levanto las flores que tenía en sus manos y las coloco a ambos lados del rostro de Saori. –Así no nos verán. –Dijo antes de inclinarse a besarla.
Saori completamente ruborizada solo correspondió tímidamente el beso, al abrir un poco los ojos se veían desde todos los ángulos, al separarse Seiya parecía satisfecho.
-Los demás nos deben estar esperando a la salida. –Le ofreció su mano que ella no dudo en tomar. Una vez que la brisa les dio de lleno en la cara se soltaron, los cuatro los miraban con sonrisas y Saori no pudo sino sonrojarse de pensar que los miraban.
-La luna esta hermosa. –Comento Shun mirando hacia el horizonte donde la princesa de la noche comenzaba su trayecto hacia el cielo.
-Sí. –Susurro prendada de la imagen.
-No te quedes ahí. Tenemos que ir a los otros juegos para subir a la rueda de la fortuna a tiempo para ver los fuegos artificiales.
-¿La estas pasando bien? –Pregunto Ikki en el momento en que quedaron solos.
-Sí, tengo que agradecerte por esto, se que los chicos tenían varios planes para mi cumpleaños pero que no podían realizarse con facilidad hasta que regresaste. –Se puso en la punta de sus pies para darle un beso en la mejilla.
-No es nada. –Dijo avergonzado pero dejando caer una mano sobre la cabeza de la diosa. –A fin de cuentas eres una más de los mocosos a los que tengo que cuidar.
-No eres muy mayor para estar diciéndonos así. De todas formas soy muy feliz de que me consideres parte de tu familia. –Declaro con una sonrisa amable.
-No es nada. Solo no sé si prefieres que te diga hermana o cuñada. –La cumpleañera se ruborizo nuevamente sin saber que contestar a eso.
-Cualquiera de las dos está bien, Nisaan. –Se miraron uno al otro retándose.
-Ya es hora. –Shiryu llego más emocionado de lo que estuvo toda la tarde. –Saori –san tenemos que lograr puestos continuos para la rueda de la fortuna y poder ver los fuegos artificiales.
-De acuerdo. –Coincidió, una vez les toco su turno de subirse luego de hacer una pequeña cola, se dividieron para subir en parejas de la siguiente forma: Ikki y Shun, Hyoga y Shiryu, Seiya y Saori. La última le pago sin que se dieran cuenta los demás una suma de dinero al empleado para que los dejara arriba un rato.
-Mira qué hermoso se ve todo. –exclamo asombrada por las luces y lo alto que se encontraban.
-Sí, hermoso. –Contesto Seiya mirando embelesado a la muchacha que estaba a su lado.
-Selene debe estar de buen humor hoy. –Comento Saori cerrando los ojos y recostándose en el hombro de su acompañante.
-¿Selene? ¿La diosa de la luna? –Pregunto curioso de escucharla nombrar.
-Sí. Es la primera diosa de la luna, representa la luna llena como la que estamos viendo. –Dijo a modo de explicación.
-Ella es la diosa que se enamoro de un príncipe de la tierra ¿No? –Cuestiono dudoso.
-Correcto. Ella se enamoro de un mortal de nombre Endimión, al cual ama mucho por eso le pidió un favor a Zeus, que le diera vida eterna para así poder encontrarse una y otra vez, Endimión caería en un sueño profundo del cual solo despertaría para poder encontrarse con su amada. –Narro de forma simplificada la historia de la diosa.
-Yo también lo haría, no me importaría tener que quedar dormido con tal de poder estar contigo. –Dijo Seiya sonriendo y abrazándola más contra su pecho.
-Seiya….
-Feliz cumpleaños, Saori. –Le susurro al oído justo cuando el sonido del primer fuego artificial estallo en el cielo llevándose sus palabras, escucharon como fondo las exclamaciones de felicidad y maravilla de la gente pero para ese instante solo existían los dos.
Se besaron largamente. En un gesto tierno y cargado de amor, sin temor de ser sorprendidos por que la luna que se elevaba por encima de ellos comprendía la complicidad entre los amantes, sería una silenciosa testigo.
-Te amo, Saori. Más que nada en el mundo. –Declaro con una seguridad infantil que le quedaba demasiado grande para su edad.
-Te amo demasiado, Seiya. –Replico la muchacha también demasiado joven como para pronunciar promesas de amor con tanta firmeza. –Eres mi mejor regalo.
Ikki conducía de regreso con Hyoga como su copiloto siendo este el único despierto porque en la parte de atrás, Seiya estaba recostado de la puerta durmiendo con una Saori recostada sobre sus piernas abrazando a Tenma y un Shun recostado sobre la chica, Shiryu en cambio se apoyaba en su propia ventana. Los peluches funcionaban como buenas almohadas, Ikki era consciente de que cuando llegaran se llevarían un gran regaño puesto que se acercaba la media noche y la única guía que tenían en el camino seria la brillante luna que parecía instarlos a volver a casa, Hyoga solo preguntaba cosas especificas sobre el funcionamiento básico del vehículo para en un momento dado quedarse dormido también.
Nota: Este oneshot es en respuesta al reto 2 "Super-luna" de Saori-Luna, del grupo Saint Seiya - Unión fanfickera, dedicadas a ustedes chicas.
En este caso se basa en la luna llena, pero puede que tenga otra parte :D
